Conmemoración del genocidio armenio: recordando la mayor matanza de cristianos perpetrada por el islam

RAYMOND IBRAHIM · 24-04-2019




Cada 24 de abril, se conmemora el "gran crimen", es decir, el genocidio de cristianos —en su mayoría armenios, pero también asirios— que tuvo lugar bajo el islámico Imperio Otomano, durante la Primera Guerra Mundial. Entonces, los turcos liquidaron alrededor de 1,5 millones de armenios y 300.000 asirios.


Los historiadores estadounidenses más objetivos que han estudiado la cuestión coinciden de manera inequívoca en que fue un genocidio calculado y deliberado:


"Más de un millón de armenios murieron como resultado de ejecuciones, hambre, enfermedad, entorno hostil y abuso físico. Un pueblo que había vivido en el este de Turquía durante casi 3.000 años [más del doble del tiempo que los turcos islámicos invasores llevaban ocupando Anatolia, conocida ahora como "Turquía"] perdió su patria y fue diezmado profundamente en el primer genocidio a gran escala de siglo XX. A principios de 1915, había unos dos millones de armenios en Turquía. Hoy hay menos de 60.000. A pesar de la gran cantidad de pruebas que demuestran la realidad histórica del Genocidio Armenio, con relatos de testigos presenciales, archivos oficiales, pruebas fotográficas, informes de diplomáticos y testimonios de supervivientes, ha continuado la negación del Genocidio Armenio por parte de los sucesivos regímenes de Turquía, desde 1915 hasta la actualidad."


De manera semejante, en 1920, la Resolución 359 del Senado de Estados Unidos recogía testimonios que incluían pruebas de "mutilación, violación, tortura y muerte [que] han dejado sus recuerdos inquietantes en un centenar de hermosos valles armenios, y quienes viajan a esa región rara vez dejan de ver evidencias del crimen más colosal de todas las épocas".


En sus memorias, Armenia devastada, Aurora Mardiganian narra cómo fue violada y arrojada a un harén (de acuerdo con las reglas de guerra del islam). A diferencia de miles de otras niñas armenias que fueron eliminadas después de haber sido deshonradas, ella logró escapar. En la ciudad de Malatya [antigua Metilene], vio a 16 niñas cristianas crucificadas: "Cada niña había sido clavada viva en su cruz", escribió, "atravesados con clavos los pies y las manos, solo cubría sus cuerpos el cabello movido por el viento". Estas escenas fueron retratadas en el documental de 1919 Auction of Souls, en parte basadas en las memorias de Mardiganian.


Mientras que el genocidio está reconocido  ampliamente en Occidente, una de sus causas primarias, si no la fundamental, se pasa por alto habitualmente: la religión. El genocidio generalmente se articula a través de un paradigma laico muy particular, que tiene en cuenta solo las cosas inteligibles desde un punto de vista laico y occidental, como la identidad y la política de género, el nacionalismo y las disputas territoriales. Un enfoque de este tipo no hace más que proyectar la perspectiva occidental moderna sobre civilizaciones y épocas muy diferentes.


La guerra, por supuesto, es otro factor que nubla el verdadero rostro del genocidio. Dado que estas atrocidades ocurrieron principalmente durante la Primera Guerra Mundial, entonces se argumenta que, en última instancia, son un reflejo de eso: la guerra, con todo su caos y destrucción, y nada más. Pero como Winston Churchill observó certeramente, al describir las masacres como un "holocausto administrativo": "Se presentó la oportunidad [Primera Guerra Mundial] para limpiar el territorio turco de población cristiana". Incluso Adolf Hitler había señalado que "Turquía se está aprovechando de la guerra para liquidar completamente a sus enemigos internos, es decir, a los cristianos autóctonos, sin ser molestados por ninguna intervención extranjera".


Vale la pena señalar que poco ha cambiado: en el contexto de la guerra en Irak, Siria y Libia, los primeros en ser blanco para el genocidio han sido los cristianos y otras minorías.


