Cómo
y por qué los musulmanes se engañan sobre el islam
RAYMOND IBRAHIM
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El principal clérigo y jeque musulmán de Egipto,
el Dr. Ahmed al-Tayeb, también conocido como el "lobo con piel de cordero" del papa Francisco,
afirmó recientemente una falsedad demostrable. El 30 de abril de 2020,
durante su programa televisado que se emite todos los años con motivo
del
Ramadán y es visto por millones de personas en Egipto y el mundo árabe,
el Gran Imán de la universidad más prestigiosa del mundo islámico,
Al-Azhar, declaró que "el islam no busca la guerra o el derramamiento
de sangre, y los musulmanes solo luchan para defenderse".
Esto, por supuesto, es una reafirmación de la gran conclusión alcanzada
en (y por lo tanto remedándola) una reciente megaconferencia
dedicada a encontrar soluciones al "extremismo". Fue organizada en
Egipto
por Al-Azhar y a ella asistieron representantes destacados de 46
naciones musulmanas. Al-Tayeb clausuró la conferencia de dos días
declarando que:
"La yihad en el islam no es sinónimo de combate; más bien, el combate
llevado a cabo por el profeta Mahoma y sus compañeros es uno de sus
tipos. Se trata de evitar la agresión de los agresores contra los
musulmanes, pero no de matar a quienes ofenden en [materia de]
religión, como afirman
los extremistas. La ley de la saría
establecida en el islam excluye el
antagonismo hacia aquellos que se oponen a la religión. Está prohibido
combatirlos, siempre y cuando ellos no combatan contra los musulmanes."
Huelga decir que tales afirmaciones contradicen a más de un milenio
tanto de enseñanzas islámicas bien documentadas, como de historia
islámica. Comenzando por Mahoma, cuyas últimas guerras no fueron en
absoluto defensivas, sino más bien incursiones destinadas a
fortalecerse y engrandecerse a sí mismo y a sus seguidores a costa de
los no
musulmanes, y lo mismo bajo los primeros califas "rectos" y
prácticamente bajo todos
los sultanes y gobernantes posteriores, la yihad se desplegó atacando,
matando, esclavizando e idealmente conquistando a los no musulmanes que
rechazaban la invitación para abrazar el islam. Uno solo necesita mirar
un mapa del mundo musulmán hoy y darse cuenta de que en su mayor parte
—todo Oriente Medio, África del Norte, Turquía, Asia Central, más al
oriente Pakistán y aun más allá— fue tomado mediante conquista violenta
en nombre de la yihad.
Sin embargo, en vez de despreciar a Al-Tayeb como un mentiroso más, que
está
tratando de salvar la cara, vale la pena caer en la cuenta de que está
sucediendo algo
más a un nivel más profundo, cuando los musulmanes insisten entre ellos
(en ambos casos, Al-Tayeb no se dirigía a occidentales, sino a
correligionarios musulmanes) en que la yihad es defensiva.
El hecho es que la abrumadora mayoría de los musulmanes, incluso los de
signo terrorista, están, como la mayoría de la gente, comprometidos en
verse a sí mismos y su religión como "los buenos". En ese sentido,
existe un acuerdo tácito entre ellos para presentar siempre su religión
de acuerdo con los conceptos innatos de la justicia. Esto ha hecho que
lleguen a extremos tales como sugiere el caso actual.
Por ejemplo, las históricas conquistas islámicas nunca se narran como
"conquistas" en árabe y otras lenguas habladas por musulmanes; más
bien, se llaman futuhat,
literalmente, "aberturas" para que entre la luz del islam (o fatah
en singular, como se denomina a sí mismo la organización palestina). En
este
contexto, todas las tierras invadidas o tomadas por los musulmanes
lo habrían sido "altruistamente", para llevar al islam a los infieles
rebeldes, que son vistos como los agresores por haber resistido
injustamente al islam.
