Desenterrados.
Evidencia arqueológica de una masacre yihadista
RAYMOND IBRAHIM
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Una de las dos fosas comunes descubiertas en Líbano
Recientemente se desenterró un fragmento de
historia de la larga guerra entre el Islam y Occidente:
una fosa común de 25 cruzados que fueron atacados por la espalda y/o
decapitados en el siglo XIII. Según un informe,
"Un equipo internacional de arqueólogos descubrió la espantosa escena
en el castillo de Sidón en la costa mediterránea oriental del sur de
Líbano. Las heridas en los restos sugieren que los soldados murieron
alcanzados por espadas, mazas y flechas, y el chamuscado de algunos
huesos indica que se quemaron después de arrojarlos al hoyo. Otros
restos muestran marcas en el cuello, lo que probablemente signifique
que fueron capturados en el campo de batalla y luego decapitados… Los
arqueólogos averiguaron que los restos pertenecían a los cruzados
después
de descubrir las hebillas de los cinturones de estilo europeo y una
moneda cruzada dentro de las tumbas. Los análisis de ADN y de isótopos
de sus dientes confirmaron además que algunos de los hombres habían
nacido en Europa, mientras que otros eran descendientes de colonos
cruzados que habían emigrado a 'Tierra Santa' y se habían casado con
habitantes locales... La forma en que estaban colocadas las partes del
cuerpo sugiere que se había dejado que se descompusieran sobre el suelo
antes
de ser depositadas en un hoyo algún tiempo después. El chamuscado de
algunos huesos sugiere que usaron fuego para quemar algunos de los
cuerpos."
Los arqueólogos han determinado que estos cristianos probablemente
fueron
masacrados a mediados del siglo XIII, alrededor de la época de la
Séptima Cruzada (1248-1254) del rey Luis IX, más conocido como san Luis.
Es
interesante cómo este descubrimiento es un reflejo físico y una prueba
manifiesta de lo que la historia registra tan vívidamente en esa época.
Por entonces, los mamelucos, feroces soldados esclavos islámicos que
derrocaron a sus amos ayubíes, habían llegado al poder, primero en
Egipto en
1250 y luego en el Levante. Durante décadas combatieron y aterrorizaron
a los reinos cruzados que permanecieron a lo largo de la costa
(incluida
Sidón)
hasta 1291, cuando, tras el saqueo de Acre, los musulmanes finalmente
pudieron
expulsar a los cruzados de Tierra Santa.
Las guerras y atrocidades perpetradas durante estas décadas son muchas.
Además, y a pesar de que muchos historiadores modernos minimizan el
elemento religioso, estas guerras fueron ejemplo de un odio
yihadista extremo hacia el cristianismo y todo lo que representa. Así,
después de que el primer sultán mameluco, Baibars (reinó 1260-1277),
arrasara el reino cruzado de Antioquía en 1268 –la "mayor masacre de
toda la era de las cruzadas", según Thomas Madden–, escribió una carta
regodeándose por lo que había sucedido en términos explícitamente
yihadistas.
Se dirigía a Bohemundo VI, señor de Antioquía, que no había estado
presente en
el momento de la caída, en los siguientes términos:
"Habrías visto a tus caballeros
postrados bajo los cascos de los
caballos, sus casas asaltadas por saqueadores y desvalijadas por
expoliadores ... ¡vuestras mujeres vendidas cuatro a la vez y compradas
por
un dinar de vuestro [propio] dinero! Habrías visto las cruces de
vuestras iglesias aplastadas, las páginas de los falsos Testamentos
esparcidas, las tumbas de los patriarcas profanadas. Habrías visto a tu
enemigo
musulmán pisoteando el lugar donde celebráis la misa, degollando a los
monjes, sacerdotes y diáconos sobre los altares, trayendo muerte
instantánea a
los patriarcas y esclavitud a los príncipes reales. Habrías visto el
fuego
propagándose por vuestros palacios, vuestros muertos achicharrados…, tu
palacio
ha quedado
irreconocible, la iglesia de San Pablo y la catedral de San
Pedro saqueadas y destruidas."
En otras palabras, los 25 cristianos asesinados, decapitados y/o
quemados, descubiertos recientemente, son solo la punta del iceberg de
las masacres perpetradas contra los cristianos de Tierra Santa.
En cuanto a los detalles que se conocen en
particular en lo referente a esa fosa común desenterrada en Sidón, el
Dr. Piers Mitchell de la
Universidad de Cambridge, experto en las cruzadas, que trabajó con los
arqueólogos, manifiesta :
"Los registros de los cruzados nos dicen que el rey
Luis IX de Francia estaba en la cruzada por Tierra Santa en el momento
de un
ataque a Sidón, en 1253. Acudió a la ciudad después de la batalla y
ayudó personalmente a enterrar los cadáveres en descomposición en fosas
comunes como estas. ¿No sería asombroso si el propio rey Luis hubiera
ayudado a enterrar estos cuerpos?"
Irónicamente, incluso ese incidente de cuando el rey Luis enterró los
restos
en descomposición de los cristianos masacrados se halla registrado por
testigos
oculares. El relato de Guillermo de Chartres, que estuvo allí presente,
nos cuenta:
"Además,
no debo pasar por alto una cosa que
expresa perfectamente el fervor y la humildad de la fe de este rey
[Luis]: mientras se dirigía a Sidón, se enteró de que los cristianos
... habían sido asesinados allí por el ejército de Damasco; que muchos
de
sus cuerpos y miembros yacían completamente insepultos en la costa.
Nuestro piadoso rey, sin detenerse a comer, acudió allí enseguida ...
Entonces, aunque todos los demás que estaban presentes reaccionaron
como
si tuvieran alguna clase de repugnancia y pavor de levantar los cuerpos
y
recoger las extremidades ya medio podridas, desmembradas, o tocar los
huesos, nuestro rey devoto y de gran corazón, como si no tuviera ni
sintiera repulsión, estuvo allí desde la mañana hasta el mediodía ...
con sus propias manos, recogiendo con tanta benevolencia los miembros y
las entrañas de aquellos cristianos, a quienes consideraba mártires,
manejándolos y recogiéndolos con dulzura y colocándolos en
contenedores para llevarlos al lugar de sepultura que había hecho cerca
del campamento. Todos los presentes, y muchos de los que habían huido
del espantoso esfuerzo, se maravillaron de su magnánima humildad."
Debido a su comportamiento tan consecuente, el rey Luis IX llegó a ser
san Luis y, por la misma razón, hay una importante ciudad
estadounidense,
en Misuri, que lleva su nombre.
Hoy, sin embargo, su estatua, que ha permanecido en la ciudad de San
Luis
durante más de cien años, está siendo objeto de ataques por parte de los fanáticos
de Black Lives Matter y activistas
musulmanes, que vociferan la imbecilidad de que el rey Luis era
"islamófobo" y "racista".
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