Juan Damasceno (675-749) fue un monje teólogo,
filósofo y escritor
sirio, proclamado doctor de la Iglesia. Pasó la mayor parte de su vida
en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Allí estuvo dedicado
al estudio y la escritura. En sus obras pretendió exponer y argumentar
la doctrina cristiana de una manera sistemática. Pensaba que la
filosofía y las ciencias debían estar al servicio de la teología, como
instrumentos para una mejor comprensión de la verdad revelada. Son
célebres y conservan aún cierta agudeza sus Controversias entre un
sarraceno y un cristiano, cuya versión española se ofrece aquí, a
partir de Ιωάννου του Δαμασκηνού, Διάλεξις σαρακηνού και χριστιανού.
Primera controversia: Sobre cristología
SARRACENO. ¿Qué
dices que es Cristo?
CRISTIANO. Es
la Palabra de Dios. Porque en la Escritura se le llama Palabra, y brazo
de Dios, y potencia de Dios, y muchas cosas así. Y según tu Escritura,
¿quién es Cristo?
(Entonces quizá quiera él preguntarte también algo, deseando así
escapar de ti. Pero tú no le respondas hasta que haya respondido él a
lo que le has preguntado. Así, se verá en la necesidad de responderte.)
SARRACENO. Mi
Escritura lo llama Espíritu y Palabra de Dios.
CRISTIANO.
Entonces, según tu Escritura, la Palabra ¿es creada, o increada? Si me
dices que es increada, entonces me das la razón. Pues todo lo no
creado, sino increado, es Dios. Pero si me dices que la Palabra y el
Espíritu son creados, entonces ¿quién creó la Palabra y el Espíritu?
SARRACENO. Pues
Dios mismo los creó.
CRISTIANO. Pero
entonces, antes de crear la Palabra y el Espíritu, ¿estaba Dios privado
de Palabra y de Espíritu?
(Cuando oiga esto huirá de ti, sin saber qué responder.)
Segunda controversia: Sobre la Palabra de
Dios
SARRACENO.
Las palabras de Dios ¿son creadas o increadas?
(Los sarracenos plantean estas cuestiones contra nosotros, más bien con
la intención de demostrar que la Palabra de Dios es creada, y eso no es
así. Pues si dices que son creadas, te dirá: "He aquí que tú también
dices que la Palabra de Dios es creada". Pero si dices que son
increadas, te objetará: "He aquí que todas las palabras procedentes de
Dios son ciertamente creadas, y no son dioses. Tú confiesas que Cristo
es Palabra de Dios, pero no es Dios". Por consiguiente, no le digas que
es ni creada ni increada, sino respóndele lo siguiente:)
CRISTIANO. Yo
confieso una sola Palabra de Dios, que es increada. Y a toda la
Escritura no la llamo palabras (λόγια), sino dichos (ῥἠματα)
de Dios.
SARRACENO.
Entonces, ¿cómo dice David: "Las palabras del señor son palabras
limpias" (Salmos 12,7).
CRISTIANO. Es
que el profeta hablaba en sentido metafórico, y no en sentido literal,
es decir, no con el significado exacto y directo de los términos.
SARRACENO. ¿Y
qué quiere decir sentido metafórico y sentido literal?
CRISTIANO. El
sentido literal indica una referencia cierta y exacta a la cosa; el
sentido metafórico, una referencia inexacta.
SARRACENO. No
puede ser que un profeta aduzca una referencia inexacta.
CRISTIANO.
Entre los profetas es habitual hablar en sentido metafórico. Por
ejemplo: "El mar al verlos huyó" (Salmos 114,3). Y he aquí que el mar
no tiene ojos, pues no es un ser vivo. Y de nuevo el mismo profeta le
habla como a un ser vivo: "¿Que te pasa, mar, que huiste?" y así
sucesivamente. Y otra demostración de la hipótesis, cuando Dios dice a
Caín: "Por eso te maldice la tierra que ha abierto las fauces para
recibir de tu mano la sangre de tu hermano" (Génesis 4,11). He aquí que
ahí se dice "fauces" en sentido metafórico. Y también: "Mi espada
devorará carne" (Deuteronomio 32,42). Sin embargo, la espada corta, no
come. Así, a los "dichos" pronunciados se les llama "palabras". Pero no
son palabras, esto es, formadas interiormente solo en la mente o por la
razón, sino que, como he señalado, son dichos.
