Tierras
del islam. Entre migración y autonomización discursiva
FLORENCE MRAIZIKA
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Monedas arabobizantinas que muestran varios
símbolos cristianos.
a) Presencia de la cruz. b) Presencia de otro enviado compuesto por las
tres primeras letras de 'Isa.
c) Jesús. d) Ave y mhmd
enviado. |
Muchos
islamólogos, Henri Lammens, Ignaz Goldziher, Crone, Nevo no creían en
el advenimiento del islam como una religión nueva. La
síntesis de Karl-Heinz Ohlig (1) sobre el islam primitivo resume bien
estas pistas. Nacido
de una agrupación política de "migrantes" adeptos a las razias por
Tierra Santa, el protoislam está desnudo, dogmáticamente
hablando. Es
una cáscara vacía de todo lo que es el islam actual. El
Corán, el sacrificio de Ismael, La Meca y el ramadán no existen todavía
a la muerte de Mahoma. Se
inventaron pura y simplemente a lo largo del tiempo y únicamente para
justificar el asentamiento territorial y diferenciarse de los otros
grupos
del lugar.
Un grupo
politizado con creencias heterogéneas
Los
escritores sirios coetáneos describen a los árabes que entran en
Jerusalén con términos seculares y políticos: mhagraye, tayaye, hijos
de Agar e ismaelitas (2). Estos términos están justificados por el
desplazamiento comprobado de los muhayirun
(migrantes). Es
un "grupo", "entre ellos hay muchos cristianos, algunos son herejes,
otros no". "Mahoma es su
rey." Así,
una crónica nos muestra al califa Muawiya rezando en Getsemaní (3) y
en el Gólgota. Omar instala su mihrab en el lugar de María y no duda en
rezar
en las iglesias de Jerusalén.
Una
tradición islámica que proclama la santidad de Jerusalén
Ibn
al-Muragga (siglo XI), tomándolo de Muqatil b. Sulayman,
uno de los primeros comentaristas del Corán (768) declara: "[el ángel] Israfil se
colocará sobre la Roca de Jerusalén
y tocará la trompeta:
¡que se reconstituyan huesos y pieles! Vuestro
Dios
exige que os congreguéis para el juicio. Gloria
a Dios que vendrá del cielo. Cuando Dios, que él sea loado, ascendió
al
cielo, dijo sobre la Roca de Jerusalén: Este
es mi lugar y el lugar de mi trono en el día de la resurrección y de la
asamblea de mis siervos, y he aquí el sitio de mi paraíso a su
derecha, y el de mi infierno a su izquierda, y yo pondré mi balanza
delante
de ella. Yo
soy Dios, el juez del día del juicio. Después de eso, ascendió
al cielo".
Todos
estos clichés sorprendentes concuerdan en que hubo una elaboración
progresiva del corpus coránico, como prueban los trabajos de
Jean-Jacques
Walter (4). Los estratos de la composición del Corán se demuestran por
el cruce y la convergencia de indicios.
Un Corán: un corpus ilegible antes del
siglo IX, fluctuando después, y
fijado en 1923...
En
Saná (Yemen), en 1972, se descubrieron miles
de pergaminos. Se trata de
los fragmentos
más antiguos de coranes conocidos.
Datarían
de finales del siglo VII. La escritura es muy rudimentaria,
compuesta por el simple esqueleto de las consonantes. Esta escritura
hiyaziana se llama "defectiva". Ignora
la notación de vocales breves pero, sobre todo, carece de signos
diacríticos: esos puntos situados encima o debajo de las letras, que
permiten
diferenciar, por ejemplo, la "b", la "n", la "y" y la "t". Estos
documentos presentan una secuencia incompleta de suras con respecto al
Corán actual y comprenden palimpsestos, fragmentos en los cuales el
texto
inicial ha sido borrado y reemplazado por otro. Las
colecciones se presentan en forma de códice, páginas manuscritas
apiladas
juntas. El
uso de los signos diacríticos y las vocales se generalizó alrededor del
850. Aunque
el Corán se volvió legible desde el siglo IX (árabe clásico), siguió
siendo de difícil acceso, poco claro y siempre lejos de ser perfecto. Sami
Aldeeb observa, en efecto, que de los 6.236 versículos, la mitad
presenta
variantes, el 25% contiene expresiones ambiguas o desconocidas,
términos erróneos o falsos amigos, y el 15% del texto está lleno de
lagunas.