Por eso, según un artículo titulado "La sabiduría de la yihad", publicado por Islam Question and Answer, la yihad
no "significa solo y simplemente matar a los no musulmanes"; más bien,
"los kufar
[los no musulmanes, o infieles] contra quienes luchamos se beneficiarán
de la yihad. Nos empeñamos contra ellos y combatimos contra ellos para
que entren en la religión de Alá que es aceptable para él, lo que
conducirá a su salvación en este mundo y en el más allá".
A partir de ahí, uno comprende por qué incluso sádicos asesinos en
masa y pedófilos como el sultán otomano Mehmet (o "Mahoma") II se
conocen en la historiografía islámica como "Mehmet el Abridor", porque
fue él quien llevó la luz del islam a los renuentes ciudadanos de
Constantinopla en 1453.
Burlándose de esa lógica musulmana, el Dr. Ahmed Abdu Maher, un
investigador y activista político egipcio, en cierta ocasión hizo un vídeo
donde preguntaba de manera hipotética. ¿Qué pasaría si Donald Trump (en
vez de prohibir la inmigración desde algunas naciones terroristas, en
su mayoría musulmanas, y por ello ser denunciado como "racista")
un día adoptara la perspectiva "altruista" del islam y ofreciera a los
musulmanes estadounidenses tres opciones: convertirse al cristianismo,
o pagar la yizia viviendo como ciudadanos de segunda clase, o morir?
"¿Sería racista o no? ¿Sería terrorista o no? ¿Qué pasa entonces con lo
que tenemos en nuestra jurisprudencia islámica, que nos enseña y nos
dice que todos los imanes están de acuerdo en que las aperturas
islámicas [es decir, las conquistas] son la forma de difundir el
islam? Esta palabra "aperturas" [futuhat]
¡debemos ser sensibles a ella! Las aperturas islámicas significan
espadas y masacres.
Las aperturas islámicas, a través de
las cuales hogares, fortalezas y territorios fueron devastados, ...
[son parte de] un islam que intentan hacernos seguir. Entonces me
pregunto, oh jeque, oh jefe de este o aquel centro islámico en Nueva
York, ¿te gustaría ver que hicieran eso a tu esposa y tu hija? ... Que
tu
hija sea para tal combatiente [como esclava], tu hijo para tal otro
combatiente, una quinta parte [del botín] para el califa, y así
sucesivamente? Quiero decir, ¿no es esto a lo que te refieres como la saría de Alá?"
Abdu Maher, este musulmán nominal que ha reconocido las feas realidades
de las conquistas históricas del islam, es, sin embargo, y
desafortunadamente, un caso extraño en el mundo musulmán. Como escribe
un historiador del islam estadounidense:
"Las conquistas fueron vistas desde el principio como una de las
pruebas incontrovertibles del islam. Desautorizarlas o examinarlas
críticamente, cosa que aún no ha ocurrido en el mundo musulmán, será
muy doloroso para los musulmanes, especialmente los musulmanes de habla
árabe. En cada punto ... cuando los musulmanes han intentado abandonar
la yihad militante por la yihad interna y espiritual ... el recuerdo de
las conquistas y la necesidad de racionalizarlas han hecho fracasar ese
esfuerzo. El problema puede radicar en la falta de voluntad para
afrontar el hecho de que las conquistas estuvieron básicamente
injustificadas. No fueron una "liberación" y los pueblos no musulmanes
jamás las desearon, sino que las soportaron y acabaron resignándose" (Understanding Jihad, p. 167).
Los dirigentes del islam, como el Gran Imán Al-Tayeb (y se puede añadir
la corriente dominante occidental), están comprometidos en engañar a
los
musulmanes acerca del pasado (y el presente) del islam. Pero ¡oh
maravilla! Cuando el musulmán "promedio" se entera de la fea realidad
del
pasado del islam, a menudo apostata en su corazón, reniega, y sigue
siendo musulmán solo de nombre.
En otras palabras, el problema no es solo que muchos en Occidente están
siendo engañados acerca del islam y su pasado, sino que cientos de
millones de
musulmanes "normales" están siendo engañados también, y por la misma
razón.
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