¿Quién es
Sami Aldeeb y en qué cree?
SAMI ALDEEB
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Los seguidores de mi canal en YouTube me
piden a menudo que me presente y que
precise mis posiciones religiosas. Muchos amigos y miembros de mi
familia me presionan para
que escriba mi biografía. Pero considero que mi vida es poco
interesante, y prefiero redactar libros y artículos sobre las
cuestiones
que se me plantean. El mensaje, en mi opinión, es mucho más importante
que el mensajero. Al mismo tiempo, grabo vídeos, sobre todo en
árabe, con la intención de participar en los debates que atraviesan la
región de la que soy originario, a saber, Oriente Próximo y, más
concretamente,
Palestina. Las grabaciones se han convertido en un medio de
comunicación mucho más importante que los escritos. Mi modesto canal de
YouTube tiene más de 24.000 suscriptores y más de 550 vídeos,
principalmente en árabe, pero también en otras lenguas. Voy juntando
mis
vídeos, que grabo yo mismo, y mis intervenciones realizadas en otras
cadenas
de ateos o agnósticos de Oriente Próximo y África del Norte. Os invito,
pues,
a suscribiros.
Breve
presentación biográfica
Voy a decir unas palabras sobre mí a modo de presentación. Quienes
quieran más detalles, pueden consultar un artículo
de Wikipedia en
siete idiomas.
Soy cristiano de origen palestino. Ciudadano suizo. Tengo una
licenciatura y
doctorado en derecho por la Universidad de Friburgo, un diploma en
ciencias políticas por el Instituto Universitario de Estudios
Superiores
Internacionales de Ginebra, una habilitación para dirigir
investigaciones
(HDR) por la Universidad de Burdeos, y el título de Profesor de
Universidad (CNU-Francia). Fui el responsable del derecho árabe y
musulmán en
el Instituto Suizo de Derecho Comparado (1980-2009). He enseñado como
profesor visitante en diferentes universidades de Francia, Italia y
Suiza. Actualmente dirijo el Centro de Derecho Árabe y Musulmán, que
ofrece consultas jurídicas, conferencias, cursos y traducciones del
árabe
y en árabe. He publicado unos sesenta libros, que incluyen una
traducción francesa, italiana e inglesa, y una edición árabe
anotada del Corán en orden cronológico. También he traducido la
constitución suiza al árabe. He publicado más de 200 artículos
académicos, y dispongo de una página
en un importante foro árabe con más de
1.000 artículos y nueve millones de visitantes. Asimismo llevo un blog
titulado Saber o dejarse
engañar, que contiene más de 23.000 artículos y vídeos
relacionados con las religiones en general y el islam en particular.
Volveré en un próximo vídeo sobre mis escritos.
Cristiano no
dogmático
Yo me presento siempre como cristiano de origen palestino. Mis oyentes
se extrañan de mis numerosos vídeos con grupos ateos y agnósticos
y me
piden aclaraciones sobre mi religión. Espero escribir algún día sobre
esta cuestión, de la que he tratado en varios artículos y vídeos en
árabe. Doy aquí
algunos elementos sucintos sobre aquello en lo que creo.
Sí, soy cristiano y estoy orgulloso de mi pertenencia al cristianismo.
Pero
debo precisar que soy un cristiano no dogmático. No me importan los
aspectos dogmáticos del cristianismo. Por ejemplo, si alguien me
pregunta si creo que Jesús es el Hijo de Dios, respondo que no tengo
acceso a los registros del estado civil para saber quién es su padre y
no me preocupo en absoluto por tal cuestión. Y si alguien me pregunta
si la Virgen
María concibió a Jesús por el Espíritu Santo, como dicen los cristianos
y los musulmanes, respondo que esta cuestión tampoco me concierne y no
me gusta meterme en los asuntos familiares, tanto más cuanto
personalmente no pretendo casarme con la Virgen María. Y si alguien me
pregunta si Cristo fue crucificado (cosa que niega el Corán) y
resucitado,
le respondo que yo no dudo de su crucifixión. Muchas personas fueron
crucificadas en su época. En cuanto a la cuestión de su resurrección,
no creo en ella y esta cuestión no me interesa. Lo que cuenta para mí
son las
enseñanzas morales de Jesús, resumidas en el sermón de la montaña (Evangelio de Mateo, capítulos 5, 6
y 7).
