¿Es
irracional la ‘islamofobia’?
RAYMOND IBRAHIM
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A finales del año pasado, el gobierno de Biden
anunció la primera
"Estrategia Nacional para Contrarrestar la Islamofobia" de Estados
Unidos. Su
objetivo será "contrarrestar la lacra de la islamofobia y el odio en
todas sus formas", declaró la secretaria de prensa Karine
Jean-Pierre.
Se citó el actual conflicto árabe-israelí como precursor de esta última
oleada de "islamofobia" en Estados Unidos.
Pero, ¿es realmente así? ¿Son las circunstancias y los
acontecimientos temporales los verdaderos culpables de la islamofobia,
definida como "temor infundado y hostilidad hacia el islam"?
Por ejemplo, durante mucho tiempo se dio por sentado que los atentados
terroristas del 11 de septiembre eran la causa fundamental de la
islamofobia en Estados Unidos. Un artículo de Al Jazeera titulado "Décadas después del 11-S, los
musulmanes luchan contra la
islamofobia en Estados Unidos" afirmaba: "Los atentados del 11 de
septiembre de
2001 en Estados Unidos inauguraron una nueva era de crímenes de odio,
racismo y xenofobia contra los musulmanes".
En realidad, la aversión al islam es tan antigua como el propio
islam. En este sentido, la afirmación de que la islamofobia es un
fenómeno real es exacta: los no musulmanes siempre han temido al islam;
pero no había –ni hay– nada irracional en este temor, como
implica la
palabra "fobia".
Desde el principio, los pueblos occidentales, incluidos muchos de sus
lumbreras, describieron el islam como una fuerza hostil y violenta, a
menudo en términos que harían sonrojar al "islamófobo" de hoy. Hay una
razón para ello. En el año 628 d.C., Mahoma envió un ultimátum al
emperador romano cristiano Heraclio para que se sometiera al
islam. Cuando el emperador se negó, se desencadenó una virulenta yihad
contra el mundo occidental. Menos de 100 años después, el islam
había conquistado más de dos tercios de la cristiandad y se adentraba
en Francia.
Aunque en los libros de texto de hoy en día estas conquistas de gran
alcance a menudo se limitan a una frase, si acaso, los cronistas de la
época dejaron claro que se trataba de acontecimientos cataclísmicos que
tenían un impacto traumático en Europa.
Pero no fue solo lo que experimentaron personalmente a manos de los
musulmanes lo que desarrolló esta antigua "fobia" al islam. Ya en
el siglo VII, las escrituras islámicas llegaron a conocimiento de
cristianos
cercanos, como Juan Damasceno (nacido en 675), uno de los
primeros
"islamófobos" de la historia. Basándose únicamente en estas
fuentes primarias del islam, los cristianos llegaron a la conclusión de
que Mahoma era un falso profeta (posiblemente endemoniado) que había
urdido un credo para justificar las peores depravaciones del hombre: el
dominio, el saqueo, la crueldad y la carnalidad.
Esta visión prevaleció durante más de un milenio en toda Europa y se
vio reforzada por el hecho de que los musulmanes seguían –mucho más de
un milenio después de Mahoma– invadiendo territorios cristianos,
saqueándolos y secuestrando a sus mujeres e hijos. El primer
conflicto de Estados Unidos con el islam –de hecho, su primera guerra
como nación– no se produjo después del 11 de septiembre de 2001, sino
en 1801, como respuesta a las ataques yihadistas contra barcos
estadounidenses en busca de botín y esclavos.
A continuación se ofrece una minúscula muestra de lo que los europeos
pensaban del islam a lo largo de los siglos:
Teófanes, importante cronista romano de Oriente
(m. 818):
"Él [Mahoma] enseñó a los que le escuchaban que el
que mataba al enemigo, o era matado por el enemigo, entraba en el
paraíso [véase Corán 9,111]. Y dijo que el paraíso era carnal y
sensual: orgías de comida, bebida y mujeres. Además, había un río de
vino... y las mujeres eran de otro tipo [huríes], y la duración del
sexo era muy prolongada y su placer muy duradero [por ejemplo, Corán
56,7-40; 78,31; 55,70-77]. Y todo tipo de insensateces."
