España:
clases de religión islámica en las escuelas públicas. ¿Una puerta de
entrada al islam radical?
SOEREN KERN
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Las
directrices del programa de religión islámica para las escuelas
públicas fueron redactadas por Riaÿ Tatary, imán de la mezquita de
Abu-Bakr. Analistas antiterroristas españoles han sospechado durante
mucho tiempo que Tatary está estrechamente vinculado a los Hermanos
Musulmanes.
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Las pautas del programa —elaboradas por la
Comisión Islámica de España y aprobadas por el Ministerio de Educación—
están dirigidas a agitar el fervor religioso y a promover la identidad
islámica entre los jóvenes musulmanes en España.
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Las directrices, que anuncian la enseñanza de
todos los aspectos de la doctrina islámica, la cultura y la historia,
se entremezclan con terminología "políticamente correcta", pero el
objetivo general es claro: inculcar en los jóvenes una cosmovisión
islámica.
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Según el programa, los niños en edad
preescolar (3-6 años) aprenderán la profesión de fe islámica, la shahada, que afirma que "No hay más
dios que Alá y Mahoma es su mensajero". La shahada es la puerta de entrada en
el islam: una persona se convierte en musulmán cuando repite la shahada tres veces delante de un
testigo. También se les anima a emular, "mediante diversas formas de
expresión los valores observados en el profeta".
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En la escuela primaria (6-12 años), se espera
"despertar motivación por la lectura acercando a los niños y niñas a la
jurisprudencia islámica [la charía]". De la misma manera las
directrices requieren que los niños "identifiquen a Mahoma como el
último enviado de Alá y lo acepten como el profeta más importante".
El gobierno español ha publicado el nuevo
programa para la enseñanza del islam en preescolares públicos y
escuelas primarias y secundarias.
El programa está siendo anunciado como una manera
de evitar que los niños musulmanes y los jóvenes se vinculen al
terrorismo, exponiéndolos a una interpretación "moderada" del islam.
En una inspección más cercana, sin embargo, las
pautas del programa —elaboradas por la Comisión Islámica de España y
aprobadas por el Ministerio de Educación— están dirigidas a agitar el
fervor religioso y a promover la identidad islámica entre los jóvenes
musulmanes en España.
El nuevo plan, que es el más ambicioso de toda
Europa, pertenece a un programa aprobado por el gobierno para
establecer un currículo integral de religión islámica en las escuelas
públicas de todo el país, en un momento en que los símbolos religiosos
cristianos están siendo sistemáticamente eliminados de las escuelas públicas españolas por
los guardianes oficiales del secularismo.
Aunque se espera que los contribuyentes españoles
paguen por la educación religiosa de hasta 300.000 estudiantes
musulmanes de entre 3 y 18 años, no queda claro si las autoridades
españolas supervisarán de alguna manera la enseñanza del islam en las
escuelas públicas. El gobierno se ha comprometido a permitir que las organizaciones
musulmanas locales redacten el programa del curso, elijan los libros de
texto, e incluso determinen quién va a enseñar las clases.
El Ministerio de Educación publicó sigilosamente
las directrices en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 18 de marzo
de 2016. El plan de estudios para la enseñanza del islam en
preescolares públicos españoles se puede encontrar aquí; en las escuelas primarias públicas aquí; y en las escuelas secundarias públicas aquí.
Las directrices, que anuncian la enseñanza de
todos los aspectos de la doctrina islámica, la cultura y la historia,
se entremezclan con terminología "políticamente correcta" —los
documentos están llenos de palabras de moda como: convivencia,
diversidad, igualdad, derechos humanos, inclusión, integración,
educación intercultural, diálogo interreligioso, moderación,
pluralismo, libertad religiosa, respeto y tolerancia— pero el objetivo
general es claro: inculcar en los jóvenes una cosmovisión islámica.
Según el programa, los niños en edad preescolar
(3-6 años) aprenderán la profesión de fe islámica, la shahada,
que afirma que "No hay más dios que Alá y Mahoma es su mensajero". La shahada
es la puerta de entrada en el islam: una persona se convierte en
musulmán cuando repite la shahada tres veces delante de un
testigo.
