|
En consecuencia, la
intensificación contemporánea de la violencia armada y el terror
islámicos no son ninguna desviación, sino que representan, rememorando
el pasado y proyectándose al futuro, la continuación de una lucha de
siglos contra la Cristiandad, ahora contra Occidente y contra las
libertades de la modernidad. Las versiones más recientes de la doctrina
de la yihad, renovada en el siglo XX, satanizan frontalmente a las
naciones modernas y, para justificarlo en su visión del mundo, les
aplican una consabida etiqueta coránica, pretendiendo que están sumidas
en la «era de la ignorancia» (yahiliya), una imaginaria época anterior
al islam, marcada por el politeísmo y la depravación social, contra la
que hay que combatir por mandato divino.
|
|
La hégira (emigración) es el inicio de la yihad. Y la yihad es el preludio
de la dimmitud: el sojuzgamiento de los no musulmanes. El proyecto del islam es
radicalmente belicoso, intolerante e incompatible con los derechos
humanos y la democracia de libertades.
|
|
El éxito del velo islámico impuesto a las mujeres evidencia el fracaso del islam como religión universal.
|
|
Demasiadas veces ya, he observado que comenzar a hablar del islam es comenzar a mentir.
|
|
¿Por qué pasan tan
fácilmente delincuentes comunes a hacerse asesinos suicidas yihadistas?
Simplemente potencian su criminalidad, elevándola al plano trascendente
de una religión delictiva: que considera la violencia una virtud y al
asesino, un mártir.
|
|
"Los principios encerrados en el Corán son enemigos del progreso moral" (Ibn Warraq 1995: fin capítulo 4).
|
|
Pensar que Dios manda que las mujeres lleven velo es cosa
manifiestamente ridícula. ¿No supone hacerse una idea ridícula de Dios?
Porque decir que Dios manda algo que en sí es ridículo supone hacerse
una idea ridícula de Dios.
|
|
Atentado islamista en
Barcelona, el 17 de agosto de 2017. Si esto tiene que ver con el islam,
entonces la islamofobia constituye un deber moral.
|
|
La islamofobia está mal vista y perseguida. Pero la cristianofobia no merece el menor reproche.
|
|
¿Tolerancia? Cada día,
todo buen musulmán, en el rezo del azalá, repite diecisiete veces una
fórmula de odio a los judíos y a los cristianos.
|
|
Al visitar una exposición
monográfica sobre Rubens en el museo del Prado, ante la serie de
cuadros titulada Los sentidos, por contraste, me vino a la cabeza la
intuición de cómo el islam castiga los sentidos en las relaciones
sociales. Castiga la vista: prohíbe la representación pictórica de
figuras humanas y al mismo tiempo cubre con un velo a la mujer. Castiga
el oído: prohíbe todos los instrumentos musicales en el ritual. Castiga
el olfato: prohíbe perfumarse para salir a la calle. Castiga el gusto:
prohíbe el vino y el jamón (la carne de cerdo). Castiga el tacto: con
la separación radical de hombres y mujeres, la prohibición de
saludarlas con un beso e incluso dando la mano, y en el extremo,
mandando lapidar a los adúlteros e imponiendo toda la serie de castigos
corporales estipulados
|
|