Qatar dice a los inmigrantes musulmanes que desprecien a los países occidentales anfitriones

RAYMOND IBRAHIM






Selwyn Duke escribió lo siguiente en The New American:


"No muerdas la mano que te da de comer", dice el viejo y sabio proverbio. Sin embargo, este consejo no cuenta para Qatar, el "aliado" de Estados Unidos, puesto que está aconsejando a los musulmanes que viven en naciones no islámicas que desprecien a sus benefactores "infieles".


Así informa Raymond Ibrahim, autor, académico y miembro senior del Instituto Gatestone, que habla árabe con fluidez.


La directiva contra los "infieles" se encuentra en Islamweb.net, que según Ibrahim está financiada y dirigida por el emirato del Golfo Pérsico, Qatar. La directiva establece que "cualquier musulmán que viva en una nación no musulmana está obligado a odiar a su nación adoptiva y a sus ciudadanos 'infieles' (incluso mientras recibe beneficios de ellos)", escribe Ibrahim.


El requerimiento "viene en forma de fetua (un decreto sancionado por el islam) titulada Condiciones que legitiman la residencia en naciones infieles (todas las traducciones en este artículo son mías)", informa Ibrahim. "Junto con 'preservar y defender su islam', la 'primera condición' para cualquier musulmán que viva entre no musulmanes es tener 'enemistad y odio hacia los infieles'", cita el escritor citando la fetua.


"Esto, por cierto, se aplica a esos millones de migrantes musulmanes que inmigran voluntariamente e inundan Europa occidental", continúa Ibrahim. "Si se toman en serio su islam, tienen el deber de odiar y ser desleales con aquellas naciones que les dan la bienvenida y les proporcionan gratuitamente comida, refugio y atención médica".


Islamweb.net justifica su prescripción para la ingratitud citando el Corán: "No encontrarás a gentes que crean en Dios y en el último día que mantengan amistad con quienes se oponen a Dios y a su enviado, aunque sean sus padres, sus hijos, sus hermanos, o de su tribu" (Corán 58,22), refiere también Ibrahim, dando la referencia coránica.


"¡Vosotros que habéis creído! No toméis a los judíos y a los cristianos por aliados. Ellos son aliados unos de otros. Cualquiera de vosotros que se alíe con ellos es de ellos", dice otro pasaje. "Alá no guía a gente injusta" (Corán 5,51).


Ibrahim nos dice además que, después de "citar a Mahoma en un hadiz auténtico, que afirma 'Quien ama a unas gentes es uno de ellos', la fetua concluye diciendo: 'Amar a los enemigos de Alá es uno de los mayores peligros para un musulmán, porque amarlos requiere cooperar con ellos y seguirlos, o al menos no rechazarlos. Por eso dijo el profeta: 'Quien ama a unas gentes es uno de ellos'".


Lo que esto significa, afirma Ibrahim, es que uno es enemigo de Alá solo por el simple hecho de no ser musulmán.


El estudioso también señala que, lejos de ser una noción marginal, esta enseñanza es en realidad la corriente principal del islam. Hay que destacar aquí que Qatar no es un remanso de pastoreo de camellos, sino que cuenta con el tercer PIB per cápita más alto del mundo y ocupa el tercer puesto en el índice de desarrollo humano dentro del mundo árabe.


Esa enseñanza tampoco es nada nuevo. El pensamiento islámico divide el mundo en dos zonas, siendo la primera Dar al-Islam que es donde dominan los musulmanes y se considera "territorio de paz". La otra zona es Dar al-Harb, las tierras no musulmanas, que se catalogan como "territorios de guerra o caos".


En sus primeros tiempos, Estados Unidos recibió una lección práctica de esta mentalidad, cuando, igual que otras naciones no musulmanas en la órbita de Dar al-Islam, estuvo amenazado por piratas berberiscos del norte de África. Basta que consideremos, por ejemplo, la respuesta que dio el enviado de Trípoli a Londres, el embajador Sidi Haji Abdrahaman, cuando se le preguntó en 1785 por qué su pueblo "hacía la guerra a naciones que no le habían hecho ningún daño".


Según relató Thomas Jefferson en aquel momento: "El Embajador nos contestó que estaba fundamentado en las Leyes de su Profeta, que estaba escrito en el Corán, que todas las naciones que no hayan reconocido su autoridad son pecadoras, que ellos tienen el derecho y el deber de hacerles la guerra dondequiera que se encuentren, y de hacer esclavos a todos los que puedan tomar como prisioneros".


Así, lo que estamos viendo aquí es como la diferencia entre el marketing y la etiqueta de ingredientes. Lo más probable es que nunca escuchemos esta historia de Qatar contada por los grandes medios de comunicación, pues estos suelen dar una visión sesgada de la realidad ("¡Los musulmanes son víctimas inocentes del imperialismo occidental!"). Pero los árabes honestos que hablan árabe con fluidez y traducen lo que las fuentes musulmanas de Oriente Medio dicen en realidad nos dibujan una imagen diferente.


Aparte de Ibrahim, otro buen ejemplo es el Dr. Mudar Zahran, dirigente de la Coalición de Oposición Jordana que vive asilado en Reino Unido. En 2015, advertía que la migración musulmana masiva a Europa es la "suave conquista islámica de Occidente". Decía: "Tengo que ser honesto: si se leen las revistas árabes y los periódicos árabes, lo que están comentando es '¡Buen trabajo! Ahora vamos a conquistar Europa'".


Pero la verdad es que resulta fácil conquistar a un enemigo con tendencia al suicidio. Podemos evocar un viejo adagio que dice: un tonto y su civilización se separarán pronto.



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