La invasión
islámica de India. El mayor genocidio de la historia
THE MUSLIM ISSUE
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El historiador musulmán Firishta [su nombre
completo Muhammad
Qasim Hindu Shah] (1560-1620), autor de Tarikh-i Firishta y de Gulshan-i
Ibrahim fue el primero en dar una idea del baño de sangre
medieval que
sufrió India bajo la dominación islámica. Calculó que más de 400 millones de nativos indios
fueron masacrados a lo largo de la invasión y la ocupación islámica de
India.
Los supervivientes eran esclavizados y los
varones castrados. La
población india se estimaba inicialmente en cerca de 600 millones de
personas. A
mediados del siglo XV se habían reducido a 200 millones.
En la época en que los ingleses llegaron a las costas indias y
tras siglos de dominación islámica, su población ya no se comportaba de
acuerdo con su identidad de origen. Se habían convertido en
musulmanes. Los archivos británicos registran numerosos testimonios
sobre
los horribles incidentes que conmocionaron a los ingleses (en su
llegada
a India) por su crueldad. Y por su crueldad, califican a aquella gente
como "salvajes". Cualquiera que esté imbuido y
asociado con la cultura islámica se convierte, de hecho, en salvaje.
Exactamente por esto es peligrosa y degradante.
Hoy, como las otras culturas espirituales que tuvieron que sufrir las
masacres del islam, India ya no es auténticamente una nación hindú.
India es una sombra del islam, una versión hinduizada del islam, donde
se emulan y adoptan toda clase de atrocidades en una cultura que antes
estaba exenta de ellas. La incorporación a India de esa peste
mahometana extranjera, de esos hábitos islámicos importados, se
aceptan ahora como características nativas de la cultura india. Pero
si miramos al período preislámico de India, nos daremos cuenta de que
la
cultura de India es, en su origen, una cultura más bien dulce, centrada
en el saber y el aprendizaje mucho más que hoy.
Desde la época de la dinastía Omeya (año 711) hasta la del último
mogol, Bahadur Shah Zafar (1858), tan alabado como gran dirigente por
los
mismos historiadores indios, fueron arrasadas ciudades enteras y
masacradas sus
poblaciones. En cada campaña, cientos de miles de personas eran
asesinadas y cientos de miles más deportados como
esclavos.
Expansión y
ocupación de India por el Imperio mogol
El genocidio sufrido por los hindúes y los sijes a manos de los árabes,
los turcos,
los mogoles y las fuerzas de ocupación musulmanas en Afganistán duró
800
años. Todavía es, hasta hoy, en gran parte desconocido por el mundo.
El único genocidio similar de un pasado reciente ha sido el del pueblo
judío a manos de los nazis [o el de los armenios a manos de los turcos].
El holocausto de los hindúes de India fue más importante en proporción.
Su principal diferencia es que se desarrolló durante un período de 800
años sin interrupción, hasta que
este régimen brutal fue derrocado efectivamente en una lucha a muerte
por parte de los sijes en Panyab y de los ejércitos de los hindúes
Maratha en las otras partes del subcontinente indio, en el siglo XVIII.
Hemos reunido pruebas literarias del holocausto más importante del
mundo en forma de relatos procedentes de testigos oculares
contemporáneos de
aquella época. Los historiadores y biógrafos de los ejércitos invasores
y
de sus dirigentes han dejado relatos detallados de las atrocidades que
cometieron durante sus encuentros día a día con los hindúes de India.
Descripciones de
Edwin Lord Weeks
Estos documentos históricos de época exaltan y glorifican los
crímenes cometidos y cuentan el genocidio de decenas de millones de
hindúes, las violaciones masivas de mujeres, la destrucción de miles de
templos hinduistas y budistas, así como de bibliotecas. Aportan pruebas
sólidas y muy detalladas de la veracidad de lo que puede considerarse
como el
mayor genocidio de todos los tiempos.
Koenraad Elst, en su artículo "¿Existió un genocidio islámico
de los hindúes?", afirma:
"No
hay estimaciones oficiales del número total de víctimas hindúes a
manos de los musulmanes. A primera vista, al leer los importantes
testimonios de los cronistas musulmanes de la época, a lo largo de 13
siglos y
en un territorio tan vasto como el subcontinente indio, la guerra santa
musulmana mató muchos más hindúes que los seis millones del Holocausto.
