RAYMOND IBRAHIM · 28-02-2022
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Según un nuevo informe
publicado por el Ministerio de Educación y Asuntos Religiosos de
Grecia, ha habido 2.339 incidentes de profanaciones de iglesias en el
país entre 2015 y 2020, cuando la pequeña Grecia, vista como puerta de
entrada al este de Europa, se inundó con inmigrantes del mundo
islámico. Como escribe el Greek City Times
con respecto al informe: "Parece haber una correlación entre el aumento
de la migración ilegal y los incidentes de ataques contra iglesias y
otros espacios religiosos ortodoxos griegos durante el período de cinco
años en que se produjo el pico de la crisis migratoria".
En el año más reciente del período reseñado, 2020, se dieron 385
incidentes contra iglesias y edificios cristianos, incluyendo "vandalismo, asaltos, hurtos,
sacrilegios, nigromancia, robos, colocación de artefactos explosivos y
otras profanaciones".
A lo largo de los años, solo unas pocas de estas profanaciones han
llegado a publicarse en los medios de comunicación.
En abril de 2021, inmigrantes musulmanes entraron y profanaron por completo una pequeña iglesia.
Orgullosos de su faena, también grabaron en vídeo partes del incidente
y lo subieron a TikTok (disponible aquí).
Muestra a un inmigrante descamisado bailando música rap mientras camina
hacia la iglesia y en su interior. La siguiente secuencia muestra
los resultados: devastación dentro de la iglesia, los iconos
destrozados y el altar derribado.
En 2020, inmigrantes musulmanes saquearon otra iglesia y la
transformaron en su baño personal.
Este baño público fue una vez la iglesia de santa Catalina en Moria, un
pequeño pueblo de la isla de Lesbos, que se inundó de inmigrantes
llegados a través de Turquía. "El olor dentro es insoportable", decía
un lugareño. "El metropolitano de Mitilene es consciente de la
situación en la zona, sin embargo, no desea ocuparse de ella por sus
propios motivos". El informe de mayo de 2020 lo expresa así:
"Este es solo el último incidente… Es extremadamente común que las
iglesias ortodoxas griegas sean destrozadas y atacadas por inmigrantes
ilegales en Lesbos….
Como sociedad profundamente religiosa, estos
ataques a las iglesias son impactantes para el pueblo griego y
cuestionan si estos inmigrantes ilegales que buscan una nueva vida en
Europa están dispuestos a integrarse y ajustarse a las normas y valores
de sus nuevos países.
Estos continuos ataques finalmente han hecho que
la gente de Lesbos, que fue nominada para el Premio Nobel de la Paz en
2016, se sintiera cada vez más frustrada por la situación no resuelta
que ha restringido y alterado sus vidas, de modo que ya no se sienten
seguros en su isla, antes prácticamente libre de delincuencia."
Hay muchos ejemplos de este tipo entre 2015 y 2020 —en 2016, la Iglesia
de Todos los Santos en Calitea, cerca de Atenas, fue incendiada
por gente que hablaba árabe—, pero los griegos conscientes ven una
continuidad histórica en el hecho de que las iglesias sean objetivos
islámicos. Como explica un informe sobre la profanación de iglesias
griegas:
"Debemos recordar que Grecia pasó 400 años bajo el dominio islámico
turco y que la lucha por la libertad fue sangrienta. Con eso en mente,
es aún más dramático ver estas escenas de inmigrantes en edad de
luchar que profanan los lugares sagrados griegos y no tienen ningún
respeto por el país en el que presuntamente han buscado refugio."
Si bien el informe probablemente tiene en mente el saqueo de Constantinopla
(hoy Estambul) en 1453, cuando innumerables iglesias griegas, incluida
Santa Sofía, fueron profanadas, destruidas o convertidas en mezquitas,
ese patrón de comportamiento es un siglo anterior. En 1354, cuando los
turcos invasores pusieron el pie por primera vez en territorio de
Europa, en Gallipoli, que entonces era griega, inmediatamente, "Donde
había iglesias, él [Suleimán Pachá, uno de los primeros gobernantes
otomanos] las destruyó o las convirtió en mezquitas", escribe un
cronista otomano: "Donde había campanas, Suleimán las rompía y las
arrojaba al fuego. Así, en lugar de campanas ahora había almuédanos".
