Contestación
a un musulmán que acusa de islamofobia
MARTÍN CASTILLA
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A la atención de Salam:
Usted ha tomado la iniciativa de comunicarse con Religión
a Debate, y lo ha hecho en unos términos que sin duda merecen
respuesta por
nuestra parte.
Comienza calificando a la página como "Página
Llamada
Islamofobia", una apreciación suya para la que no da ningún argumento.
Porque de lo que alega a continuación no parece seguirse tal conclusión.
Dice que tiene 63 años, como si la edad fuera un
aval de la
razón. En tal caso, yo ando más cerca de los ochenta que de los setenta…
También señala que lleva 40 años estudiando el
Corán y la
Biblia, pero esta antigüedad, una especie de argumento de autoridad,
tampoco es
convincente. Porque lo que cuenta es la validez de lo estudiado. En
concreto,
afirma que conoce "todos los versículos supuestamente agresivos" del
Corán y cree que "todos tienen sus respuestas claras para los
sabios". Más adelante volveré sobre esta cuestión.
Luego, pregunta por qué se habla del Corán y no
de la
Biblia. La respuesta a esto es bien simple: la Biblia no es el tema de
la
página, sino "en particular" el islam, como se anuncia bajo el título
de Religión a Debate.
Por último, se ofrece para debatir, o para
enseñar como
profesor. Por lo que a mí respecta, yo también he impartido cursos,
seminarios
y conferencias sobre la temática.
Para ampliar mi contestación, debo exponerle
otras
consideraciones. En cuanto a la acusación de "islamofobia", los
trabajos publicados en este sitio de Internet no son fruto de ninguna
"fobia", sino más bien de un esfuerzo por conocer la verdad,
principal motivo para emprender una investigación que intentamos que
sea lo más
objetiva posible. Por lo demás, tachar de "islamofobia" suele ser lo
que hace un defensor del islamismo cuando no tiene ningún argumento que
ofrecer,
en un intento por descalificar al interlocutor y taparle la boca.
Antes de continuar, debe quedar bien claro que
hablar sobre
el tema del islam no se ha de confundir con hablar de "los musulmanes",
ni menos aún de ningún musulmán individual. Para esto último, habría
que
conocerlo personalmente antes de decir nada. Y para hablar de los
musulmanes en
general, solo podría hacerse en términos estadísticos, después de un
amplio estudio
sociológico. Pero no se trata de esto.
Al abordar el tema, el planteamiento fundamental
intenta referirse
al sistema islámico y sus repercusiones históricas, un campo de
estudio
que abarca lo siguiente:
– El estudio de las fuentes: el Corán, la
biografía (sira)
y los hadices de Mahoma, la ley (saría) y los comentarios
exegéticos.
– El estudio de las praxis históricas que
se han
pretendido fundadas en tales fuentes.
– La información de noticias acerca de
acontecimientos significativos que se justifican en reivindicación de
las
fuentes y de la historia del islamismo.
El estudio de las fuentes y de la historia se
lleva a cabo
con el enfoque de la ciencia moderna, basando sus análisis en los
métodos
histórico-críticos desarrollados desde el siglo XIX (y que desde
entonces se
han aplicado sobre todo al examen de la Biblia).
Los materiales que respaldan lo presentado en la
página son
los estudios sobre el Corán y el islam que nos
ofrecen hoy las obras de más de
un centenar de autores especializados. Estas obras nos proporcionan
nuevos
conocimientos, incrementados en los últimos treinta años y que aún
siguen su
curso, de manera que están transformando por completo la visión
tradicional que
se tenía.
Por supuesto, toda persona tiene derecho a pensar
como
quiera y mantener sus puntos de vista, pero cuando se trata de un tema
histórico o teórico, no basta con que uno exprese su opinión, o repita
la
tradición, o se aferre a los dogmas recibidos. Es necesario abrirse a
los
conocimientos aportados por las investigaciones serias y tenerlos en
cuenta.
Insisto en que toda persona es digna de respeto;
tiene
derecho incluso a equivocarse, aunque no a mentir. Sin embargo, las
ideas no
tienen derechos, sino que por su naturaleza son cuestionables: todas
las ideas se
pueden debatir abiertamente, con la única condición de observar
las
normas de la razón, con el fin de sustentar aquellas que resulten más
verídicas.
