‘¡Bajaos del pedestal!’ Los cristianos no deben quejarse cuando los musulmanes los masacran

RAYMOND IBRAHIM





La cadena española La Sexta: "Los cristianos también mataron en nombre de la religión".

Un musulmán asesinó a un cristiano en España y, fiel a su estilo, la clase dirigente responde diciéndoles a los cristianos que "no se suban al pedestal" (¿les suena familiar?), sino que hagan un poco de "introspección" sobre los crímenes pasados y presentes de los cristianos.


El 25 de enero de 2023, un inmigrante musulmán que agitaba un machete y vociferaba el antiguo grito de guerra del islam, "Alahú akbar", irrumpió en dos iglesias. En una arremetió contra el sacerdote de 74 años, que en ese momento celebraba la misa matutina. El anciano clérigo sobrevivió, después ser atendido inmediatamente y operado en el quirófano. El yihadista, un inmigrante ilegal marroquí de 32 años, se trasladó luego a otra iglesia donde asesinó al sacristán. Otros tres cristianos resultaron gravemente heridos en la agresión.


Un comentarista español destacó la fechoría que implicaba ese acto recurriendo a una analogía:


"Imaginemos a un español que entra en una mezquita de Marruecos, gritando 'Viva Cristo Rey' y matando al imán. Bueno, eso es lo que hacen los musulmanes día tras día aquí en nuestra Europa cristiana, y nadie dice nada."


Peor aún, en lo que respecta a varios medios de comunicación y algunos políticos de la España socialista, la verdadera noticia aquí, como lo exponía el periodista Milenko Bernadic, es que los cristianos han tenido también su parte de violencia, por lo que no hay necesidad de reaccionar tan exageradamente ante esta matanza reciente a manos de un musulmán.


Así, inmediatamente después de aquel atentado yihadista, el canal de televisión La Sexta dedicó todo un reportaje al "terrorismo cristiano", del que hacía publicidad diciendo: "Los cristianos también mataron en nombre de la religión". Después de afirmar que "No hablaremos aquí de esas miles de personas muertas durante las cruzadas" –no hablaremos, claro, pero seguro que os lo recordaremos–, el informe continúa mencionando a los sospechosos de siempre, terroristas cuya conexión con el cristianismo es tenue en el mejor de los casos, incluyendo a Anders Breivik, un no cristiano que en realidad estaba motivado por las formas islámicas de terrorismo.


Cuando los musulmanes matan a los cristianos, y a continuación la clase dirigente advierte a los cristianos que hagan un poco de "autorreflexión", se trata, por supuesto, un patrón bien establecido.


En 2015, cuando las atrocidades genocidas del Estado Islámico contra cristianos y otros no musulmanes en Irak y Siria estaban en su apogeo, el entonces presidente Barack Obama, durante el Desayuno Nacional de Oración, trató de avergonzar a los cristianos estadounidenses por ser demasiado críticos: "Para que no nos subamos a nuestro pedestal y pensemos que esto [las decapitaciones islámicas, la esclavitud sexual, la crucifixión, asar y enterrar vivas a personas] es exclusivo de algún otro lugar", advertía el presidente estadounidense, "recordemos que durante las Cruzadas y la Inquisición, se cometieron hechos terribles en el nombre de Cristo".


De vuelta al mundo real, tanto las Cruzadas como la Inquisición fueron respuestas a la agresión islámica: las Cruzadas trataban de liberar de la tiranía islámica las tierras cristianas conquistadas; la Inquisición trataba de sacar a la luz a musulmanes clandestinos que se hacían pasar por cristianos y trataban de subvertir España para devolverla al islam. (Para más documentación, ver aquí y aquí).


