Este libro contiene un estudio comparativo entre los textos fundacionales del cristianismo y del islamismo, respectivamente el Nuevo testamento y el Corán. El propósito estriba en poner al descubierto las semejanzas y las diferencias más emblemáticas. El parentesco genético entre ambos sistemas facilita el planteamiento, pero lo importante es estar atentos no solo a las correlaciones, sino a las relaciones de oposición.

Una vez explicitada la metodología (capítulos 1 y 2), el punto de partida señala los respectivos axiomas fundamentales, ese núcleo duro de postulados sagrados últimos que instaura e identifica cada sistema (capítulo 3).

La tarea del análisis va abordando una veintena de temas significativos, seleccionados, expuestos y contrastados conforme a la interpretación canónica de cada fuente documental. Estos temas están agrupados en tres bloques: temas con sentido mítico (capítulo 4), temas con sentido ritual (capítulo 5) y temas con sentido práctico (capítulo 6).

Tras los análisis, se formulan las conclusiones de la comparación, con un sumario de las diferencias y la tesis de la incompatibilidad entre los dos mensajes (capítulo 7). Por último, se ofrecen las claves para una interpretación crítica del islamismo (capítulo 8).

Las fuentes para el estudio son, pues, el Nuevo testamento cristiano y el Corán islámico. Hemos de tener en cuenta que las narraciones de los textos canónicos, sean cristianos o islámicos, no constituyen documentos históricos, sino más bien doctrinales. No obstante, el déficit de historicidad es mucho mayor en el Corán, no solo por su terminación tardía, sino por la gran descontextualización que observamos en él. Apenas se citan lugares geográficos, ni nombres de personas coetáneas, ni siquiera hay una mención auténtica del nombre del profeta, ni un solo nombre de sus compañeros, o de sus esposas.En cualquier caso, tomamos los textos tal como nos han llegado.

Cuando emprendemos la comparación, lo principal es contar con una idea clara del procedimiento que vamos a seguir. No vale cualquier ocurrencia, ni la primera interpretación que nos venga a la mente. El material objeto de estudio se limita estrictamente a los documentos fundamentales de sendas religiones, teniendo en cuenta su textualidad inmediata, pero a la vez, en lo posible, consultando las investigaciones modernas sobre la exégesis de esos documentos: monografías y estudios sobre el Corán y sobre la Biblia, en particular las que se atienen a un enfoque histórico-crítico.

La comparación se lleva a cabo seleccionando aspectos de cada sistema que sean equiparables. Por ejemplo, la figura del fundador, historias paralelas del relato mítico, símbolos del lenguaje ritual, prácticas éticas y políticas. O más en concreto: la idea de Dios, el personaje de Jesús, el rezo, el tributo, los preceptos de la circuncisión, el velo, los tabúes alimentarios, el código de pureza e impureza, el carácter de la ley, el vínculo entre religión y política, el tipo de matrimonio, el derecho de la mujer, el estatuto de los no musulmanes, la legitimación sagrada de la violencia, etc. Una vez seleccionado un tema, la primera tarea es recopilar sobre él las citas textuales pertinentes y los argumentos más significativos.

Así, una vez circunscrito el tema de comparación concreto, reunidos los materiales de los textos concernidos y del contexto histórico, se trata de aplicar el análisis estructural y semántico pertinente, mediante el cual ir decantando los significados más precisos y los principios de interpretación más heurísticos. La comparación, poco a poco, va sacando a la luz los fuertes contrastes entre uno texto y otro, lo que conduce, finalmente, a explicitar la filosofía y la teología subyacentes a cada sistema estudiado, así como su incompatibilidad mutua.

Si el análisis está suficientemente bien argumentado, los resultados generales deberían ser reconocidos y suscritos por cualquier investigador que busque la objetividad. No obstante, es de temer que quizá la mayoría de las conclusiones sean rechazadas y atacadas por los eruditos musulmanes, debido al estancamiento intelectual en que anda sumido el mundo del islam. Su repulsa es inveterada no solo con relación al cristianismo, sino en general con respecto a la modernidad. Este impedimento cognitivo de raíz cultural y religiosa implica una cerrazón que prácticamente les imposibilita todo estudio serio.

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