RAYMOND IBRAHIM · 13-09-2022
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Un tribunal libio ha condenado a muerte a un
joven por "apostasía del islam". Según el canal libio Al-Jumhiriyah, el
veredicto se ha emitido contra un joven llamado Diya’ al-Din Bil’awa,
que
se graduó en la Facultad de Tecnología de la Información en 2018.
El joven Diya’ era descrito como hafiz (alguien que ha
memorizado todo el Corán), lo que sugiere que había sido miembro de
la clase clerical islámica, por lo que su apostasía era aún más
escandalosa.
No está claro cómo se manifestó la apostasía del acusado, si se
había convertido al cristianismo, como suele ser el caso de los
apóstatas
musulmanes, o si se había declarado ateo o agnóstico.
Según Al-Jumhiriyah, en algún momento de 2019, se le
"ofreció" al acusado retractarse de su apostasía y volver a unirse al
islam, pero
se negó a hacerlo.
Lo que está claro es que la ley de apostasía utilizada se estableció
en el código penal de Libia tras la "primavera árabe" que llevó al
derrocamiento de Muamar
El-Gadafi, cuando "Nosotros [los
Estados Unidos] vinimos, vimos, y él murió", por citar
las palabras que dijo la entonces Secretaria de Estado, Hillary
Clinton, mientras se reía a carcajadas.
Imagen de la sentencia de muerte por apostasía
contra Diya’ al-Din Bil’awa emitida por Libia con fecha 4/9/2022.
Esa manera de proceder es otro recordatorio de
que, al
igual que pasó con todas las demás naciones de Oriente Medio que
experimentaron lo que los medios occidentales describieron durante
mucho tiempo como "primavera árabe" (un supuesto derrocamiento de la
tiranía y el autoritarismo, reemplazado por el liberalismo y el
progresismo), también en Libia, hogar de los 21 cristianos
coptos a quienes degollaron por su fe en 2015, la situación
no ha hecho más que empeorar.
En el vecino Egipto, por ejemplo, según se ha informado hace pocos
días, un tribunal de apelaciones de El Cairo ha confirmado la sentencia de cinco años de
prisión (con trabajos forzados) para
otro joven copto, Marco Guirguis Shehata, acusado de "burlarse de
islam". La acusación se basa en "pruebas" encontradas en su teléfono
móvil, que según Marco le habían robado en aquel momento. Su padre, un
modesto herrero, en Quena, al norte de Lúxor, y toda su familia
han quedado desolados por la sentencia, inesperadamente dura.
Estos dos casos, un hombre condenado a muerte por "apostasía", en
Libia, y otro condenado a cinco años de prisión con trabajos forzados
por "burlarse del islam", en Egipto, se producen apenas una semana
después del trágico caso
del niño Shenouda: Las autoridades egipcias arrebataron al niño de
cuatro años a sus padres cristianos adoptivos y lo enviaron a un
orfanato, donde fue "devuelto" por la fuerza al islam. La razón de una
reacción tan inhumana es que Egipto se rige por la saría, que
no solo prohíbe la adopción, sino que enseña que todo ser humano es una
especie de musulmán primordial cuando nace; pero "pierde" su islam
cuando se le enseñan cosas o religiones falsas; de ahí la urgente
necesidad de alejar a aquel niño de unos padres amorosos, pero
cristianos.
Seguramente ya va siendo hora de que el mundo civilizado reconozca la saría
por lo que es: la antítesis de los derechos humanos.
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