Tercera controversia: Sobre la
encarnación de
la Palabra
SARRACENO. ¿De
qué modo descendió Dios al vientre de una mujer?
CRISTIANO.
Vamos a utilizar tu Escritura y la mía. Tu Escritura dice que Dios
purificó a María por encima de todas las mujeres y descendió a ella el
Espíritu y la Palabra de Dios (Corán 3,42 y 45-47; 19,17-22). Y mi
Evangelio dice: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lucas 1,35). He aquí que ambos
relatos coinciden en una sola voz y un solo entendimiento. Pero debes
saber también que nuestra Escritura habla de descenso y ascenso en
sentido metafórico, no en sentido literal. Mientras que entre los
filósofos se dice descender y el ascender en sentido propio. Pues bien,
Dios lo contiene todo y no es contenido por nada. Como dice un profeta:
"¿Quién ha medido el mar con el hueco de la mano, el cielo a palmos y
la tierra a puñados?" (Isaías 40,12). Pues bien, todas las aguas caben
simplemente en la mano de Dios; y todo el cielo en su palma, y toda la
tierra en su puño. Por tanto, ¿de qué modo ocurre que el mismo que lo
contiene todo en su mano descienda y ascienda?
Cuarta controversia: Sobre la unión
hipostática
SARRACENO. Si
Cristo era Dios, ¿cómo es que comía, bebía y dormía, y fue crucificado
y muerto y cosas así?
CRISTIANO.
Anterior al tiempo, la Palabra de Dios que creó el universo, según lo
testimonian las Escrituras, la mía y la tuya, él mismo creó de la
humanidad de la santa Virgen un hombre perfecto, vivo e inteligente. Él
fue quien comía, bebía y dormía. Ahora bien, la Palabra, en cuanto
Palabra de Dios, no comió, ni bebió, y durmió, ni fue crucificada, ni
murió, sino que la humanidad asumida de la santa Virgen es la que fue
crucificada. Pues has de saber que Cristo posee doble naturaleza, pero
una única sustancia (hipóstasis). Después de asumir la humanidad, la
Palabra de Dios no es exterior sino que está unida sustancialmente,
esto es, en su persona, no en su naturaleza. Porque no se ha agregado a
la Trinidad una cuarta persona, después de la inefable unión con la
humanidad.
Quinta controversia: Sobre la muerte de
Dios
SARRACENO.
¿Vosotros decís que Dios murió?
CRISTIANO. No
murió, si confiamos en lo que muestra la Escritura. Pues la Escritura
dice sobre esto: La muerte natural viene contra el recuerdo de los
hombres, dominando, esto es, sometiéndolo todo como en nosotros. Sin
embargo, el primer hombre, que era perfecto, durmió y le fue extraída
una costilla. No murió.
Sexta controversia: Sobre la terminación
de
la creación
SARRACENO.
Supón que estoy herido en alguna parte de mi cuerpo, y la herida
empieza a cicatrizar, y en la cicatriz se forma un gusano. ¿Quién lo ha
modelado?
CRISTIANO. Como
ya dijimos, después de la primera semana de la creación del mundo, ya
nunca encontramos que Dios modele nada en absoluto, sino que con el
ordenamiento que Dios estableció en la primera semana terminó la
creación. Después de la caída, la tierra fue condenada a producir
espinas y abrojos. Por eso mismo, nuestra carne fue condenada y hasta
hoy produce piojos y gusanos.
Séptima controversia: Sobre la causa del
mal
y sobre la libertad humana
SARRACENO.
