Madres y padres masacrados: un odio islámico que no conoce límites

RAYMOND IBRAHIM






Los incidentes de musulmanes que masacran o intentan masacrar a sus propios padres van en aumento, incluso por razones extrañas (como que "Alá los había invitado al paraíso a través de mí").


Más recientemente, un musulmán de 30 años degolló a su propia madre con un cuchillo, en Francia. Tras tipificar el incidente como "intento de asesinato", las autoridades locales dijeron que el "acusado ha admitido el crimen", que "ha cometido por motivos personales y religiosos". Subrayando aún más la última razón –"religión"– se había escuchado al musulmán aspirante a matricida gritar "Alahu Akbar".


Dos meses antes, también en Francia, un musulmán de 25 años decapitó a su propio padre, de 60, con un cuchillo. Cuando la policía llegó al lugar, también se escuchó al parricida musulmán gritar "Alahu Akbar" mientras huía del lugar.


El hecho de que esos musulmanes en ambos ejemplos de Francia consideraran adecuado lanzar el antiguo grito de guerra yihadista del islam (que literalmente significa "mi dios es más grande que el vuestro") indica que, cualquiera que sea la disputa, al menos esos musulmanes creían que, al sacrificar a sus padres, estaban actuando en nombre del islam o reivindicándolo.


Tal fue ciertamente el caso de otro parricidio musulmán bien documentado. En septiembre de 2022, un musulmán mató a golpes a su madre y a su padre en Nigeria.


¿La razón? "A mis padres no les gusta el profeta Mahoma porque yo lo adoro, [y] ellos me llamaban loco", explicó Munkaila Ahmadu, de 37 años, en un vídeo grabado por la policía. "Los maté, porque se negaban a aceptar la verdad sobre el profeta Mahoma. Los maté porque ofendían al profeta y su castigo es la muerte –no hay arrepentimiento para nadie que ofenda al profeta–".


Ciertamente no es el único que sigue semejante lógica. Después de que una turba musulmana apedreara y quemara hasta la muerte a una estudiante universitaria cristiana, Deborah Emmanuel, acusada de blasfemar contra Mahoma, un clérigo musulmán justificó la atrocidad diciendo: "Cuando tocáis al profeta nos volvemos locos… A cualquiera que toque al profeta, no un castigo, ¡simplemente mátalo!".


Sin mostrar remordimiento alguno por asesinar a su padre (de 70 años) y a su madre (de 60), Ahmadu se jactaba de que "[pronto] seré libre porque Alá está con el justo; por eso no me preocupa lo que he hecho…. Ahora estoy bajo custodia policial porque, según el pensamiento humano, he hecho algo malo, pero a los ojos de Alá y del profeta lo que he hecho es lo correcto".


¿Es esto cierto? Por desgracia, sí. "Ejecutar" a quienes "blasfeman" contra el profeta del islam es tan antiguo como el propio islam y se remonta directamente a Mahoma, que fue el primero en pedir que mataran a quienes se burlaban de él o lo llamaban "chiflado".


Pero incluso más allá del tema de la blasfemia, otra de las doctrinas de Mahoma, la de al-wala' w'al-bara' (que se traduce como "la lealtad y la enemistad"), exige a los musulmanes que odien a cualquiera que perciban que se opone al islam.


El versículo fundamental para esta doctrina se halla en Corán 60,4. Como concluyó una vez Osama bin Laden, después de citar este versículo:


"Tal es, pues, la base y el fundamento de la relación entre el infiel y el musulmán. La batalla, la animosidad y el odio, dirigidos del musulmán al infiel, es el fundamento de nuestra religión" (The Al Qaeda Reader, p. 43).


De manera similar, después de citar Corán 60,4, el Estado Islámico confesó a Occidente: "os odiamos, ante todo, porque sois incrédulos". En cuanto a todos y cada uno de los "agravios" políticos, son razones "secundarias" para la yihad, según declaró el ISIS:


"El hecho es que, incluso si dejarais de bombardearnos, encarcelarnos, torturarnos, vilipendiarnos y usurpar nuestras tierras, seguiríamos odiándoos porque nuestra principal razón para odiaros no dejará de existir hasta que abracéis el islam. Incluso si tuvierais que pagar la yizia y vivir humillados bajo la autoridad del islam, seguiríamos odiándoos.


Aun así, podemos pensar que seguramente este odio no tiene nada que ver con masacrar a otros musulmanes, especialmente a la madre y al padre de uno.


En realidad, la doctrina de al-wala’ w’al-bara’ abarca también estos asesinatos. Consideremos Corán 58,22, otro versículo clave que llama a odiar a los no musulmanes:


"No encontraréis a nadie que crea en Alá y en el último día que sea amigo de aquellos que se oponen a Alá y su enviado, aunque sean sus padres, sus hijos, sus hermanos o sus parientes más cercanos."


Según el comentario clásico de Ibn Kathir sobre el Corán (The Al Qaeda Reader, pp. 75-76), este versículo se refiere a varios compañeros de Mahoma que asesinaron a sus propios parientes durante la batalla de Badr: uno mató a su padre, otro a su hermano , un tercero (Abu Bakr, el primer califa reverenciado de la historia islámica) trató de matar a su hijo, y Omar, el segundo califa, masacró a varios de sus familiares.


Como explica Ibn Kathir, Alá estaba inmensamente complacido por el celo inquebrantable que mostraron por su causa y los recompensó con el más alto nivel del paraíso, según se expresa en Corán 58,22:


"Alá ha inscrito la fe en sus propios corazones y los ha fortalecido [contra sus parientes] con un espíritu de él mismo. Los hará entrar en jardines regados por corrientes de agua, donde morarán para siempre."


En resumen, nadie, ni siquiera los padres y las madres, están a salvo de la yihad.


Hay una lección final y muy importante en todo esto: si se llama a los musulmanes a odiar y hasta asesinar a su propia carne y sangre, incluidos padres, hijos, hermanos y esposas, siempre que se perciba que se burlan de Mahoma o simplemente se oponen al islam, ¿puede sorprender que tantos musulmanes odien a los enemigos "naturales" del islam, a los "infieles" extranjeros, como los que viven en todo Occidente?


Mientras que las autoridades niegan con vehemencia esta realidad, otros en Occidente parecen  estar empezando a comprender las palabras de Donald Trump, cuando habló después de una serie de ataques terroristas islámicos a finales de 2015: "Creo que el islam nos odia. Hay algo allí, hay un odio tremendo allí. Hay un odio tremendo. Tenemos que llegar al fondo de esto".


Pero quienes estamos atentos al problema ya hemos llegado al fondo hace mucho tiempo.



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