Cómo unos pocos multimillonarios manipulan el mundo

RAYMOND IBRAHIM






¿Qué hay en última instancia detrás de tantos males (fabricados) que asolan actualmente Occidente, desde la locura izquierdista y la demencia de género, hasta los cierres patronales innecesarios y las guerras?


En una palabra, los ultrarricos, la élite multimillonaria. Así lo sostiene la autora de superventas Hanne Nabintu Herland, en su último libro, The Billionaire World: How Marxism Serves the Elite [El mundo multimillonario. Cómo el marxismo sirve a la élite].


En una serie de enérgicos capítulos, Herland –historiadora de las religiones nacida en África y fundadora de The Herland Report en Escandinavia– atribuye todos los principales problemas del mundo a la élite multimillonaria y a su uso de la represión marxista y la ingeniería social.


Aunque pueda parecer contradictorio, Herland expone –y documenta– varios argumentos de peso.


El hecho de que una minúscula élite controle mucho puede verse en que incluso marcas aparentemente opuestas y competidoras, como Coca-Cola y Pepsi, suelen ser propiedad de la misma empresa, dice Herland. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación supuestamente opuestos de "izquierdas" y "derechas". Unas irrisorias seis empresas controlan el 90% de todos los medios de comunicación estadounidenses. En cuanto al ámbito político, el "0,01% más rico ha acaparado el 40% de todas las contribuciones a las campañas a través de donaciones corporativas".


En resumen, "estas mastodónticas empresas privadas dominan por completo nuestra forma de vida, lo que comemos, bebemos, vemos en televisión, lo que vestimos y a quién votamos".


No es de extrañar que, pase lo que pase en el mundo, y por mucho que esos acontecimientos perjudiquen al ciudadano medio, los ultrarricos solo tiendan a hacerse más ricos. Según Herland, "el 82% de toda la riqueza generada en 2017 fue a parar al 1% más rico de entre nosotros, mientras que la población mundial más pobre, 3.700 millones de personas, no vieron aumentar su riqueza".


Pero es peor que eso. Parece haber una correlación directa entre cuanto más pobre se vuelve el hombre promedio y cuanto más ricos se vuelven los multimillonarios. Escribe Herland,


"Los más ricos de entre nosotros ganaron miles de millones de dólares con la tragedia mundial de COVID-19, mientras los pobres del mundo se hundían en una pobreza inimaginable... La estrategia de confinamiento hizo que los beneficios de los multimillonarios se dispararan. En el lapso de apenas unos meses en 2020, Bill Gates ganó 75.000 millones de dólares, Jeff Bezos 67.900 millones, Mark Zuckerberg 37.800 millones y Elon Musk 33.600 millones."


Mientras tanto, el 48% de los propietarios de pequeñas empresas en Estados Unidos experimentaron graves problemas económicos –con un tercio de ellos en bancarrota, y con las empresas propiedad de negros sufriendo de manera desproporcionada– debido a ese bloqueo que, por otra parte, benefició a los multimillonarios.


Desde una perspectiva macrohistórica, Occidente está retrocediendo lentamente, y los ultrarricos se están convirtiendo en "la versión globalista de los señores feudales, a medida que la nueva clase esclava occidental emerge bajo ellos".


Pero, ¿cómo se ha llegado a esta lamentable situación? El marxismo –en sus innumerables formas e versiones– es la respuesta de Herland. Desde la década de 1960, comenzando con el movimiento "sexo y drogas libres", el marxismo, especialmente bajo la apariencia de materialismo ateo, se ha abierto camino en la cultura occidental, envenenando, corrompiendo y destruyendo todo lo que originalmente hizo grande a Occidente, y por lo tanto poniéndolo a punto para que los más poderosos, es decir, los más ricos, lo manipulen y controlen. Escribe Herland:


"El ataque marxista a los valores históricos occidentales ha debilitado el núcleo mismo de nuestra cultura, ha destruido la estabilidad social y la familia, ha apagado la libertad de expresión y ha silenciado a la gente, eliminando así los obstáculos con el fin de que la clase multimillonaria obtenga el control centralizado... La combinación de fuertes corporaciones privadas junto con ideologías políticas socialistas ha impulsado un modelo radical de pensamiento colectivo en el que se espera que la población se pliegue del todo al consenso, no muy diferente de lo que presenciamos durante el nacionalsocialismo en Alemania, antes y durante la Segunda Guerra Mundial."


Los entornos en los que la libertad se erosiona y se sustituye por el pensamiento colectivo son especialmente propicios para la explotación marxista. Como Vladimir Lenin, que adoraba a Marx, escribió una vez:


"Debemos estar dispuestos a emplear artimañas, a engañar, a violar la ley, a retener y ocultar la verdad ... Podemos y debemos escribir en un lenguaje que siembre entre las masas el odio, la repulsión y el desprecio hacia quienes no están de acuerdo con nosotros."


Seguramente no hacen falta muchas pruebas para afirmar que estas tácticas dominan ahora el discurso y la política occidentales, más de un siglo después de que se escribieran por primera vez.


Hay muchas más cosas que recomendar en El mundo multimillonario de Herland. Casi todos los temas acuciantes –incluida la politización de la ciencia, el auge de grupos (abiertamente marxistas) como Black Lives Matter, la persecución mundial a los cristianos, el avivamiento de las tensiones raciales y la reescritura de la historia– están relacionados con la actuación camuflada de las élites multimillonarias y sus egoístas agendas.



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