¿Cuál decís que es la causa de lo bueno y lo malo?
CRISTIANO.
Afirmamos que Dios es la causa de todos los bienes, no de lo malo.
SARRACENO. ¿Y
cuál dices que es la causa de lo malo?
CRISTIANO. La
causa es nuestra indolencia y la astucia del diablo.
SARRACENO. ¿En
virtud de qué?
CRISTIANO. En
virtud del libre albedrío.
SARRACENO.
¿Cómo? ¿Tienes libre albedrío y puedes hacer lo que quieras?
CRISTIANO. He
sido creado por Dios con libre albedrío.
SARRACENO.
¿Para qué?
CRISTIANO. Para
hacer lo bueno y lo malo. Por esto, cuando hago lo malo, me castiga la
ley de Dios; cuando obro lo bueno, no temo a la ley, sino que recibo de
Dios honor y misericordia. De modo semejante, por el libre albedrío el
diablo engañó al primer hombre, y este pecó. Y Dios dio la orden de
expulsarlo. ¿Todavía arguyes contra mi preguntando qué es lo bueno y lo
malo?
SARRACENO. He
aquí que el Sol y la Luna y las estrellas son cosas buenas. Haz una de
estas.
CRISTIANO. No
lo digo en ese sentido. Porque lo bueno y lo malo lo obro en cuanto ser
humano. Bueno se considera ciertamente la glorificación de Dios, la
oración, la limosna y cosas semejantes. Malo es el adulterio y el robo.
Si tú sostienes que tanto lo bueno como lo malo proceden de una
decisión de Dios, resultará que Dios es injusto contigo. Y eso no es
así. Puesto que si, como dices, Dios hubiere impuesto al adúltero
cometer adulterio, y al ladrón robar, y al asesino matar, serían dignos
de premio, pues habrían cumplido la voluntad de Dios. De ahí resultaría
que tus legisladores y tus libros son falsos, por cuanto mandan
castigar al adúltero y al ladrón, y ejecutar al asesino, que han
cumplido la voluntad de Dios.
SARRACENO.
Dime: ¿quién modela el feto en el vientre de las madres?
(Nos plantean este problema con la intención de mostrar que Dios es la
causa de lo malo. Pues si respondes que Dios modela el feto en el
vientre de las madres, el sarraceno te dirá: "Luego Dios coopera con el
fornicador y el adúltero".)
CRISTIANO.
Encontramos que la Escritura nunca dice que Dios haya modelado o creado
algo, después de la primera semana de la creación del mundo. Si dudas
de esto, muestra tú cualquier modelación o creatura producida por Dios
después de la primera semana. Pero no podrás mostrar tal cosa. Todas
las creaturas visibles fueron creadas en la primera semana. Dios modeló
al hombre en la primera semana y le mandó engendrar y ser engendrado,
diciendo: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra" (Génesis 1,28). Y el
hombre como ser vivo posee un semen vital, y el semen se gesta en su
mujer. Por consiguiente, el hombre engendra al hombre, como dice la
divina Escritura: "Adán engendró a Set, Set engendró a Enós, Enós
engendró a Quenán, Quenán engendró a Mahlalel" (Génesis 5,4ss) y así
sucesivamente. Y no dice que Dios modeló a Set, o a Enós, o a cualquier
otro. Por ende, comprendemos que son engendrados y que engendran hasta
el presente. Así, por la gracia de Dios, quedó constituido el mundo.
Desde entonces, toda planta germina y es germinada. Pues dijo Dios:
"Que la tierra germine hierba verde" (Génesis 1,11). Y según el
ordenamiento de Dios germina cada árbol, lo mismo que la hierba y la
planta obtiene de sí misma la semilla y la capacidad de reproducirse.
Pues la semilla de toda planta o hierba está animada y, al caer en
tierra por sí misma o sembrada por otro, vuelve a germinar, no modelada
por nadie, sino obedeciendo al primer ordenamiento de Dios. He aquí
que, según lo que he expuesto, como yo estoy dotado de libre albedrío,
allí donde siembro, ya sea en mi propia esposa o en otra, usando mi
libertad, allí se gesta y nace obedeciendo al ordenamiento primigenio
de Dios. No porque Dios lo modele y lo obre también ahora, cada día.
