Enemigos gemelos de Occidente: el islam y el paganismo

RAYMOND IBRAHIM






"Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. Nada hay nuevo bajo el sol". Así escribió el autor del Eclesiastés (1,9), y pocas veces se han pronunciado palabras más ciertas.


La hostilidad musulmana hacia la civilización cristiana es un ejemplo obvio de esa verdad: ha formado parte de un continuo inquebrantable que se remonta a la fundación del islamismo en el siglo VII.


Pero hay otros enemigos contemporáneos de la civilización occidental, y algunos de ellos también encajan en un continuo perfecto que se remonta a más de un milenio, aunque sus raíces no sean tan fáciles de discernir.


Pensemos en la llamada "izquierda", que cada día que pasa deja más al descubierto su animadversión anticristiana. Aunque solo unos pocos en ese espectro político se identifican abiertamente como satanistas, cada vez son más los que muestran el impulso pagano que les anima.



Incendiar Occidente


Por ejemplo, en un texto de 2022 titulado "Se trata de atacar al cristianismo", Tucker Carlson observaba correctamente,


"Socavar el cristianismo es el proyecto central de la izquierda, porque se interpone en su camino. Mientras decenas de iglesias ardían en Canadá el verano pasado, el primer ministro del país, Justin Trudeau, se negó a condenar los atentados incendiarios; los calificó de 'comprensibles'. Luego, la jefe de la Asociación por las Libertades Civiles de Canadá respaldó de hecho los atentados con bombas incendiarias. "¡Quemadlo todo!", escribió. Y ahora estamos viendo que ocurre aquí, como sabíamos que ocurriría."


De hecho, no pasa un solo día en Europa, Norteamérica o Australia sin que varias iglesias sean atacadas o incendiadas. (Véanse aquí ejemplos al día.) Y aunque los musulmanes han protagonizado históricamente la mayor parte de los ataques a iglesias, y siguen haciéndolo en los países occidentales con gran población musulmana, como Francia, Italia y Alemania, "la izquierda" –proabortistas, feministas, Antifa, y gente con siglas varias de toda laya– está dando cada vez más guerra.



Extremismo en casa


Según un informe de febrero de 2024 del Consejo de Investigación de la Familia, que ha estado "rastreando actos de hostilidad contra iglesias en Estados Unidos":


"Entre enero de 2018 y noviembre de 2023, se produjeron al menos 915 actos de hostilidad. Los tipos de actos incluyen vandalismo, incendios provocados, incidentes relacionados con armas, amenazas de bomba y más. En 2023, el Consejo de Investigación de la Familia identificó 436 incidentes, más del doble que en 2022 y más de ocho veces que en 2018. Estos hallazgos sugieren que la hostilidad contra las iglesias estadounidenses no solo va en aumento, sino que también se está acelerando."


A modo de ejemplos, Cameron David Storer, un hombre que dice ser mujer, quemó un edificio de una iglesia de 117 años de antigüedad en respuesta a "voces en su cabeza". Y el día después de que la Cámara de Representantes de Kentucky aprobara un proyecto de ley que protegería a los niños de la mutilación sexual –también conocida como "transición de género"–, unos vándalos pintaron con espray "TRANS PWR" en la iglesia católica de San José de Louisville.


Después de señalar que "la hostilidad contra las iglesias en Estados Unidos es generalizada y va en aumento", Arielle Del Turco, del FRC, añadió que apuntan a:


"una batalla espiritual más amplia y a un creciente clima de hostilidad hacia el cristianismo. Las motivaciones de algunos de estos actos de vandalismo, incendios provocados, incidentes relacionados con armas de fuego, amenazas de bomba u otros actos parecen motivaciones políticas, mientras que muchos otros parecen completamente inexplicables. Sin embargo, todos estos incidentes representan una tendencia profundamente preocupante..."


Sea como fuere, nada de esto es nuevo, y de hecho recuerda bastante a lo que Europa vivió durante su llamada "Edad Oscura". Si esa época fue oscura, se debió menos a los cristianos ignorantes y más a los ataques constantes e incesantes de los antepasados directos de los vándalos de hoy (los musulmanes de Oriente Medio y los paganos europeos), ambos con la misma virulencia anticristiana y antieclesial con la que sus descendientes siguen deleitándose.



El enemigo de mi enemigo es mi amigo


Al igual que hoy los izquierdistas y los musulmanes tienen poco en común excepto su odio y sus ataques al cristianismo, lo mismo ocurría en el pasado: en cualquier nación cristiana que el islam invadía o conquistaba (lo que ocupó más de tres cuartas partes del territorio original de la cristiandad), innumerables iglesias ardían en llamas (30.000 ardieron solo bajo el califato egipcio de Hakim bi-Amr Allah, en el siglo XI). Del mismo modo, después de profanar e incendiar monasterios e iglesias, los vikingos paganos de Escandinavia se llevaban innumerables esclavos cristianos de Gran Bretaña, Francia y otros lugares para venderlos en el mercado de esclavos árabe, donde la carne blanca se pagaba muy cara.


De hecho, es "imposible desconectar el islam del comercio de esclavos vikingos", argumenta M. A. Khan, un exmusulmán de India, "porque el suministro estaba absolutamente destinado a satisfacer la incesante demanda del mundo islámico de los preciados esclavos blancos" y de "esclavas sexuales blancas". Emmet Scott llega a sostener que "fue ante todo la demanda por parte del califato de esclavos europeos lo que suscitó el fenómeno vikingo".


Hoy en día, los descendientes del pasado pagano de Europa, conocidos colectivamente como "la izquierda", han invitado a millones de musulmanes a Europa, provocando que se disparen todas las formas de delincuencia, desde el engaño pederasta y las violaciones hasta borrar el cristianismo de la cultura en todo el continente, incluso mediante la destrucción de iglesias y catedrales.


La única diferencia es que los musulmanes son reconocibles por lo que son, mientras que "la izquierda", empleando el lenguaje de la "justicia social", sigue engañando a gran parte del ingenuo Occidente respecto a su verdadera naturaleza pagana.


Lo que queda por ver es si lo que salvó al Occidente de ayer de los asaltos musulmanes y paganos –es decir, hombres con convicciones, fuertes, intransigentes– permanecerá con suficiente  fortaleza como para salvar al Occidente de hoy de los mismos enemigos perennes.



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