Por qué ‘Mahoma nunca existió’ es la polémica más débil contra el islam
RAYMOND IBRAHIM
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Noticias de última hora: Mahoma nunca existió.
Y una vez que los musulmanes se den cuenta de esto, como obviamente
están destinados a hacerlo, ¡el Islam se extinguirá! Solo es cuestión
de tiempo.
Por si no lo sabéis, hay gente que está defendiendo este argumento de
alguna forma ahora mismo. Así que me gustaría abordarlo porque es, con
mucho, uno de los argumentos más débiles contra el islam, y está
destinado a seguir teniendo un impacto nulo en el mundo musulmán.
Los argumentos contra la historicidad de Mahoma comenzaron hace más de un siglo.
Historias sobre el origen
Yo, personalmente, conocí por primera vez las opiniones escépticas
sobre los orígenes del islam en la década de 1990, cuando leí Hagarismo: La formación del Mundo Islámico
(1977), de Patricia Crone y Michael Cook. Aunque no descartaban
rotundamente la existencia de Mahoma, arrojaban muchas dudas sobre la
narrativa tradicional del islam.
Desde entonces, toda una serie de autores y activistas han retomado y
ampliado este tema, llegando a la gran conclusión de que Mahoma nunca
existió, sino que fue inventado para dar al imperio árabe que conquistó
gran parte del norte de África y Oriente Próximo en el siglo VII una
historia fundacional hagiográfica.
La persona que encabeza el argumento en contra de la existencia de
Mahoma es el Dr. Jay Smith (al menos, según los correos electrónicos
que he recibido últimamente). A menudo me dicen así: «Nos gusta lo que
ha estado diciendo sobre la historia islámica, pero tiene que dejar de
hablar de Mahoma como si realmente hubiera existido. Por favor, vea las
obras del Dr. Jay Smith».
Desde mi primer roce con él como estudiante en la década de 1990, nunca
me ha interesado mucho este argumento de «Mahoma nunca existió» (más
adelante veremos por qué), pero he decidido abordarlo por dos razones
importantes y relacionadas. En primer lugar, para arrojar luz sobre por
qué es tan débil y, en todo caso, solo sirve como distracción; y, en
segundo lugar, para arrojar luz sobre el sutil funcionamiento interno
de la historia –esencialmente, por qué los seres humanos creen lo que
creen sobre el pasado–. Esto es fascinante y posiblemente instructivo.
Permitidme comenzar exponiendo mis creencias personales sobre Mahoma, tanto si existió como si no.
Un «profeta» sanguinario
Creo los hechos básicos de su biografía: en algún momento a principios
del siglo VII, surgió en Arabia un hombre que decía ser profeta y se
hizo dominante por medio de la guerra.
¿Por qué creo esto? Porque tenemos varias referencias muy tempranas de su existencia, todas escritas por no musulmanes.
La más importante de ellas, la Doctrina Jacobi, documenta un diálogo que tuvo lugar el 13 de julio de 634, solo dos años después de la muerte de Mahoma.
Justus, uno de los participantes en este diálogo, dice que su hermano,
Abrahán, «me escribió diciendo que un profeta engañador había aparecido
entre los sarracenos». Justus dice entonces que su hermano Abrahán, que
vivía cerca de Arabia, remitía el asunto a un viejo escriba judío:
«¿Qué me dices, señor y maestro, acerca del profeta que ha aparecido
entre los sarracenos?», pregunta Abrahán a aquel anciano. «Y el escriba
me dijo, con muchos lamentos: 'Está engañando. ¿Acaso vienen los
profetas con espadas y carros de guerra? En verdad, estos
acontecimientos de hoy son obra de la confusión'.»
Después, Abrahán decidió investigar el asunto personalmente:
«Así que yo, Abrahán, pregunté y oí de los que se habían reunido con él
que no había ninguna verdad que encontrar en el llamado profeta, solo
derramamiento de sangre de los hombres. También afirma que él tiene las
llaves del paraíso, lo cual es increíble.»
Observemos que los hechos básicos confirman exactamente lo que sabemos
sobre Mahoma: un hombre que decía ser profeta y prometía el paraíso a
sus seguidores había surgido en Arabia, aunque mucha gente dudaba de
que fuera enviado por Dios, al ver que su modus operandi
consistía en la violencia y el derramamiento de sangre. Y estas
observaciones se hacían apenas dos años después de la muerte de Mahoma,
en 632.
No qué pensáis, pero éste es un testimonio sorprendentemente temprano. Pero esperad, que hay más.
Fuentes fiables
A Mahoma se le menciona por primera vez por su nombre en un fragmento
siríaco, también escrito hacia el año 634; solo son inteligibles
algunas frases dispersas: «muchas aldeas [en Homs] fueron asoladas por
la matanza [de los seguidores] de Mahoma y mucha gente fue
asesinada y hecha prisionera desde Galilea hasta Beth», y «unos diez
mil» cristianos más fueron masacrados en «los alrededores de Damasco».
Escribiendo hacia el año 640, Tomás el Presbítero, un cristiano
siríaco, también confirma que «hubo una batalla [probablemente
Ajnadayn] entre los romanos y los árabes de Mahoma en Palestina, a doce
millas al este de Gaza. Los romanos huyeron. ... Unos 4.000 pobres
aldeanos de Palestina fueron asesinados allí ... Los árabes asolaron
toda la región». Incluso «escalaron la montaña de Mardin y mataron allí
a muchos monjes en los monasterios de Qedar y Bnata».
