Dirigentes
católicos traicionan el honor de María buscando la aprobación de Mahoma
RAYMOND IBRAHIM
|
Martirio de san Eulogio de Córdoba, que
rechazó las ideas de Mahoma sobre María.
Las mismas gentes que nos inculcan el
"abrahanismo" –la idea de que el judaísmo, el cristianismo y el
islamismo están estrechamente conectados por Abrahán– se han
confabulado para promover a María, la madre de Cristo, como "una mujer
judía, cristiana y musulmana", en palabras del sacerdote católico
fray Gian Matteo, de la Pontificia Academia Mariana Internacional. En
una serie de seminarios por Internet de diez semanas, titulada "María,
un modelo de fe y vida para el cristianismo y el islamismo", la
academia busca presentar a María como puente entre las dos religiones.
Esto es más fácil decirlo que hacerlo, al menos para aquellos que
todavía están interesados en los hechos. Para empezar, la afirmación
de que María era una "mujer judía, cristiana y musulmana" es verdad
solo en dos terceras partes: sí, era judía por su población y
tradición; y sí, era cristiana porque literalmente dio a luz a Cristo
(al cristianismo); pero con toda certeza no era musulmana, un término y
una religión que surgieron 600 años después de la muerte de
María.
Peor aún, lejos de ser la siempre Virgen, como lo es para 1.500
millones de cristianos católicos y ortodoxos, el islam presenta a
María, la Madre de Jesús, como "casada" y "copulando" con Mahoma en el
paraíso, una descripción que parece más bien romper "puentes" que no
construirlos.
En un hadiz que se consideró lo bastante fiable como para ser incluido
en el corpus del renombrado Ibn Kathir, Mahoma declara que "Alá me
casará en el paraíso con María, hija de Amrán", a quien el Corán y los
musulmanes identifican con la madre de Jesús. (Nota: La palabra árabe
para "matrimonio" (نكاح, o nikah) que denota "relaciones
sexuales legales", connota la palabra "copula" (debido a su
conexión etimológica con nakah,
que tiene la misma ortografía, نكاح) y que está totalmente desprovista
de de connotaciones occidentales, "románticas" o platónicas).
Y no se trata en absoluto de un hadiz fortuito o raro. Nada menos que
el Dr. Salem Abdul Galil, que fue viceministro de dotaciones religiosas
para la predicación en Egipto, afirmó su canonicidad en 2017, durante un programa televisado
en directo en lengua árabe. Entre otras mujeres bíblicas (la hermana de
Moisés y la esposa del faraón), dijo Galil: "nuestro profeta Mahoma –la
paz y las bendiciones de Alá sean con él– se casará con María en el
paraíso".
Si hoy pocos cristianos conocen esta afirmación islámica, los
cristianos medievales que vivían en países ocupados por los musulmanes
lo sabían ciertamente. Allí, los musulmanes solían lanzar esa fantasía
en la cara de los cristianos que veneraban a María como la "siempre
Virgen". Así, Eulogio de Córdoba, un cristiano natural de la España
ocupada por los musulmanes, escribió: "No repetiré el sacrilegio que
ese perro impuro [Mahoma] se atrevió a proferir sobre la Santísima
Virgen, Reina del Mundo, santa madre de nuestro adorable Señor y
Salvador, cuando dijo que en el otro mundo la desfloraría".
Como suele ocurrir, fueron las palabras ofensivas de Eulogio sobre
Mahoma –y no las palabras ofensivas de este último sobre María y
otras muchas cosas– las que tuvieron consecuencias nefastas: Eulogio,
así como muchos otros cristianos cordobeses que criticaban abiertamente
a Mahoma, fueron declarados culpables de ofender al islam, y luego
públicamente torturados y ejecutados en aquella supuesta "Edad de Oro"
de Córdoba, en 859.
Uno espera que todos estos hechos "inconvenientes" se pasen por alto y
no se mencionen durante los seminarios por Internet de la Pontificia
Academia Mariana Internacional Pero, si salen a colación, sin duda los
cristianos asumirán toda la culpa, como ocurre casi siempre en los
ambientes académicos. Por ejemplo, después de citar el lamento de
Eulogio antes mencionado contra la afirmación de Mahoma, de que iba a
casarse con María, John V. Tolan, profesor y miembro de la Academia
Europea, lo denunció como una "afirmación escandalosa" que el propio
Eulogio había inventado. De manera que arremetió contra el mártir y no
contra sus asesinos o contra el profeta:
"Eulogio fabrica mentiras diseñadas para escandalizar a su lector
cristiano. De este modo, incluso aquellos elementos del islam que se
asemejan al cristianismo (como la reverencia hacia Jesús y su madre
virgen) se deforman y ennegrecen, para evitar que el cristiano admire
algo referente al musulmán. El objetivo es inspirar odio hacia los
"opresores". ... Eulogio se propone mostrar que el musulmán no es un
amigo, sino un potencial violador de las vírgenes de Cristo" (Saracens:
Islam in the Medieval European Imagination, pág. 93)
Sin embargo, como ya hemos visto, es el mismo Mahoma –y no ningún
"polemista cristiano"– quien "fabrica mentiras diseñadas para
escandalizar", a saber, que María será su eterna concubina.
Este es, dicho sea de paso, el principal problema que los
propagandistas del abrahanismo se niegan a reconocer: que el islam no
trata de los personajes bíblicos en el mismo sentido que el
cristianismo.
Los cristianos aceptan el texto de la Biblia hebrea, o Antiguo
Testamento, tal como es.
No añaden, ni quitan, ni distorsionan los relatos de los patriarcas que
sustentan igual que los judíos. Por el contrario, aunque también
menciona las figuras del Antiguo y el Nuevo Testamento –principalmente
por el peso de la antigüedad y la autoridad que se atribuye a sus
nombres–, el islam los reformula por completo con diferentes
significados, para reafirmar la religión de Mahoma como la única
verdadera y última "revelación", opuesta al judaísmo y al cristianismo,
cuyos relatos bíblicos sobre estas figuras se presentan entonces como
"distorsionados", porque son diferentes de los relatos del islam
evidentemente amañados con posterioridad.
Lejos de crear "puntos en común", debería quedar claro que semejante
apropiación crea un conflicto. Pongamos una analogía: imagina que
tienes un abuelo al que tienes especial cariño y, un buen día, llega un
extraño que ni siquiera conoció a tu abuelo y te dice: "¡Oye, ese es mi
abuelo!" Entonces, para que no pienses que este extraño está tratando
de hacerse amigo tuyo, agrega: "¡Y todo lo que pensabas que sabías
sobre el abuelo está equivocado! Solo yo tengo la verdadera historia de
su vida".
¿Crearía ese proceder un "puente" entre tú y ese extraño, que está
tratando de apropiarse y reformular la imagen de tu abuelo?
|
|
|