Reducción de los
subsidios para refugiados, penas de
prisión dobles, expulsión de criminales de las ciudades, guardería
obligatoria: el gobierno danés quiere eliminar los guetos de aquí a
2030 en virtud de 22 medidas radicales.
Erradicar los "guetos étnicos", según la fórmula del gobierno
danés, es la ambición de las 22 medidas drásticas dirigidas a la
población de origen extranjero en los barrios considerados sensibles.
Este plan se titula Una Dinamarca
sin sociedades paralelas: nada de guetos en 2030. Aunque
el proyecto, votado el 28 de mayo en el Parlamento danés, está en la
línea
de la coalición de centro-derecha compuesta de liberales y el Partido
popular conservador antiinmigración, también ha recibido el respaldo de
los socialdemócratas.
Su objetivo: luchar contra la delincuencia, la criminalidad y llegar a
la mezcla social en los barrios de predominio inmigrante de este
pequeño país de menos de seis millones de habitantes. El informe señala
que demasiadas personas no "participan activamente" en la sociedad
danesa,
lo que tiene como consecuencia el surgimiento de "sociedades paralelas"
en un
contexto "no occidental", que amenazará su "sociedad moderna". En el
punto de mira están sobre todo las poblaciones inmigrantes
extraeuropeas de cultura
musulmana.
Plantear el problema
del gueto
El
Primer ministro liberal, Lars Lokke Rasmussen, reclama un enfoque
lúcido de los problemas planteados por la integración, a la vista del
fracaso de planes sucesivos. Dinamarca ha procedido de manera
inédita, eligiendo dar una definición del gueto: es el único
país en Europa que lo hace. Según ellos, se caracteriza en particular
por una tasa del 50% de los habitantes de origen no occidental, por un
elevado porcentaje de delincuencia, una alta tasa de desempleo y bajos
ingresos. El informe ha identificado 25, de los cuales 16
particularmente difíciles, sumando en total una población de 60.000
habitantes. El Primer ministro ha comenzado a presentar estas medidas
en uno de esos guetos,
Mjolnerparken, en marzo pasado. Aquí están las líneas principales.
Reducir la proporción
de niños inmigrantes en la escuela al 30%, modificando los porcentajes
La
proporción de niños inmigrantes se limitará al 30% en los colegios y
los institutos. Para esto, se organizará un servicio de autobús
para llevar a los hijos de inmigrantes a institutos de zonas más
favorecidas. En una óptica de juego contable, las medidas prevén
igualmente limitar la proporción de viviendas de alquiler al 40%, y el
resto
de las viviendas serán de propietarios privados. El ministro liberal,
Ole Birk Olesen, ha mostrado su determinación de imponer esta cuota.
Considerando la política de todo HLM como un "error del pasado", no
duda en
afirmar que si no se logra el objetivo, el Estado "venderá o demolerá
los inmuebles", según las declaraciones a Le Point.
Reducir los
subsidios destinados a los refugiados
Hasta
ahora, el régimen de subsidios destinados a la población refugiada era
uno de los más privilegiados de Europa. Los recién llegados
recibían un subsidio y las clases de danés se les proporcionaban
gratuitamente. Podían beneficiarse de estancias pagadas por un período
de
varios años antes de que dejaran de percibir sus subsidios. En
adelante, se
verán obligados a buscar empleo activamente dentro de los 15 días
posteriores a la concesión del estatuto de refugiado.
Los beneficiarios de subsidios que opten por mudarse a los guetos verán
también que sus percepciones disminuyen.
Atacar la
delincuencia, neutralizar a los delincuentes
Para
disuadir a los delincuentes de dedicarse a prácticas ilegales,
el Estado tiene la intención de autorizar en algunos casos condenas dos
veces más duras para los habitantes de los guetos en caso de delitos o
crímenes. Una de las
medidas prohibirá, por ejemplo, a las personas con antecedentes penales
el acceso a
viviendas sociales en barrios sensibles.
Asimilar a los niños
cueste lo que cueste
Una
de las medidas clave del plan consiste en la obligación para los
extranjeros
de inscribir a sus hijos en la guardería desde la edad de un año, a fin
de que aprendan el idioma y los valores daneses, mientras que los
propios
niños daneses no estarán obligados a ello. Una
asimilación con fórceps, cuyo espíritu se encuentra también en cursos
obligatorios o exámenes para verificar el nivel de lengua. Las
ausencias a la escuela o a los exámenes podrán ser penalizadas con
reducciones en el subsidio parental.
No se autorizará a los padres que envíen a sus hijos a su país de
origen
para desviarlos de la educación danesa o casarlos. Los infractores se
expondrán a una pena de cuatro años de prisión.
Los presupuestos para la renovación urbana figuran también en el
programa,
los efectivos de policía se reforzarán y los ayuntamientos que cumplan
con los
objetivos del plan serán recompensados.
Un plan radical que
obtiene casi el consenso
Este
drástico plan ha encontrado poca oposición en un panorama
político marcado por un claro giro antiinmigración. Dinamarca
al principio había abierto ampliamente sus puertas, en 2015, a una gran
ola de refugiados y había establecido un estatuto que les era muy
favorables. El gobierno dio marcha atrás rápidamente y el
parlamento votó en tres años 70 medidas para desalentar a los
candidatos a la inmigración, en particular restringiendo la
aplicación del derecho de asilo y las posibilidades de reagrupación
familiar, o adoptando una medida controvertida: la
confiscación de sus bienes cuando llegaban.
El país se enfrenta al islamismo radical desde 2005 y tras el asunto de
las
caricaturas de Mahoma. Dinamarca estuvo luego marcada por dos atentados
islamistas en Copenhague en 2015, en los que murieron dos personas. Las
votos a favor del Partido Popular antiinmigración se dispararon
en ese momento: obtuvieron el 21% en las elecciones legislativas de
junio de 2015.
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