Cuando presenté esta idea a uno de mis
interlocutores musulmanes, él
protestó:
"El cristianismo se basa principalmente en la fe. El
cristiano no dogmático se contradice. Tu amor por la persona
de Jesús sin tu fe cristiana completa no hace de ti un cristiano."
Mi contestación fue:
"Una leyenda griega dice que Procrusto obligaba a los
viajeros a acostarse en una cama; les cortaba las extremidades
demasiado grandes que sobresalían de la cama; y estiraba los pies de
los que eran demasiado pequeños. Tú quieres imponer a todos los
cristianos
tu visión del cristianismo. Si estuvieras en la Edad Media, habrías
sido juez en un tribunal de la inquisición para quemar a los
disidentes."
A este respecto, aclaro que yo no invito a nadie al cristianismo.
Considero
que la pertenencia a una religión es un asunto y una experiencia
personal.
Si alguien me pregunta cuál es mi creencia, vacilo mucho en
exponérselo, porque mi convicción cristiana es el resultado de mi
experiencia
y de mis búsquedas que los demás no tienen necesariamente. Toda persona
debería
buscar la convicción con la que se siente bien, a condición de no
hacer daño a otros y no imponerles su religión.
Mitos y leyendas
Un oyente musulmán me escribe:
"Sami, si tú eres cristiano y crees en el cristianismo... te digo que
eres estúpido. Porque todas las religiones son
supersticiones, están llenas de leyendas."
Mi respuesta:
"No hay civilización en la que no haya leyendas
contrarias a la razón, ya sea en Japón, en Suiza o entre las tribus de
las
junglas africanas. Si recopilas las leyendas de África o las de Suiza,
tendrás
un libro más grueso que la Biblia y el Corán. El insensato considera
estas
leyendas como verídicas, mientras que el inteligente las toma como un
entretenimiento y un medio para extraer de ellas una enseñanza moral."
Las religiones son muy bellas, si las consideramos como obras de teatro
divertidas.
El problema no reside en las leyendas, sino en las normas contenidas en
estas leyendas cuando atentan contra los derechos de los otros.
Mi posición respecto
a la revelación
Cuando era joven, me topé con textos de la Biblia que me dejaron
perplejo. Entre estos textos, os cito este pasaje del primer Libro de
Samuel, capítulo 15, que comienza como sigue:
"Samuel dijo a Saúl: El Señor me ha enviado para
consagrarte rey sobre su pueblo Israel. Escucha, pues, las palabras del
Señor. Esto dice el Señor de los ejércitos: He decidido castigar lo que
Amalec hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía de Egipto.
Ahora, vete y castiga a Amalec, consagrándolo al anatema con todo lo
que posee, no tengas compasión de él, mata hombres y mujeres, niños y
lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos."
Me pregunté si la Biblia podría provenir de Dios cuando comporta
enseñanzas
tan crueles. ¿Y se puede llamar profeta a Samuel? Pues, si Samuel
volviera a la
vida, sería juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la
humanidad.
En 1978, para conmemorar el trigésimo aniversario de la Declaración universal de los derechos del
hombre, me invitaron a un coloquio en la abadía de Senanque, en
Francia. Este coloquio reunió a judíos,
cristianos y musulmanes procedentes de diferentes países, bajo el
dirección del
padre dominico Claude
Geffré. Era el primer coloquio en el que
participaba en mi vida y el tema de mi intervención versaba sobre "La
libertad religiosa en
un país musulmán, el caso de Egipto". Entre los conferenciantes se
encontraba
el fallecido Mohamed Arkoun. Las actas de este coloquio se
publicaron en París bajo el título La
libertad religiosa en el judaísmo,
el cristianismo y el islam.