Pero incluso el factor más citado del Genocidio Armenio, el "conflicto de identidad étnica", aunque legítimo, debe entenderse a la luz del hecho de que, históricamente, la religión representó más la identidad de las personas que la lengua o el patrimonio. Esto se demuestra a diario en todo el mundo islámico de hoy, donde los gobiernos musulmanes y las turbas musulmanas persiguen a las minorías cristianas que comparten la misma raza, etnia, idioma y cultura; minorías que son indistinguibles de la mayoría, excepto, por supuesto, por ser no musulmanes o "infieles".


Como pregunta un profesor de estudios armenios: "Si [el Genocidio Armenio] fue una contienda entre turcos y armenios, ¿qué explicación tiene el genocidio llevado a cabo por Turquía contra los asirios cristianos al mismo tiempo?"


De hecho, según un libro de 2017, El año de la espada. El genocidio cristiano asirio, la "política de limpieza étnica fue impulsada por el panislamismo y el fanatismo religioso. Los cristianos eran considerados infieles (kafir). El llamamiento a la yihad, decretado el 29 de noviembre de 1914 e instigado y orquestado con fines políticos, fue parte del plan para mezclar las cosas y barrer de sus tierras a los cristianos y exterminarlos". Al igual que con los armenios, los relatos de los testigos presenciales hablan de los sádicos asaltos a los asirios y la violación en grupo de sus hijos en los altares de las iglesias. Según documentos clave, todo esto era parte de "un plan otomano para exterminar a los cristianos de Turquía".


Hoy, desde Indonesia en oriente hasta Marruecos en occidente, desde Asia Central al norte, hasta el África subsahariana, es decir, en todo el mundo islámico, los musulmanes están, en diverso grado, persiguiendo, matando, violando, esclavizando, torturando y dislocando a los cristianos. Donde dominan grupos islámicos organizados como el Estado Islámico, Al-Shabab, Boko Haram, etc., los cristianos y otros "infieles" están sufriendo literalmente un genocidio. (Véase mi libro, Crucificado de nuevo: Exposición de la nueva guerra del islam contra los cristianos, o mi informe mensual sobre La persecución musulmana contra los cristianos, para un relato completo y continuo del "gran crimen" de nuestro tiempo.)


Para comprender cómo el genocidio histórico de los armenios y asirios es representativo de la difícil situación actual de los cristianos bajo el islam, basta con leer las siguientes palabras escritas en 1918 por el presidente Theodore Roosevelt, aunque leyendo "armenio" como "cristiano" y "turco" como "islámico", como se indica entre corchetes:


"La masacre armenia [cristiana] ha sido el mayor crimen de la guerra, y el fallo en actuar contra Turquía [el mundo islámico] que supone tolerarlo... el fallo en afrontar radicalmente el horror turco [islámico] significa que todo lo que hablamos de garantizar la paz futura del mundo es un malvado sinsentido."


De manera semejante, si "fallamos en afrontar radicalmente" el "horror" que actualmente recae sobre millones de cristianos en todo el mundo islámico, lo estamos "tolerando" y es mejor que dejemos de hablar de "malvados sinsentidos" de un mundo utópico de paz y tolerancia.


Dicho de otra manera, el silencio es siempre el aliado de quienes liquidan al "otro". En 1915, Adolf Hitler estaba maquinando sus planes genocidas, que llevó a cabo tres décadas más tarde, cuando preguntaba retóricamente: "¿Después de todo, quién habla hoy de la aniquilación de los armenios?".


¿Y quién entre los políticos importantes de hoy habla —y mucho menos hace algo— con respecto a la continua aniquilación de cristianos por parte de musulmanes, como hemos visto muy recientemente (pero no solo) en los ataques con bombas en iglesias de Sri Lanka, el domingo de Pascua de Resurrección, que ha dejado más de 300 muertos?


Nota. El capítulo 4 del reciente libro del autor, La espada y la cimitarra. Catorce siglos de guerra entre el islam y Occidente, documenta cómo el primer "genocidio" de los armenios a manos de los turcos comenzó realmente hace un milenio, en el año 1019.



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