El Mahoma
imaginario de Juan Cole
RAYMOND IBRAHIM
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Juan Cole:
Muhammad. Prophet
of Peace amid the Clash of Empires. New York, Nation Books,
2018.
Revisión crítica por Raymond Ibrahim, autor de Sword and Scimitar.
Cole presenta a Mahoma como si fuera un estadista
occidental contemporáneo
dedicado a la paz, la tolerancia, el multiculturalismo y la igualdad de
género, y simpatizante del Bizancio cristiano. Para respaldar este
retrato de Mahoma, que el autor admite "difiere significativamente de
la imagen del profeta en la mayoría de los comentarios musulmanes",
Cole rechaza la historiografía islámica generalmente aceptada,
para apoyarse en versículos espigados del Corán, en "memorias
populares"
carentes de fuente, un montón de conjeturas académicas, y un uso
abusivo del
verbo
"sería". Por ejemplo, sobre la guerra entre Roma y Persia, escribe,
"Mahoma la habría observado con horror". Sobre el asedio persa de
Jerusalén
en 614, "Mahoma habría escuchado con horror lo que contaban los
viajeros". O "Mahoma ... habría estado familiarizado con la ley, la
cultura y las lenguas de los romanos". Y "Mahoma habría enviado
embajadores en
busca de buenas relaciones con las nuevas autoridades imperiales".
¿Por qué el tono subjuntivo? Porque no hay en absoluto ninguna prueba
textual para esas
afirmaciones. Hay, sin embargo, cantidad de pruebas en contra. Por
ejemplo,
no menciona la única referencia a las relaciones entre Mahoma y el
emperador bizantino Heraclio que se encuentra dentro de la tradición
islámica, el ultimátum del profeta al emperador para que abandonara el
cristianismo y se sometiera al islam o afrontara la guerra. En cambio,
Cole escribe: "Mahoma se había aliado con Constantinopla y en esa
situación falleció en 632", aunque no existe ninguna prueba de
semejante alianza.
Debido
a que Cole se esfuerza por presentar a Mahoma inscrito en la
tradición occidental, lo más que admite es que "Mahoma fue forzado
ocasionalmente a una campaña defensiva" y que el "Corán permite la
guerra solo en defensa propia". A tales aseveraciones siguen
generalmente largas citas de estadistas romanos, padres de la
iglesia y filósofos europeos, que afirman que la guerra defensiva es
justa, como diciendo que la
violencia de la que a menudo se acusa a Mahoma era exclusivamente
defensiva, lo que, después de todo, es algo permitido por las
autoridades
occidentales. En opinión de Cole, incluso la "noción árabe de yihad, o
esfuerzo en pro de la virtud, tendría su paralelo en Aristóteles,
Plotino
y el Nuevo
Testamento".
Mientras Cole asocia el islam con las nociones clásicas y cristianas
primitivas de la guerra, con frecuencia presenta los principios
islámicos como más humanitarios. Así, mientras que la justificación de
la guerra en san Agustín aludía a combatir el vicio, "el Corán le da
motivos para la guerra al modo de Locke". Más aún, "la ley cristiana
ayudó a
crear una "raza" o "nación" cristiana endógama, mientras que la ley del
Corán crea una raza arcoíris de hijos de Abrahán". Esto se debe a que
el "Corán ... celebra la diversidad de género y étnica como un
enriquecimiento de la experiencia humana". No hace ni mención de que
el Corán permite a los esposos golpear a sus mujeres y poseer esclavas
sexuales (Corán 4,34 y 4,3).
La historiografía islámica dominante contradice rotundamente el
revisionismo de Cole. Sostiene que la mayoría de las guerras de Mahoma
no fueron defensivas sino ofensivas, en tanto que obligar a los no
musulmanes a abrazar el islam a menudo bajo pena de muerte era la
norma (1). También sostiene que Mahoma estuvo comprometido en numerosas
atrocidades que parecen contradecir la preocupación por la guerra
justa: mandó asesinar a hombres y mujeres mayores que se burlaban de
él, o torturar con fuego a un judío hasta que reveló donde estaba
escondido el tesoro de su
tribu, para luego decapitarlo y casarse con su bella esposa (2).
Cole descarta todas esas
anécdotas poco favorables pero ampliamente
aceptadas. A pesar de la mucha documentación, afirma que "el Corán no
menciona nada sobre el asesinato en masa de los hombres [judíos] de
Jaibar y sugiere que las muertes ocurrieron durante una batalla, y
que
los creyentes ofrecieron cuartel al enemigo y tomaron prisioneros". De
manera similar, Cole sugiere que la conocida expulsión de judíos
por parte de Mahoma es un arquetipo posterior basado en la "expulsión
cristiana de judíos en la antigüedad tardía". Los biógrafos de
Mahoma, según postula Cole, deben haber proyectado ese tropo sobre él
ya que
"los pocos detalles que hay en el Corán no lo apoyan".
Esto es apartarse radicalmente de cómo establecen los musulmanes la
biografía de Mahoma. Debido a que el Corán es notoriamente ambiguo,
sin orden cronológico y mayormente poético, desde el principio, los
musulmanes
necesitaron recurrir a otras fuentes (sobre todo la sira y los hadices) para reconstruir la vida
de su profeta.
