El cambio climático: último pretexto musulmán para masacrar cristianos

RAYMOND IBRAHIM





El suelo ensangrentado de la iglesia de San Francisco, tras la masacre de 50 cristianos el domingo de Pentecostés, 5 de junio 2022.

Los políticos han encontrado una manera de matar dos pájaros de un tiro: ignorar la endémica masacre de cristianos por todo el mundo musulmán, mientras exageran el impacto del cambio climático. ¿Cómo? Diciendo que el cambio climático es el verdadero motor que impulsa la persecución contra los cristianos.


El domingo de Pentecostés, 5 de junio de 2022, los musulmanes masacraron a unos 50 cristianos dentro de la iglesia de San Francisco, en Nigeria (hay otros ejemplos de musulmanes que masacran a cristianos durante el culto iglesias nigerianas). Dos días después, el presidente de Irlanda, Michael Higgins, emitió una declaración sobre el incidente.


En ella, vincula la masacre de la iglesia nigeriana con el "cambio climático": tres de los cuatro párrafos de la declaración tratan sobre el calentamiento global; en ninguna parte la declaración reconoce, y mucho menos condena, la radicalización islámica y el terrorismo en la región, aunque eso era precisamente lo que condujo a la masacre de la iglesia el domingo de Pentecostés.


De hecho, aunque los llamados "principales medios de comunicación" no informan de ello, los cristianos de Nigeria, según varias ONG, están siendo purgados en un genocidio. Según un informe de agosto de 2021, desde que la insurgencia islámica comenzó en serio en julio de 2009, más de 60.000 cristianos han sido asesinados durante razias yihadistas, o han sido secuestrados y nunca más se los ha vuelto a ver. Durante este mismo período, aproximadamente 20.000 iglesias y escuelas cristianas fueron incendiadas y destruidas por musulmanes al grito de "Alahú Akbar". En 2021, los musulmanes asesinaron al menos a 4.650 cristianos nigerianos por su fe, y a cerca de 900 solo en los tres primeros meses de este año 2022.


En lugar de reconocer mínimamente esas tendencias perturbadoras, el presidente irlandés Michael Higgins "condenó" a aquellos que "intentan convertir en chivo expiatorio a los pueblos pastoriles [musulmanes], que están entre las principales víctimas de las consecuencias del cambio climático". Se trata de una referencia a los fulani, pastores islámicos motivados por la ideología yihadista para asaltar y asesinar cristianos en lo que ahora parece ser una práctica diaria. Como indica este informe, cada dos horas es asesinado un cristiano en Nigeria, la mayoría de ellos a manos de los fulani.


El 10 de junio, el obispo Jude Ayodeji Arogundade, de la diócesis donde los cristianos nigerianos fueron masacrados el domingo de Pentecostés, respondió tanto a las afirmaciones de Higgins de que el cambio climático es el responsable, como a la repugnante descripción que hace el presidente irlandés de los fulani como víctimas nada menos que de los cristianos que ellos asesinan:


"Aunque doy las gracias al honorable Sr. Higgins por condenar, como otros, el ataque y mostrar su condolencia a las víctimas, sin embargo las razones que da para tan espantosa masacre son incorrectas e inverosímiles… Sugerir o afirmar una conexión entre las víctimas del terrorismo y las consecuencias del cambio climático no solo es engañoso, sino que también resta importancia a las heridas de todos los que han sufrido el terrorismo en Nigeria. ¡Las víctimas del terrorismo son de otra categoría a la que nada se puede comparar! Para cualquiera que haya seguido de cerca los acontecimientos de Nigeria en los últimos años, está muy claro que los problemas que subyacen a los ataques terroristas, el bandidaje y los ataques incesantes en Nigeria y en la región del Sahel no tienen nada que ver con el cambio climático... Aludir a la política del cambio climático, en nuestra situación actual, es completamente inmoral... Los terroristas [musulmanes] están asesinando, masacrando, hiriendo y provocando el terror en diferentes partes de Nigeria desde hace más de 8 años no por algo razonable, sino porque son malvados."


Igualmente Lord David Alton, de Líverpul, defensor de los derechos humanos, manifestó su condena a aquellos que intentan apartar el foco del terrorismo islámico y llevarlo hacia el cambio climático. El 12 de junio, escribía:


"Los políticos necesitan ser más honestos acerca de lo que impulsa la carnicería... Cada vida perdida [durante el ataque a la iglesia del domingo de Pentecostés] representó una trágica angustia para familias concretas. … Sorprende el poco interés que han tenido los principales medios de comunicación en detallar sus historias. Esas vidas perdidas en Nigeria no deberían ser menos interesantes que en cualquier otra parte del mundo. Y llama la atención la rapidez con que los políticos y los comentaristas sacan a relucir el mismo discurso banal y desacreditado de que los impulsores de tal carnicería son el cambio climático y la falta de recursos. Dicen que las causas son "complicadas", sin la menor mención de la ideología yihadista que está detrás de las interminables atrocidades de ISIS y Boko Haram. Y luego dicen que todos [cristianos y musulmanes] sufren y que hay una especie de equivalencia con víctimas procedentes de diversas tradiciones religiosas. Deberían decirle eso a las familias cuyos seres queridos son atacados, día tras día, a ver qué tipo de respuesta reciben."


Sin utilizar las palabras "islam", "islamismo" o "islam radical", Alton, con precisión pero diplomáticamente, concluye escribiendo:


"Ya es hora de que el mundo se dé cuenta de la desagradable verdad de que la misma fuerza maligna que ha asesinado y mutilado comunidad tras comunidad continúa asesinando brutalmente a nigerianos y ha podido hacerlo con impunidad."


Es interesante, además, notar que, al condenar un ataque terrorista casi idéntico al asesinato de 50 cristianos nigerianos, el domingo de Pentecostés, como fue la masacre de Christchurch de 2019, en la que un australiano mató a 51 musulmanes en Nueva Zelanda, el presidente de Irlanda no dijo nada sobre el cambio climático. Por el contrario, señaló la verdadera causa (que se aplica a ambos ataques): la religión. Después de decir que los ataques en la mezquita de Nueva Zelanda "horrorizaban a la gente en todo el mundo" (mientras que no dijo nada parecido en su declaración sobre la masacre de la iglesia nigeriana), Higgins continuó:


"No puede haber ninguna justificación para actos de violencia y discriminación basados ​​en la religión o las creencias... La libertad de expresión religiosa es la piedra angular de cualquier democracia que funcione y esos derechos deben garantizarse a todos los ciudadanos."


El presidente de Irlanda, dicho sea de paso, no es ni el primer ni el único político de alto rango que trata de echar la culpa del terrorismo islámico al cambio climático. En diciembre de 2021, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que "el cambio climático… es un factor agravante de la inestabilidad, los conflictos y el terrorismo".


Uno se encuentra con esta afirmación incluso en los lugares más insospechados. En un libro reciente, The Politics of Persecution, el profesor palestino Mitri Rehab insiste en que cualquier persecución que los cristianos puedan experimentar en Oriente Medio no tiene nada que ver con el islam. En su intento de echar la culpa a cualquier otra cosa, incluye en su libro una sección dedicada al "cambio climático [que] hará recaer sus estragos sobre la comunidad cristiana".


Estos son, pues, los extremos depravados a los que están dispuestos a llegar algunos políticos, académicos y medios de información. Explotan descaradamente el sufrimiento humano de los cristianos y de otros, desviando la atención de su verdadera causa, que es la radicalización islámica y el terrorismo, para dirigirla a sus proyectos particulares favoritos, en este caso, el cambio climático.


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