La ceremonia olímpica ‘trans’ dejó al descubierto algo más que el odio al cristianismo

RAYMOND IBRAHIM





Muchos se han hecho la misma pregunta retórica en relación con la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, que, al utilizar a un grupo de transexuales de aspecto demoníaco y payaso para burlarse de la Última Cena, hizo todo lo posible por escupir sobre Cristo, el cristianismo y los cristianos.


Tras descalificar esta ceremonia "trans" como una "burda burla" de un "momento muy central del cristianismo", el obispo Robert Barron pasó a articular esa pregunta:


"¿Se habrían atrevido alguna vez a burlarse del islam de forma similar? ¿Habrían soñado alguna vez con burlarse de forma tan burda y pública de una escena del Corán?"


Como continuó diciendo el obispo: "Todos sabemos la respuesta a esa pregunta". Para estar seguros, "ellos" jamás harían una cosa así como burlarse del islam o de una escena del Corán.


Pero, ¿se debió esto, como muchos parecen pensar, al temor de que algún musulmán tomara represalias bombardeando cualquier lugar que se atreviera a representar semejante burla?


Aunque seguramente hay elementos de miedo, la razón principal por la que el grupo que insatisfactoriamente se llama "la izquierda" nunca se arriesgaría a burlarse, sino que hace todo lo posible por halagar y consentir el islam, es mucho más siniestra. Para la izquierda, el islam es el aliado perfecto contra su verdadero y más odiado enemigo: el cristianismo.



Hostilidad abierta


Hagamos un recuento de las formas en que esto es verdad:


En primer lugar, de todas las religiones del mundo, solo el islam es abiertamente hostil al cristianismo, con escrituras clave que condenan y piden la abyecta subyugación de todos los cristianos.


El Corán declara: "Infieles son los que dicen que Dios es uno de tres" (sura 5, versículo 73), en referencia a la Trinidad cristiana. El Corán  dice: "Infieles son los que dicen que Dios es el Cristo, [Jesús] hijo de María" (Corán 5,72). El Corán  se queja de que "los cristianos dicen que el Cristo es el hijo de Dios... ¡Que la maldición de Alá caiga sobre ellos!" (Corán 9,30).


El significado de estos versículos solo puede entenderse cuando se comprende el significado de la palabra traducida aquí como "infiel" (kafir). El kafir, el incrédulo, es el enemigo mortal de Alá y de su profeta. Los musulmanes están obligados a hacerle la guerra, matarlo y someterlo, siempre que sea posible (Corán 9,5; 9,29).


Comprobémoslo respecto a la izquierda.



Lo más obvio


Por supuesto, aunque la izquierda cuenta con la hostilidad del islam hacia el cristianismo, también lo encubre; de ahí que la izquierda sea la principal fuente de donde mana toda la apología del islam. Dicho de otro modo, la izquierda sabe que el islam odia al cristianismo y, siempre que es posible, como en todo el mundo musulmán, persigue a los cristianos; pero también sabe que al público en general se le debe ocultar este hecho, para que el islam pueda ejercer su hostilidad sin trabas.


En segundo lugar, la hostilidad islámica hacia el cristianismo se manifiesta regularmente en el tipo de burla y profanación de los símbolos cristianos, iglesias, crucifijos, estatuas e iconos, con que se deleita la izquierda. Allí donde los musulmanes constituyen grandes poblaciones en Occidente (en Francia, Alemania, Suecia, Reino Unido, etc.), no pasa un día sin que se incendie una iglesia, se rompa una cruz o se decapite una estatua (normalmente de la Virgen María).


Otra comprobación respecto a la izquierda.


De hecho, la izquierda y los musulmanes parecen estar codo con codo cuando se trata de qué grupo es mejor profanando y burlándose de los símbolos cristianos. En Canadá, que es el epicentro de la quema de iglesias en el hemisferio occidental, los izquierdistas protagonizan la mayor parte de los ataques a iglesias. Aunque los izquierdistas y los satanistas también atacan e incendian iglesias en los países de Europa occidental, los musulmanes les superan en número, y son los que se llevan la palma.