Hay un
elemento
que prueba lo dilatado de la fabricación, y es
el caos del relato, incluso en su versión actual. Nunca
sabemos dónde estamos, en qué momento y quiénes son los personajes. Los
compañeros de Mahoma y sus mujeres están ausentes, mientras que a
partir del
siglo IX, sus hechos y sus gestas se transcriben minuciosamente en los
hadices. De
hecho, estos dos textos, la vulgata coránica legible y los hadices son
de la
misma época y, para los filólogos, la redacción de los hadices está
destinada a completar el sentido o resolver la opacidad del Corán. Las
intenciones políticas de los califas orientan la empresa tanto a nivel
del Corán como de los hadices. Son
los califas quienes decidieron compilar los fragmentos existentes en un
libro. El
Corán definitivo vio la luz después de múltiples recopilaciones, cribas
y
destrucciones. La
tradición islámica también reitera a porfía la temática de la
destrucción de
códices. Según
François Déroche (5), "los relatos de la tradición hacen aparecer la
pluralidad de
recensiones, y el tema de la multiplicidad de copias es un núcleo
estructural propio de la puesta por escrito del Corán".
Según
el relato islámico, el califa Utmán (644-656) habría recopilado los
documentos del Corán para fijar un texto definitivo, denominado Corán
de
Utmán, y habría ordenado la destrucción de todo el material (hecho de
préstamos deformados de pasajes del Antiguo
Testamento, de apócrifos y de leyendas judías). Habría
enviado copias de ese Corán a diferentes ciudades del imperio. Ningún ejemplar
ha llegado hasta nosotros. Durante
el reinado del califa Abd al-Malik (685-705), se sitúa el añadido de
la puntuación y las vocales. El
texto fijado debía justificar el poder establecido, sobre todo el
asentamiento de los migrantes. De hecho, la leyenda
"califa de Alá" apareció en las monedas con su efigie. Después
de muchas controversias, la edición más común del Corán finalizó en
1923, en El Cairo. A
pesar de todo, aún se pueden encontrar en el mercado más de dos docenas
de
versiones diferentes
en árabe.
Un
islam sin un Corán celestial pero sometido a las instancias políticas
El
dogma del libro árabe increado que desciende del cielo es el fundamento
del islam. Sin
embargo, este estatuto no data de la época de los primeros corpus. Según
la Enciclopedia del islam, el
estatuto del Corán no cuenta con unanimidad en el seno de
la tradición. Las
opiniones de los eruditos divergen según su obediencia. Para algunos es
creado y para otros increado. Abd
al-Malik, que fue quien estableció la primera administración del
imperio y la
arabización, no menciona ningún descenso celestial, ni en su reforma
monetaria, ni en su mezquita de la Cúpula
de la Roca. Durante
el siglo IX, los gramáticos persas produjeron numerosos comentarios
destinados a aclarar los pasajes abstrusos del texto. Este
trabajo se desarrolló bajo la dinastía abasí, en tiempos de los
recopiladortes de hadices, Al-Bujari y Muslim. Los
califas, para
justificar el empleo de la violencia contra los enemigos políticos, no
dudaron en recurrir a la escritura de hadices. Por ejemplo, Ibn
Taimiya (5) cuenta la historia de Ali Ibn Madani: "Acudí a la
residencia
del Emir de los
creyentes. Este
me preguntó si yo conocía algún hadiz donde una persona hubiera sido
asesinada por criticar al Profeta. Le respondí que sí, que conocía uno,
y me regaló mil dinares" (6). Al-Mamún declaró el mutazilismo como doctrina oficial. En
827, proclamó que el Corán es creado y exigió que todos
profesaran
ese dogma. Pero luego Al-Mutawakil,
a partir de 847, declaró que profesar que el Corán es creado se
castigaría con pena de muerte.