Tomás de Aquino, uno de los filósofos y
escolásticos más influyentes de
la cristiandad (m. 1274):
"Él [Mahoma] sedujo a la gente con promesas de
placeres carnales a los que nos empuja la concupiscencia de la carne
... y dio rienda suelta al placer carnal. En todo esto, como cabía
esperar, fue obedecido por hombres carnales. En cuanto a las pruebas
de la verdad de su doctrina... Mahoma dijo que había sido enviado con
el poder de sus armas, que son signos que no faltan tampoco a los
ladrones y los tiranos [es decir, su "prueba" de que Dios estaba con él
es
que era capaz de conquistar y saquear a otros]... Mahoma obligó
a otros a convertirse en seguidores suyos mediante la violencia de las
armas."
Marco Polo, mercader y viajero por el mundo (m.
1324):
"Según su doctrina [la de los musulmanes], todo lo que se roba o saquea
a otros de una fe diferente, es adquirido correctamente, y el robo no
es un
crimen; mientras que aquellos que sufren la muerte o lesiones a manos
de cristianos, son considerados mártires. Por lo tanto, si no
estuvieran prohibidos y restringidos por los poderes [mongoles] que
ahora los gobiernan, cometerían muchas atrocidades. Estos principios
son
comunes a todos los sarracenos."
Cuando el kan mongol descubrió más tarde la depravada criminalidad de
Achmath (o Ahmed), uno de sus gobernadores musulmanes, escribe Marco
Polo que
el kan
"se fijó en las doctrinas de la secta de los
sarracenos [es decir, el islam], que excusan cualquier crimen, incluso
el asesinato, cuando se comete contra quienes no son de su religión. Y
viendo que esta doctrina había llevado al maldito Achmath y a sus hijos
a actuar como lo hicieron, sin ningún sentimiento de culpa, el Kan
sintió la mayor repugnancia y abominación hacia ella. Así que convocó a
los
sarracenos y les prohibió hacer muchas de las cosas que su religión les
ordena."
Alexis de Tocqueville, pensador político y
filósofo francés, conocido
sobre todo por su libro La democracia en América (m. 1859):
"He estudiado el Corán muy a fondo. Y he concluido este estudio con la
convicción de que en términos generales ha habido pocas religiones en
el mundo tan letales para los hombres como la de Mahoma. En lo que a mí
respecta, es la principal causa de la decadencia tan visible hoy en el
mundo musulmán y, aunque menos absurda que el politeísmo de antaño, sus
tendencias sociales y políticas son, en mi opinión, más de temer, por
lo que la considero una forma de decadencia más que de progreso en
relación con el propio paganismo."
Theodore Roosevelt, 26º presidente de Estados
Unidos y
consumado estudioso de la historia (m. 1919):
"El cristianismo se salvó en Europa únicamente porque
los pueblos de Europa lucharon. Si los pueblos de Europa en los siglos
VII y VIII, y en adelante hasta el siglo XVII inclusive, no hubieran
contado con una igualdad militar frente a los mahometanos que
invadieron Europa,
y gradualmente una creciente superioridad sobre ellos, en este momento
Europa sería mahometana y la religión cristiana habría sido
exterminada.
Dondequiera que los mahometanos han dominado por completo, dondequiera
que los cristianos han sido incapaces de resistirles con la espada, el
cristianismo ha acabado por desaparecer."
Winston Churchill, estadista británico (fallecido
en 1965):
"Los musulmanes individualmente pueden mostrar
cualidades espléndidas, pero la influencia de su religión paraliza el
desarrollo social de quienes la siguen. No existe fuerza retrógrada más
fuerte en el mundo."
En resumen, el miedo y la aversión al islam ha sido la posición
dominante entre los no musulmanes durante casi 1.400 años, desde que
Mahoma empezó a asaltar, saquear, masacrar y esclavizar a los no
musulmanes (los "infieles") en nombre de su dios. Y el motivo de
que el miedo y la aversión al islam –lo que se llama "islamofobia"–
exista hasta hoy es porque sus
seguidores, los musulmanes, siguen saqueando, masacrando y esclavizando
a los "infieles".
Así que, efectivamente, la islamofobia es real: los no musulmanes
siempre han
temido al islam, y con razón. Es mentira que este miedo sea irracional
y que, por tanto, necesite ser mitigado con "medidas" como la
nueva "Estrategia Nacional para Contrarrestar la Islamofobia" de Biden,
que sin duda se dedicará a más de lo habitual: suprimir verdades
incómodas
y sustentar tópicos para sentirse bien.
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