Carta de
Jacques Guillemain dirigida al primer ministro Edouard Philippe
JACQUES GUILLEMAIN
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Primer ministro:
Acaba usted de pronunciar un discurso lamentable como pocos hemos
visto. Mientras el país está al borde de la explosión, mientras la
fractura social es total y mientras la fractura identitaria, que usted
siempre ha negado, va a desintegrar la nación, usted acaba de añadir a
la arrogancia del ejecutivo hacia los "chalecos amarillos" una
humillación sin precedentes.
¿De verdad cree
que se arreglará con algunas migajas arrojadas a millones de chalecos
amarillos a punto de reventar? Sí, he dicho bien, millones de
chalecos amarillos.
Porque cuando el 75% de la población apoya aún el
movimiento, a pesar de sus intentos de desacreditarlo, a pesar de los
insultos de sus secuaces que los han arrastrado por el barro, no
hablamos de 10.000 o 15.000 chalecos amarillos en las rotondas, sino de
decenas de millones de franceses trabajadores y jubilados, jóvenes y
viejos, tanto de derecha como de izquierda, que apoyan sin
restricciones ese grito de angustia de todo un pueblo abandonado por
una casta dirigente, arrogante y despreciativa que se enriquece siempre
más y deja que el pueblo reviente.
Se lo dijeron durante tres semanas. Están a punto
de reventar. El día 20 de cada mes, tienen que elegir entre comer,
calentarse o repostar. Pero usted no puede comprender eso.
¿Las arcas están
vacías?
Pero ¿de quién es la culpa? Usted ha
desperdiciado el legado de los Treinta Gloriosos años, cuando Francia
tenía el quinto nivel de vida en el mundo, detrás de Estados Unidos,
Luxemburgo, Suiza y Suecia. Hoy, los chalecos amarillos tienen el
frigorífico vacío.
¿Quién ha hecho venir a millones de inmigrantes
sin título ni cualificación, la mayoría incapaces de integrarse en una
economía moderna y eficiente, y que van a engrosar el montante de los
subvencionados?
Sin duda usted lo ignora, pero según el INSEE
(Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos), lo social
representa el 4% de los ingresos de un nativo, pero el 22% de los
ingresos de un inmigrante africano.
Esta inmigración de baja gama cuesta más en
términos sociales que su contribución al PIB. No hace más que
empobrecer al país nivelándolo por lo bajo.
La tasa de empleo de los nativos es del 85%, la
de los inmigrantes el 65%.
Usted acoge a analfabetos en la era digital. Su
discurso no era más que un encubrimiento de las verdaderas causas de su
impotencia para satisfacer a los chalecos amarillos. Lo que nos ha
arruinado es la inmigración de pobres.
Porque es a los chalecos amarillos a quienes
usted hace soportar el costo demencial de la inmigración, 100.000
millones al año, una cifra nunca desmentida oficialmente.
Los chalecos amarillos pagan más de 1 billón en tasas e impuestos.
¿Adónde van, ya que usted nunca tiene suficiente?
Al contrario de lo que dice en su discurso sobre
el aumento de los salarios, hay pruebas de que el nivel de vida ha
bajado en 440 euros desde 2008.
Desde hace 40 años, Francia se endeuda con
préstamos para mantener el nivel de vida a crédito.
Desde hace 40 años, ha pagado 40.000 millones de intereses a sus
acreedores, extranjeros en su mayor parte: ¡son 2 puntos del PIB! ¡Más
que el crecimiento, que es del 1,6%!
Es difícil salir adelante en estas condiciones,
sobre todo cuando uno carga el barco con toda la miseria del mundo, que
viene a aprovecharse del Eldorado social.
¿Las arcas están vacías? Pues cierre las
fronteras en lugar de ir a Marrakech a firmar el Pacto sobre la
migración, una chapuza de la ONU que va a firmar nuestra sentencia de
muerte, legalizando la inmigración clandestina y concediendo el
estatuto de refugiados a los migrantes económicos.
Porque, al final, es un derecho que la ONU otorga
a todos los migrantes y un deber de acogerlos que impone a los países
signatarios.
Suprima la AME (Asistencia Médica del Estado),
que cuesta 1.000 millones cada año y atiende a los sin papeles,
cubiertos al 100%, mientras que más de un tercio de los franceses ven
retrasada su atención por falta de medios.
Deje de pagar pensiones de 830 euros a
extranjeros (1.300 euros por pareja) que nunca han cotizado ni
trabajado en Francia.
Eso le permitirá anular el alza de la CSG
(Contribución Social Generalizada) sobre las pensiones y la congelación
de las revalorizaciones.
Usted desangra a los
jubilados que han trabajado durante 45 años, sin conocer las 35 horas
semanales ni las 5 semanas de vacaciones remuneradas.
Y haga averiguaciones para identificar a los
falsos menores solos, que representan el 60% de los "menores no
acompañados", según el Senado.
No tiene un
céntimo para dárselo a los chalecos amarillos, pero en 2017 gastó 1,25
billones para acoger a 25.000 menores no acompañados, y en 2018 la
factura será de 2,50 billones. De los cuales más de 2.000
millones serán para falsos menores.
Y mientras tanto,
25.000 campesinos nuestros están en bancarrota y los suicidios se
multiplican, pero son chalecos amarillos, que pueden reventar en
silencio. ¡350 euros al mes para un agricultor que trabaja duro 15
horas al día, sin vacaciones, pero 50.000 euros al año por cada menor
no acompañado!
