La
estafa de Khan: cuando los terroristas fingen arrepentimiento
RAYMOND IBRAHIM
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El grado en que los terroristas musulmanes pueden
fingir remordimiento por sus crímenes y pretender de manera convincente
haberse reformado, mientras desprecian en secreto y conspiran para
asesinar a los no musulmanes, se ha puesto de manifiesto recientemente.
Después de que los evaluadores de su prisión determinaran que Usman
Khan, que estaba cumpliendo condena por actividades relacionadas con el
terrorismo, se había reformado y se había arrepentido de sus fechorías,
lo liberaron pronto, en diciembre de 2018. Sin embargo, menos de un año
después, asesinó a dos personas, un hombre y una mujer, e hirió a otras
tres en Fishmongers Hall cerca del Puente de Londres.
Durante una reciente investigación,
el reverendo Paul Foster, capellán de la prisión, admitió que él era
uno de los que habían sido "estafados" por el falsamente "arrepentido"
Khan.
Foster dijo que "Khan se había comprometido positivamente con programas
que le hacían ver su transgresión y el impacto de sus delitos". Khan,
además,
"tuvo conversaciones conmigo sobre su deseo de cambiar y comenzar de
nuevo, para prestar más atención al efecto dominó de sus acciones".
El informe de 24 de abril de 2021 continúa:
"Foster dijo también que Khan había hablado 'abierta y emotivamente'
durante una sesión de encuentro con una víctima del crimen.
Añadió: 'Nos estaban
presentando muchas cosas positivas sobre su comportamiento, incluso
algunos de los prisioneros me decían ... en un caso, un tipo perdió a
su hijo en un asesinato y Usman estuvo personalmente en su puerta
ofreciendo sus condolencias y preguntando si podía ayudar'.
El capellán describió una
charla con Khan en la que confesó 'cierta vergüenza' por el impacto que
su crimen había tenido en la comunidad musulmana.
'Parecía mostrar remordimiento
por lo que había hecho', dijo Foster."
Al final, todo era una farsa. Durante la investigación, Foster expresó
su conmoción al enterarse de que, durante el mismo período de tiempo en
que Khan estaba fingiendo arrepentimiento, también era el "principal
preso dedicado a radicalizar a otros y que estaba involucrado en
'conversiones forzadas'".
"Es evidente que se estaba presentando de manera que pudiera engañar a
personas como yo y otros –concluyó Foster–. Sinceramente debo decir que
me equivoqué, y que me ha estafado."
De hecho, no solo él ha sido estafado por Khan, sino que muchos otros
empleados y evaluadores de prisiones bien intencionados han sido
estafados por muchos otros terroristas musulmanes "reformados". Peor
aún, ese tipo de estafas parecen ser la regla, no la excepción.
Según un estudio de 2020 publicado por el Centro Internacional para el
Estudio de la Radicalización (ICSR) del Kings College de Londres y
titulado Prisiones y terrorismo, "la falsa docilidad parece
haberse generalizado, especialmente entre los prisioneros yihadistas,
aunque su verdadera extensión es desconocida. Esto puede ser un
problema importante en relación con la evaluación de riesgos y las
concesiones de libertad".
El informe del ICSR documentó otros varios ejemplos, aparte del de
Khan, de prisioneros yihadistas que pretendían haberse reformado y
"desradicalizado". Uno de los dos musulmanes que decapitó al sacerdote
católico Jacques Hamel, de 85 años, en su iglesia en Francia en 2016
había sido arrestado dos veces antes por intentar ir a Siria y luchar
por el Estado Islámico. Sin embargo, todo lo que tenía que hacer era
decirle al juez lo que este quería escuchar: "Soy un musulmán que cree
en la misericordia, en hacer el bien, no soy un extremista… quiero
recuperar mi vida, ver a mis amigos , casarme". Basándose en estas
palabras, el juez lo dejó en libertad y poco después este "musulmán que
creía en la misericordia" asesinó al anciano sacerdote.
Del mismo modo, "muchas de las 40 reclusas de la prisión de
Fleury-Mérogis en París han bromeado sobre cómo engañaron al juez o al
magistrado, por ejemplo, comiendo cerdo, que está prohibido en el
islam, para recibir sentencias más indulgentes".