Firishta refiere en varias ocasiones que los sultanes de Bahmani en
India central (1347-1528)
mataron a cien mil hindúes, lo que consideraban una cantidad mínima
como castigo para los hindúes. Y se trataba solo de una dinastía
provincial de tercer rango.
Las mayores masacres tuvieron lugar
durante las razias de Mahmud Ghaznavi (hacia
el año 1000); durante la conquista del norte de India por Mohammed
Ghori y
sus lugartenientes (1192 y siguientes); y bajo la dominación del
sultanato de Delhi (1206-1526)."
Escribe además, en su libro La anulación de India:
"Las conquistas musulmanas hasta el siglo XVI
fueron para los hindúes
una lucha de pura supervivencia, una cuestión de vida o muerte.
Ciudades enteras fueron reducidas a cenizas y sus poblaciones
masacradas,
produciendo cientos de miles de muertos en cada campaña, y un número
similar de
deportados como esclavos. Cada nuevo invasor levantaba sus montañas con
cráneos de hindúes. Así, la conquista de Afganistán en el año 1000 fue
seguida por la
aniquilación de toda su población hindú. La región se llama todavía hoy
Hindu Kush, la
masacre hindú."
Will Durant escribe, en su libro de 1935, La historia de la civilización. Nuestro
legado oriental (página 459):
"La conquista de India por los mahometanos es
probablemente el episodio
más sanguinario de la historia. Los historiadores y sabios islámicos
han registrado con gran alborozo y orgullo las matanzas de hindúes, las
conversiones forzadas, el secuestro de mujeres y niños hindúes para
venderlos en los
mercados
de esclavos y la destrucción de templos que llevaron a cabo los
guerreros del
islam, entre los años 800 y 1700. Millones de indios fueron
obligados a convertirse al islam por la espada durante este período."
Francois Gautier, en su libro Reescribiendo
la historia de India (1996), relata:
"Las masacres perpetradas por los musulmanes no tienen paralelo en la
historia; son más graves que el Holocausto de los judíos por los
nazis;
o que el genocidio de los armenios por los turcos; mucho más extensas
que la matanza
de las poblaciones indígenas sudamericanas por los conquistadores
españoles y
portugueses."
Fernand Braudel, en su Historia de
las civilizaciones (1995), describe cómo era el gobierno
islámico en India:
"La
experiencia colonial fue extremadamente violenta" y "los
musulmanes no pudieron gobernar el país más que mediante el terror
sistemático. La crueldad era la norma: cremaciones, ejecuciones
sumarias, crucifixiones o empalamientos, torturas inauditas... Los
templos hindúes eran destruidos para reemplazarlos por mezquitas. En
ocasiones, había conversiones forzadas. Si alguna vez se desataba una
revuelta, era reprimida al instante y salvajemente: las casas
incendiadas, los campos devastados, los hombres masacrados y las
mujeres
y los niños esclavizados."
Alain Danielou, en su libro Historia de la India, escribe:
"Desde el momento en que los musulmanes
comenzaron a llegar,
a partir del año 632, la historia de India se convirtió en una larga y
monótona sucesión de asesinatos, masacres, expoliaciones y
destrucciones.
Como
siempre, los bárbaros destruían civilizaciones y exterminaban
pueblos enteros en nombre de la 'guerra santa' de su fe, de su único
Dios."
Irfan Husain, en su artículo "Los demonios del pasado", observa:
"Aunque
los acontecimientos históricos deben juzgarse en el contexto de su
tiempo, no se puede negar que en este sangriento período
histórico, no se mostró ninguna clemencia hacia los hindúes lo
suficientemente
desafortunados como para cruzarse en el camino de los conquistadores
árabes de Sindh y del sur de Panyab, o los de Asia central que fueron
barridos de
Afganistán... Los mayores héroes musulmanes que figuran en
nuestros libros de historia cometieron crímenes monstruosos. Mahmud
Ghazni, Qutb-ud-Din Aibak, Balban, Mohammed bin Qasim y el sultán
Mohammad Tughlak, todos tienen las manos manchadas de sangre y el paso
de
los años no ha podido limpiarlas. Desde el punto de vista indio, la
invasión musulmana de su territorio fue un desastre absoluto."
"Sus templos fueron arrasados, sus ídolos destrozados, sus mujeres
violadas,
sus hombres asesinados o esclavizados. Cuando Mahmud Ghazni entró en
Somnath, en una de sus razias anuales, masacró a los 50.000
habitantes. Aibak mató y esclavizó a cientos de miles. La lista de los
horrores es larga y dolorosa. Estos conquistadores siempre justificaban
sus fechorías alegando que era su deber religioso el aniquilar a
los no creyentes. Envueltos en la bandera del islam, proclamaban que
combatían por su fe, cuando en realidad se entregaban sin freno a su
pasión
por la masacre y el saqueo..."
