La yihad infantil se acelera: ‘Nos estamos apoderando de vuestro país’

RAYMOND IBRAHIM






Un vídeo reciente de musulmanes y daneses discutiendo en Dinamarca es revelador en más de un sentido, especialmente para aquellos que valoran los méritos de la teoría del Gran Reemplazo. En el vídeo, se puede escuchar a un musulmán gritando las siguientes palabras a un danés:


"Nosotros tenemos cinco hijos, vosotros solo tenéis uno o dos. ¡Dentro de 10 o 15 años habrá más paquistaníes que daneses en este país!… Los daneses son cinco millones, pronto serán exterminados [¿o extinguidos?]. ¡Mirad a los suecos, mirad a los noruegos, mirad a los finlandeses, tío! ¡Somos muchos millones, tío!"


El vocinglero musulmán continúa acusando a los europeos de preferir la bestialidad al matrimonio, de ahí su falta de procreación. Pronto intervienen otros musulmanes. Uno dice: "Me acabo de casar y también tendré cinco hijos". Otros empiezan a gritar que las "madres danesas volverán a estar embarazadas", porque sus madres y hermanas son "putas" (que presumiblemente se acuestan con musulmanes). Otros corean: "Esto ya no es Dinamarca, esto es Pakiland", repitiéndolo varias veces. "Nos estamos apoderando de vuestro país".



¿Qué supone un nombre?


Varios indicadores respaldan esa última afirmación, comenzando con lo que gritaba el primer musulmán en ese vídeo reciente: los musulmanes ciertamente están superando a los europeos. Esto es evidente por el simple hecho de que, en toda Europa occidental, el nombre de Mohamed (=Mahoma) es uno de los más populares que se les da a los varones recién nacidos, y, en algunos países y ciudades importantes (en Holanda, Inglaterra, Berlín), es el nombre más popular.


Esto sin mencionar otros nombres árabes/musulmanes, que también encabezan las listas de nombres de recién nacidos. Incluso en Estados Unidos, Mohamed o Muhammad ha entrado recientemente en la lista de los 10 nombres favoritos para bebés. "Los nombres árabes van en aumento este año", según explica el Baby Center, "con Muhammad y Aaliyah entrando entre los 10 primeros y echando fuera a Mason y Layla".


Todo esto puede parecer un tanto inocuo; después de todo, ¿qué supone un nombre? En realidad, sin embargo, debido a que mayor número equivale a más influencia y poder, muchos musulmanes ven a su descendencia como su contribución a la yihad, la "lucha" por la supremacía del islam.



El sueño musulmán hecho realidad


"Tenemos 50 millones de musulmanes en Europa", exageró Muamar El Gadafi en 2006, antes de agregar de manera más realista: "Hay señales de que Alá le otorgará al islam la victoria en Europa, sin espadas, sin armas, sin conquistas, la convertirá en un continente musulmán dentro de unas pocas décadas".


Los sucesivos informes y encuestas sugieren que este sueño musulmán, anhelado durante mucho tiempo, puede no ser tan disparatado.


De hecho, en Reino Unido, "los fanáticos del odio musulmán planean apoderarse de Gran Bretaña teniendo más bebés y forzando una explosión demográfica", revelaba un informe de 2008: "El crecimiento de la población musulmana sería suficiente para conquistar Gran Bretaña desde dentro".


Un informe del centro de investigación Pew afirmaba que una de cada tres personas en la tierra será musulmana para 2070. Otro informe de Pew dice que la población musulmana de Europa podría triplicarse hacia 2050, justo cuando todos esos bebés Mohamed alcancen la mayoría de edad.


Solo en Alemania, casi el 20 por ciento de la población podría ser musulmana para 2050; considerando que el musulmán promedio es más celoso de su forma y sentido de la vida (islámica) que el alemán promedio, el 20 por ciento bien podría ser suficiente para una toma del poder islámica, o al menos para un caos masivo en Alemania. Sin embargo, el informe también sostiene que incluso "si toda la migración a Europa se detuviera de forma inmediata y permanente", debido a las tasas de natalidad musulmana significativamente más altas, la población musulmana de Europa seguirá creciendo significativamente, hasta alrededor de 36 millones, casi el doble de la población actual.



