La crisis de los inmigrantes musulmanes en España a través de la historia

RAYMOND IBRAHIM





De forma parecida a lo que está ocurriendo en la frontera sur de Estados Unidos, los inmigrantes marítimos musulmanes procedentes de África están entrando ilegalmente e inundando el territorio español. Sólo en 2020, 23.000 inmigrantes invadieron las Islas Canarias españolas, lo que representa un aumento del 234%.


Esa cifra no ha hecho más que crecer. Sólo entre el día 20 y el 22 de octubre de 2023, llegaron a las Islas Canarias 1.600 migrantes. Según un informe,


"De las embarcaciones que llegaron durante el fin de semana, una transportaba el sábado a 320 inmigrantes. La agencia estatal de noticias EFE dijo que era el mayor número en una sola embarcación desde que los traficantes de personas empezaron a utilizar regularmente la ruta canaria en 1994. El récord anterior, de 280, se registró a principios de este mes."


Como explica otro informe sobre cómo 6.000 musulmanes invadieron Ceuta en 2021, llegan "por mar, a nado o con botes hinchables, con la intención de alcanzar finalmente a la Europa continental".


Una vez llegados a territorio español, estos migrantes invariablemente se involucran en conductas desagradables y francamente delictivas, como violaciones en grupo, y crean enclaves, o guetos, donde la policía teme entrar. Esto no es de extrañar, ya que muchos de estos barcos cargados de musulmanes parten de Senegal, que, como parte del Sahel, tiene una fuerte presencia yihadista.


Cabe destacar que estos invasores africanos están siguiendo la misma estrategia que condujo a la conquista islámica de la España cristiana en el siglo VIII.


Según la Crónica mozárabe de 754, en el año 711, hordas de musulmanes africanos ("moros") "invadieron impíamente España para destruirla". No pasaban por "un lugar sin reducirlo y apoderarse de sus riquezas", se jactaba Al-Hakam, un temprano cronista musulmán, "porque Alá Todopoderoso había golpeado con terror los corazones de los infieles".


Ese terrorismo se cultivó intencionadamente, conforme manda el Corán (por ejemplo, Corán 3,151; 8,12). De hecho, muy cerca o incluso en las Islas Canarias, los invasores del siglo VIII sacrificaron, cocinaron y comieron –o más bien fingieron comer– a sus cautivos cristianos, provocando entre la gente la histeria "de que los musulmanes se alimentaban de carne humana", y contribuyendo así "en no poca medida a aumentar el pánico de los infieles", según escribió otro cronista musulmán.


Envalentonados por las victorias iniciales de sus correligionarios, y a semejanza de lo que ocurre hoy día, enjambres de africanos "cruzaron el mar en todos los barcos o barcazas de los que pudieron echar mano", prosigue el cronista musulmán. Arrasaban de tal manera la península que "los cristianos se vieron obligados a encerrarse en sus castillos y fortalezas y, abandonando las llanuras del país, se refugiaron en las montañas".


En el 712, un año después de la invasión islámica, los musulmanes, en palabras de la Crónica mozárabe de 754, "arruinaron hermosas ciudades, incendiándolas; condenaron a la cruz a señores y hombres poderosos; y masacraron con la espada a jóvenes y niños". Otras fuentes tempranas corroboran la devastación y la persecución. El relato más antiguo, el Tempore belli, habla de los musulmanes "saqueando templos [iglesias] y hogares cristianos, quemando las ciudades de los que resistían y tomando a sus mujeres jóvenes como esclavas sexuales, todo ello creando un terror indescriptible".


La diferencia entre entonces y ahora es que los cristianos se defendieron. Con la caída de España en manos del islam, muchos cristianos huyeron al inhóspito cuadrante noroccidental de la Península. Aunque los musulmanes intentaron conquistar aquella región montañosa en varias ocasiones, fracasaron, y de ahí nació la Reconquista: la Reconquista de España.


En palabras del primer rey cristiano que surgió tras la conquista musulmana de España, don Pelayo (685-737): "No me asociaré con los árabes en amistad, ni me someteré a su autoridad... Cristo es nuestra esperanza de que a partir de esta pequeña montaña" –que él comparó con la 'semilla de mostaza' de la conocida parábola, que con el tiempo crece hasta convertirse en un árbol grande (Marcos 4,30-32)– "se restaurará el bienestar de España".


Y así fue. Siglo tras siglo, los cristianos se expandieron militarmente desde sus bastiones septentrionales hacia el centro y, finalmente, el sur de España, hasta 1492, cuando prácticamente toda España volvió a estar bajo el dominio autóctono.


En resumen, tras la conquista musulmana de España en el siglo VIII –que comenzó con la llegada de africanos a las costas españolas– se necesitaron casi ocho siglos de crueles guerras para que los cristianos expulsaran finalmente a los invasores musulmanes.


Mientras tanto, en lugar de aprender algo de su propia historia, cuando se trata de acoger a inmigrantes ilegales procedentes de África, el gobierno español actual, en nombre de un presunto "humanitarismo", se encuentra entre los más acogedores de Europa.


FUENTE