Mentira
de la Universidad de Harvard y aduladores occidentales del islam
SAMI ALDEEB
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Los medios de comunicación árabes difundieron
ampliamente la siguiente información sin verificar su autenticidad:
"La Universidad de Harvard clasifica al Noble Corán como el mejor libro
de justicia.
La Universidad estadounidense de
Harvard ha clasificado al Noble Corán como el mejor libro de justicia,
después de largos estudios científicos que han examinado en detalle las
reglas de justicia contenidas en el Noble Corán.
Según el sitio oficial del Consejo
Mundial de Sociedades Musulmanas, con sede en Abu Dabi, la capital de
Emiratos, el comité de clasificación de la Universidad de Harvard citó
algunos versículos del Noble Corán en la evaluación final, confirmando
que el Noble Corán es un libro lleno de reglas de justicia humana, que
Dios Todopoderoso ha dirigido a la humanidad a través de él por el buen
camino, y que en el islam no hay lugar para la injusticia, sino que
manda la tolerancia y el respeto hacia los demás."
En realidad, la Universidad de Harvard no ha efectuado ningún estudio.
Simplemente, el boletín de la Facultad de Derecho de Harvard, de 2012,
publicó la siguiente información:
"Esta primavera, unos artistas transformaron las paredes exteriores de
Milstein East en Wasserstein Hall y en el pabellón del ala clínica del
Caspersen Student Center, en una exposición de citas sobre el derecho y
la justicia. Las citas van desde el año 600 a. C. hasta la actualidad."
"Las palabras escritas sobre estos muros afirman el poder y la
invencibilidad de la idea de justicia. Testimonian la perseverancia de
la humanidad que aspira a la equidad y la dignidad mediante la ley.
Esta exposición es una colaboración entre los estudiantes, los
profesores y el personal de la Facultad de Derecho de Harvard. Refleja
la esperanza de que las aspiraciones y los ideales expresados allí
continúen inspirando a todos los que luchan por unas leyes justas."
No hay ningún juicio de valor acerca de aquellas citas, que suman 32.
Entre dichas citas se encuentra una parte del versículo 135 de sura
92/4, Al-Nisa, que dice:
"¡Vosotros que habéis creído! Actuad con equidad, como testigos de
Dios, aun en contra de vosotros mismos, de vuestros padres o vuestros
parientes. Ya sean ricos o pobres, Dios presta atención a ambos."
Así, la información difundida por Al-Ahram
y muchos otros sitios de Internet no es más que una fabricación y una
generalización sin fundamento. No ha habido "largos estudios
científicos que han examinado en detalle las reglas de justicia
contenidas en el Noble Corán". En ninguna parte se indica que "el
comité de clasificación de la Universidad de Harvard citó
algunos versículos del Noble Corán en la evaluación final, confirmando
que el Noble Corán es un libro lleno de reglas de justicia humana, que
Dios Todopoderoso ha dirigido a la humanidad a través de él por el buen
camino, y que en el islam no hay lugar para la injusticia, sino que
manda la tolerancia y el respeto hacia los demás".
Peor todavía, ninguno de los sitios web que difundieron la información
verificó su autenticidad. Esta información no es sino propaganda falsa,
basada en la generalización y las conclusiones de sus propagadores. A
pesar de todo, algunos sitios han detectado la mentira. Mencionemos el
canal del hermano
Rashid. Y el sitio en YouTube de Ahmed Zayed.
Esta no es la única vez que se ha utilizado la mentira para promover el
islam. Por ejemplo, estaba el libro de Michael H. Hart: Los 100. Una clasificación de las personas
más influyentes de la historia.
Esta obra fue traducida al árabe por Anis Mansur,
deformándola para demostrar que Mahoma es el más grande de la historia
entre las 100 personas escogidas por Michael Hart. Deformó incluso el
título, que se convirtió en: Los 100
eternos, siendo el más grande Mahoma el mensajero de Dios.
El autor del libro, el profesor judío Michael Hart, había escrito en la
introducción de su libro:
"Debo decir que se trata de una lista de las personas más influyentes
de la historia, no una lista de las más grandes. Por ejemplo, en mi
lista figura un hombre muy influyente, malvado y desalmado como Stalin,
y no hay lugar para santa Francisca Cabrini."
El propósito de este libro es identificar a los personajes históricos
más influyentes en las sociedades y no los más grandes por su acción,
su pensamiento o sus logros, incluso si esos personajes fueron malvados.
Por ejemplo, Stalin ejecutó a decenas de miles de sus partidarios y de
su pueblo, pero el autor lo incluye en la lista de las 100
personalidades más influyentes de la historia.
El autor justifica la clasificación de Mahoma a la cabeza de la lista,
antes que Jesús, del siguiente modo:
"Dado que hay aproximadamente el doble de cristianos que de musulmanes
en el mundo, puede parecer extraño a primera vista que Mahoma esté
antes que Jesús. Hay dos razones para esta elección.
Primero, Mahoma jugó un papel mucho
más importante en el desarrollo del islam que Jesús en el desarrollo
del cristianismo.
Mahoma fue un jefe militar religioso y temporal, al
contrario de Cristo. De hecho, él es la fuerza que estuvo detrás de las
invasiones árabes y, por eso, merecía ser el jefe más influyente de
todos los tiempos."
Mahoma, por lo tanto, no es el más grande, como dice la traducción
falsificada de Anis Mansur, sino el más influyente.
