El
islam vence a Occidente, sin disparar un tiro
RAYMOND IBRAHIM
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En su conocida historia de la civilización occidental, Edward
Gibbon (1737-1794) ofreció una interesante hipótesis sobre la crucial batalla de Tours
(732 d.C.), o de Poitiers, en la que un enorme ejército musulmán –que
había aterrorizado, masacrado y esclavizado a todos los cristianos a su
paso– fue finalmente detenido y derrotado por los francos en el centro
de Francia.
Según pensaba Gibbon, si los musulmanes hubieran vencido:
"Tal vez la interpretación del Corán se enseñaría ahora en las escuelas
de Oxford, y sus púlpitos podrían predicar a un pueblo circuncidado [es
decir, los británicos serían ahora musulmanes] la santidad y la verdad
de la revelación de Mahoma."
Hoy, por supuesto, no sólo se enseña la "revelación de Mahoma" y se la
honra en Oxford, sino que cada vez más se cancela el cristianismo por
su causa. Más recientemente:
"La decisión de un colegio universitario de Oxford de no celebrar el
Día de San Jorge con una cena formal ha sido tachada de 'chaladura'. El
Magdalen College ha decidido no continuar con el banquete anual que
celebraba al santo inglés antes de la pandemia y que reunía a
estudiantes, profesores y becarios de Oxford. En su lugar, el colegio
celebrará el día del Eid al-Fitr, la festividad islámica que marca el
final del ramadán. El colegio celebrará una cena formal con motivo del
Eid el 23 de abril, atendiendo a una petición de sus estudiantes
musulmanes. Un correo electrónico del vicepresidente de la universidad,
el profesor Nick Stargardt ... describe los planes como una 'cena
festiva' para celebrar la ocasión. La invitación, enviada a cientos de
estudiantes y a sus profesores, añade que la comida 'seguirá las
costumbres musulmanas'. Los cocineros prepararán un plato de carne
halal y no se servirá alcohol a los comensales."
Oxford llevaba muchos años celebrando el Día de San Jorge. Sin
embargo, una vez que llegó la pandemia en 2020, el Día se suspendió
("temporalmente"); y ahora, tras ese "reinicio", el islam ha ocupado su
lugar.
Esta medida, por cierto, pretende apaciguar al islam en más de un
sentido. Aunque es el santo patrón de Inglaterra
desde hace unos siete siglos, San Jorge ha sido cada vez más motivo de
preocupación porque "ofende" a los musulmanes. Por ejemplo, según
un informe de 2013:
"Un pueblo [en Inglaterra] ha votado no ondear la bandera de San Jorge
por si ofende a los musulmanes. Radstock, en Somerset, tiene 5.620
habitantes, de ellos 16 musulmanes [lo que significa que es musulmana
el 0. 3% de la población]... Pero un concejal laborista dijo que la
cruz roja y blanca podría molestar a la gente por sus vínculos con las
Cruzadas."
Incluso la Iglesia de Inglaterra se distancia de San Jorge, al que califica de "demasiado belicoso y ofensivo para
con los musulmanes".
¿Cómo se ha llegado a tal situación? Antaño amado y
venerado por Inglaterra, el santo matador de dragones está ahora
censurado. Y lo que antes se temía y se aborrecía, las cosas del
islam –incluyendo ahora una cena 'sacrificial'– son objeto de todos los
honores en su lugar.
Con toda seguridad, esta fue siempre la intención del islam. Siglo tras
siglo, los musulmanes emprendieron una yihad tras otra para conquistar toda Europa.
Aunque Inglaterra –a diferencia de España, el Mediterráneo y los
Balcanes– nunca fue conquistada, también sufrió las incursiones
musulmanas, incluso en busca de esclavos. De hecho, desde 1627
hasta
1633, Lundy, una isla situada frente a la costa occidental de
Bretaña, estuvo ocupada por piratas musulmanes del norte de África, que
saqueban Inglaterra a su antojo.
Por aquel entonces, cuando el islam era una fuerza formidable, los
ingleses –no pocos inspirados por san Jorge y otros santos– lucharon
con
uñas y dientes para repeler a los terroristas y salvaguardar la fe y el
patrimonio de su patria. Hoy, sin embargo, cuando el islam es
débil y fácil de contener, Reino Unido se encuentra haciendo lo
imposible por acoger y abastecer a cada vez más inmigrantes musulmanes,
muchos de los cuales, en lugar de mostrar gratitud, exhiben el
tradicional desprecio del islam hacia los "infieles" y abusan de
ellos.
Volviendo a la batalla de Tours, otro historiador (Godefroid Kurth,
fallecido en 1916) la describía como "uno de los grandes
acontecimientos de la historia del mundo, ya que de su resultado
dependía que la civilización cristiana continuara, o que el islam se
impusiera en toda Europa".
En un momento dado, durante el fragor de la batalla, el caudillo
franco,
Carlos Martel ("el Martillo"), se vio rodeado de yihadistas; pero
"luchó tan
fieramente como el lobo hambriento cae sobre el ciervo. Por la gracia
de Nuestro Señor, llevó a cabo una gran matanza contra los enemigos de
la fe cristiana", escribió un cronista. "Entonces se le llamó por
primera vez 'Martel', porque como un martillo de hierro, de acero o de
cualquier otro metal, aplastó y aniquiló en la batalla a todos sus
enemigos".
No sólo han desaparecido del paisaje occidental hombres como esos que lo dieron
todo
por preservar su patrimonio, sino que ahora incluso los simbólicos
defensores de la cristiandad del pasado, como San Jorge, están
siendo
suprimidos.
En resumen, los musulmanes se han impuesto finalmente en Occidente, no
por la fuerza de las armas, sino porque los cristianos han perdido, se han perdido a sí
mismos.
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