El interminable "día negro" de los cristianos iraquíes

RAYMOND IBRAHIM





 

Los cristianos de Irak conmemoraron recientemente el noveno aniversario del "Día Negro", es decir, el 6 de agosto de 2014, cuando el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) invadió el norte de Irak, donde vive la mayor parte de las minorías cristianas de esa nación, conocidas como caldeos o asirios.


Las atrocidades cometidas entonces –y que la comunidad internacional calificó acertadamente de genocidio– fueron inimaginables. Recuerdo personalmente haber consultado y tener acceso a numerosos informes, muchos de ellos en idiomas distintos del inglés, sobre cómo el ISIS masacró, esclavizó, violó, compró y vendió cristianos como si fueran bienes muebles, por no mencionar el bombardeo o incendio de innumerables iglesias y monasterios, a menudo un legado antiguo.


Por ello, es oportuno recordar el "Día Negro" que introdujo al ISIS en el norte de Irak. Cito un comunicado de prensa de la estadounidense FRRME (Foundation for Relief and Reconciliation in the Middle East):


"Aquel fatídico día, innumerables familias quedaron destrozadas y a los cristianos iraquíes no les quedó más remedio que huir de sus hogares, dejando atrás sus recuerdos y tradiciones más preciados. El "Día Negro" permanece grabado en nuestra memoria colectiva como un día de profunda pérdida y sufrimiento, que resuena como testimonio de la resistencia del espíritu humano ante una adversidad inimaginable. Los miembros supervivientes de estas antiguas comunidades cristianas han demostrado un valor y una fortaleza extraordinarios. Se han aferrado a su fe, su cultura y su legado, incluso en medio de grandes dificultades y desplazamientos. Sus historias de supervivencia y sus esfuerzos por reconstruir sus vidas son una poderosa fuente de inspiración para todos nosotros."


Aunque nada era peor que estar bajo el ISIS, es importante recordar que la difícil situación de los cristianos de Irak –una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo– comenzó mucho antes de la llegada del ISIS y continúa hasta el momento presente. En otras palabras, el ISIS siempre fue sólo la guinda del pastel yihadista, que se sigue administrando a los cristianos, aunque sea en porciones más pequeñas.


En realidad, todo fue cuesta abajo para los cristianos iraquíes tras la invasión estadounidense de Irak en 2003 y el posterior derrocamiento de Sadam Huseín.


Cualesquiera que fueran sus defectos, Sadam era un laicista, lo que significa que sus enemigos internos eran los mismos enemigos de los cristianos: los musulmanes observantes ("radicales") que, al igual que sentían aversión por los "infieles" cristianos, también sentían aversión por Sadam y trataban de derrocarlo por no ser un "verdadero" musulmán, por ser un apóstata, como lo habían caracterizado durante mucho tiempo. Como tal, los mantuvo reprimidos, lo que indirectamente beneficiaba a los cristianos.


Como dijo un importante funcionario del Vaticano, los cristianos, "paradójicamente, estaban más protegidos bajo la dictadura [de Sadam Huseín]".


Una vez derrocado, se descorchó la botella del genio yihadista: musulmanes "militantes" de todas partes –muchos de ellos presentados durante años por los principales medios de comunicación como aliados de Estados Unidos y "luchadores por la libertad"– comenzaron a ejercer la saría (como hicieron más tarde en Libia, Yemen, Egipto y Siria, bajo el disfraz patrocinado por el presidente Obama de una supuesta "primavera árabe").


He aquí, por ejemplo, un extracto revelador de un artículo que escribí en abril de 2011, tres años antes de que el ISIS existiera y hubiera causado el "Día Negro":


"La semana pasada, un erudito musulmán iraquí emitió una fetua que, entre otras barbaridades, afirma que ‘está permitido derramar la sangre de los cristianos iraquíes’. Por muy incitadora que sea la fetua, también es redundante. Aunque el ataque a la iglesia de Bagdad del pasado octubre, en el que asesinaron a unos sesenta cristianos, es de sobra conocido... lo cierto es que la vida de los cristianos en Irak ha sido un infierno desde que las fuerzas estadounidenses derrocaron al difunto Sadam Huseín en 2003..... Entre otras atrocidades, la decapitación y crucifixión de cristianos no son sucesos aislados; son típicos los mensajes que dicen perros cristianos, marchaos o moriréis’. Los islamistas consideran a la iglesia un ‘obsceno nido de paganos’ y amenazan con exterminar a los cristianos iraquíes’."


Una vez más, tengamos en cuenta que los musulmanes que hacían esto no eran del ISIS, ya que el ISIS no se convertiría en una entidad hasta 2013. Solo eran musulmanes "militantes" que odiaban a los cristianos por la misma razón por la que sus antepasados odiaban y subyugaban despiadadamente a los cristianos: el islam, que explota el tribalismo innato, convierte al "otro" en un enemigo detestado; en este caso, el no musulmán, el infiel, del que hay que abusar, al que se puede saquear y masacrar a voluntad.


