Cancelación de las Cruzadas. Los occidentales castrados se postran a los pies de los musulmanes

RAYMOND IBRAHIM






"Si el islam aterroriza hoy a Occidente, no es porque pueda, sino porque Occidente se lo permite. Porque, por muy debilitada que esté, una cimitarra que aún se blande siempre vencerá a una espada fuerte pero envainada".


Estas son las últimas palabras de mi libro de 352 páginas, La espada y la cimitarra, que hace la crónica de catorce siglos de guerras entre el islam y Occidente. Pretendían contrastar cómo los europeos premodernos, sobre todo los cruzados, adoptaron una postura viril y lucharon contra un islam entonces poderoso y expansionista, mientras que sus descendientes más decadentes en el Occidente moderno están ansiosos por capitular de cualquier forma posible ante un islam significativamente más débil, pero aún agresivo.


Aunque esa última frase sobre "cimitarras que se blanden" y "espadas envainadas" era claramente simbólica, el simbolismo en sí sigue siendo corroborado. Así, según un informe del 29 de julio, "La Real Fuerza Aérea británica prohíbe el apodo de ‘cruzados’ por miedo a ofender a los musulmanes":


"El 14 Escuadrón de la Real Fuerza Aérea británica ha retirado su histórico apodo de ‘Cruzados’ después de la queja de que es ofensivo para los musulmanes. El nombre, que se remonta a las misiones del escuadrón sobre Gaza y Palestina durante la Primera Guerra Mundial, es ahora considerado inapropiado por los dirigentes de la RAF. La decisión se tomó después de que un solo miembro de la tripulación de la RAF presentara una queja, alegando que el término era insultante. A pesar de que el apodo es parte importante de la identidad y la historia del escuadrón, se ha ordenado a las tripulaciones que retiren de su hangar cualquier referencia a los ‘cruzados’."


Un aviador expresó su frustración ante esa decisión:


"Si hubieran preguntado a los miembros del escuadrón, en lugar de dictar este cambio, casi todos habrían estado a favor de mantener el apodo de 'cruzados', porque forma parte de nuestra historia. Nunca hubo prejuicios ni malicia en tal nombre."


Sí, pero para la dirección izquierdista del 14 Escuadrón de la Real Fuerza Aérea británica, satisfacer las demandas irrazonables de un tripulante musulmán es mucho más importante que mantener el statu quo deseado por el otro 90% de tripulantes británicos nativos.



Más tachones


Aunque tal capitulación cobarde es especialmente común en Reino Unido, no hay, sin duda, escasez de ella por todo Occidente.


En 2019, los propietarios de un famoso equipo deportivo se deshicieron de su logotipo de toda la vida, un cruzado empuñando una espada, para presumir de su buena fe "woke" y apaciguar a los musulmanes:


"Uno de los principales equipos de rugby de Nueva Zelanda, los Crusaders, ha desechado su logotipo del caballero y la espada después de una revisión de la marca a raíz del ataque terrorista de Christchurch. El equipo, con sede en Christchurch, ha optado por un motivo maorí en lugar de las imagen de las Cruzadas, tras el atentado de marzo en el que un hombre armado abrió fuego contra dos mezquitas, matando a 51 personas. Sin embargo, decidió mantener su nombre, a pesar de las críticas que lo relacionaban estrechamente con las guerras religiosas medievales entre musulmanes y cristianos."


Sin embargo, para que no se piense que al conservar el nombre «Crusaders» el equipo estaba haciendo algún tipo de defensa, se quedaron (o más bien tuvieron que quedarse) con el nombre Crusaders "debido a acuerdos comerciales y de licencia que no podían ser alterados".


En 2014, la Maranatha Baptist University, una universidad cristiana de Wisconsin, canceló su apodo «Crusaders», que tenía 50 años de antigüedad, porque "nuestro mundo ha cambiado desde el 11-S [cuando los musulmanes masacraron a 3.000 estadounidenses] y nos hemos convertido en una sociedad más global". El grupo de defensa de los musulmanes CAIR, vinculado al terrorismo y con sede en Estados Unidos, aplaudió la capitulación.