Pues
bien, nuestras observaciones realizadas sobre las tres colecciones de
Saná,
DAM 01-29.1, DAM 01-25.1 y DAM 01-27.1, que son fragmentarias, muestran
la ausencia total de ese discurso sobre el descenso de un libro
sagrado e increado. Los
versículos en los que toma pie este dogma islámico están masivamente
ausentes, por lo que podemos afirmar que estas colecciones de Saná son
anteriores
a la polémica de 827-847. Las
borraduras y las tentativas de reescritura confirman esta datación,
pues si el
carácter increado no estuviera en orden, habrían sido destruidas y
reemplazadas por buenos pergaminos. Estas
colecciones de Saná suponen una escritura anterior al dogma y son
testimonio de la instauración de ese dogma. La
controversia de 639 entre el emir Amrou y el patriarca Juan muestra por
parte de los migrantes el requerimiento de una Ley, pero no se menciona
el
Corán (7).
Ni la epigrafía, ni san Juan Damasceno mencionan ese dogma.
Un
Corán que valora a Isaac
Ismael es un
personaje menor en el Corán. Ningún
elemento coránico indica una prefiguración mesiánica de Ismael. Sin
embargo, el culto fundamental de La Meca habría sido obra suya. Pues
bien,
solo unos versículos raros y ambiguos de la sura 2 (versículo 124)
justifican ese
privilegio inaudito: solo este minúsculo versículo introduce a Ismael
en una
reconstrucción pretérita de un edificio que se parece más a la
Jerusalén
de Isaías (Is 54). E-M. Gallez
(8) afirma que en Corán 2,127, el verbo está conjugado en modo
incumplido, y por lo tanto posee un sentido futuro. No hay que
leer: "Y cuando Abrahán e Ismael levantaron los cimientos de la Casa
[templo]", sino "Y
entonces Abrahán e Ismael levantarán los cimientos [ruinas] de la Casa
[templo de
Jerusalén]". ¿Dónde están las declaraciones testamentarias de Alá a
favor de Ismael? Asimismo,
en lo tocante al sacrificio, el texto coránico está mudo y los
exegetas musulmanes perplejos. El
nombre de Ismael no aparece en la sura 37, dedicada a la inmolación. Las
tradiciones islámicas se contradicen unas a otras a propósito de la
identidad del
sacrificado. Por
medio de
procesos subliminales y exégesis, se sugiere la introducción de
Ismael en la construcción de la casa. Muqatil
y los hadices proféticos, Abu Huraira y Nahar Al-Abdi, Ibn Masud,
hablan del sacrificio de Isaac, al
dahib ishaq, cerca de Jerusalén. La traslación a La
Meca sería la causa que impuso la sustitución. Las
colecciones de Saná no contienen esos versículos de la sura 2 con
Ismael. Ni
la numismática, ni la Cúpula, ni los testimonios exteriores a la
tradición islámica (9) mencionan esa sustitución de Isaac.