La yihad infantil


Por cierto, la yihad infantil se puede lograr con mujeres musulmanas o con mujeres infieles. Como ejemplo de esto último, un imán musulmán dice en una grabación de vídeo que, puesto que a los hombres europeos les falta virilidad, sus mujeres buscan la fertilidad entre hombres musulmanes:


"¡Les daremos fertilidad! ¡Criaremos hijos con ellas, porque conquistaremos sus países! Os guste o no, vosotros los alemanes, estadounidenses, franceses e italianos y todos aquellos afines a vosotros [occidentales] estáis acogiendo refugiados. ¡Y pronto los convocaremos a ellos [y a sus hijos nacidos en Europa] en nombre del califato venidero! Y os diremos: 'Estos son nuestros hijos'."


De manera similar, el diario de Patrick Kabele, un musulmán africano que vivía y fue arrestado en Gran Bretaña por intentar unirse al Estado Islámico (su motivo principal era comprar una esclava sexual de nueve años) contenía referencias que solo los musulmanes de ideas afines entenderían: en un esfuerzo, como decía el imán antes mencionado, por usar a las mujeres europeas como incubadoras y "criar niños con ellas". Kabele anotaba que había estado "inseminando a algunas mujeres de aquí, blancas del Reino Unido", y agregaba: "Yo no las beso [sic] nunca". (A diferencia del apareamiento directo, el besar se considera un acto íntimo, y los musulmanes, conforme a la doctrina de al-wala wal-bara [lealdad y rechazo], nunca deben tener intimidad con no musulmanes, y mucho menos amarlos –ni siquiera cuando estén casados–, aunque pueden tener relaciones carnales con ellos.)


Como expuse en otro artículo, la misma estrategia se está utilizando en el mundo musulmán contra las minorías cristianas. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Occidente, donde hay mujeres que se entregan libremente a los musulmanes, las mujeres de las minorías cristianas son raptadas e inseminadas por varones musulmanes.



Una fe más celosa


Aun así, las mujeres musulmanas siguen siendo las principales incubadoras para la yihad, y muchas de ellas lo ven como obligación suya. Una cristiana eritrea, voluntaria y traductora, que trabajaba en centros de migrantes en Alemania, donde los migrantes a menudo asumían que era musulmana, confesó el año pasado que "los inmigrantes musulmanes a menudo confían en ella y le cuentan su aversión hacia los cristianos", y que "muchos de los inmigrantes musulmanes con los que ha hablado han revelado su odio hacia los cristianos y que están decididos a destruir su religión". Cómo planean hacer esto es revelador: "Algunas mujeres me dijeron: 'Multiplicaremos nuestros número. Debemos tener más hijos que los cristianos, porque es la única manera de poder destruirlos aquí'".


No parece que esto les importe a muchos europeos occidentales. Algunos incluso se alegran de ver desaparecer a los de su propia clase y ser reemplazados por musulmanes, como la doctora Stefanie von Berg, quien exultaba ante el parlamento alemán: "Señora Presidente, damas y caballeros. Nuestra sociedad cambiará. Nuestra ciudad cambiará radicalmente. Sostengo que en 20 o 30 años ya no habrá una mayoría [alemana] en nuestra ciudad. ... Y quiero dejarlo muy claro, especialmente para esos derechistas: ¡Esto es algo bueno!".


A partir de aquí se comprende la verdadera raíz del problema inmediato y, como siempre, no son tanto los musulmanes como los elementos perversos diseminados por todo Occidente. Tras haber dado la espalda a su fe fundacional, una cultura moribunda –caracterizada por el nihilismo, el hedonismo, el cinismo y, en particular, por la caída de la tasa de natalidad– simplemente tiene poco por lo que merezca la pena vivir y cede el paso a otra más celosa.


Seguramente aquellos muchos defensores históricos de Occidente, que derramaron su sangre a lo largo de tantos siglos para mantener fuera al islam invasor, se estarán revolviendo en sus tumbas.



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