Presentación






Las religiones en general y las ideologías ateas –en cuanto sucedáneos de religión– se enfrentan a la problemática de adaptarse a los logros de la modernidad y a la mundialidad, a los desafíos que entrañan la crítica racional, las libertades políticas y el respeto a los derechos humanos a escala universal.


Se trata de una problemática que nos afecta inevitablemente a todos. Y es lo que motiva la elaboración  de esta página como esfuerzo de clarificación.



Distinguir las ideas y las personas


Todas y cada una de las personas, sean cuales sean sus ideas y creencias, son dignas de respeto en cuanto personas. Sus derechos inalienables e imprescriptibles deben ser reconocidos en las relaciones interpersonales y defendidos en el plano político y social, mediante el desarrollo de las condiciones jurídicas necesarias.


Ahora bien, los sistemas de ideas, incluidas las ideas sobre las normas de comportamiento, por su propia naturaleza y sin excepción, deben estar siempre abiertas al análisis crítico y filosófico, así como a los métodos desarrollados por las ciencias del hombre.


Se equivoca quien piense que objetivar, examinar, someter a crítica racional e interpretar un sistema de ideas constituye, supuestamente, un ataque a las personas que participan de esas ideas en algún grado. Una cosa son las ideas y otra distinta las personas. Están situados en planos diferentes.


Las ideas pueden y deben discutirse, sin que ello implique herir a las personas. Las personas deberían ser libres para cambiar sus ideas. Lo absurdo es atacar a las personas para hacerlas cambiar de ideas.



Nuestras preocupaciones


Nos preocupa la falta de libertad religiosa en la sociedad, la escasa libertad de conciencia individual, libertades perseguidas sobre todo por las ideologías y las organizaciones de signo totalitario.


Nos preocupa la libertad de pensamiento, de investigación y expresión, la búsqueda de conocimiento verdadero y su difusión, obstruidas hoy masivamente por poderosas factorías de manipulación global.


En estas páginas, no nos interesa tanto, pese a su importancia, la psicología o la experiencia subjetiva, sino más bien la perspectiva de los sistemas religiosos, su historia y su incidencia efectiva en el contexto social y mundial del que forman parte.


Nuestra tarea tampoco es política, sino ante todo comprometida son el debate intelectual y ético. Lo cual requiere un trabajo fundamental de plantear y replantear dudas, preguntas, hipótesis, argumentos, sin excluir la autocrítica.



Nuestro objetivo


Este modesto sitio de Religión a Debate está también a disposición de quienes estén interesados por el estudio de la religión –profesores, periodistas, teólogos, políticos y ciudadanos de a pie–, sea cual sea su filiación.


Deseamos contribuir a un conocimiento más riguroso respecto a los numerosos problemas, teóricos o prácticos, vinculados con las religiones, con el cristianismo y, con especial atención crítica, al islamismo, dadas las repercusiones y riesgos que comporta su diseminación en el mundo de hoy.


Pretendemos comunicar algunos resultados, en esta materia, producidos por la investigación histórico-crítica en los últimos decenios. Sin duda, podrán resultar también interesantes para muchos musulmanes con mentalidad abierta.


En suma, quisiéramos contribuir a un debate esclarecedor sobre la religión y su papel en estos tiempos oscuros. Y, si fuera posible, prestar un modesto servicio de información y formación a personas inquietas por la cuestión religiosa.



No hay ninguna fobia


No cabe miedo ni odio, sino una incansable búsqueda de la verdad y una aspiración a la libertad, sin las cuales la humanidad degenera.


Poner etiquetas al otro para callarle la boca y descalificar su discurso, en vez de argumentar, evidencia el temor al debate abierto, quizá el miedo inconfesado a no llevar razón. Creemos que, siempre que sea posible, lo mejor es debatir, .


Por eso, rechazamos de plano la etiqueta de islamofobia, esa acusación artera, diseñada para reprimir todo análisis crítico del sistema islámico. Ese neologismo de «islamofobia» fue inventado a propósito como arma de la yihad por el Instituto Internacional para el Pensamiento Islámico, ubicado en Virginia del Norte, una organización afín a la Hermandad Musulmana. También ha sido promovido por el régimen islamista de Irán y sus aliados.


Dejando aparte la libertad de opinión y expresión, que es un derecho en el plano personal,  la investigación científica como tal es en sí neutra, ni a favor ni en contra de nada, y únicamente aspira a conocer las cosas como son para todo el que aplique los métodos reconocidos.



Las opiniones pertenecen a sus autores


Por último, las opiniones expresadas en las páginas de este sitio son todas de la exclusiva responsabilidad de sus autores. Igualmente, huelga aclarar que los numerosos enlaces establecidos a otros sitios de Internet, a título informativo, no significan de ningún modo adhesión a sus contenidos, ni a su línea ideológica.