Aproveché esta ocasión para exponer al padre Claude Geffré mi
perplejidad con respecto a la Biblia, citándole el pasaje de Samuel
mencionado anteriormente, diciéndole: "¿Puede la Biblia ser un libro
revelado, cuando contiene enseñanzas contrarias a los derechos del
hombre? El padre Geffré me preguntó qué es lo que yo entendía por
"revelación".
Le respondí que la misma noción que había aprendido de la Iglesia, a
saber,
"las palabras de Dios a los humanos recogidas en
los libros sagrados". El padre Geffré me respondió: "Entiendo tu
perplejidad, pero esta perplejidad procede de tu definición de
revelación". Entonces le pregunté por su propia definición de
revelación. Y él me respondió:
"La revelación no es las palabras de Dios a los humanos
recogidas en los libros sagrados, sino las palabras de los
humanos sobre Dios inscritas por los humanos en libros que ellos llaman
libros sagrados."
Entonces me sentí en paz interiormente. Las cosas quedaron claras para
mí. Lo que
contienen los libros sagrados no son palabras de Dios, sino palabras de
los humanos. Y como los humanos pueden equivocarse,
sus palabras pueden conllevar tanto elementos positivos como elementos
negativos. Por lo tanto, si los libros sagrados contienen enseñanzas
criminales, estas enseñanzas no se pueden atribuir a Dios, sino a los
humanos. Así, la Biblia dejó de ser para mí un libro sagrado para
convertirse en un libro cultural, del mismo tipo que Las mil y una noches y
otros libros. Al hacer esto, liberamos a Dios del enredo en que lo
hemos metido al considerar la Biblia como un libro revelado por Dios...
mientras que
Dios no tiene nada que ver con la Biblia, ni con las enseñanzas
criminales que ella contiene.
Mi interés por el
Corán
Mucha gente plantea preguntas acerca de mi interés por el Corán. Este
forma parte
del patrimonio árabe y universal, y no es exclusivo de nadie. Él
mismo dice que es un "recordatorio para los mundos" (Corán 12,104;
38,87;
68,52 y 81,27), no solo para los musulmanes.
Toda persona tiene derecho a estudiarlo y entenderlo, como ordena el
propio
Corán: "¿No meditan el Corán?" (47,24). Lo he traducido al francés,
al inglés y al italiano, y he preparado una edición árabe anotada en
orden
cronológico -y esta edición gratuita es, en mi opinión, un millón de
veces mejor que la edición saudí-. Para mí, el Corán, como los demás
libros sagrados, es un libro humano. En varios de mis artículos y
vídeos, lo he descrito como un batiburrillo escrito por un rabino
aturdido, y
he demostrado que contiene más de 2.500 errores lingüísticos. Quienes
quieran descargarlo o solicitar la edición árabe y mis traducciones
del Corán y mi libro sobre los errores lingüísticos en el Corán, pueden
consultar este enlace: https://www.sami-aldeeb.com/books/
A pesar de mi posición crítica hacia el Corán, siempre me he opuesto a
quienes lo destrozan, lo queman o lo tiran a la basura, como he
expresado
en varias grabaciones. Quien quema un libro acaba por quemar a un ser
humano. A mis estudiantes les digo que deben leer el Antiguo
Testamento, el
Nuevo Testamento, el Corán y Las mil
y una noches como parte de la
herencia de la humanidad. Lo que lamentablemente es contrario a las
enseñanzas del islam, que prohíben a los musulmanes leer otros libros
religiosos, como atestiguan los relatos de Mahoma y las fetuas
modernas. Y como muchos musulmanes me invitan a hacerme
musulmán, tengo que conocer el Corán para responderles, y no solo
seguir
lo que ellos dicen. Lo mismo que ellos se esfuerzan en predicarme el
islam, yo debo también esforzarme por responderles.
¿Por qué no me hago musulmán?