Ataques no provocados


Mientras tanto, las naciones musulmanas, como el hogar del propio islam, Arabia Saudí (también conocida como "amiga y aliada de Estados Unidos"), muestran con orgullo cimitarras en sus banderas nacionales, con las palabras "No hay más dios que Alá, y Mahoma es su enviado", palabras por las que, por no recitarlas, innumerables personas han sido masacradas en el pasado y el presente.


Ningún no musulmán parece sentirse ofendido o preocupado por ello, pero los occidentales se desviven por anular el nombre y la imaginería de la época en que sus antepasados se resistieron al islam. Eso, en pocas palabras, resume cómo Occidente y el islam se ven a sí mismos y se responden mutuamente. Mientras que el islam venera su pasado violento y yihadista y, en la medida de lo posible, trata de revivirlo, Occidente reniega constantemente de su herencia cruzada.


¿Y qué fueron exactamente las Cruzadas, de las que Occidente tanto quiere distanciarse? Fueron una respuesta militante y firme a más de cuatro siglos de agresiones y conquistas yihadistas de territorios cristianos y europeos. En las invasiones musulmanas (entre 1071 y 1094) que dieron lugar a la Primera Cruzada, cientos de miles de cristianos orientales (en su mayoría armenios y griegos) fueron masacrados o esclavizados por los turcos musulmanes que actuaban en nombre de la yihad.


Como escribió la princesa bizantina Ana Comneno (m. 1153), testigo de primera mano de lo que habían hecho los turcos, "las ciudades fueron arrasadas, las tierras saqueadas y toda la tierra bizantina [Anatolia] se tiñó de sangre cristiana". Fue su padre, el emperador Alejo, quien imploró ayuda a Occidente. En una carta a un amigo, resumía lo que los invasores musulmanes estaban haciendo a los cristianos:


"Nobles matronas y sus hijas, despojadas de todo, son violadas una tras otra, como animales. Algunos [de los atacantes] colocan desvergonzadamente a vírgenes delante de sus propias madres y las obligan a cantar canciones perversas y obscenas hasta que terminan haciendo de las suyas con ellas... Hombres de toda edad y condición, niños, jóvenes, ancianos, nobles, campesinos y, lo que es peor y aún más angustioso, clérigos y monjes y, ay de los males sin precedentes, incluso obispos son mancillados con el pecado de la sodomía [es decir, son violados]."



Una respuesta apropiada


Fue esta preocupación por los hermanos cristianos lo que impulsó la Primera Cruzada. En Clermont en 1095, el Papa Urbano II expresaba algo de lo que estaba en boca de todos:


"Ellos [los turcos musulmanes] han destruido completamente algunas de las iglesias de Dios y han convertido otras a los usos de su propio culto [en mezquitas]. Arruinan los altares con suciedad y profanación. Circuncidan a los cristianos y untan los altares con la sangre de la circuncisión o la arrojan a las pilas bautismales. Se complacen en matar a otros abriéndoles el vientre, extrayendo el extremo de sus intestinos y atándolo a una estaca. Luego, a latigazos, conducen a sus víctimas alrededor de la estaca hasta que, cuando sus intestinos se han arrancado del todo, caen muertas al suelo. A otros los atan, de nuevo, a estacas y les lanzan flechas; a otros los agarran, les estiran el cuello e intentan ver si pueden cortarles la cabeza de un solo golpe de espada desnuda. ¿Y qué diré de las escandalosas violaciones de las mujeres? ... ¿Quién vengará todo esto, quién reparará este daño, si vosotros no lo hacéis?"


Los cristianos presentes exclamaron "¡Dios lo quiere!". Y pronto acudieron en socorro de sus correligionarios orientales.


Esto es lo que tantos en Occidente están ansiosos por repudiar, para distanciarse incluso simbólicamente, borrando la imagen y la palabra misma de la Cruzada. Y esta es la razón por la que "por muy disminuida que esté, una cimitarra que aún se blande vencerá siempre a una espada fuerte pero envainada".



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