El
pensamiento crítico no es islamofobia
MARTÍN CASTILLA
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Un visitante de Religión
a Debate nos escribe manifestando su desacuerdo con el enfoque y
los
contenidos. Se expresa así: "Una ojeada del portal sugiere una guerra
contra el Islam. Gran parte del material raya en la islamofobia.
Obviamente que
de ecuménico no tiene nada. Mis observaciones se basan en mis
investigaciones y
publicaciones sobre el Islam".
Agradecemos la franqueza de sus observaciones, a
las que queremos
corresponder con la misma sinceridad.
Sin duda, entre tantos materiales, habrá muchas
afirmaciones
discutibles. Pero ya señalamos en la presentación
que "todas
las opiniones expresadas a través de las páginas de este sitio son de
la
exclusiva responsabilidad de sus autores", por lo que el equipo solo se
responsabiliza de sus propias investigaciones -aparte de la línea
editorial
expuesta en la misma presentación-.
Ahora, algunas consideraciones sobre lo que nos
dice:
1. "Una ojeada
del portal sugiere una guerra contra el Islam."
Suponemos que este enunciado tiene un sentido
metafórico,
porque en sentido propio "guerra" es un combate armado. La guerra que
sí existe, en nombre del islam, y que está ahí formalmente declarada
contra el
cristianismo y contra los países no musulmanes es la que prescribe el
Corán y
en la que combaten organizaciones como los Hermanos Musulmanes,
Al-Qaeda,
Estado Islámico, etc. En cambio, nuestro modesto portal se limita a
ofrecer
información, documentación y debates sobre el islamismo. Toma como
objeto el
sistema islámico como tal, que no debe confundirse con los musulmanes
como
personas, a quienes se debe respeto.
2. "Gran parte
del material raya en la islamofobia."
Es cierto que buena parte del material muestra un
espíritu
crítico con el sistema islámico. Pero el análisis crítico es
perfectamente
legítimo, y tendrá el valor de los hechos y los argumentos que aduzca.
¿Es a
esto a lo que se llama "islamofobia"? Todos sabemos que esta etiqueta
se ha diseñado insidiosamente para descalificar cualquier opinión no
favorable
al Corán, la tradición, la historia o la política islámica. Ahora bien,
la
cuestión es la siguiente: el fundamento de islam es un libro, que
consideran
sagrado, perfecto e intocable, y ese libro estipula normas contrarias a
nuestros principios (véase la nota más abajo). Si esto es así, y es
innegable, ejercer
el pensamiento crítico en contra de tales ideas y preceptos resulta
lógico en
toda persona razonable. Por tanto, si es a esa crítica a lo que llaman
"islamofobia", entonces esa islamofobia constituye un deber moral y
una necesidad intelectual.
3."Obviamente
que de ecuménico no tiene nada."
Debemos hablar con precisión. Entendemos que el
ecumenismo
se refiere al movimiento ecuménico que busca el diálogo y la unidad
entre las
iglesias cristianas. No se llama así a la relación de acercamiento a
otras
religiones, que sería "diálogo interreligioso" o algo así. No tiene
sentido denominar "ecuménico" a un diálogo con el islamismo. Y quizá
tampoco lo tenga el mismo diálogo. Por lo que sabemos, el Corán prohíbe
a los
musulmanes el trato con los cristianos y sobre todo hablar de religión
con
ellos. Y, al mismo tiempo, les manda que, llegado el caso, apliquen el
disimulo
(la "taquiya"), a fin de sacar provecho para el islam. Es lo que ha
ocurrido, en nuestros días, tanto con el acuerdo de "Diálogo
euro-árabe" (1977) de Europa, como con la "Alianza de
civilizaciones" (2010) del presidente Rodríguez Zapatero en España,
ambos suscritos
sin informar a los ciudadanos y olvidando la historia, y que solo están
sirviendo a la islamización. ¿Qué tiene que ver todo esto con el
movimiento
ecuménico? Nada.
Por estas razones y muchas otras que podríamos
dar, el portal
de Religión a Debate no
trata de
guerrear, sino, por el contrario, de desarmar la legitimación
ideológica y
teológica de la guerra, mediante un mejor conocimiento del islam. Nos
parece
improcedente e injusto que se califique como "islamofobia" la
información veraz y la investigación científica sobre las fuentes, la
tradición
y la historia del sistema islámico.
En cuanto al pretendido diálogo, ¿con quién?,
¿quién
representa al islam? Un verdadero diálogo cristianismo-islamismo nunca
ha sido
posible. Y, probablemente, nunca lo será, mientras el Corán siga siendo
el
Corán, la tradición de Mahoma siga siendo la que es y la ley islámica
siga
siendo la charía. Pues ese sistema se define a sí mismo como definitivo
e
inmutable, de modo que el musulmán que lo cuestione sabe que se
convierte en
apóstata y que el poder islámico lo condenará a muerte. En tales
condiciones,
¿cree alguien que cabe diálogo?
La realidad histórica es que el islam se
constituyó, desde
el año 629, antes de que existiera el libro del Corán, como una
maquinaria de guerra
político-religiosa, movida por un programa de confrontación con el
cristianismo
y con toda civilización no musulmana, dirigida a la conquista, el
sometimiento o el
exterminio. Durante catorce siglos no ha dejado de operar así.
Si estas consideraciones son básicamente verdad,
nadie puede
mirar hacia otro lado, ni contribuir al camuflaje, sin convertirse en
cómplice
(con el riesgo añadido de acabar siendo también víctima) de la yihad.
Nota
Como advierte el autor de una
reciente traducción del Corán,
"invitamos a los lectores a leerlo con espíritu crítico y situarlo en
su
contexto histórico, a saber, el siglo VII. Entre las normas que violan
los
derechos del hombre, que inspiran las leyes de los países árabes y
musulmanes,
y que los movimientos islamistas querrían aplicar, en todo o en parte,
señalamos estas a título de ejemplo:
- La desigualdad entre los
hombres y las mujeres en el
matrimonio, el divorcio, la herencia, el testimonio, los castigos y el
empleo,
el matrimonio de niñas impúberes y la circuncisión masculina y femenina
practicada en los niños.
- La desigualdad entre
musulmanes y no musulmanes en el
matrimonio, el divorcio, la herencia, el testimonio, los castigos y el
empleo.
- El no reconocimiento de la
libertad religiosa, en
particular la libertad para cambiar de religión.
- La exhortación a combatir a
los no musulmanes, a ocupar
sus países, a imponer a los no musulmanes el pago de un tributo (la
yizia) y a
matar a quienes no sigan las religiones monoteístas.
- La esclavitud, la captura de
los enemigos y la apropiación
de sus mujeres.
- Los castigos crueles como la
condena a muerte del apóstata
(quien abandona el islam), la lapidación de la adúltera, la amputación
de manos
del ladrón, la crucifixión, la flagelación y la ley del talión (ojo por
ojo,
diente por diente).
- La destrucción de las
estatuas, las pinturas y los
instrumentos de música, así como la prohibición de las artes.
- El maltrato hacia los animales
y el exterminio de los
perros de compañía."
(Sami Aldeeb, Le
Coran. Texte arabe et traduction française par ordre chronologique
selon
l'Azhar avec renvoi aux variantes, aux abrogations et aux écrits juifs
et
chrétiens. 3e édition. Lausana, 2019, pág. 3).
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