He recibido numerosas invitaciones para
hacerme musulmán, invitaciones por parte de personas analfabetas, de
intelectuales
y de profesores universitarios, o incluso de políticos. Siempre he
agradecido
cortésmente la invitación, a veces añadiendo que lo reflexionaría. Y
cuando mis
interlocutores insistían en conocer la razón por la que no me he
convertido al
islam, a pesar del hecho de que conozco bien el islam y el Corán,
puesto que lo
he traducido, yo respondía que el islam no me conviene y que prefiero
claramente a Jesús antes que Mahoma. Esto, evidentemente, agudizaba la
curiosidad
de mis interlocutores: "¿Por qué? Mahoma es árabe como tú, y el Corán
está
en árabe, y hay más de mil millones de musulmanes que siguen el islam".
Entonces yo explicaba que Mahoma era un
militar con las manos manchadas de sangre, un verdadero dictador que no
dudaba
en cortar la cabeza de sus oponentes y acostarse con sus mujeres. Yo no
tengo ningún
deseo de tomar como modelo un personaje así, fuertemente sospechoso en
el plano
moral. Jesús, mi compatriota, que vivió a unos kilómetros de mi pueblo,
representa para mí un hombre totalmente diferente, que pide incluso
amar a los
enemigos y orar por ellos. Él no dudó en morir por sus ideales,
rehusando
utilizar la violencia frente a sus adversarios. En cuanto al hecho de
que mil
millones de personas sigan a Mahoma, eso no significa nada para mí. Si
uncimos un
camello o mil millones de camellos a un burro, eso no cambia la
naturaleza del burro.
El burro sigue siendo un burro.
Además, añadía que deseo permanecer libre,
con posibilidad de cambiar de religión en todo momento, sin poner el
peligro mi cabeza.
Sin embargo, si entro en el islam, ya no podré salir de él. Y si lo
hago, me
cortarán la cabeza por apostasía. Solo por esta norma estúpida, no
podré
convertirme al islam nunca. La conversión al islam es como la entrada
en
prisión: es fácil entrar en ella, imposible salir de ella. Un hombre
libre como
yo no puede, de ninguna manera, aceptar que se limite su libertad con
semejante
norma estúpida.
En fin, yo explicaba que no puedo aceptar la
idea de que el Corán sea la palabra de Dios. Mientras que los
musulmanes creen
que el Corán fue dictado por Dios, y por eso es una obra perfecta, yo
considero
que el Corán fue escrito por un rabino, y que se trata de un borrador,
mal trabado,
mal articulado, probablemente el libro más desordenado que existe sobre
la tierra.
Mis interlocutores se extrañaban ante mi juicio acerca del Corán y
continuaban
afirmando que el Corán es perfecto. Yo les respondía que su afirmación
es la
prueba de su ceguera y que han sufrido un lavado de cerebro.
¿Por qué no critico
al cristianismo como critico al islam?
Mi
respuesta es simple: pienso que los filósofos de la Ilustración han
hecho ya el trabajo en lo que se refiere al cristianismo. El mundo
arabomusulmán
necesita un siglo de Ilustración similar al de Occidente. Cuando yo
digo
que solamente la lluvia, los meteoritos y los excrementos de pájaro
descienden del
cielo, y que quien diga lo contrario tiene su lugar natural en la
clínica
psiquiátrica, estoy atacando a todas las religiones abrahámicas sin
distinción. Soy uno de los más críticos hacia el judaísmo, que
considero como la matriz del
nazismo germánico, como lo demostré en un artículo
y en mi vídeo https: // youtu.be/Z5-0IWEz4sg. Además, no
protesto cuando
alguien critica el cristianismo, e incluso lo animo a hacerlo.
En cuanto a mi crítica del islam, el Corán dice:
"A Dios no le gusta la maledicencia en voz alta, salvo de aquel que ha
sido oprimido.
Dios todo lo oye, todo lo sabe (Corán 4,148).
La interpretación dada por Al-Azhar es la siguiente:
"Alá ha prohibido a sus seguidores hablar mal de
nadie. Salvo a quienes han sufrido una injusticia. A estos les está
permitido quejarse de los actos reprensibles."
Esto significa que si yo siento que me hacen daño, el Corán mismo me
permite decir que he sufrido una injusticia y pedir al opresor que
ponga
fin a esa injusticia.
