El atentado de Moscú se atiene al llamamiento del Estado Islámico: ‘matadlos dondequiera que los encontréis’

RAYMOND IBRAHIM





¿Estuvo o no el Estado Islámico (ISIS) detrás del atentado terrorista del Crocus City Hall, en Moscú, que causó 139 muertos y 182 heridos, el 22 de marzo de 2024?


El Estado Islámico reivindicó el atentado, y la corriente dominante en Occidente está de acuerdo en que el grupo terrorista estuvo, efectivamente, detrás de él. El 25 de marzo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo:


"El Estado Islámico es el único responsable. Y Putin lo entiende... No hay pruebas, absolutamente ninguna prueba, de que Ucrania estuviera implicada."


Jean-Pierre se refirió específicamente a un aviso público estadounidense del 7 de marzo en el que se advertía a los estadounidenses en Rusia que evitaran las salas de conciertos, debido a la amenaza de atentados por parte de "extremistas".


Rusia, por su parte, aunque está de acuerdo en que los autores eran, en palabras de Putin, "islamistas radicales", cree que en última instancia trabajaban para Ucrania, y de ahí que fueran capturados huyendo hacia Ucrania.


¿Dónde está la verdad?


Por desgracia, es difícil creer en la "palabra" de la administración Biden sobre cualquier cosa. Además, es de esperar que la Casa Blanca proteja a Ucrania de cualquier sospecha, ya que es su estrecha aliada y receptora de más de 75.000 millones de dólares de los impuestos estadounidenses. En cuanto a la advertencia –es decir, el conocimiento previo– de atentados terroristas islámicos contra salas de conciertos rusas, este hecho puede entenderse, y se está entendiendo en los círculos rusos, de una manera completamente diferente.


Por último, que los terroristas musulmanes eligieran al azar a Rusia, de entre todas las naciones, para atacar ahora –cuando está en guerra con otra nación occidental– parece ser algo más que un "coincidencia".


Y, sin embargo, hay algunos puntos pasados por alto a considerar, especialmente en relación con esta última observación, que dan peso a la opinión de que el Estado Islámico está detrás del ataque.


Para empezar, dado que el Estado Islámico y sus seguidores son partidarios estrictos y literales de las enseñanzas islámicas, su comportamiento a menudo resulta contraintuitivo, cuando no francamente errático. Por ejemplo, a principios de enero de 2024, el Estado Islámico emitió una declaración en la que sostenía que los verdaderos musulmanes no deben apoyar a la Autoridad Palestina ni luchar en nombre; que la idea misma de la "liberación palestina" es irrisoria; y que el Irán chií, aunque se presenta como el gran enemigo de Israel, es el verdadero enemigo de los musulmanes. (De hecho, esta declaración del Estado Islámico se produjo un día después de que el grupo terrorista reivindicara otro atentado, en Kerman, Irán, en el que murieron unas 100 personas.)


Huelga decir que muchos musulmanes se escandalizaron por esta declaración (lo que provocó nuevas acusaciones de que el Estado Islámico es una creación de la CIA, etc.). Y, sin embargo, todas las afirmaciones aparentemente contradictorias del Estado Islámico son (como se analizó más detenidamente aquí) coherentes con las enseñanzas islámicas.


Por ejemplo, según el Estado Islámico, ¿por qué deberían los musulmanes apoyar a la Autoridad Palestina o luchar por ella contra Israel, cuando la Autoridad Palestina es laica y no aplica la saría, lo que significa que es una entidad apóstata que sólo profesa el islam de boquilla? ¿Por qué molestarse en dar más poder a un infiel (la Autoridad Palestina) que a otro (Israel)?


En cuanto a lo que deberían hacer los musulmanes, esto se reflejaba ya en el título de la declaración del Estado Islámico: "Matadlos dondequiera que los encontréis", un cita del Corán 9,5 que se conoce en la jurisprudencia islámica como el "versículo de la espada" (que por sí solo ha abrogado otros 124 versículos más pacíficos):


"Matad a los mushrikin [los asociadores, en resumen, los no musulmanes] dondequiera que los encontréis; capturadlos, asediadlos y tendedles emboscadas por todas partes" (Corán 9,5).


El Estado Islámico se explayó aún más sobre la mejor manera de hacer realidad el mandato de Corán 9,5, y así "sanar los corazones musulmanes", instando a los "leones del islam", es decir, a cualquier aspirante a yihadista:


"Perseguid a vuestras presas, ya sean judíos, cristianos o sus aliados, por las calles y carreteras de América, Europa y el mundo. Irrumpid en sus hogares, matadlos y robadles su tranquilidad por cualquier medio que podáis encontrar... : detonad explosivos, quemadlos con granadas y agentes inflamables, disparadles con balas, degolladlos con cuchillos afilados y atropelladlos con vehículos... Atacadlos por todas las puertas, matadlos por los peores medios, convertid sus reuniones y celebraciones en sangrientas masacres, no distingáis entre un infiel civil y uno militar, pues todos son infieles y la sentencia contra ellos es la misma."


Lo sucedido en Moscú se ajusta completamente a este llamamiento hecho a principios de enero por el Estado Islámico, independientemente de todas las sospechas y circunstancias aparentes de lo contrario (la guerra de Ucrania, etc.).  Siguiendo el mandato coránico de "matarlos dondequiera que los encontréis", los musulmanes (étnicos tayikos, descendientes de los turcotártaros que aterrorizaron a la Rusia cristiana durante siglos) encontraron una gran "reunión y celebración" de sus archienemigos históricos y la convirtieron en una "sangrienta masacre".


Tal es la sinrazón y el nihilismo aparentes del terrorismo islámico: no conoce límites y puede atacar en cualquier momento y en cualquier lugar, sin ton ni son, como demuestran todos los atentados terroristas aleatorios que han asolado las ciudades occidentales en los últimos años: los atentados con bomba en los trenes de Madrid en 2004 (con 193 asesinados) y los de Londres en 2005 (con 56 víctimas mortales); los muchos perpetrados en Francia, incluidos los de París en 2015 (con 137 masacrados) y Niza en 2016 (con 87 muertos); en Bruselas en 2016 (con 35 muertos) y Barcelona en 2017 (24 asesinados), por mencionar solamente algunos.


Aunque pueden darse interpretaciones circunstanciales de estos atentados –por qué ocurrieron cuándo, dónde y cómo–, lo cierto es que estos atentados son también meras manifestaciones del mandato expreso de Alá que ordena matar a los infieles dondequiera y cuandoquiera que se encuentren.



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