Véase este artículo sobre la tergiversación que hace Anis Mansur del libro de
Michael Hart.
Ahora volvamos al Corán.
Es innegable que en el Corán hay versículos que apelan a la justicia,
uno de los cuales es el versículo coránico que se reprodujo sobre las
paredes de un pasillo de la Universidad de Harvard. Sin embargo, esto
no significa que todo en el Corán se ajuste al principio de justicia.
Por ejemplo, los versículos que justifican la esclavitud, el saqueo,
las invasiones, el asesinato de prisioneros, la desigualdad entre
hombres y mujeres, y la desigualdad entre musulmanes y no musulmanes,
la condena a muerte del apóstata que abandona el islam, la amputación
de la mano al ladrón, la lapidación, la ley del talión (ojo por ojo) y
otros castigos crueles e inhumanos. Todos estos versículos son
contrarios al principio de justicia de nuestro tiempo, y ciertamente la
Universidad de Harvard no los considera como versículos justos. Esta
universidad solamente ha citado una parte de un versículo que estipula
la justicia, sin entrar a juzgar el Corán en su conjunto.
Yo personalmente, al comienzo de mi libro presentado para obtener el
título en Ciencias Políticas del Instituto Universitario de Estudios
Internacionales, cité el versículo 87/2,42:
"No encubráis la verdad con falsedad, ni escondáis el derecho, cuando
lo conocéis."
Repetí este mismo versículo al comienzo de mi tesis doctoral, defendida
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Friburgo.
Esto no significa, de ninguna manera, que yo acepte todo lo que se
enuncia en el Corán, o que lo considere un libro inspirado por Dios, o
que "en el islam no hay lugar para la injusticia, sino que
manda la tolerancia y el respeto hacia los demás", como han mencionado
los
propagadores de la falsa información de la Universidad de Harvard.
El Corán, como el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, y numerosos
libros del patrimonio mundial y árabe contienen ideas que apelan a la
justicia, pero esto no significa que todo lo que contienen sea
compatible con la justicia.
De ahí el error en las palabras de la profesora Amna Nasser, profesora
de filosofía en la Universidad Al-Azhar.
Un periodista de televisión le preguntó:
"Ya conoce la clasificación de la Universidad de Harvard, ¿qué dice
usted al respecto?
Ella respondió:
"Digo que es una afirmación justa con toda seguridad. Pero el Corán,
además de la grandeza de la justicia contenida en sus nobles
versículos, es un libro de ética, de normas y de leyes y todo lo que
permite vivir en el marco de la la justicia y la equidad, y prepararse
para el más allá también en el marco de la justicia y la equidad. Es
una afirmación verdadera. Si tan solo fueran conscientes de la equidad
de ese libro y sus aplicaciones desde que fue revelado a nuestro santo
profeta, Dios lo bendiga y le conceda la paz. Y en verdad este no es el
primer testimonio de personas que no son de los nuestros. Ocurre lo
mismo en el ámbito de la política, la civilización islámica y la
grandeza de la sociedad islámica, cuando se aplica la justicia del
Corán. Hay muchos orientalistas que han sido justos con el islam y la
legislación islámica, que se basa en la justicia y la equidad."
La profesora en cuestión no habla del carácter mentiroso de la
información, la toma como si fuera una evidencia, repitiendo
afirmaciones que no se sostienen ante
la crítica.
Debemos estar más atentos a lo que dicen los orientalistas. El
orientalista francés Ernest Renan declaraba:
"Los musulmanes son las primeras víctimas del islam. […] Emancipar al
musulmán de su religión es el mejor servicio que le podemos prestar."
Pero esta franqueza de cara a los musulmanes se va desvaneciendo cada
vez más. El orientalista francés Roger Arnaldez, en un mensaje privado
que envió a un amigo el 8 de enero de 1988, decía:
"No comprendo cómo se puede creer, en pleno siglo XX, que el Corán es
la palabra misma de Dios, incluso su palabra eterna. Pero ¿cómo
decirlo? Lo he sugerido en un librito sobre el Corán, pero no
explícitamente. Porque te confieso que temo enfadar a los amigos
musulmanes que tengo. Puede que me equivoque, pero ¿qué puedo hacer?"
Si los expertos en islam no tienen el coraje de decir la verdad por
temor a perder a sus amigos musulmanes, ¿quién se lo dirá a los
musulmanes? Y si miramos los halagos de los universitarios occidentales
hacia el islam, o su silencio sobre sus defectos, pronto estaremos
desesperados. Pero que esto no nos extrañe. Muchos centros de
investigación y estudios occidentales, entre ellos la Universidad de
Harvard y la Universidad de Oxford, están financiados por países
musulmanes. Decir algo que suscite la cólera de los musulmanes
conduciría inevitablemente a cortar su financiación. En árabe decimos:
"Los sobornos hacen que se bajen los pantalones."
Será bueno que los investigadores escruten la mentalidad de las
instituciones occidentales financiadas por países islámicos y estudien
sus posiciones con respecto al islam. Los halagos por parte de estas
instituciones occidentales no hacen ningún favor a los musulmanes, sino
que más bien los empantanan en sus errores.
A mi juicio, lo más importante que deben hacer estas instituciones es
lo que sugería el orientalista francés Roger Arnaldez, que es desmentir
la idea según la cual el Corán, o cualquier otro libro, viene del
cielo, y que es la palabra de Dios. Quien crea en eso, debería acudir a
la clínica psiquiátrica.
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