Lamentablemente, los únicos que aprenden de la interacción entre los
prisioneros musulmanes y las autoridades europeas son los propios
terroristas:
"Desde su perspectiva, la prisión también es una oportunidad para
comprender cómo operan las autoridades y, como señal de su creciente
conciencia de la contrainteligencia y la contravigilancia, los
yihadistas han buscado activamente pasar su tiempo en prisión sin
incidentes y sin despertar sospechas de las autoridades."
En relación con esto, los terroristas encarcelados "ven la prisión como
una prueba de su compromiso con la causa y un lugar donde recuperarse
de las pérdidas del Estado Islámico en el campo de batalla y dedicarse
a la agitación más amplia dentro el proyecto yihadista".
El informe del ICSR continúa mencionando la palabra taquiya, la principal doctrina islámica
del engaño:
"Los delincuentes pueden intentar 'burlarse' en la evaluación de
riesgo, si están en contacto con otros reclusos que ya han participado
en el proceso. Parte de esto implica saber qué decir para marcar las
casillas correctas. En buena medida, esto responde al uso de lo que se
conoce como taquiya, que es un concepto (mayormente) chií,
utilizado para referirse al engaño y al disimulo con el fin de ocultar
las verdaderas intenciones de uno ... El alcance real de la taquiya
puede ser mayor de lo que comúnmente se cree ... Más aún, la suposición
de que los yihadistas están más dispuestos a participar en el engaño
que los prisioneros no terroristas puede plantear un enigma, por lo que
se piensa que cualquier cosa menos admitir tener ideas e intenciones
yihadistas constituye una forma de taquiya."
Es cierto que resulta algo sorprendente, y nuevo, ver a un grupo de
expertos
occidentales de ordinario políticamente correctos utilizando el término
taquiya. Por ejemplo, después de que se
publicara "Las doctrinas del engaño en el islam", un artículo que Jane's Islamic Affairs
Analyst (una agencia de inteligencia de defensa fundada en 1898) me
había encargado que escribiera sobre la taquiya,
publicado el 26 de septiembre de 2008, su editor (que fue despedido) me
llamó presa del pánico: sus superiores estaban indignados de que
hubiera permitido aparecer un artículo así. Parte de su "control de
daños" consistió en publicar otro artículo refutando el mío.
El gran "crimen" de mi artículo era que iba en contra de la ortodoxia
académica sobre la taquiya, que ha insistido durante mucho
tiempo en que la doctrina permite a los musulmanes engañar a otros solo
cuando sus vidas están amenazadas. Mi artículo argumentaba lo que el
informe ICSR dice ahora, más de una década después: que la aplicación
de la taquiya, o engaño, difícilmente se limita a situaciones
que
amenazan la vida y que a menudo se emplea de cualquier manera que pueda
considerarse como una ayuda a los musulmanes contra los no musulmanes.
En cuanto a la advertencia típica (y errónea) ofrecida por el ICSR, de
que "la taquiya
... es un concepto (mayormente) chií", esto no es cierto, como lo
demuestra el simple hecho de que los prisioneros aludidos en el propio
estudio del ICSR son abrumadoramente, si no totalmente, suníes. Como ha
escrito el Dr. Sami Nassib Makarem, la máxima autoridad
en taquiya, en su influyente libro, Al-Taqiyya fi’l Islam
(La taquiya en el islam):
"La taquiya es de fundamental importancia en el islam.
Prácticamente todas las sectas islámicas están de acuerdo con ella y la
practican ... Podemos ir tan lejos como para decir que la práctica de
la taquiya
pertenece a la corriente principal del islam, y que las pocas sectas
que no la practican divergen de la corriente principal ... La taquiya
es muy frecuente en la política islámica, especialmente en la era
moderna."
La taquiya se ha asociado con los chiíes porque,
históricamente,
tenían más razones para emplearla, al ser minorías rodeadas por
mayorías suníes hostiles. Hoy, sin embargo, los suníes en Occidente son
las principales minorías musulmanas rodeadas por sus enemigos
históricos –los no musulmanes, los "infieles"– y, por tanto, ellos, no
menos que los chiíes, emplean la taquiya.
(Para quienes estén interesados en una exposición más detallada sobre
la doctrina del engaño en el islam, vean estos enlaces: aquí,
aquí y aquí).
Mientras Occidente no entienda el significado y la naturaleza
generalizada de la taquiya,
seguirá siendo engañando por quienes la practican, a menudo con fatales
consecuencias, como lo demuestra el ejemplo de Usman Khan.
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