Una
muestra de los relatos de los testigos oculares contemporáneos acerca
de los invasores y gobernantes durante las conquistas de India
El déspota afgano Mahmud Ghazni invadió India no menos de 17 veces,
entre 1001 y 1026. El libro Tarikh-i-Yamini,
escrito por su secretario,
documenta varios episodios de sus sanguinarias campañas militares:
"La sangre de los infieles fluía tan abundante [en la ciudad india de
Thanesar] que
el río se tiñó, perdió su transparencia, y la gente ya no podía
beber el agua... Los infieles abandonaron las defensas e intentaron
cruzar
el espumoso río... pero muchos de ellos fueron abatidos o se
ahogaron... Exterminaron a cerca de 50.000 hombres."
En el registro contemporáneo Taj-ul-Ma'asir,
de Hassn
Nizam-i-Naishapuri, se afirma que cuando Qutb-ul-Din Aibak (de origen
turco-afgano y primer sultán de Delhi, 1194-1210)
conquistó Meerat, mandó demoler todos los templos hindúes de la ciudad
y
erigió mezquitas en su lugar. En la ciudad de Aligarth, convirtió a los
habitantes hindúes al islam por la espada y decapitó a
todos los que perseveraron en su propia religión.
El historiador persa Wassaf escribe, en su libro Tazjiyat-ul-Amsar wa
Tajriyat ul Asar,
que Alaul-din Khilji (un afgano de origen
turco y segundo gobernante de la dinastía Khilji en India, 1295-1316),
cuando capturó la ciudad de Kambayat, en la cabecera del golfo de
Cambay, mató
a todos los varones adultos hindúes para gloria del islam, derramó
ríos de sangre y envió a su propia tierra a todas las mujeres del país,
junto con el oro, la plata y las joyas, y convirtió en sus esclavas
privadas a
unas 20.000 niñas indias.
India tiene una rica y larga historia cultural. El hinduismo se formó
hacia el año 1500 a. C. y el budismo desde el siglo VI a. C.
Esta
cultura obtuvo impresionantes logros artísticos, religiosos e
intelectuales. Antes y después de los primeros días del islam, los
sabios indios llevaban a las cortes de otros reinos (incluidos los
musulmanes de Bagdad) sus obras científicas, matemáticas (como el cero,
el
álgebra, la geometría, el sistema
decimal, los llamados "números arábigos", que son en realidad indios),
medicina, filosofía, etc.
Otros
iban a estudiar en las universidades establecidas en India. Niños y
niñas se educaban en un sistema de enseñanza ampliamente desarrollado,
en materias tan variadas como la ciencia, la medicina y la filosofía.
El arte y
la arquitectura de India eran magníficos. Constituían un pueblo
próspero. Entonces llegó el islam:
masacre, esclavitud, violación, violencia, saqueo;
destrucción de los lugares religiosos, del arte y la arquitectura;
pobreza, explotación, humillación, hambre, conversión
forzada, declive de la investigación intelectual, destrucción
social y empeoramiento de los males sociales. Para el islam,
todo lo que no es islámico pertenece a una época de
ignorancia ("yahiliya") y debe
ser destruido (o apropiado y llamado ¡islámico!). Las masacres dieron
origen a los romíes
(gitanos),
destruyeron el Afganistán hindú y conformaron lo que hoy es Pakistán
(Cachemira) y Bangladés.
El costo de las invasiones musulmanas es inmenso en vidas
humanas, riqueza y cultura. Las estimaciones sugieren que entre 60 y 80
millones murieron a manos de los invasores y gobernantes musulmanes
solo en el período comprendido entre 1000 y 1525 (es decir, en 500 años
la población se desplomó)
(Lal citado en Khan, p. 216). ¿Pensamos que esta cifra es imposible? En
la guerra de independencia de
Bangladés, en 1971, el ejército musulmán pakistaní mató a entre 1,5 y 3
millones
de personas (en su mayoría musulmanes) en tan solo nueve meses (Khan,
p.