El bloque 6 está dirigido a infundir "interés por
textos religiosos y culturales" islámicos, estimular la "curiosidad por
el Corán en el lenguaje oral y escrito", y aprender "recitaciones,
narraciones y descripciones" islámicas.
Los niños deben desarrollar una "actitud de
escucha" a los textos "coránicos y proféticos" y memorizar "pequeños
hadices [informes acerca de las palabras, acciones o hábitos de Mahoma]
y relatos coránicos". También se les anima a emular, "mediante diversas
formas de expresión los valores observados en el profeta".
En la escuela primaria (6-12 años), se espera
"despertar motivación por la lectura acercando a los niños y niñas a la
jurisprudencia islámica [la charía]." De la misma manera las
directrices requieren que los niños "identifiquen a Mahoma como el
último enviado de Alá y lo acepten como el profeta más importante". Los
estudiantes deberán "comprender, explicar y recitar la shahada"
en árabe y español, y "reconocer que el Corán es una guía para toda la
humanidad". Los niños deberán "conocer ciertos arabismos en la lengua
castellana, apreciando la presencia y aporte lingüístico del islam a la
historia de España, utilizando el lenguaje verbal para comunicar
emociones y sentimientos".
Los estudiantes de la escuela primaria deben
"reconocer en los ejemplos de convivencia del profeta Mahoma un modelo
a seguir", aunque no hay ninguna indicación de que a los alumnos
musulmanes se les enseñará acerca de los 900 judíos de la tribu de los
Banu Qurayza en Medina, que Mahoma ordenó decapitar en el año 627 DC.
Los estudiantes también deben entender que "el
islam es una religión de paz —la paz espiritual o interior y la paz
social o comunitaria—. El profeta nos enseña a vivir en paz". El islam
promueve "soluciones individuales y en grupo" para resolver "distintos
conflictos y desigualdades sociales".
Por otra parte, las directrices piden que los
estudiantes de primaria puedan "comprender y explicar la existencia de
otras revelaciones monoteístas de Alá: judaísmo y cristianismo". Pero
no queda claro si los estudiantes aprenderán sobre los casos en el
Corán (suras 2,65; 5,60 y 7,166) en los que Alá convierte a los judíos
en monos y/o cerdos.
En
la escuela secundaria (12-18 años), el programa pide a los estudiantes
"reconocer, analizar y explicar la actitud afectivo-emocional de Mahoma
ante ofensas personales, valorando su resolución". No queda claro si
los estudiantes aprenderán sobre los suras 5,33 y 33,57-61, que exigen
maldiciones contra los que "molestan a Alá y a su mensajero".
El bloque 4 pide a los estudiantes evaluar la
"transversalidad presente en el Corán y los hadices para las relaciones
sociales". Sin embargo, no menciona si se les enseñará a los
estudiantes que el Corán y los hadices requieren que los sujetos no
musulmanes (denominados dimmíes) que viven en territorios
musulmanes paguen un impuesto de protección conocido como yizia.
En una sección acerca del "modelo de economía
islámico y su jurisprudencia", se les pide a los estudiantes "analizar
y comparar la situación económica actual en el mundo y las soluciones
que propone el islam para atajarlos". Se les pide también "analizar y
explicar los beneficios de préstamos sin intereses" que cumplen con la
ley charía.
En el bloque 8, se pide a los estudiantes
"analizar y valorar las etapas del establecimiento y florecimiento de
la jurisprudencia islámica [la charia] durante el esplendor andalusí".
Al-Ándalus es el nombre árabe dado a las partes
de España, Portugal y Francia que fueron ocupadas por los
conquistadores musulmanes (también conocidos como los moros) desde el
año 711 hasta 1492. El Estado Islámico ha prometido varias veces "liberar" Al-Ándalus de los
no musulmanes y hacerlo parte de su nuevo califato islámico.
Las
directrices también animan a los estudiantes a utilizar Internet para
aprender más acerca del islam, a pesar de que Internet está jugando un
papel cada vez más importante en la radicalización de los jóvenes
musulmanes.
La base jurídica para la enseñanza del islam en
las escuelas públicas españolas se puede encontrar en el artículo 27.3 de la Constitución española de 1978,
que establece que, aunque España es aconfesional (lo que significa que
no reconoce una religión oficial del Estado), "Los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos
reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
propias convicciones". Musulmanes (y católicos) han entendido desde
hace tiempo que esto significa que los niños tienen derecho a la
educación religiosa en las escuelas públicas.
