El atentado terrorista de Nueva Orleáns. Por qué no es tan ‘sin sentido’ como parece
RAYMOND IBRAHIM
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¿Qué lógica hay detrás de atentados terroristas
como el que se produjo en la madrugada del día de año nuevo, cuando un
musulmán arrolló con su camión a la gente en Nueva Orleáns, matando a
14 personas e hiriendo a docenas?
Lo mismo, por cierto, ocurrió justo antes de Navidad en Alemania. El 20
de diciembre, Taleb Abdulmohsen, un musulmán de Arabia Saudí (con un
largo historial de fingir ser un antiislámico convertido al
cristianismo) arrolló con su vehículo un mercado navideño abarrotado de
gente en Magdeburgo, matando a cinco personas e hiriendo a más de 200.
Los medios de comunicación y las autoridades no supieron, y siguen sin
saber, el móvil de ninguno de estos atentados, aparte de decirnos lo de
siempre, que esos hombres sufrían trastornos mentales, que tenían problemas personales, que tenían «agravios», etcétera.
Sin embargo, el motivo –que, como veremos, parece errático y contrario
a la razón– se había explicado hace poco más de un año, y merece la
pena revisarlo.
Llamamiento a la acción desde hace un año
A principios de enero de 2024, el Estado Islámico emitió una
declaración en la que hacía afirmaciones aparentemente extrañas e
inesperadas.
Para empezar, el grupo terrorista asumió la responsabilidad de
bombardear al archienemigo de Israel, Irán, y matar a más de 100
personas en Kerman. También dijo a los musulmanes que, aunque Israel y
los judíos son realmente los enemigos principales del islam, y aunque
los musulmanes estaban en ese momento furiosos por la matanza de
palestinos, no era el momento de luchar contra Israel. Más bien, el
Estado Islámico instó a los musulmanes a matar gente en Occidente al
azar.
A partir de aquí, por supuesto, es fácil ver por qué algunos acusan al
grupo terrorista de haber sido creado por la CIA, el Mossad, etc.
Y sin embargo –y aquí está lo interesante– todo lo que el Estado
Islámico dijo estaba conectado con las enseñanzas y la ley islámicas.
Musulmanes contra musulmanes
En primer lugar, el Estado Islámico atacó a Irán porque para él, como
nación chií, no sólo no es musulmana –y por tanto es un enemigo infiel
como el resto– sino que es una especie de lobo con piel de cordero.
Para el musulmán suní medio, parece suficientemente islámica;
aparentemente defiende las causas del islam, como enfrentar a los
palestinos con Israel, etc. Pero en realidad, argumenta el Estado
Islámico, los «planes expansionistas de Irán, sus proyectos y sus
maquinaciones contra los musulmanes no son menos peligrosos y malvados
que los de los judíos o los cruzados».
En segundo lugar, el Estado Islámico aconseja a los musulmanes que no
luchen contra Israel, porque el principal beneficiario de esa lucha
sería la Autoridad Palestina, que no es menos infiel que Israel porque
no aplica la saría. ¿Qué sentido tiene derrocar a un poder infiel para sustituirlo por otro? Según la declaración:
«La batalla contra los judíos es religiosa y no nacional o populista.
No es una batalla por la tierra, el suelo o las fronteras. ... El
musulmán lucha contra los judíos porque han cometido kufr [incredulidad] contra Alá Todopoderoso... El propósito de la batalla es imponer el unicidad de Alá y defender su palabra. Este propósito ha estado ausente de la última batalla en Gaza.»
El Estado Islámico incluso se burlaba del concepto de «liberación palestina»:
«La propia interpretación de la liberación requiere liberación. Liberar
una tierra no significa liberarla de un gobierno secular en favor de
otro democrático, y no significa liberarla de una constitución judía
solo para ser gobernada por una constitución palestina, porque las
leyes que gobiernan Palestina y el estado judío son lo mismo, están
hechas por el hombre y todos esos gobiernos son iguales para Alá
Todopoderoso. Una tierra no gobernada por la Ley islámica no está
liberada, aunque todos los judíos y los invasores la abandonen. De
hecho, sigue cautiva de las leyes de los infieles y de los códigos internacionales de la ignorancia.»
Actos de terror aleatorios
Por último, matar gente en Occidente estrellando vehículos contra
multitudes también fue una idea y un consejo del Estado Islámico a sus
seguidores, como refleja el título de la declaración del grupo
terrorista: «Mátalos dondequiera que los encontréis». Se trata de una
frase del Corán 9,5, conocida en la jurisprudencia islámica como
«versículo de la espada».
En la escritura coránica, Alá manda a los musulmanes: «Matad a los mushrikin [en suma, a los no musulmanes] dondequiera que los encontréis. Capturadlos, asediadlos y tendedles emboscadas por doquier».
De acuerdo con este mandato, el Estado Islámico instaba a los musulmanes así:
«Perseguid a vuestras presas, ya sean judías, cristianas o sus aliados,
en las calles y carreteras de América, Europa y el mundo. Irrumpid en
sus hogares, matadlos y robadles su paz mental por cualquier medio que
tengáis a mano... Detonad explosivos, quemadlos con granadas y
elementos incendiarios, disparadles con balas, degolladlos con
cuchillos afilados y atropelladlos con vehículos... Atacadlos puerta a
puerta, matadlos por los peores medios, convertid sus reuniones y
celebraciones en sangrientas masacres, no distingáis entre un infiel
civil y uno militar, pues todos son infieles y la sentencia contra
ellos es la misma.»
Tampoco eran los primeros atentados de este tipo. Aunque ha habido
muchos, uno de los ataques con vehículos más notorios tuvo lugar en
2016, cuando un hombre musulmán precipitó un camión contra la gente que
celebraba el Día de la Bastilla en Niza, Francia, matando a 87 personas
e hiriendo a otras 437.
Tal parece ser la afición y el nihilismo del terrorismo islámico. No
conoce límites y puede atacar en cualquier momento y en cualquier
lugar, sin ton ni son, al menos a ojos de los infieles.
En cualquier caso, aquí podemos ver algo del contexto que impulsa a masacres como la de Nueva Orleáns, a principios de 2025.
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