216). El resto del mundo miró hacia otro lado, pero ¿no es lo que hace
siempre cuando son musulmanes los que cometen la violencia? [El número
efectivo de hindúes brutalmente asesinados por musulmanes, no se limita
a 60-80 millones, sino que se estima en
unos 400 millones según Firishta (1560-1620), el
autor
de Tarikh-i Firishta y Gulshan-i Ibrahim.]
Además, basándonos
en los datos disponibles, el número de indios esclavizados
fue asimismo enorme.
La conquista
musulmana de India es
seguramente la más sangrienta de la historia
Rizwan Salim (1997) escribió lo que realmente hicieron los invasores
árabes:
"Salvajes
con un nivel muy bajo de civilización y sin una cultura
digna de tal nombre, procedentes de Arabia y Asia occidental,
comenzaron a penetrar en
India desde principios de siglo. Los invasores islámicos demolieron
incontables templos indios, destrozaron incontables esculturas e
ídolos, saquearon innumerables
fortalezas y palacios de los reyes indios, asesinaron a una inmensa
cantidad de
hombres y secuestraron a las mujeres... a pesar de ello, muchos indios
parecen no querer reconocer que los saqueadores musulmanes
extranjeros arruinaron la evolución histórica de la civilización
mentalmente más avanzada de la tierra, la cultura más
ricamente imaginativa, y la sociedad más vigorosamente creativa"
(citado en Khan,
p.179).
Por supuesto, en la India preislámica hubo guerras, pero no practicaban
la esclavitud, ni el secuestro, ni la masacre, ni destruían los
lugares religiosos, ni causaban daño a los cultivos y a los campesinos.
Las batallas usualmente se
libraban en campo abierto y entre soldados (Khan, pp. 205-207). No
existía el concepto de "botín", por lo que los indios no estaban
preparados para los violentos ataques del islam. Los indios nativos se
vieron forzados a huir a la selva y la montaña, o afrontar la
explotación y los tributos agotadores, las masacres y la esclavización,
mientras
su sociedad iba siendo degradada y destruida.
Los musulmanes atacaban constantemente a los naturales, a la
población idólatra y, a veces, también se enzarzaban en guerras de unos
contra otros, en
incesantes revueltas de generales, jefes o príncipes, durante toda la
época de dominación islámica (Khan p. 205).
La esclavitud
Inicialmente, India incluía buena parte del
actual Pakistán (Sindh),
Bangladés/Bengala y Cachemira. El hinduismo y el budismo florecían
en Afganistán antes de la aparición del poder islámico (siglo VII). En
el siglo XVI,
Afganistán fue repartido entre el imperio Mogol y el safávida de
Persia, ambos musulmanes.
Al principio, los omeyas permitieron a los hindúes acogerse el estatuto
de dimmíes,
probablemente debido a su gran número, su
resistencia al islam y su valor económico como fuente de tributos. Pero
esto
iba en contra del Corán y de la ley islámica, que prescriben la
muerte o la conversión para los idólatras y los politeístas. Cuando
preguntaron al sultán Iltutmish (muerto en 1236) por qué no emplazaba a
los hindúes a elegir entre conversión o muerte, él replicó:
"En este momento, en India... los musulmanes son tan pocos que son como
la sal (en
un plato grande), pero dentro de unos pocos años, cuando los musulmanes
estén bien establecidos y sus tropas sean más fuertes... entonces será
posible plantear a los hindúes la elección entre muerte o islam"
(citado
en Lal [c], p. 538). (¿Podremos aprender algo de esto?)
A pesar del estatuto dimmí
que supuestamente los protegía, las matanzas masivas, las
conversiones en masa forzadas y la masiva esclavización, que empujaba a
la conversión forzada al islam, eran algo que se practicaba mientras
duró la dominación islámica y hasta el siglo XX, dado que muchos
gobernantes exigían a los idólatras/politeístas convertirse o morir.
Los
combatientes y los varones hindúes eran masacrados, mientras que las
mujeres y los niños eran esclavizados. A los niños varones jóvenes se
los castraba para que fueran esclavos eunucos.
Las cifras efectivas no se suelen mencionar. Solo
se
habla de "incontables cautivos o esclavos", o "todas las mujeres y
niños fueron esclavizados". Cuando se concretan las
cifras, son aterradoras. Además de las personas, los musulmanes se
apoderaban de todo lo que podían: monedas, joyas, ropas, muebles,
ídolos, animales, grano, etc., o lo destruían.
