El ataque ‘múltiple’ contra el cristianismo

RAYMOND IBRAHIM






En una entrevista reciente, el arzobispo emérito Gyula Márfi, de Hungría, "advertía sobre un ataque múltiple contra el cristianismo europeo por parte de las fuerzas de izquierda dentro de la Unión Europea".


Al hacerlo, dijo lo que muchos en Occidente, cristianos o no, saben en su interior, pero no se atreven a reconocerlo por temor a ser "cancelados".


Aunque vale la pena leer la entrevista completa, examinaremos aquí algunos extractos. Según el arzobispo:


"Uno de los signos más llamativos del anticristianismo de la Unión Europea es que su constitución ni siquiera menciona las raíces cristianas de Europa."


De hecho, y como el arzobispo católico seguramente debe saber, nada menos que la suprema autoridad de su Iglesia, el papa Francisco, parece estar también interesado en repudiar las "raíces cristianas de Europa". El Vicario de Cristo, partidario declarado de la inmigración musulmana sin control a Europa, dijo en cierta ocasión:


"Cuando escucho hablar de las raíces cristianas de Europa, a veces me aterra el tono, que puede parecer triunfalista o incluso vengativo. Luego adquiere tintes colonialistas."


No aclaró cómo puede tener "tintes colonialistas" el deseo de preservar la integridad nacional, cultural y religiosa de la propia patria –en este caso, Europa–. Pero no importaba. Por lo que parece, el objetivo era simplemente usar la palabra "colonialista", cargada de culpa, que irónicamente se refiere a acciones realizadas fuera de la patria de uno.


Por su parte, el arzobispo continúa:


"Ellos [la Unión Europea] escriben sobre las tradiciones grecorromanas y la Ilustración, pero no sobre el cristianismo. Sin embargo, la cultura y el arte antiguos han sobrevivido precisamente gracias a los cristianos: los escritos de Virgilio, Tácito, Homero y otros han sido copiados por monjes en la intimidad de sus celdas."


Esto, por supuesto, es cierto. En todas las escuelas occidentales, se presenta a la civilización grecorromana como el legado de Occidente, a pesar de que la civilización cristiana no solo la preservó, sino que es el antepasado mucho más directo del Occidente moderno.


De manera similar, después de analizar cómo la violencia musulmana cortó la antigua continuidad entre el lado europeo y el lado norteafricano del Mediterráneo existente en la antigüedad, el historiador Emmett Scott escribe:


"Esto es algo que los historiadores han pasado por alto casi por completo, especialmente los del norte europeo. Estos últimos en particular, solo ven el Mediterráneo a través del prisma de la historia clásica. Los europeos instruidos han sido tan hechizados por la civilización de Grecia y Roma, que tratan a la parte más reciente de la historia del Mediterráneo, más de mil años, como si nunca hubiera existido."


El arzobispo húngaro también...


"lamentó el borrado de la Navidad en el espacio público, señalando la tendencia creciente de reemplazar la palabra 'Navidad' por 'fiestas'. Recordó cómo la ciudad de Bruselas, capital de la Unión Europea, se negó a colocar un árbol de Navidad en 2012 por miedo a ofender a su población musulmana."


Claro que no hay necesidad de volver a 2012 para encontrar ejemplos. Las expresiones navideñas, en particular la escena del Nacimiento, se cancelan todos los años a lo ancho de Occidente, a menudo con la excusa de apaciguar a los musulmanes. Hay muchos ejemplos procedentes de Reino Unido (en este enlace y en este), de Italia (aquí y aquí), de Alemania (aquí y aquí) y de Bélgica (aquí y aquí).


Más recientemente, durante la Navidad de 2022, en Suecia, al menos una escuela, una escuela católica, canceló una celebración de Navidad para plegarse a la susceptibilidad musulmana.


Lo que hace que todo este apaciguamiento sea especialmente repugnante es que, de todos los no cristianos, son precisamente los musulmanes quienes, lejos de responder recíprocamente a tal "sensibilidad", hacen exactamente lo contrario. Porque, si hay algo que presagia el tiempo de Navidad suele ser más bien un incremento en la persecución contra las minorías cristianas por todo el mundo musulmán.


Como ya expuse en otra parte, y corrobora el arzobispo húngaro:


"La Navidad está siendo atacada en Occidente, no ya por los musulmanes, sino por elementos occidentales locales que desprecian la festividad cristiana y todo lo que representa. Lo que pasa es que, en lugar de ser honestos, usan a los musulmanes como peones y pretextos. Esto mismo, por cierto, ocurre con todo lo que se les dice a los occidentales que deben suprimir –comenzando por su religión–, en nombre de la "inclusividad". Al final, este ejercicio de autosupresión no mira tanto a complacer a grupos minoritarios, sino a sabotear la civilización occidental desde dentro."


Finalmente, el arzobispo lo conectó todo explicando por qué los "izquierdistas" se dedican a inundar Europa de inmigrantes musulmanes:


"En mi opinión, también se llama a los musulmanes para eliminar de Europa a Cristo y al cristianismo. Hoy, masones y musulmanes se unen para hacer desaparecer el cristianismo de Europa. Era prácticamente lo mismo en tiempos de Cristo, cuando los escribas y los fariseos cooperaban con su enemigo mortal, Poncio Pilato, para acabar con Jesús... En una sociedad multicultural, mixta, el individuo pierde su identidad, su sentido de identidad, su cultura, su fe, su idioma, prácticamente todo… [y eso hace que las personas sean más fáciles de manipular por parte de poderosas corporaciones] que quieren convertir toda la Tierra en una enorme granja colectiva, donde no haya identidades étnicas, ni nacionales, ni religiosas, sino sólo trabajadores obedientes y consumidores fabricados en serie."


Aquí surge la pregunta que uno se hace con frecuencia: ¿por qué los izquierdistas, cuyos "valores" son antitéticos respecto al islam, están tan interesados en defender a los musulmanes? La respuesta es evidente en las palabras de una antigua estrategia: "El enemigo de mi enemigo es mi amigo". Los elementos occidentales que están siempre protegiendo y potenciando al islam, y que operan bajo varios nombres –"izquierdistas", "liberales", "marxistas", "progresistas", "luchadores por la justicia social", etc.– ven al islam como un desafío vago y distante. Por el momento, el islam es para ellos una herramienta que utilizan para combatir a su enemigo real y mucho más cercano: el cristianismo, y las costumbres y la civilización nacidas de él.


Como continúa observando el arzobispo, los izquierdistas europeos "finalmente se arruinarán a sí mismos", al aceptar la inmigración musulmana a gran escala, puesto que "el islam nunca aceptará sus principios 'progresistas'".


Eso puede ser cierto, pero su odio hacia el cristianismo, que constituye un peligro inmediato y actual para su agenda, anula cualquier preocupación futura que puedan tener con respecto al islam. En sus obsesiones miopes, pasan por alto que el islam va camino de convertirse en la fe mayoritaria en Europa dentro de tan solo 25 años, momento en el que el cocodrilo yihadista acabará por devorarlos.


A pesar de todo, es reconfortante ver que hay algunos líderes cristianos que entienden lo que está pasando y por qué –aunque haga falta mirar a la lejana Hungría para obtener tal perspectiva–.



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