Dinero, para la inmigración masiva, siempre lo
habrá. Los chalecos amarillos pagarán. Al menos eso es lo que usted
pensaba hasta la revuelta.
Atrae a toda África. Pero quizás ignore que los
mil millones de africanos producen menos riqueza, al año, que la que
producen nuestros chalecos amarillos, que son las fuerzas vivas de la
nación. Se lo debemos todo.
Son obreros, campesinos, enfermeros, policías, camioneros, comerciantes.
Ellos son los que han
hecho de Francia la quinta potencia económica mundial, que usted está
destruyendo con la inmigración de pobres totalmente inútiles.
En África, el PIB por habitante es de 1.000 euros
al año de promedio, y mucho menos en el Sahel. ¿Y le sorprende que el
tsunami migratorio se amplifique?
Su política es
lamentable, va a destruir Francia.
El saqueo de los
hermosos barrios de París es culpa suya.
La ira de los chalecos
amarillos cargados de tasas e impuestos es culpa suya. Los cuatro
muertos y los centenares de heridos son culpa suya.
El hartazgo de las fuerzas de policía, cuyos
efectivos están destrozados y trabajan en condiciones deplorables es
culpa suya.
El hundimiento del nivel escolar y la
islamización de la escuela son culpa suya.
Las 1.000 agresiones gratuitas al día son culpa
suya.
Las familias judías que huyeron el 9 de marzo por
la inseguridad, es culpa suya.
El terrorismo que ha dejado 250 muertos y 1.000
heridos desde 2015 es culpa suya.
La explosión de minicalifatos que invaden los
suburbios es culpa suya.
La fractura identitaria y la dislocación de la
nación es culpa suya.
La culpa colectiva de toda una casta
despreciativa que cree haber regresado al Antiguo Régimen y se otorga
más y más privilegios, como ha mostrado el escandaloso asunto Benalla.
Supuestamente un simple portador de equipajes, con apartamento de
oficinas, automóvil con chófer, pistola, placa de acceso a la Asamblea,
rango de teniente coronel en la reserva ¡a los 26 años! ¡Qué más da!
Sí, de todos estos males, de estas plagas, todos
ustedes son responsables, porque su única obsesión es promover el
mundialismo y el multiculturalismo cualquiera que sea el precio para
los nativos.
Emmanuel Macron está
al servicio de la Unión Europea y del gran capital
Y vuestro único combate es el que lleváis contra
los patriotas y los identitarios, esos bastardos populistas que tienen
el descaro de defender su identidad y su cultura, y que los jueces
rojos acosan constantemente, mientras la verdadera gentuza, que pudre
la vida de los franceses, son puestos en libertad tras un simple
recordatorio de la ley.
Nuestra justicia de "muro de idiotas" ha caído
tan bajo que un inmigrante puede violar a una niña de 15 años con total
impunidad, "porque él no tiene los códigos".
Castaner
no ha visto más que neonazis en los chalecos amarillos. Malvado
manipulador. Entre los 400 manifestantes arrestados, no había ninguna
cabeza afeitada con tatuaje de la cruz gamada.
Darmanin,
aún más nulo, incluso lo ha superado: "Debajo de los chalecos
amarillos, hay camisas pardas".
Pero la palma se la lleva su portavoz Benjamin Griveaux:
"Algunas personas enarbolando un chaleco amarillo
subían por los Campos Elíseos con banderas que decían: 'Estamos en
casa'. Esos pertenecen a una extrema derecha identitaria... Y a esos,
los combatiremos cada minuto, cada hora y cada día de este quinquenio,
hasta el final."
¡Agitar una bandera proclamando "estamos en casa"
pronto va a conducir al juzgado!
Después de la dictadura del pensamiento, ¿iremos al grado superior,
como en Cuba?
¿Se da usted cuenta, señor primer ministro, de lo
grotescas que son esas declaraciones, además de insultantes para los
chalecos amarillos?
¿Se da usted cuenta de que millones de chalecos
amarillos están en la desesperación, mientras sus secuaces los insultan
y los desprecian?
Pero adónde ha ido usted a buscar a tales
nulidades, que no entienden nada de nada. ¡Hubiera hecho falta que
París ardiera para que finalmente se dieran cuenta de que estaban
descaminados y que la situación se volvía gravísima!
Pero, ¿qué va a hacer
cuando los suburbios ardan uno tras otro, como en 2005, pero diez
veces más, y cuando 5.000 armas de guerra duermen en los sótanos?
Si usted es incapaz de manejar un movimiento
pacífico como el de los chalecos amarillos, ya no es el estado de
emergencia el que habrá que decretar, sino el estado de sitio.
Su incompetencia y falta de juicio dan miedo.
Para concluir,
cualesquiera que sean las medidas que tome, Emmanuel Macron no volverá
a conectar con el pueblo. Ustedes lo han despreciado e insultado
demasiado.
Se acabó, el divorcio es definitivo.
Y la ruptura se irá agravando con la
globalización y la inmigración que usted desea amplificar. El mundo
nuevo de Macron nos encamina hacia la catástrofe social e
identitaria. Uno se pregunta si está en sus cabales.
15 diciembre 2018
Jacques Guillemain,
exoficial de la Fuerza Aérea. Piloto de aerolínea jubilado.
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