Purificada de toda la "inmundicia" cristiana, Gallipoli se convirtió,
como alardeaba un bey otomano posterior, "en la garganta musulmana que
engulle a todas las naciones cristianas, que asfixia y destruye a los
cristianos"[*].
La Grecia moderna, por supuesto, está experimentando en última
instancia lo que experimentan todas las naciones europeas que tienen
grandes poblaciones de inmigrantes musulmanes. Por toda Europa
Occidental, las iglesias están sufriendo ataques.
Esto es especialmente cierto en el caso de las dos naciones de Europa
occidental que albergan las mayores poblaciones musulmanas en
Europa: Alemania y Francia.
Según un informe de 2017,
solo en las regiones alemanas de los Alpes y Baviera, innumerables
cruces en unas 200 iglesias fueron atacadas y rotas: "Actualmente, la
policía se ocupa de las profanaciones de iglesias una y otra vez… Los
perpetradores suelen ser jóvenes alborotadores relacionados con la
inmigración".
Tras la llegada de un millón de inmigrantes musulmanes al municipio de
Dülmen, Alemania, en 2016, un periódico local señalaba
que "no pasa un día" sin ataques a las cruces y otros símbolos
cristianos fuera de las iglesias. Antes de Navidad, en la región de
Renania del Norte-Westfalia, donde residen más de un millón de inmigrantes musulmanes, unas 50 estatuas públicas de Jesús y otras figuras
cristianas han sido decapitadas y los crucifijos rotos.
En cuanto a Francia, se informa de que un promedio de dos iglesias son atacadas cada día. En un caso en
2019, los vándalos saquearon y usaron excrementos humanos
para dibujar una cruz en la iglesia de Notre-Dame des Enfants, en Nimes
(untar materia fecal en las iglesias es una táctica musulmana muy común). Aunque la identidad de quienes
atacan las iglesias a menudo se deja fuera de los informes, como cuando
se dice unos "vándalos desconocidos"
profanaron y destrozaron cruces y estatuas en una catedral y mutilaron
los brazos de un Cristo crucificado de manera irreverente, hay
ocasiones en las que aparece.
Así, en 2014,
un musulmán enfurecido torció físicamente una enorme cruz de bronce con
sus propias manos, mientras cometía importantes actos de vandalismo en
dos iglesias. También volcó y rompió dos altares, destruyó estatuas
cristianas, derribó un tabernáculo, destrozó la puerta de una sacristía
y rompió algunos vitrales. Del mismo modo, en 2015, un musulmán dañó y profanó cruces y
lápidas cristianas en el cementerio de una iglesia. Tras ser detenido,
se comportaba
de la siguiente manera: "El hombre repite rezos musulmanes una y otra
vez, babea y es imposible comunicarse con él: su estado se ha declarado
incompatible con la detención preliminar". Fue hospitalizado como
"mentalmente desequilibrado".
Sea como fuere, el nuevo informe del Ministerio de Educación y Asuntos
Religiosos de Grecia deja una cosa perfectamente clara: Grecia se ha
convertido en el último ejemplo de la "regla islámica de los números",
una regla que postula que, cuanto más crecen los musulmanes en número,
más fenómenos intrínsecos al islam crecen con ellos, en este caso, la
profanación de iglesias cristianas. (Solo en Nigeria, por ejemplo, los
musulmanes han incendiado o destruido unas 20.000 iglesias durante la última década.)
[*] Michael Doukas, Decline
and Fall of Byzantium to the Ottoman Turks, 1975, 144–145; Andrew
G. Bostom, The Legacy of Jihad, 2005, 63.
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