Porque Dios, en la primera semana, creó el cielo y la tierra y todo el
cosmos en seis días, y el séptimo día de descansó de todas las obras
que se propuso crear, según testimonia mi Escritura.
SARRACENO. ¿Y
cómo dice Dios a Jeremías: "Antes de formarte en el vientre te escogí,
antes de salir del seno materno te consagré" (Jeremías 1,5)? Se deduce
que lo modeló completamente en el seno materno.
CRISTIANO. Adán
tenía en el vientre la capacidad de dar vida y reproducirse, y por eso
engendró a Set. De tal manera que Set y Enós y cada hombre precontenía
en el vientre a su hijo, y el hijo igualmente engendró, hasta el
presente. Aquello de "antes de salir del seno materno te consagré" se
refiere a aquella que verdaderamente engendró hijos de Dios, según el
testimonio del santo Evangelio.
SARRACENO. A
quienes cumplen la voluntad de Dios ¿los llamas buenos o malos?
CRISTIANO.
¿Quieres decir que Cristo padeció sin quererlo? ... Si te digo que
buenos, me dirás: Pues entonces acepta a los judíos, que cumplieron la
voluntad de tu Dios.
SARRACENO. Sí,
eso quería decirte.
CRISTIANO. A lo
qué tú llamas voluntad, yo lo llamo tolerancia y longanimidad.
SARRACENO.
¿Cómo puedes demostrar eso?
CRISTIANO. Por
la cosa misma. Porque, cuando tú o yo estamos sentados, o de pie, uno
puede estarse quieto o moverse según su libre albedrío. Cuando Dios
dice: "No robarás, no cometerás adulterio, no matarás" (Éxodo
20,13-15), ¿acaso quiere que robemos, que cometamos adulterio o que
matemos?
SARRACENO. No.
Si lo quisiera, no diría eso.
CRISTIANO.
¡Gloria a Dios, que lo reconoces! He aquí que coincides conmigo en que
cualquiera de nosotros puede levantarse o moverse, y en que Dios no
quiere que robemos, ni cometamos adulterio, ni matemos. Y si ahora yo
me voy a robar o cometer adulterio o matar, ¿cómo le llamas a esto:
voluntad de Dios, o más bien concesión, o tolerancia, o longanimidad?
Octava controversia: Sobre Juan Bautista
y
Cristo
SARRACENO.
¿Quién es mayor, según tú, el que santifica o el que es santificado?
CRISTIANO. Ya
sé lo que quieres decir.
SARRACENO. Si
lo sabes, respóndeme.
CRISTIANO.
Si te digo que el que santifica, me dirás: Entonces ve y adora a Juan
Bautista, que bautizó y santificó a tu Cristo.
SARRACENO.
Sí, eso te quería decir.
CRISTIANO.
Si te ocurre que estás con un siervo tuyo en el baño y te lava y te
limpia, ¿Quién dices que es mayor? ¿Aquel pobre siervo, pagado con
dinero, o tú, que has sido lavado por él y has actuando así como señor
suyo?
SARRACENO. Digo
que yo, como dueño, soy mayor que aquel que es sirviente mío.
CRISTIANO. ¡Doy
gracias a Dios! Por lo tanto, entenderás que Juan, como siervo prestó
su servicio a Cristo en el santo bautismo en el Jordán, en el que fue
bautizado mi Salvador, el mismo que aplastó la cabeza de los que se
esconden en las cavernas, de los dragones y demonios perniciosos.
(El sarraceno, al fin, impresionado y agotado, desistió y no puso más
objeciones.)
De las controversias
con los
sarracenos, del mismo Teodoro, llamado de Abucara, obispo de Caria (en
Siria), oídas de la boca de Juan Damasceno.