En este sentido, la búsqueda de la verdad,
en el tema
del islam como en cualquier otro, tiene que llevarse a cabo del modo
más
objetivo, aplicando métodos de contrastación y análisis de los datos
disponibles, y aportando argumentos e hipótesis lógicamente
consistentes, siguiendo
la razón hasta donde nos lleve. Es lo que se llama enfoque científico,
referido
aquí a los sistemas culturales entre los que se halla la religión. Este
estudio
científico servirá luego de piedra de toque a los desarrollos
filosóficos y
teológicos (que no deberían asumir presunciones manifiestamente
erróneas).
Una norma metodológica irrenunciable es
preguntarse siempre
por la verdad de aquello que se afirma sobre el tema tratado, frente a
la
actitud de quien ya ha adoptado un partido y defiende a ultranza
determinadas
posiciones, como si fueran la verdad absoluta e incuestionable. Parece
que la
honradez intelectual requiere ser respetuosos con los hechos
documentados y con
el significado de los textos analizados. Esto exige:
– utilizar los métodos objetivos comúnmente
admitidos por
los especialistas;
– argumentar racionalmente, conforme a las reglas
universales de la lógica.
El asunto de fondo al que se refiere gran parte
de los
materiales recogidos en Religión a Debate y que constituye el
principal
objeto de investigación lo podemos delimitar como el sistema
islámico,
en cuanto sistema semiótico constituido por la articulación de tres
lenguajes
que cabe diferenciar:
– Un sistema de ideas que interpreta el mundo.
– Un sistema de gestos simbólicos que une
vivencialmente a la
comunidad.
– Un sistema de normas prácticas para el
comportamiento
social e individual.
Como la ciencia en general, las ciencias del
hombre no son,
ni deben ser, prescriptivas o normativas para el comportamiento;
simplemente
han de hacer inteligibles las estructuras y el funcionamiento de los
sistemas
socioculturales, aquí el sistema religioso islámico. Su único deber
estriba en
velar por la objetividad de las descripciones y por la consistencia de
los
modelos teóricos explicativos, sin caer en las manipulaciones
ideológicas de
unos u otros protagonistas, que solo introducen incoherencias en el
lenguaje y
confusión en los conceptos, distorsionando así el conocimiento
verdadero en
aras del propio interés.
Lo habitual suele ser que la religión que uno
profesa se
ancle en el sentimiento y el comportamiento social, mientras que se
utiliza el
discurso de las ideas para justificar lo vivido y actuado, con
frecuencia a
costa de la verdad de lo que tales ideas dicen como razón en la que se
sustenta
la experiencia y la práctica. Pocos son los que se preguntan, los que
desean
conocer, los que se atreven a emplear las facultades que Dios les
concedió.
Por eso, las páginas de Religión a Debate,
cuyo
subtítulo dice Sobre las religiones, en particular el islamismo,
tratan
precisamente de indagar sobre todo en el sistema islámico. Los
colaboradores se
esfuerzan en recopilar conocimientos sobre él, con base en
investigaciones e
informaciones bien fundamentadas, y realizan la tarea suplementaria de
darles
forma y exponerlas al público para que se conozcan.
Por cierto, acerca de los versículos violentos
del Corán, a
los que usted alude, en efecto, las respuestas de los sabios están
claras,
según demuestra un estudio sobre la yihad en los principales exegetas
musulmanes, desde el siglo VIII hasta la actualidad. El sentido de los
versículos coránicos referentes a la yihad (unos 332) es nítidamente
bélico o militar.
Puede consultar una lista cronológica de esos exegetas en este enlace:
https://religion.antropo.es/_textos/Aldeeb.Sami_2016_Le-jihad-dans-lislam-Tableau-auteurs.pdf
Y si desea conocer el estudio completo sobre ese
asunto, y
tiene nociones de francés, aquí tiene disponible el libro:
https://religion.antropo.es/_textos/Aldeeb.Sami_2016_Le-jihad-dans-lislam.pdf
En fin, no lo importuno más. Sé que es muy
difícil
entenderse cuando se parte de esquemas tan diferentes. En cualquier
caso,
existe la posibilidad de que las investigaciones modernas sobre el
Corán y el
islam sean acertadas en buena medida y nos estén descubriendo notables
verdades
históricas y exegéticas.
Saludos.
Martín Castilla
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