Documentos
ocultos
del islam que pueden deslegitimar el terrorismo islámico
MELIK
KAYLAN
|
|
|
|
Después
de la reciente ola de barbaros ataques
contra inocentes por parte de islamistas que dan culto a la muerte, el
mundo
parece estar más lejos que nunca de una solución para este azote. No
bastan las represalias ni la violencia preventiva para detener la
marea, ni toda
la capacidad de vigilancia a disposición de los Estados modernos. La
amenaza debe afrontarse en sus raíces, que están en las mezquitas y las
madrazas,
y en Internet, donde germinan ideas malvadas. Esta
perspectiva parece hoy demasiado lejana y fuera de nuestro alcance. Sin
embargo, unos valiosos documentos poco conocidos, que en otro tiempo
fueron
respetados
y obedecidos en todas las tierras del islam, podrían detener las
atrocidades del
Estado Islámico, Al Qaeda y los salafistas. Según
los eruditos, el archivo otomano de Estambul conserva un documento
históricamente
trascendental que se remonta al mismo profeta Mahoma. Podría
decirse que tiene el poder de deslegitimar el radicalismo islámico y, a
riesgo
de sonar Dan Brownish, incluso de prevenir las atrocidades en Occidente
en virtud
de un antiguo precedente.
De
hecho, existen tres de estos documentos originales con la firma del
profeta, en
realidad con su huella dactilar, que los autentifica. Siempre
han sido legalmente vinculantes para los musulmanes y, a lo largo de
los
siglos, los
sucesivos califas publicaron oficialmente copias exactas con precisión
caligráfica. Curiosamente,
su desconocimiento es solo un fenómeno relativamente reciente. En
los días de los imperios religiosos, hasta la Primera Guerra Mundial,
el mundo tenía
conocimiento de ellos (están bien documentados en el registro
histórico), al
igual que los fieles musulmanes y sus dirigentes, que los respetaron
públicamente. En
nuestro tiempo, se han vuelto más importantes que nunca y, a pesar de
una considerable
resistencia, hay un movimiento encabezado por estudiosos occidentales
(la Covenants Initiative) que
está
presionando para devolverlos a la actualidad. Según
los expertos y un creciente número de imanes prominentes, el mensaje de
los
textos tiene potencial para detener la dinámica de la radicalización en
el
mundo musulmán.
Los
documentos se conocen como Pactos, específicamente dispensas en forma
de Pacto otorgadas
originalmente por el Profeta, que conceden la protección a cristianos
y judíos
por parte de los musulmanes. Los
sucesivos califas renovaron los Pactos (declaraciones explícitas de
tolerancia)
durante el período otomano, hasta la abolición del califato por la
república
turca de Ataturk. Los
Pactos demuestran sin lugar a duda que la noción básica wahabista o
salafista
de una yihad indiscriminada constituye una herejía. Y
en el contexto específico del Estado Islámico, que pretende ser un
califato
fundado en la estricta adhesión a los principios originarios, son como
una
bomba. Con
la huella del propio Mahoma en ellos, representan la ortodoxia más
estricta. No
hay nada misterioso en el hecho de que la gente, y los gobiernos, se
olvidaran
de estos Pactos en el siglo XX, que fue tan secular. No
era necesario que la ley islámica protegiera a las minorías, cuando la
mayoría
de los Estados habían adoptado códigos civiles. Los
que no lo hicieron, como los saudíes, siempre se habían resistido a una
autoridad central y seguían su propio código heterodoxo, el cual se
ha convertido,
con apoyo del dinero del petróleo, en la norma para las madrazas a
escala
mundial. A
medida que la charía reaparece
ampliamente en el mundo islámico, el mensaje de los Pactos se vuelve
extremadamente pertinente.
A
continuación traducimos el texto del Pacto guardado en los archivos
otomanos,
en realidad un extracto del texto completo que es mucho más largo. Fue
dado por el Profeta, en Medina, a los representantes del monasterio
(cristiano)
de Santa Catalina, del Sinaí en Egipto, que habían ido a visitarlo. En
ese
monasterio
permaneció hasta que el sultán otomano Selim I conquistó Oriente Medio
y
se hizo con el califato. Dio nueva vigencia pública al documento, en
1517, con su imprimátur, y se llevó
el
original a Constantinopla. Los monjes todavía poseen
la versión del sultán.
"Este
es un mensaje de Mahoma ibn
Abdullah, como un Pacto para aquellos que profesan el cristianismo,
cerca y
lejos; estamos con ellos.
En
verdad, yo, los sirvientes, los auxiliares y mis seguidores los
defendemos,
porque los cristianos son mis súbditos; y ¡por
Alá!, me opongo a cualquier cosa que los incomode.