El obispo copto Juan de Nikiu, que probablemente estaba vivo durante la
conquista musulmana de Egipto (año 641), se refiere al islam como «la
detestable doctrina de la bestia, es decir, Mahoma».
De nuevo, se trata de referencias muy tempranas y definitivas a Mahoma,
que datan de entre dos y ocho años después de su muerte. Eso es
sorprendentemente temprano para lo que suele ocurrir en la historia. No
estoy seguro de cómo los detractores que afirman que Mahoma nunca
existió pueden pasar por alto referencias tan irrefutables, aunque ya
me gustaría saberlo.
A modo de comparación, tened en cuenta que no contamos con nada escrito
tan pronto, entre dos y ocho años, sobre la vida de Cristo; sin
embargo, los historiadores están de acuerdo en que existió. Las
primeras referencias no cristianas a Cristo se escribieron varias
décadas después de su crucifixión: Josefo (60 años), Plinio el Joven
(79 años) y Tácito (83 años).
De nuevo, me parece asombroso que mientras los cristianos citan con
razón a Josefo, Plinio y Tácito como pruebas tempranas de la existencia
de Cristo, las referencias no musulmanas a Mahoma –que, objetivamente
hablando, son incluso más convincentes, ya que fueron escritas mucho
más cerca de la época en que vivió el sujeto– son desestimadas como
irrelevantes por aquellos que lo convertirían en un producto de nuestra
imaginación.
Conflicto interno
Hay otra razón muy importante por la que creo que existió un Mahoma:
¿cómo, si no, se entiende la división entre suníes y chiíes?
Pensemos en ello: si Mahoma es una invención destinada a dar
credibilidad y un barniz hagiográfico a los conquistadores árabes de
Oriente Próximo y el norte de África (es decir, los omeyas), ¿cómo se
entiende el conflicto entre suníes y chiíes, que gira totalmente en
torno no sólo a la existencia de un profeta llamado Mahoma, sino a su verdadera identidad?
Tras la muerte de Mahoma en el año 632, surgieron dos grupos musulmanes
enfrentados: los suníes, que creen que cualquier candidato cualificado
puede convertirse en sucesor (o califa) de Mahoma; y los chiíes, que
creen que solo los descendientes consanguíneos de Mahoma pueden ser sus
sucesores, especialmente a través de su hija Fátima y su primo hermano
Ali (es decir, los nietos de Mahoma, Hasán y Huseín y su progenie).
Desde el año 680, los suníes y los chiíes se matan unos a otros por
este punto.
Ahora bien, si no hubo Mahoma, entonces no hubo Fátima; y si no hubo
Fátima, no hubo Hasán ni Huseín. Entonces, ¿quiénes son los chiíes (la
facción musulmana minoritaria) y cuál es su reivindicación? ¿Qué
acontecimiento les dio origen? ¿Los conspiradores omeyas que inventaron
a Mahoma obligaron también a sus propios descendientes a empezar a
masacrarse unos a otros? Y de ser así, ¿con qué fin?
Por todas estas razones, en lo que a mí respecta, los hechos básicos de
la biografía de Mahoma están ampliamente probados por la historia, por
no hablar del sentido común.
Sin embargo, no creo necesariamente en los numerosos detalles
contenidos en el vasto corpus de las escrituras del islam acerca de las
acciones y enseñanzas de su profeta. No tengo ni idea de si son
verdaderos o falsos, y solo puedo juzgar su verosimilitud sobre una
base concreta.
Relatos poco halagüeños
Dicho esto, vale la pena mencionar que los hadices ayudan a verificar la existencia de Mahoma, aunque de forma indirecta.
Para los que no lo sepan, los hadices son copiosas
recopilaciones de lo que supuestamente dijo o hizo Mahoma, que se
habrían transmitido oralmente. Como finalmente se escribieron entre 120
y 250 años después de la muerte de Mahoma, la gente que ahora cuestiona
su existencia los descarta por ser demasiado tardíos y, por tanto, ser
evidentes falsificaciones.
Irónicamente, gran parte de lo que contienen los hadices es muy poco
halagador para Mahoma. Si su propósito era ayudar a fabricar un profeta
heroico y noble para legitimar el imperio árabe, ¿no deberían contener
solo información diseñada para poner a Mahoma bajo la luz más
favorable? En cambio, contienen muchas rarezas (por decirlo suavemente)
que durante siglos han desafiado la fe de los musulmanes. Muchos de
ellos, hasta el día de hoy, las citan como causa de su apostasía del
islam.
Por ejemplo, hay un hadiz «canónico» (lo que significa que su
autenticidad ha sido determinada por los ulemas) en el cual Mahoma
recomienda que las mujeres «amamanten» a hombres extraños como manera
de convertirlos en miembros de la «familia»; eso significa que las
mujeres ya no necesitan cubrirse delante de ellos. La sira o
biografía también recoge que Mahoma ordenó el asesinato brutal de
ancianos y mujeres por el simple hecho de haberse burlado de él, y que
se «casó» con las esposas de los hombres que había matado.
Estos relatos tienen algo de verdad. Los relatos precisos de personajes
históricos mostrarán al menos ocasionalmente algunas de sus
imperfecciones, y lo que sabemos de Mahoma por las fuentes más antiguas
–propensión a la guerra, la venganza y el libertinaje sexual– viene a
confirmar los relatos poco halagüeños contenidos en la biografía y los
hadices.
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