No
hay islam moderado
PIERRE DE LA COSTE
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Mil millones de musulmanes no son ni mejores ni
peores que mil millones de cristianos. Ninguna religión, ni de hecho
ninguna creencia o filosofía, inclina a toda una sociedad hacia el
bien. Pero no es lo mismo referirse a Mahoma, que mató, como pretexto
para
matar, que referirse a Jesús, que fue asesinado. No hay cristianismo
fanático, solamente hay cristianos fanáticos (siempre demasiado
numerosos). Hay musulmanes moderados (la mayoría). No hay ningún islam
moderado.
Las religiones, como los hombres, están marcadas indeleblemente por su
infancia. Jesús murió en la cruz; Mahoma llevaba la espada. No podemos
salir de ahí. El laicismo peca contra la lógica de Aristóteles cuando
trata por igual la catedral y la mezquita, los clavos y las armas, el
martirio y la conquista, a aquel que dijo "Quien esté libre de pecado
que
tire la primera piedra" y al que aceptó la lapidación de mujeres
adúlteras; la monogamia y la poligamia; "Dad al César lo que es del
César" y el califato.
Es necesario comparar las creencias en su período de primera expansión,
cuando la fe es nueva y se lanza a la conquista del mundo. El
cristianismo, a través de tres siglos de persecución, conquistó primero
a los esclavos, las mujeres y los pobres. Terminó convirtiendo a los
conquistadores bárbaros. El islam se expandió de manera fulgurante con
las armas en la mano, subyugó poblaciones, esclavizó, saqueó y amasó
riquezas procedentes del botín. Así fue como estas dos religiones
encontraron desde su nacimiento
unos perfiles que les dan su identidad casi definitiva.
Todos los períodos fundacionales pueden ser discutidos y cuestionados.
Jesús y Mahoma son ciertamente figuras históricas, pero nadie puede
probar que el primero sea el hijo de Dios, ni que el segundo sea el
último profeta. Además, ningún historiador puede probar que Jesús fue
realmente crucificado, como piensan los cristianos, o sustituido por un
"sosias" como afirma el Corán (4,156). Lo que es históricamente
cierto, sin embargo, es que todos los cristianos durante dos mil años
han creído, con razón o sin ella, en un hombre que sufrió el peor de
los suplicios, propio de los esclavos fugitivos, y que es hijo de Dios.
Mientras que todos los musulmanes, con razón o sin ella, no pueden
creer que Jesús, aunque solo sea enviado por Dios, pueda sufrir
semejante
humillación.
Esta es la primera diferencia entre el cristianismo y el islamismo.
Para los musulmanes, Dios es "grande" y "misericordioso" con los que se
someten al islam. Para los
cristianos, estas palabras son muy insuficientes: Dios es
infinitamente grande y "bueno" con todos los hombres. Dios es
ciertamente "todopoderoso" en
las religiones monoteístas, pero es solamente eso en el islam, mientras
que en el cristianismo es también "tododébil". Es un niño que acaba de
nacer, es azotado y torturado. Dios es "creador del cielo y de la
tierra" para todos los creyentes, pero según los musulmanes le está
prohibido engendrar. Para los cristianos, Jesús es "engendrado, no
creado, de la misma naturaleza que el Padre" (el credo). Esta
"asociación" de Dios con algo diferente de él, es decir, con el hombre,
es considerada por el islam como "el único crimen que Dios no puede
perdonar" (Corán 4,116). Los cristianos no aceptan ese límite a
la infinitud de Dios. Para ellos, hay algo divino en el hombre, hay
algo humano en Dios. La "asociación" que combate el islam es la
"encarnación", fundamento del cristianismo y piedra de toque de la
diferencia entre las dos religiones.
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