El 10 de noviembre de 1992, el gobierno
socialista de Felipe González —que intentaba terminar con el monopolio
de la Iglesia católica sobre la educación española— negoció un Acuerdo de Cooperación del Estado con la
Comisión Islámica de España. Ese acuerdo, codificado en la Ley 26/1992, reconoce el islam
como una religión minoritaria en España y "garantiza a los alumnos
musulmanes... el ejercicio del derecho de los primeros a recibir
enseñanza religiosa islámica en los centros docentes públicos y
privados concertados".
(También el 10 de noviembre de 1992, el gobierno
español aprobó el Acuerdo
de Cooperación del Estado con la Federación de Entidades Religiosas
Evangélicas de España. Ese acuerdo fue codificado en la Ley 24/1992. En junio de 1993, el
gobierno español publicó directrices para la enseñanza del
cristianismo evangélico en las escuelas públicas).
En los últimos años, los líderes musulmanes en
España se han quejado de que el gobierno español ha fallado en
implementar el acuerdo de 1992. De acuerdo con la Comisión Islámica de
España (CIE), el 90% de los alumnos musulmanes del país carece de acceso a clases de religión islámica en
las escuelas públicas. Las nuevas directrices parecen señalar el
compromiso del actual gobierno de seguir adelante con las promesas de
los gobiernos anteriores.
Las directrices fueron redactadas por el
presidente de la CIE Riaÿ Tatary, un sirio que ha vivido en España hace
más de 45 años. Tatary, un médico que es también el imán de la mezquita
de Abu-Bakr, la segunda mezquita más grande de Madrid, es a menudo representado como la personificación de la
integración y la moderación musulmana.
Tatary es el principal interlocutor entre la
comunidad musulmana de España y el Gobierno español y ha recibido la
Encomienda al Mérito Civil por su participación en la Comisión Asesora
de Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia.
Pero los analistas antiterroristas españoles (aquí y aquí) han sospechado durante mucho tiempo que
Tatary está estrechamente vinculado a los Hermanos Musulmanes, que
critican vigorosamente los conceptos occidentales de justicia y
democracia. El lema de la Hermandad es: "Alá es nuestro objetivo; el
profeta es nuestro líder; el Corán es nuestra ley; la yihad es nuestro
camino; morir en el camino de Alá es nuestra mayor aspiración".
Tatary niega los cargos, aunque miembros de su mezquita
han sido relacionados con Al-Qaeda.
Antes de las elecciones municipales de mayo de
2015, Tatary exhortó a los musulmanes en España a no votar por
ningún candidato que "entorpezca o impida el establecimiento de
mezquitas para nuestros fieles y de cementerios para nuestros
difuntos". También dijo que los votantes musulmanes no deberían votar
por cualquier persona que "ha estado obstaculizando e impidiendo que
los hijos de los ciudadanos musulmanes reciban clases de religión
islámica en los colegios".
Los analistas políticos españoles dijeron que el intento de Tatary para imponer el
voto musulmán español era alarmante:
"A primera vista, no parece objetable que un
colectivo, cualquiera sea su naturaleza, defienda los derechos de sus
integrantes. Sin embargo, cuando se trata de una entidad que apela a la
religión para imponer una disciplina masiva a los fieles en el terreno
político no podemos dejar de sentirnos alarmados. Sobre todo cuando esa
religión abarca corrientes internas que libran guerras sin cuartel en
su propio seno y contra el resto del mundo civilizado."
Parece poco probable, sin embargo, que los padres
y los imanes acepten muchas de las políticamente correctas
interpretaciones no literales del Corán promulgadas por Tatary, que al
parecer tienen por objeto asegurar que el gobierno apruebe las
directrices. El desafío de los musulmanes partidarios de la reforma es convencer a la mayoría de los musulmanes de que el
Corán y los hadices en realidad no significan lo que dicen.
Al final, las nuevas directrices pueden llegar a
alcanzar un objetivo completamente no deseado: servir como puerta de entrada al islam
radical para decenas de miles de jóvenes musulmanes en España.
Soeren Kern es
analista de política europea para el Instituto
Gatestone en Nueva York. Su primer libro, Global Fire, está a la venta.
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