Sobre el judaísmo, el cristianismo y el
islamismo
SARRACENO.
Dime, obispo, ¿estaba el mundo bajo los ídolos, antes de que Moisés
anunciara el judaísmo?
TEODORO.
Completamente.
SARRACENO.
Cuando Moisés enseñó el judaísmo, ¿cuál de las dos partes del mundo
siguió la verdadera religión, la que abrazó el judaísmo o la que
permaneció en la idolatría, rechazando a Moisés?
TEODORO. La que
abrazó el judaísmo.
SARRACENO.
Después, cuando vino Cristo y anunció el cristianismo, ¿cuál de las dos
partes te parece que siguió la verdadera religión, la que abrazó el
cristianismo o la que permaneció aferrada al judaísmo?
TEODORO. La que
abrazó el cristianismo.
SARRACENO. Y
cuando, pasado el tiempo, llegó Mahoma y anunció el islamismo, ¿cuál de
las dos partes te parece que siguió la verdadera religión, la que
abrazó el islamismo, o la que permaneció en el cristianismo, sin
doblegarse a Mahoma?
TEODORO. La que
permaneció en el cristianismo.
SARRACENO. Esta
última conclusión que infieres no es consecuente con las premisas.
TEODORO. ¿Acaso
es necesario que saque una conclusión de premisas falsas? Pues Moisés y
Cristo fueron dignos de fe, no -como alguien puede pensar- porque
predicaban y enseñaban, de tal manera que creamos a Mahoma porque
predicó y enseñó, sino que fueron dignos de fe por las cosas que hemos
escuchado de cada uno. Cuando Moisés fue enviado por Dios, le respondió
a Dios: He aquí que voy y me dicen: "No has visto a Dios, ni Dios te ha
enviado". ¿Qué haré? Dios le dijo: "¿Qué es lo que tienes en la mano?"
Le contestó: "Un bastón". Entonces le dijo: "Tíralo al suelo". Y se
convirtió en una serpiente (Éxodo 4,2-3). Y al agarrarlo, se convirtió
de nuevo en bastón. Luego, le dice Dios: "Mete la mano en tu pecho. Lo
hizo y la sacó cubierta de lepra" (Éxodo 4,6). La metió otra vez y la
sacó sana. Y le dice Dios: "Si no los convence el primer signo, ni el
segundo, convertiré el agua en sangre" (Éxodo 4,8-9). Por consiguiente,
Moisés fue enviado, hizo esas cosas y creyeron en sus palabras en
virtud de sus obras. ¿Sí, o no?
SARRACENO. Está
claro que sí.
TEODORO. Cristo
vino y confirmó que era enviado por Dios, no solo por el testimonio de
la profecía de Moisés, sino que se hizo digno de fe mediante signos,
prodigios y diversas manifestaciones de poder.
SARRACENO.
¿Como cuáles?
TEODORO. Fue
concebido sin semilla, de una madre no unida a varón, y nació de una
virgen. Convirtió el agua en vino. Luego, no ocultamente sino a plena
luz, hizo cosas como estas: devolvió la vista a los ciegos, limpio a
los leprosos, hizo andar a los paralíticos, curó toda clase de
enfermedades, manifestó su divinidad en el monte, expulsó a los
demonios, dio de comer a una multitud de miles de personas con unos
pocos panes y peces, resucitó a los muertos como de un sueño y, en una
palabra, restauró la naturaleza de los que habían caído. ¿Qué dices de
esto, sarraceno? ¿Acaso se hizo Cristo digno de fe con menores signos
que Moisés?
SARRACENO. En
absoluto.
TEODORO. Así,
pues, el que Moisés anunció y que con tantos y tan grandes signos
demostró que había sido enviado por Dios, dijo a sus discípulos: "La
ley y los profetas llegan hasta Juan Bautista" (Lucas 16,16). Quien
tenga oídos para oír, que oiga. Pues entonces, ¿dónde está vuestro
profeta? Está bien claro.
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