Si el islam no fuera más que un dogma y un culto entre el musulmán y
Dios, yo no
diría nada. Pero cuando el islam sale de casa y se considera como la
religión oficial del Estado y la fuente de la legislación, entonces es
mi
derecho, e incluso mi deber, expresar mi punto de vista y reivindicar
mis
derechos en cuanto ser humano.
Pero ¿comporta el islam injusticia? Sí, hay injusticia. Considero
que la discriminación entre hombres y mujeres y la discriminación entre
musulmanes y no musulmanes constituyen una violación de los derechos
del hombre y
un atentado contra la sociedad a la que pertenezco.
En el ámbito de la libertad de religión: los musulmanes se arrogan el
derecho de predicar el islam y distribuir el Corán en todas
partes, pero impiden a los demás predicar su religión y distribuir sus
libros, y amenazan de muerte a cualquiera que abandone el islam.
En el campo del matrimonio: los musulmanes permiten que un musulmán se
case con una no musulmana, pero prohíben que un no musulmán se case con
una musulmana.
En el plano del rezo: los musulmanes molestan a los demás cinco veces
al día con su llamada al rezo. ¿No hay manera de rezar sin molestar
a los demás? ¿Y con qué derecho cortan los musulmanes las calles de
París y otros lugares para rezar allí, impidiendo el paso a los
viandantes?
En el campo del ayuno: los musulmanes imponen el Ramadán a la gente y
meten en la cárcel a los que no ayunan.
Yo me considero como profeta y hay quienes me llaman profeta. ¿Por qué
protestan los musulmanes, afirmando que Mahoma es el sello de los
profetas (Corán 33,40)? Ellos son libres de creer lo que quieran, pero
también yo
tengo derecho a pensar como quiero.
En el campo de la peregrinación: los peregrinos gastan mucho dinero en
la peregrinación en lugar de usarlo para el interés general, como para
la
construcción de escuelas, hospitales, carreteras, etc.
¿Puedo criticar esas normas y esos comportamientos? Por supuesto, tengo
derecho a hacerlo, desde el momento en que la religión musulmana ha
salido de
casa y afecta a la sociedad y disminuye los derechos de los demás.
Por otra parte, el Corán mismo critica a las otras religiones, y los
musulmanes no dudan en hacerlo. Entonces, ¿por qué no debería tener yo
el
derecho a hacer lo que ellos hacen?
¿Eres ateo y crees
en la existencia de Dios?
Esta pregunta se me formula con frecuencia.
Hay que señalar aquí que en árabe se utiliza el
término mulhid para designar
al ateo. Pero se trata de una traducción errónea. El término "ateo" es
de
origen griego y significa etimológicamente "sin dioses", mientras que
el término mulhid significa etimológicamente "desviado", y no
necesariamente alguien que niega la existencia de Dios. En mi opinión,
Moisés, Jesús y Mahoma eran mulhids,
lo que significa que se
desviaron del pensamiento del rebaño. Personalmente, puedo decir de mí
que soy un mulhid cristiano,
lo que significa que tengo una
actitud particular hacia el cristianismo, como he explicado más arriba.
En lo que respecta a Dios, adopto la posición del filósofo y emperador
romano Marco Aurelio:
"Vivid una buena vida. Si hay dioses y son justos,
entonces no se preocuparán de saber hasta qué punto habéis sido
devotos, sino que os
juzgarán conforme a las virtudes según las cuales habéis vivido. Si hay
dioses pero
son injustos, entonces no deberíais venerarlos. Si no hay dioses,
entonces
no estaréis allí, pero habréis vivido una vida noble que continuará
existiendo en la memoria de aquellos que habéis amado."
Personalmente, no quiero perder un minuto discutiendo el tema de la
existencia o la no existencia de Dios, un tema recurrente en las
discusiones entre ateos y creyentes musulmanes.
Sami Aldeeb, doctor en Derecho
Director del Centro de derecho árabe e
islámico: https://www.sami-aldeeb.com
Mis obras: https://sami-aldeeb.com/livres-books
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