Un islam sin La Meca
El
Corán no habla de La Meca, emplea una sola vez la palabra Mekka en la
sura 48,24
y una vez la palabra Bekka en el versículo 3,96. Este
versículo presenta un carácter arcaico relacionado con una
peregrinación a
Jerusalén, la aproximación entre Moisés y el modelo de la comunidad del
protoislam se intensificó hasta el punto de utilizar la "solución" del
viaje místico entre Jerusalén y La Meca, siendo real entonces
únicamente La Meca. La
evolución del pensamiento coránico es clara con respecto al santuario
del culto. Es
un proceso de diferenciación progresiva que deja trazas huérfanas de un
primer texto en Corán 3,96 y conduce a la elaboración de mitos. Estos
temas del culto y de su lugar no se tratan en el corpus de DAM 01-29 ni
en
DAM 01-25 y, en muchos códices, la ausencia del principio del versículo
22
(la peregrinación), las innumerables borraduras de la sura 2 en
las partes que describen el culto, hacen pensar que ese culto fue
evolutivo. Dan
Gibson ha probado el carácter tardío de la consagración de La Meca.
Un islam sin ramadán
El
Corán hace que comience el alba (a partir de la cual se inicia el ayuno
del mes de ramadán) en el momento en que "se distingue el hilo blanco
del hilo negro" (Corán
2,187). Para determinar los tiempos del rezo de la Shemá, los sabios del
Talmud se basan en la luz que permite "distinguir el hilo
blanco del hilo
azul" en los flecos del manto de oración. Un
solo versículo del Corán, de una sola sura, lo menciona, pero de
ninguna
manera
se trata de ayunar todo el mes, sino solo el día siguiente al
testimonio de
la visión ocular del filo de la luna nueva, el novilunio (Corán 2,189). Ahora bien,
según D. Belhassen (10) un "ayuno de luna nueva" existía en una
tradición judeotalmúdica y se practicaba especialmente durante el mes
de
Ab, en pleno verano, para conmemorar la destrucción del templo de
Jerusalén por Nabucodonosor, y luego la del segundo templo, por Tito. Comenzaba con la
luna nueva del mes de Ab. Las
tres semanas, llamadas "tiempo entre dos desgracias", eran días de
mortificación, luto y ayuno. Al
final de ese mes estaba autorizado
comer carne, en recuerdo
simbólico de la ofrenda de ganado que los sirvientes (Cohanim) del templo de Jerusalén
sacrificaban en el altar de Yahvé. Pues
bien,
los versículos 22,27; 2,67; 5,3 y 14,6 contienen la raíz dhāl bā ḥā,
que describe un sacrificio animal (11).
La raíz nūn sīn kāf presente
en las suras 2 y 22 se refiere a un rito judío de libación (12).
Estos
múltiples indicios muestran una estructura islámica fundamentalmente
evolutiva, cuya causa primera es la justificación de una
conquista y la autonomización.
Notas
1. Karl-Heinz Ohlig: Early Islam. A critical
reconstruction based on contempory sources. Prometheus
Book, 2007.
2. Chronica Minora.
ed. I. Guidi. CSCO, Scr. Syri 1) 30, 26.
3. "Qibla musharriqa and early prayer in
churches", The Muslim World,
Vol LXXXI N3-4, 1991.
4. Jean-Jacques Walter: La théorie des codes
appliquée au Coran. Editions de Paris, 2013.
5. Histoire du
Coran. Texte et Transmission.
6. Ibn Taimiyya: As-Sârim ul-Maslûl ‘alâ
shâtim
ir-rasûl, p. 59.
7.
"Yo os pido hacer una cosa de tres: o mostrarme que vuestras leyes
están escritas en el Evangelio, y que os comportáis conforme a ellas, o
adheriros a la ley de la sumisión."
8. Edouard-Marie Gallez: Le Messie et son prophète. 2005.
9. Robert Hoyland: Seeing
islam As Others Saw It, A Survey and Evaluation of Christian, Jewish
and Zoroastrian Writings on Early islam. 1997.
10. Nouvelle compréhension du jeûne de Ramadan par David
Belhassen (video).
11. Sacrificio animal (Esdras 6,3)
en el templo, el lugar donde el animal de sacrificios, de Pascua a
Shavuot.
12. נסכ significa libación.
BAEzra, Qumran, Jud, Sam, LJLA (Esdras 7,1).
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