Que el verdadero problema era un islam desatado, y no una organización llamada ISIS, es aún más evidente por el hecho de que, mucho después de que el ISIS haya desaparecido, los cristianos siguen sufriendo persecución y discriminación, a manos de ciudadanos iraquíes normales e incluso del gobierno instalado por Estados Unidos.


Desde finales de 2017, cuando el ISIS fue derrotado oficialmente en Irak, los cristianos siguen siendo atacados físicamente, incluso con cuchillos; las tiendas cristianas son atacadas con bombas incendiarias, las iglesias cristianas son profanadas, las tierras cristianas quemadas y las casas cristianas incautadas ilegalmente, siempre con el gobierno iraquí mirando hacia otro lado.


Nada de esto debería sorprender: los clérigos iraquíes de la corriente dominante –tanto suníes como chiíes, no "radicales"– siguen vomitando odio contra los infieles desde sus púlpitos. Un líder musulmán a sueldo del gobierno describió a los cristianos como "infieles y politeístas", subrayando la necesidad de la "yihad" contra ellos.


El gran ayatolá Ahmad al-Baghdadi, el clérigo más importante de Irak, llegó a decir en directo por televisión cuál era la actitud correcta del islam hacia los no musulmanes:


"Si son gente del Libro [judíos y cristianos], les exigimos la yizia, y si se niegan, entonces luchamos contra ellos. Eso es si es cristiano. Tiene tres opciones: convertirse al islam o, si se niega y desea seguir siendo cristiano, pagar la yizia [y vivir según las normas de los dimmíes]. Pero, si aún así se niega, entonces luchamos contra ellos, secuestramos a sus mujeres y destruimos sus iglesias: ¡esto es el islam!"


En una entrevista concedida el 30 de diciembre de 2022, Louis Raphael I Sako, patriarca católico caldeo de Babilonia, habló de la situación de los cristianos en el Irak posterior al ISIS. Tras afirmar que se sigue presionando a los menores cristianos para que se conviertan al islam y que se está imponiendo la saría a los cristianos, dijo:


"La constitución [iraquí] habla de libertad de conciencia, pero es solo sobre el papel. Esta mentalidad y estas prácticas –toda esta tradición heredada– deben terminar. El mundo se ha convertido en una aldea global. No hay más que ver a los musulmanes en el extranjero. Cuando visito el extranjero y me reúno con jefes de Estado, veo que allí los musulmanes tienen los mismos derechos que los cristianos y los ateos. Aquí, sin embargo, me tratan como a un ciudadano de segunda."


Casi como para darle la razón, la forma más reciente de persecución iraquí procede directamente de Abdul Latif Rashid, el presidente de Irak, y va dirigida contra el propio patriarca caldeo. Según un informe del 13 de julio de 2023: "Bajo la creciente presión de un grupo de milicianos proiraníes, el presidente iraquí revocó, a principios de este mes, un decreto de hace una década que reconocía formalmente al patriarca caldeo, el cardenal Louis Raphael Sako, y le otorgaba poderes sobre los asuntos de dotación de los cristianos".


Los cristianos están convencidos de que esta medida está destinada a facilitar la ulterior confiscación de sus bienes, iniciada bajo el ISIS. En palabras de Diya Butrus Slewa, activista de derechos humanos de Ankawa, "se trata de una maniobra política para apoderarse de lo que les queda a los cristianos en Irak y Bagdad y expulsarlos. Desgraciadamente, es un ataque descarado contra los cristianos y una amenaza a sus derechos".


Algunos cristianos se reunieron en protestas pacíficas, sosteniendo"pancartas en las que decían al gobierno iraquí que ya habían cometido ‘suficientes injusticias’ contra la sufrida comunidad cristiana". En una pancarta se leía:


"Señor Presidente, el protector de la constitución no debería violar la constitución. El presidente iraquí ordena el desplazamiento de cristianos y abre la vía para violar las propiedades de la Iglesia caldea, que representa a casi el 80% de los cristianos de Irak y Kurdistán."


En resumen, los cristianos de Irak han pasado de ser perseguidos por ISIS, una organización terrorista, a estar perseguidos por el presidente de Irak, patrocinado por Estados Unidos, aunque de una forma menos sensacionalista (de ahí la nula cobertura por parte de los "principales medios de comunicación").


Esto debería dejar claro que el ISIS nunca fue la causa, sino más bien un síntoma evidente de la persecución de los cristianos en Irak y en todo Oriente Medio. La verdadera causa, la hostilidad islámica y el desprecio hacia los "infieles", sigue viva y coleando, entre otras cosas porque nunca debe ser nombrada ni reconocida.

  
    
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