Incluso la exclusiva dependencia de Cole con respecto al Corán aporta
poco para
demostrar que las guerras de Mahoma fueron puramente defensivas. La
exégesis islámica dominante sostiene que el Corán se reveló en tres
fases: 1) los primeros años de Mahoma en La Meca cuando era vulnerable
y estaba en minoría numérica, durante los cuales predicó la tolerancia
religiosa
(por ejemplo, Corán 2,256). 2) los años de transición de Mahoma cuando
empezó a hacer alianzas fuera de La Meca y predicaba la autodefensa
(por
ejemplo, Corán 22,39). Y 3) la última década de Mahoma (622-632),
cuando sus
fuerzas se hicieron más poderosas y sobrepasaron a sus rivales de La
Meca,
durante la cual predicó ir a la ofensiva (por ejemplo, Corán 9,29).
Cole cita regularmente los versículos coránicos de las dos primeras
fases,
mientras ignora o reconfigura los de la tercera para que se ajusten a
su tesis. Considérese su aproximación a Corán 9,29, donde se dice:
"Combatid a los que no creen en Dios ni en el
último día, y que no prohíben lo que Dios y su enviado han prohibido, y
no profesan la religión de la verdad, entre aquellos
a quienes se les dio el libro, hasta que den el tributo [yizia] con su mano, mientras son
humillados" (3).
Aunque la exégesis islámica siempre interpreta que "aquellos a quienes
se
les dio el libro" son los judíos y los cristianos, Cole les dice a los
lectores que este versículo en realidad está hablando de luchar contra
los árabes paganos; él cree que la idea de que se refiere a los
cristianos y los judíos es "francamente extraña". Evita mencionar que
el siguiente
versículo, 9,30, deja perfectamente claro que 9,29 está hablando de
los judíos y los cristianos, puesto que los nombra, antes de añadir
"¡que Dios
los destruya!". Cole confiesa, más tarde, en una oscura nota sobre su
afirmación de que el versículo no se refiere a los cristianos y los
judíos: "Debería
advertir a los lectores de que aquí estoy comprometido en un acto
radical de
reinterpretación". La gran mayoría de los lectores no se darán cuenta
de esta
importante advertencia escondida en la letra pequeña. Además, en el
texto principal escribe,
"En mi lectura, el Corán 9,29 no tiene nada que ver
con un impuesto a los judíos y los cristianos [como lo ha
entendido siempre la exégesis islámica], sino que exige reparaciones a
los paganos culpables de lanzar guerras de agresión."
Aquí está lo más que Cole admitirá con respecto a la tercera fase de la
vida
de Mahoma, cuando, según la historia islámica tradicional, el profeta
lanzó aproximadamente nueve razias por año, en busca de poder, botín y
esclavos. Escribe,
"En
una de las grandes ironías de la historia, Mahoma, que había
predicado devolver bien por mal y rezar
por la paz con el enemigo, tuvo un conflicto violento que se le impuso
en el
último tercio de su carrera profética. El mismo Corán sostiene que
libró esa lucha, sin embargo, fue en defensa propia y con el fin, en
última instancia, de restablecer la tranquilidad, antigua definición de
la guerra justa."
Cole presenta la conquista y la entrada de Mahoma en La Meca "como
algo más parecido a la marcha de Martin Luther King, en 1963, en
Washington, que a una campaña militar". Pero pasa por alto
que Luther King no apareció con diez mil hombres armados amenazando a
los
habitantes de Washington con un baño de sangre si no se sometían a su
dominación.
Cole también blanquea las primeras conquistas árabes (632-750), la
mayoría de las cuales ocurrieron en territorio cristiano. Aunque los
testigos oculares y los primeros cronistas todos escriben sobre la
devastación y las atrocidades desde Siria hasta España. Cole los
descarta
por "exagerados" e "hiperbólicos", que habrían hecho que el islam
sufriera
una "leyenda negra". Sugiere que, si se cometieron excesos,
estos fueron perpetrados por cristianos convertidos al islam, que
"trajeron a la nueva religión sus acostumbradas prácticas de violencia
religiosa".
El libro de Cole es una distorsión masiva hecha a propósito para
consumo occidental y
para satisfacer la sensibilidad occidental. En el empeño por validar su
tesis,
que es la antítesis de lo que los musulmanes creen acerca de su
profeta, Cole ignora o manipula la totalidad de la historiografía
islámica y la exégesis coránica.
Nota.
La ridícula historia revisionista proislámica de Cole, que critico en
este artículo, es representativa del único tipo de historia que el CAIR
(Council on American-islamic Relations) y sus aliados islamistas
insisten en que debe exponerse en la Escuela de Guerra del Ejército de
los Estados Unidos, y esta última aparentemente está de acuerdo.
Notas
1. Ibn Ishaq, The Life of Mahoma,
trans. A. Guillaume (Oxford:, Oxford University Press, 1997), p. 547,
593.
2. Ibid., pp. 367-9, 515-7,
665, 676.
3. The Quran: Arabic Text with
Corresponding English Meaning (Jeddah, Saheeh International,
1997).
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