Dos meses después, durante el Desayuno de Oración de Pascua de 2015, que tuvo lugar tres días después de otro ataque terrorista islámico contra cristianos que produjo una masacre de 147 personas en Kenia, lo que llevó a algunos grupos cristianos estadounidenses a expresar su indignación, Obama dijo:


"En Pascua, reflexiono sobre el hecho de que, como cristiano, se supone que debo amar. Y tengo que decir que a veces, cuando escucho expresiones poco amorosas por parte de cristianos [es decir, críticas con el islam], me preocupo."


Darle la vuelta al asunto de las víctimas cristianas de la agresión musulmana es algo especialmente evidente en los llamados "principales medios de comunicación". Un informe de la BBC de 2012 sobre un ataque a una iglesia en Nigeria, que dejó tres cristianos muertos, incluido un bebé, primero establece objetivamente los hechos básicos en su enunciado inicial. Pero, en seguida, salta a la noticia al parecer realmente importante: que "el ataque con bombas provocó un motín de jóvenes cristianos, y se informaba de que al menos dos musulmanes habían muerto en la violencia. Los dos hombres fueron apeados de sus bicicletas después de ser detenidos en un control de carretera establecido por los alborotadores, dijo la policía. También se quemó una fila de tiendas propiedad de musulmanes…"


El informe sigue y sigue, con una sección entera sobre cristianos "muy enojados" hasta que uno acaba confundiendo a las víctimas con los perseguidores, olvidando por qué los cristianos estaban "muy enojados": los ataques terroristas continuos que sufren sus iglesias y la masacre o la esclavitud de sus mujeres y niños.


Por cierto, desde el ataque de 2012 a aquella iglesia en Nigeria, literalmente miles de iglesias más han sido atacadas, incendiadas o bombardeadas por musulmanes que gritan "Alahú akbar", por no hablar del genocidio cristiano que se está llevando cabo allí. Pero los medios continúan señalando como pretexto cualquier cosa, incluso el cambio climático, siempre con el fin de exonerar al islam.


Así, con respecto a la reciente atrocidad cometida en España, la popular periodista Susana Griso abordó al párroco de la iglesia donde fue asesinado el sacristán, sugiriendo que "quizá parte del motivo de la ira había sido que pidió comida en la iglesia y no se la habían dado", a lo que el sacerdote contestó que nunca habían visto al asesino y mucho menos le habían negado comida.


Antes de concluir, sugirió indecentemente que él, el párroco del sacristán asesinado, había aprovechado la aparición en su programa "para pedir a sus fieles [cristianos] que no maten, o que no respondan matando".


Un último ejemplo, especialmente oportuno, procede de Francia, país vecino de España. En 2016, otro grupo de musulmanes que gritaban "Alahú akbar" asaltaron otra iglesia durante la misa matutina. Obligaron Jacques Hamel, un fraile de 85 años, a arrodillarse y le cortaron la garganta, ademas hirieron gravemente a una monja.


Dos meses después, un periodista le preguntó al papa Francisco si fray Jacques había sido "asesinado en nombre del islam". Francisco estuvo rotundamente en desacuerdo, argumentando que él oye que hay católicos que cometen actos violentos todos los días en Italia:


"uno que ha asesinado a su novia, otro que ha asesinado a la suegra… ¡y estos son católicos bautizados! ¡Hay católicos violentos! Si hablo de violencia islámica, debo hablar de violencia católica."


Por lo que parece, para este Papa, la violencia realizada de acuerdo con los mandamientos de Alá (es una obligación el odio y la yihad contra los no musulmanes) no es más preocupante que la violencia realizada en contradicción con los mandamientos del Dios cristiano.


La fórmula de nuestra clase dirigente está muy clara: cuando unos "cristianos" ejercen violencia contra musulmanes, algo bastante más que raro, las Naciones Unidas se levantan con una condena indignada e implementan nuevas "medidas" para defender al islam; cuando unos musulmanes masacran a cristianos, algo que ocurre todos los días, se les dice a los cristianos que se callen y hagan penitencia por sus fechorías (imaginarias).



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