Los gobernantes musulmanes eran extranjeros. Hasta el siglo XIII, la
mayoría de los
esclavos eran enviados fuera de India. Pero tras el establecimiento
del sultanato de Delhi en 1206, fueron retenidos para trabajar en el
sultanato, vendidos
en la propia India o enviados a otros sitios. Se importaban esclavos de
cualquier parte y los ejércitos musulmanes estaban compuestos
por una amplia gama de grupos de esclavos extranjeros "convertidos" al
islam, junto con "hindúes" y "conversos" indios.
Los esclavos eran el botín prometido por Alá y
obtenerlos era una poderosa motivación para la yihad.
"Había tantos esclavos que llegaron a estar
muy baratos; los hombres... se degradaban... pero esto era la bondad de
Alá, que derrama honores sobre su propia religión y degrada a los
infieles" (el
cronista musulmán Utbi, sobre la razia de esclavos [942-997] del sultán
Subuktigin de Ghazni, en Sookdheo, p. 166).
En
Sindh, Pakistán (la primera región atacada con éxito), la primera
comunidad musulmana estaba compuesta principalmente de esclavos
convertidos por la fuerza al islam y un pequeño número de amos
árabes (Khan, p. 299). Inicialmente, los esclavos eran llevados a la
fuerza
fuera de India. Por ejemplo,
Qasim (árabe), el conquistador de Sindh enviado por Hajjaj bin Yusuf
Sakifi, en el califato de Walid I, se llevó a 300.000 esclavos, durante
una campaña de tres años entre 712-715 (Khan, p. 299; Trifkovic, p.
109).
Los combatientes musulmanes venían de todas partes para participar en
esta yihad. De improviso, Qasim fue destituido y ejecutado
(posiblemente cosido
en una piel de cerdo), acusado de violar a dos princesas sindih
destinadas al harén del califa (Lal [c], p. 439).
Los turcos
ghaznívidas de Ghazni, Afganistán (997-1206) que sometieron Panyab
De
sus 17 razias (997-1030), el sultán Muhmud Ghazni
(turco de Afganistán) envió a cientos de miles de esclavos a Ghanzi
(Afganistán), lo que ocasionó una pérdida de alrededor de dos millones
de personas, debido a las masacres, la esclavización y la venta fuera
de India (Khan, p. 315). Los cronistas (por ejemplo, Utbi, secretario
del sultán) dan algunas cifras, por ejemplo, desde
Thanesar, el ejército musulmán se llevó consigo 200.000 cautivos en su
regreso a
Ghazni. En
1019, fueron capturados 53.000 esclavos. En un momento dado, la quinta
parte correspondiente al califa ascendió a 150.000, lo que
sugiere un total de 750.000 cautivos. En una campaña
en Waihind, fueron capturados 500.000 (Lal [c], p. 551). Al-Utbi, el
secretario de Mahmud, escribe:
"Las espadas destellaban como rayos entre de la oscuridad de las nubes,
y los chorros de sangre fluían como estrellas al atardecer. Los amigos
de Dios derrotaron a sus oponentes... Los
musulmanes lanzaron su venganza contra los infieles enemigos de Dios,
matando a 15.000 de ellos... dejándolos como alimento para las bestias
salvajes y las aves de rapiña... Dios también recompensó a sus
amigos con una cantidad de
botín que superaba toda medida y cálculo, incluidos 500.000 esclavos
hermosos,
hombres y mujeres" (Khan, p. 191).
Los ghaznívidas dominaron el "sultanato islámico de Panyab" hasta 1186.
Los ataques en Cachemira, Hansi y distritos de Panyab desencadenaron
asesinatos en masa y esclavización, por ejemplo, 100.000
personas en un ataque de 1079 en Panyab (Tarik-i-Alfi, en Khan, p.
276-277; Lal [a], p. 553).
Durante los gobiernos ghaurividas (turcos), por
ejemplo, Muhammad
Ghauri
(afgano) y su entonces comandante militar, el gobernador Qutbuddin
Aibak (1206-1210), se instauró el sultanato de Delhi. Continuaron las
decapitaciones masivas, las esclavizaciones, las conversiones forzadas,
el expolio y la destrucción de templos. Los esclavos eran
increíblemente
abundantes. En 1195, Aibak capturó 20.000 esclavos de Raja Bhim y
50.000 de
Kalinjar (1202) (Lal [c], p. 536).
"Incluso el musulmán más pobre se convirtió en dueño de numerosos
esclavos"
(Khan, p. 103; Lal [c], p. 537).