No hay que ejercer ninguna
coacción sobre ellos. Ni
tampoco hay que expulsar a sus jueces de sus puestos, ni a sus monjes
de sus
monasterios. Nadie
debe destruir un edificio de su religión, ni dañarlo, ni llevarse algo
de él
a casa de musulmanes.
Si
alguien hiciera algo así, vulneraría el Pacto de Dios y
desobedecería a su
Profeta. En
verdad, ellos son aliados míos y tienen mi estatuto de protección
contra todo
lo que odian.
Nadie
debe forzarlos a marcharse ni obligarlos a combatir. Los musulmanes
deben
combatir por
ellos. Si
una mujer cristiana se casa con un musulmán, no se llevará a cabo sin
su
aprobación. No se le
debe impedir que visite la iglesia para orar. Sus iglesias deben ser
respetadas. Y
no se les debe impedir que las reparen, ni el carácter sagrado de sus
acuerdos.
Nadie
de la nación (musulmana) debe desobedecer este Pacto hasta el último
día (fin
del mundo)."
Existen
además otros dos documentos originales comparables, según el profesor
más eminente
en este campo, el doctor John Andrew Morrow, un canadiense de Toronto
converso
al islam, que ahora vive en Indiana, que es director de la Covenants
Initiative y autor de libros influyentes sobre el tema,
desde 2013. Uno de los documentos pertenece a un monasterio cristiano
de Siria y,
ante la amenaza del Estado Islámico, se encuentra ahora en un lugar
secreto. El
otro pertenece a un monasterio armenio de Jerusalén y está vigilado de
cerca.
La
investigación del doctor Morrow ha desenterrado también los textos de
antiguos Pactos
con judíos, mantenidos a lo largo de los siglos por comunidades de
Yemen y
Egipto. Según Morrow, "muy pocos musulmanes hoy en día conocen los
Pactos en
general.
La
mayoría de los centros de formación musulmanes no los enseñan por la
razón que
sea, tal vez por amnesia voluntaria. Hay un
montón de dinero empleado en difundir peligrosamente un conocimiento
parcial. Nuestro
objetivo es lograr que la búsqueda académica dé lugar a un
movimiento para
crear conciencia en todo el mundo, entre musulmanes y no musulmanes por
igual. Contamos
con docenas de colaboradores, profesores de muchos países, que trabajan
con
nosotros, traduciendo a numerosos idiomas. Es
un esfuerzo muy reciente, pero estamos ganando terreno". El doctor
Morrow
ha visitado la Casa Blanca y el Papa se fotografió sosteniendo uno de
sus
libros. Ha
dado conferencias a mucha gente y se ha reunido con imanes del
Golfo en
2015, y muchas otras intervenciones desde entonces. "Es
increíble que tengamos que hacer esto", dice el doctor Morrow, "pero
esos extremistas islamistas no leen libros. Son matones que buscan
una excusa para ejercer el poder. Lo
que tratamos de hacer es romper el viejo ciclo de ignorancia y
derramamiento de
sangre ".
Es
una circunstancia muy extraña que los principales medios de
comunicación en
Occidente hayan ignorado casi por completo los Pactos, a pesar de la
creciente
conciencia y de las numerosas propuestas del doctor Morrow y otros
(incluido yo
mismo) para divulgar su existencia y difundir su mensaje. Al
menos en una ocasión, un editor renuente admitió abiertamente que su
editorial
no quería meterse en el "terreno de la fetua". Sin
embargo, la historia en sí misma es suficientemente convincente y tiene
todos
los elementos de un hilo histórico, arqueológico e investigativo que
tiene gran importancia en la actualidad y que puede salvar vidas. Un
periódico lo rechazó
como demasiado académico. El problema radica en que la mayoría de los
medios de comunicación
occidentales
no quieren entrar en la controversia intraislámica, por temor a cometer
errores y a ofender la sensibilidad de las minorías. Como
muestra el sitio web de Covenants,
ninguna de estas prevenciones evita que el resto de los medios de
comunicación mundiales
se den cuenta del movimiento o sus objetivos. Según
el doctor Morrow, podemos considerar que los Pactos son casi tan
importantes
como el
Corán para la doctrina musulmana. Son,
como mínimo, un instrumento de legitimación favorable para cualquier
imán que se
enfrente a sus rivales extremistas en una comunidad o un país. Es
realmente asombroso, por no decir escandaloso, que nosotros en
Occidente no
estemos movilizando este recurso con tanto en juego. ¿Qué podemos
perder?
|
|
|