Recordando la verdad sobre el Día de Colón
RAYMOND IBRAHIM
|
El 27 de abril 2025, Donald Trump publicó lo siguiente:
«Voy a resucitar de las cenizas el Día de Colón. Los demócratas
hicieron todo lo posible para destruir a Cristóbal Colón, su reputación
y a todos aquellos que tanto lo aman. Derribaron sus estatuas, y no
pusieron nada más que fanatismo «woke», si es que no ¡nada en absoluto! Pues bien,
os alegrará saber que Cristóbal Colón va a volver por todo lo alto. Por
la presente voy a reinstaurar el Día de Colón con las mismas reglas,
fechas y lugares que ha tenido durante todas las décadas anteriores.»
Trump se refiere al hecho de que, desde hace años, el Día de Colón –o,
como se conoce cada vez más, el «Día de los Pueblos Indígenas»– ha sido
condenado como un día en el que los estadounidenses celebran las
acciones «genocidas» de un loco contra los pobres y pacíficos nativos.
El argumento de Trump de que «los demócratas hicieron todo lo posible
para destruir a Cristóbal Colón» está especialmente evidenciado por la
antigua vicepresidente Kamala Harris. No solo consta en acta que quería
cancelar oficialmente el Día de Colón y sustituirlo por el Día de los
Pueblos Indígenas, sino que en 2021 condenó el «pasado vergonzoso» de Estados Unidos en el contexto de Colón, diciendo:
«Desde 1934, cada mes de octubre, Estados Unidos reconoce el viaje de
los exploradores europeos que desembarcaron por primera vez en las
costas de América... Aquellos exploradores trajeron consigo una ola de
devastación para las naciones tribales: perpetraron actos de violencia,
robaron tierras y propagaron enfermedades. No debemos rehuir este
pasado vergonzoso, debemos arrojar luz sobre él y hacer todo lo posible
para abordar el impacto del pasado en las comunidades nativas de hoy.»
Hace bien Trump al preocuparse del tema y querer restituir a Colón.
Sería aún mejor si aprovecháramos la ocasión para recordar en primer
lugar por qué navegó Colón hacia occidente. Aunque la Historia Falsa
que nos enseñaron a todos en la escuela afirma que fue para «buscar las
especias», la realidad es que lo hizo para circunnavegar y combatir
contra los musulmanes.
Viejas atrocidades y crímenes actuales
Cuando Colón nació, los reinos cristianos de Europa ya llevaban más de
800 años defendiéndose de los ataques islámicos, de la yihad, y la
lucha estaba en su punto álgido. En 1453, cuando Colón tenía dos años,
los turcos saquearon finalmente Constantinopla, un acontecimiento
cargado de atrocidades que sacudió a la cristiandad hasta sus cimientos.
En los años siguientes, los musulmanes siguieron adentrándose en los
Balcanes, dejando muchas muertes y destrucción a su paso, con millones
de eslavos esclavizados. (Sí, las dos palabras, eslavos y esclavos,
están relacionadas etimológicamente por esta misma razón.)
En 1480, cuando Colón tenía 29 años, los turcos llegaron incluso a invadir Italia. En la ciudad de Otranto, decapitaron ritualmente a 800 cristianos –y cortaron por la mitad al arzobispo local– porque se negaron a retractarse del cristianismo y abrazar el islam.
En este contexto, los monarcas españoles, los reyes Fernando e Isabel
–que eran cruzados declarados, especialmente la reina, que culminaron
la Reconquista de España, que duró siglos, liberando Granada del islam
en 1492– tomaron a Colón a su servicio.
Una misión especial
Fundamentaron su ambicioso viaje a occidente con la intención de lanzar,
en palabras del historiador Louis Bertrand, «una cruzada final y
definitiva contra el islam a través de las Indias» (lo que culminó con el descubrimiento fortuito del Nuevo Mundo).