Durante los siglos XIII y XIV, bajo la dominación de Khilji (Khaljis) y
Tughlaq, la esclavitud aumentó conforme el islam se expandía. Millares
de
esclavos se vendían a bajo precio cada día (Khan, p. 280). El
número de esclavos capturados por Alauddin Khilji (1296-1316) fue
fabuloso y él los engrilletaba, encadenaba y humillaba (Lal [c], p.
540). Solo en el saqueo de Somnath,
"tomó cautivos a un gran número de mocitas bien
parecidas y elegantes, en total unas 20.000, y
niños de ambos sexos, más de lo que la pluma puede enumerar. Los
ejércitos mahometanos llevaron al país a la ruina completa, destruyeron
las vidas de sus habitantes, saquearon las ciudades y capturaron a
los niños" (historiador citado en Bostom, p. 641; Lal [c], p. 540).
Muchos miles fueron masacrados. Alauddin Khilji (1296-1316) poseía
50.000 niños esclavos en su servicio personal y 70.000 esclavos
trabajaban
permanentemente en sus palacios (Lal [c], p. 541).
Algunas mujeres preferían acabar con su propia
vida (quemándose o matándose) para evitar ser esclavizadas y violadas.
El sufí Amir Khusrau anota: "Los
turcos, cuando se les antoja,
pueden apoderarse de cualquier hindú, venderlo o comprarlo" (Lal
[c], p.
541)
Esclavizados y
castrados: los eunucos
En todo el mundo islámico, también en India los
conquistados eran castrados. De esta manera, los hombres
podían guardar los harenes, servir como objetos sexuales a los
gobernantes y
dedicarse a sus amos, ya que no podían esperar ninguna familia propia.
Naturalmente, esto redujo rápidamente la
población conquistada. La castración
era una práctica común en todo el
mundo musulmán, contribuyendo así al declive demográfico de India,
desde
200 millones en el año 1000 hasta 170 millones en 1500 (Khan, p. 314).
Cuando el sultán Bakhtiyar Khilji conquistó Bengala, en 1205, pronto
llegó a ser un destacado proveedor de esclavos castrados. Esta práctica
se mantuvo durante todo el
período Mogol (1526-1857).
Akbar
el Grande (1556-1605) poseía eunucos. Said Khan Chaghtai (un oficial de
Jahangir el hijo de Akbar) era dueño de 1.200 eunucos.
Durante el reinado de Aurangzeb, en 1659, en Golkunda (Hyderabad),
22.000 niños fueron emasculados y
regalados a los gobernantes musulmanes, o vendidos (Khan, p. 313).
El sultán Alauddin Khilji (1296-1316) poseía 50.000 niños en su
servicio personal; el sultán Muhammad Tughlaq (1325-1351) tenía 20.000
y el sultán Firoz Tughlaq (1351-1388) disponía de 40.000 (a Firoz
Tulghlaq
le encantaba coleccionar niños de todo tipo y era dueño de 180.000
esclavos
en total (Lal [c], p. 542). Varios comandantes bajo diferentes sultanes
fueron eunucos. Los
historiadores musulmanes informan del encaprichamiento de los sultanes
Mahmud Ghazni, Qutbuddin Aibak y Sikandar Lodi por los jovencitos
guapos. El sultán Mahmud estaba encaprichado por su comandante hindú
Tilak (Khan, p.
314).
Conclusión
El tratamiento inhumano aplicado a toda la población india por los
musulmanes fue el mismo, ya se tratara de musulmanes sufíes, árabes,
afganos, turcos o mogoles, puesto que todos seguían las leyes del
islam, el texto coránico y el bello ejemplo de Mahoma.
También se debe tener en cuenta que la violencia y la esclavización
continuaron incluso después obtener el pleno control sobre India,
porque su objetivo no era meramente conquistar, sino forzarlos a todos
a convertirse al islam. Los
musulmanes no llegaron para integrarse en la sociedad india, llegaron
para
borrarla y reemplazarla con el islam -que les dice que lo poseen todo
porque es el botín prometido por Alá-.
Los paganos/idólatras, politeístas, tenían que convertirse o morir, y
¡solo
entonces podría haber paz (islámica)! Los esclavos eran la justa
recompensa para los combatientes del islam -parte del botín prometido
por Alá-.
Referencias
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árabe con texto en inglés, comentarios y apéndices editados por Nuh Ha
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Publishing, 2007.
10) S. Trifkovic,
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11) Bat Ye’or, Islam and Dhimmitude: Where civilisations
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2005.
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