LUCAS DE LA CAL · 25-12-2021
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Quema
de Biblias, iglesias atacadas... Se expanden las acciones de los
radicales que persiguen la 'pureza' del país convertido todo al
hinduismo
Los ancianos jefes de Bilawar Kalan, una pequeña
aldea del estado indio de Madhya Pradesh, se inventaron este año una
ley por la que cualquier familia que permita la entrada de cristianos a
su hogar deberá pagar a la comunidad el equivalente a una multa de 115
euros.
Entre los casi 2.000 habitantes de Bilawar Kalan, hay una quincena de
cristianos agrupados en cuatro familias de agricultores. Los
ancianos de la aldea llevan tiempo intentando convertir a estas
familias al hinduismo usando diferentes artimañas:
nadie se casará con sus hijos, nadie asistirá a sus funerales y nadie
les venderá nada en el mercado. Si no procesan su fe a la religión
predominante, la única realmente "pura", quedarán totalmente aislados
de la sociedad.
El pasado verano, en otra aldea del estado de Chhattisgarh, un centenar
de vecinos comenzaron a aporrear la puerta de la casa de Sahu, un
hombre que había comenzado a seguir el cristianismo. Sahu no se
encontraba en ese momento, pero sí que estaba su hijo Moisés, que fue
golpeado por la multitud hasta perder el conocimiento.
Luego, los vecinos, liderados por un grupo de justicieros nacionalistas
hindúes, Bajrang Dal, conocidos por su línea radical, entraron
en la vivienda y comenzaron a arrancar de las paredes carteles
religiosos y a quemar las Biblias que había en las estanterías.
Aquel día, otras cuatro familias cristianas de la región fueron
atacadas.
Este año ha sido especialmente violento contra la comunidad cristiana
de Chhattisgarh, en el centro de India, integrada por cerca de 500.000
fieles. Hace un mes, grupos radicales trataron de quemar tres
iglesias
en una protesta contra el "proselitismo de los pastores". Los
manifestantes acusaban a los pastores y activistas cristianos de
convertir, mediante la fuerza y la coacción, a decenas de miles de
personas de comunidades tribales y familias hindúes pobres de castas
inferiores, ofreciéndoles también dinero, asistencia médica gratuita y
viajes al extranjero.
En otra protesta reciente en la aldea de Polmi, un centenar de personas
interrumpieron la misa dominical del pastor Moses Logan, agredieron a
los feligreses y rompieron los muebles e instrumentos musicales. Una
semana después, esta vez fue la policía la que entró en la iglesia de
Polmi para hacer una redada y detener al pastor, acusándolo sin pruebas
de "comprar la fe" de indios pobres.
El 80% de los indios son hindúes. El partido del Gobierno, el
nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJD), liderado por el primer
ministro Narendra Modi, no publica las cifras exactas de la población
cristiana que vive en el segundo país más poblado del mundo. Pero las
estimaciones de los grupos cristianos dicen que puede haber entre 30 y
70 millones.
Las iglesias católicas de Nueva Delhi llevan años
siendo atacadas, no solo con violencia física.
Hay una organización llamada Observatorio de Derechos Legales, dirigida
por decenas de abogados y radicales nacionalistas hindúes, que han
logrado paralizar la entrega de ayudas estatales a organizaciones
benéficas cristianas con miles de denuncias por su supuesto
proselitismo, incluso consiguiendo cerrar muchas de ellas.
"Los principales perseguidores son grupos extremistas hindúes bien
organizados, gobiernos locales e hindúes nacionalistas, que hablan
de purificar India haciéndola completamente hindú.
Buscan apaciguar a sus deidades eliminando a los cristianos y ven a los
conversos como traidores a la patria hindú", reza una carta firmada por
la comunidad de Santo Tomás, en el estado de Kerala.
Un reciente reportaje de investigación firmado esta semana en el New
York Times, en base a documentos gubernamentales y decenas de
entrevistas, ahonda en el tema de los vigilantes anticristianos que
están arrasando las aldeas, asaltando iglesias, quemando literatura
cristiana, atacando escuelas y agrediendo a los fieles. En muchos
casos, la policía y miembros del partido gobernante de India también
estarían ayudando a los radicales, justificándolo como un medio para
prevenir conversiones religiosas.
La presión es mayor en el centro y norte de India, donde el partido
gobernante de Modi tiene el control firme, y donde los grupos
cristianos evangélicos están haciendo discretas incursiones entre la
población de castas más bajas, celebrando ceremonias clandestinas
por la noche, bautizos secretos o distribuyendo Biblias en audio
que parecen pequeñas radios de transistores para que los granjeros
analfabetos puedan escuchar subrepticiamente las Escrituras mientras
aran sus campos.
Por los crecientes ataques, los líderes cristianos han pedido muchas
veces ayuda al primer ministro Modi, quien el pasado octubre se reunió
con el Papa Francisco en el Vaticano y le invitó a visitar India. Un
movimiento que algunos analistas vieron como un progreso y guiño a la
comunidad cristiana de su país, y otros como una estrategia para captar
el voto católico.
Uno de los conflictos más preocupantes actuales se encuentra en el
estado de Karnataka, donde también gobierna el BJP, que en octubre
presentó un proyecto de ley contra la conversión religiosa en un estado
que ha reportado 39 casos de amenazas o violencia contra cristianos de
enero a noviembre, según los datos que maneja la Comunidad Evangélica
de la India.
La ley incluye penas de cárcel de hasta 10 años para quienes sean
declarados culpables de convertir a otros por "fuerza" o con métodos
"fraudulentos". A los líderes cristianos les preocupa que el nuevo
proyecto dispare aún más los ataques de los radicales hindúes.
Peter Machado, arzobispo de Bangalore, capital de Karnataka, también
afirmó que la
actitud del Gobierno fue una de las razones del "aumento de los
ataques" contra la comunidad cristiana. "En cierto comportamiento de
las autoridades están las razones por las que estos ataques son
tolerados", dijo el arzobispo en unas declaraciones a la prensa
local. "Esto va continuar a peor y es muy triste para nosotros".
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