Este es especialmente el caso de Francia, que acaba de deleitarnos con esa repulsiva ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Tiene tanto la mayor población musulmana de Europa, como el mayor número de iglesias incendiadas y profanadas de Europa (al menos dos al día). Y, como se ha visto recientemente, el gobierno francés y los medios de comunicación, los brazos gemelos de la izquierda, responden a esto mintiendo sobre los hechos y encubriendo a los musulmanes que destruyen iglesias.



Una impía alianza


La izquierda puede citar y cita a los musulmanes como pretexto para cancelar el cristianismo de la plaza pública. Hoy en día, en las ciudades europeas con grandes poblaciones musulmanas, las muestras públicas de cristianismo deben ser restringidas, no sea que (así lo afirma la izquierda) ofendan a los musulmanes, o simplemente en celebración de la "diversidad" y el "multiculturalismo". Los ejemplos son legión. Hace solo tres días se informaba de que "El ayuntamiento de Montreal sustituye el crucifijo con el hiyab".


Comprobado.


Por último, y quizá de forma contraintuitiva, el islam es en realidad bastante laxo en lo que se refiere a las costumbres sexuales, ciertamente en comparación con el cristianismo: la pederastia, la poligamia (la laxitud sexual y la promiscuidad apreciadas por la izquierda) están permitidas en el islam (al menos para los hombres).


Comprobado.


¿Qué pasa con los elementos más draconianos del islam? ¿Seguro que la izquierda liberal no los patrocina? En realidad, incluso algunos de ellos encajan perfectamente con la izquierda y su modus operandi. Por ejemplo, y como se discute más extensamente aquí, ni el islam ni la izquierda pueden sobrevivir sin amenazar constantemente a la oposición respecto a lo que pueden y no pueden decir.


Comprobado, comprobado, comprobado.



¿También tú, Mahoma?


A pesar de todo lo anterior, ninguna alianza es, por supuesto, perfecta, y la confianza de la izquierda en el islam como firme aliado contra el cristianismo a veces resulta contraproducente.


El año pasado, por ejemplo, en Hamtramck, Michigan, la única ciudad de mayoría musulmana de Estados Unidos (por ahora), su ayuntamiento


"bloqueó el despliegue de banderas del Orgullo Gay en los edificios municipales, una acción que ha enfurecido a los aliados y a los miembros de la comunidad LGBTQ+, que sienten que el apoyo que prestaron a los grupos de inmigrantes ha sido correspondido con la traición.

   ‘Os dimos la bienvenida’, recuerda haber dicho al consejo este verano la señora Catrina Stackpoole, exmiembro del consejo y trabajadora social jubilada que se identifica como lesbiana. ‘Creamos organizaciones sin ánimo de lucro para ayudaros a alimentaros, vestiros, buscaros vivienda. Hicimos todo lo posible para que vuestra transición aquí fuera más fácil, ¿y así es como nos lo pagáis, apuñalándonos por la espalda?’"


Estos, por supuesto, son pequeños reveses que vienen con el devaneo de la izquierda con el islam. Lo que se gana, un aliado incondicional y fielmente anticristiano, merece mucho la pena.


En resumen, el verdadero y mayor enemigo de la izquierda es el cristianismo. Y como el enemigo de mi enemigo es mi amigo, la izquierda ha tomado al islam, el "enemigo más formidable y persistente" del cristianismo, bajo su ala como una especie de "soldado de infantería".


Si la gente no comprende del todo esta impía alianza, al menos empieza a entender qué y quién es realmente la izquierda. Como dijo el obispo Barron:


"Creo que lo interesante aquí es que esta sociedad profundamente secularista y posmoderna sabe quién es su enemigo –lo están nombrando– y nosotros deberíamos creerlos. Nos están diciendo quiénes son, y deberíamos creerlos."


Sí, la "sociedad profundamente secularista y posmoderna" es la que desprecia, aborrece y trata por todos los medios de destruir a "su enemigo", al que "nombran": Cristo y sus seguidores.


Y una de sus muchas estrategias consiste en dar poder al islam en Occidente, no porque lo teman, sino porque quieren su formidable ayuda contra aquello que verdaderamente temen.



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