¿Debemos
luchar contra el islamismo o contra el islam?
DEVOIR DE PRÉCAUTION
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La edición dominical del diario de Lucerna dedica
al Premio Swiss Stop Islamization de Giorgio
Ghiringhelli un artículo que se centra en la negativa de varias
personalidades de la Suiza de habla alemana a participar
en dicho premio, por lo que ahora también se puede otorgar a
personalidades extranjeras como Thilo Sarrazin. Esta ha sido una ocasión para que
el periódico presente una vez más el punto de vista de una especialista
suiza en islamismo, Saida Keller-Messahli, quien condena la iniciativa
del de Tesino.
"El espíritu que revela esta distinción no me agrada", dice a preguntas
del
periodista. "Desde mi punto de vista, se trata de dar preferencia a las
personas que atacan el islam en lugar del islamismo. Es extraño que se
pueda recompensar a alguien por las críticas contra el islam". Según
ella,
es sabido que el premio de Ghiringhelli "no contribuye en absoluto a
un tratamiento crítico constructivo del islam", al amalgamar de hecho
islam e islamismo. A la señora Keller-Messahli no le sorprende
que el de Tesino no encuentre en nuestro país a musulmanes que
acepten su premio. "Imagínese que en un país musulmán las personas
fueran recompensadas por criticar duramente el cristianismo y el
judaísmo. Resultaría indignante". Pero cree ella que "un enfoque
crítico del
islam es muy importante ". Ella misma se ha hecho conocer por sus
críticas
a las corrientes radicales. Y dice que "la crítica de la religión es
mejor
aceptada cuando evita la polémica".
Cada
día me asombro más de las increíbles tonterías que algunos
logran hacer imprimir en los periódicos. Porque, en los países
musulmanes, la crítica al cristianismo y el judaísmo es parte de la
religión normal y de la
enseñanza escolar y superior ordinarias, y la "indignación" al
respecto proviene solo de personas a quienes Giorgio Ghiringhelli desea
recompensar. La amalgama de la que habla la señora Keller-Messahli es
un argumento aterrador, pues sin el islam no hay islamismo y, en el
islam,
nadie habla de islamismo, sino solo de islam. Todos los llamados
"radicales" se basan directamente en las fuentes más respetadas del
islam normal para apoyar sus convicciones. Y pensándolo bien, su
posición
es, de hecho, la de todos los musulmanes de siempre. Así,
hoy, todos los gobiernos musulmanes pretenden luchar contra estos
espantajos que son el "terrorismo" y el "extremismo", porque el islam
es
por definición perfecto, el yihadismo no es más que su (legítima)
defensa y el respeto a la charía bien entendida es indispensable para el
surgimiento de una sociedad viable, ¿no es así?
Incluso los yihadistas del Estado Islámico pretenden imponer el islam
salvador y
luchar únicamente contra los enemigos de Dios. El credo de todos ellos
es aceptar
el islam y luchar contra lo que se le oponga. El resto está escondido
tras definiciones que solo el estudio de la religión musulmana
permite sacar a la luz, lo que nadie puede hacer de manera crítica sin
atraer sus iras. Pero, con todo, hagámoslo aquí brevemente, una vez
más, para tomar conciencia:
La oración musulmana normal,
que es obligatoria bajo pena de
muerte, según las interpretaciones unánimes de todas las escuelas
islámicas de jurisprudencia de todos los tiempos, implica recordar al
menos 17 veces al día que los judíos y los cristianos, o todos los no
musulmanes (e incluso los no musulmanes y los suníes, según una o dos
exégesis
chiíes) están destinados al infierno eterno. El azaque, la limosna
islámica, también obligatoria, según el Corán (9,60) debe servir en
particular para financiar el combate en el camino de Dios, es decir, la
yihad o las razias regulares contra los infieles. Otro tipo de
beneficiarios del azaque, o de los fondos específicamente musulmanes en
general, siempre según el Corán, confirmado por el ejemplo de
Mahoma, está constituido por los no musulmanes que se quiere ganar para
la causa,
es decir, concretamente, por personas influyentes a quienes se les
paga para alabar o proteger el islam.
Estas "interpretaciones" son las más comunes que hay, se encuentran en
las
exégesis oficiales del Corán de todas las escuelas de jurisprudencia y
todas las épocas, lo mismo que en la nuestra (incluso sobre todo en la
nuestra, porque nunca en la historia el islam se han producido tantas
exégesis coránicas como hoy, gracias a la alfabetización, la escolarización y la digitalización).
Ahora, si queremos luchar
contra
esto,
y las consecuencias son fácilmente previsibles, ¿criticamos el islam,
o esa improbable noción de geometría variable llamada islamismo,
extremismo, salafismo, islamismo radical, etc? Cuando conocemos (o
consultamos con un experto que debería conocer) estas interpretaciones
y su
importancia en la enseñanza islámica, y sin embargo pretendemos luchar
contra la
vaga noción de islamismo, oponiéndonos a una crítica directa y abierta
del islam, ¿qué estamos haciendo en realidad?
Despertémonos, tanto musulmanes como no musulmanes: la única crítica
que nos
sacará de este lío y nos protegerá del "islamismo" tiene que apuntar al
islam. El
resto es, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo. Y ya hemos
perdido bastante, desde hace 1.400 años.
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