Muchos europeos estaban convencidos de que si lograban llegar a los
pueblos al este del islam –que, si no eran cristianos, al menos «aún no
estaban infectados por la peste mahometana», por citar al Papa Nicolás
V (m. 1455)– juntos podrían aplastar al islam entre todos. El plan tenía
siglos de antigüedad y estaba relacionado con la leyenda del Preste
Juan, un supuesto gran monarca cristiano que reinaba en oriente y que
un día marcharía hacia occidente y vengaría a la cristiandad
destruyendo el islam.
Todo esto se desprende de las propias cartas de Colón: en una de ellas
se refiere a Fernando e Isabel como «enemigos de la miserable secta de
Mahoma» que están «resueltos a enviarme a las regiones de las Indias,
para ver [cómo pueden ayudar sus gentes en el esfuerzo bélico]». En
otro escrito a los monarcas después de llegar al Nuevo Mundo, Colón
ofrece levantar un ejército «para la guerra y conquista de Jerusalén».
(Que sus viajes se centraban en liberar Jerusalén del islam queda
patente en el título de un libro de 2011, Columbus and the Quest for
Jerusalem).
Tampoco fueron España y Colón los primeros en aplicar esta estrategia.
Una vez que Portugal quedó libre del islam en 1249, su ejército se
lanzó al África musulmana. «El historiador George Grant escribe: «La
gran y principal motivación tras la energía explosiva y el
intelecto expansivo de Enrique el Navegante [nacido en 1394] era el
simple deseo de tomar la cruz, de llevar la espada cruzada a África y
abrir así un nuevo capítulo en la guerra santa de la cristiandad contra
el islam». Emprendió todos esos viajes de descubrimiento porque «quería
saber si había en aquellos lugares algún príncipe cristiano» que «le
ayudara contra los enemigos de la fe», escribió un contemporáneo.
¿islamófobos?
¿Convierte todo esto en «islamófobos» a Colón, y por extensión a Fernando e Isabel, por
no mencionar a toda la cristiandad, como denuncian los
pocos críticos modernos que se molestan en mencionar la verdadera
motivación del viaje de Colón? Por ejemplo, en un artículo de opinión
en el Los Angeles Times, el historiador de Yale Alan Mikhail escribe:
«Una fuerza primordial de las travesías
atlánticas de Colón fue el miedo y el odio al islam... Esto determinó
la forma en que los europeos blancos se relacionaron con el ‘Nuevo
Mundo’ y sus pueblos nativos durante siglos, y la forma en que los
estadounidenses de hoy entienden el mundo... Colón nació en la
mentalidad antiislámica de Europa en 1451.»
Aunque gran parte de esto sea cierto, Mikhail no se molesta en explicar
por qué había tal «miedo y odio al islam», o, ante todo, por qué Europa tenía una
«mentalidad antiislámica». Pretende que los «europeos
blancos» no eran más que unos fanáticos poco ilustrados («racistas» en
la jerga contemporánea).
Pero ahí estaba la ironía: sí, Colón y los europeos eran «islamófobos»,
pero no en el sentido en que se utiliza hoy esa palabra. Aunque la
palabra griega phobos siempre ha significado «miedo», en su uso actual
implica «miedo irracional».
Sin embargo, teniendo en cuenta que durante casi mil años antes de
Colón, el islam había atacado repetidamente a la cristiandad hasta el
punto de engullir tres cuartas partes de su territorio original,
incluida durante siglos España; que la última irrupción del islam, bajo
la forma de los turcos otomanos, estuvo durante la época de Colón
devastando los Balcanes y el Mediterráneo, masacrando y esclavizando a
cualquier europeo que se atreviera a viajar hacia oriente a través de
sus dominios; y que, incluso siglos después de Colón, el islam seguía
aterrorizando a occidente –marchando sobre Viena con 200.000 yihadistas
en 1683, o arrastrando a Estados Unidos a su primera guerra como nación–,
la mera sugerencia de que los temores occidentales al islam eran, o
son, «irracionales» es en sí misma el colmo del irracionalismo.
En resumen, empecemos a celebrar de nuevo el Día de Colón a
finales de este año, y recordemos también los
acontecimientos que le dieron origen inicialmente, y aprendamos de ellos.
|
|
|