Un obispo copto advierte a Occidente contra el islam: ‘Vosotros sois los siguientes... Mi historia es vuestra historia’

RAYMOND IBRAHIM





Un obispo cristiano copto de Egipto lanzó recientemente una dura advertencia al pueblo alemán y, por extensión, a todo el mundo occidental.


En un vídeo publicado el 11 de junio [2024], el obispo Damian, de la diócesis de Höxter-Brenkhausen, hizo hincapié en dos puntos principales en los que vengo insistiendo desde hace casi dos décadas: la importancia de 1) aprender de la interacción histórica entre el islam y Occidente, y del destino de todas las naciones sometidas a la dominación musulmana; y 2) comprender cómo el número de musulmanes dicta su comportamiento.


Sobre el primer punto, el obispo Damian dijo:


"Puedo aseguraros que, si os desentendéis [del crecimiento de los musulmanes y de la violencia islámica en Alemania] y no hacéis nada, entonces lo que nos ocurrió en Egipto ocurrirá también en vuestra patria. Y si no aprendéis nada de la historia, seréis los siguientes. Tomáoslo en serio. No soy un predicador de odio. Tengo muchos amigos entre los musulmanes. No intento sembrar miedo. No debemos tener miedo, pero debemos aprender de nuestro pasado. Nosotros [los cristianos] fuimos una vez los gobernantes de nuestra patria, nuestro país [Egipto]. Hoy luchamos por sobrevivir."


Así es. Aunque Occidente considera hoy a Egipto una de las naciones musulmanas más típicas, antes de que el islam lo conquistara, Egipto era una de las naciones más profundamente cristianas del mundo, la patria de los mayores gigantes teológicos y padres de la Iglesia, como Clemente de Alejandría (n. 150), el gran Orígenes (n. 184), el gran Antonio (n. 251) y Atanasio de Alejandría (n. 297), el principal defensor del Credo Niceno, que aún profesan las principales confesiones cristianas. Durante siglos, la Escuela Catequética de Alejandría fue el centro eclesiástico y de aprendizaje más importante de la cristiandad antigua.



La antigua fortaleza cristiana


Alrededor del año 400, el europeo Juan Casiano observaba que:


"el viajero que iba desde Alejandría en el norte hasta Luxor en el sur percibía en sus oídos a lo largo de todo el viaje el sonido de las oraciones y los himnos de los monjes, esparcido por el desierto, de los monasterios y de las cuevas, de monjes, ermitaños y anacoretas."


Estudiosos europeos como Stanley Lane-Poole (m. 1931) afirman incluso que los misioneros coptos fueron los primeros en llevar el Evangelio a regiones lejanas de Europa, como Suiza, Gran Bretaña y, sobre todo, Irlanda. Para subrayar aún más la naturaleza totalmente cristiana del Egipto preislámico, tanto el pergamino más antiguo que contiene palabras del Evangelio (que data del siglo I) como la más antigua imagen de Cristo se descubrieron en distintas regiones del país.


Entonces llegó el islam y el resto es historia. Desde su primera entrada, alrededor del año 640 d. C., el islam desató un pogromo de persecución contra los cristianos de Egipto que duró siglos –en el que innumerables coptos fueron masacrados o esclavizados e innumerables iglesias destruidas–, de modo que en el siglo XX, los cristianos, que antes del islam representaban casi el 100% de la población de Egipto, habían quedado diezmados y reducidos a aproximadamente el 10%, siendo el resto islámicos.


La razón por la que tantos coptos se convirtieron al islam a lo largo de los siglos, en lugar de aceptar un estatus inferior y esporádicos episodios de persecución generalizada, está bastante clara. De hecho, tras registrar un episodio de persecución especialmente atroz en el siglo XI –cuando, junto con la persecución general y las masacres, unas 30.000 iglesias fueron destruidas o convertidas en mezquitas–, el historiador musulmán Maqrizi hace una observación reveladora: "En estas circunstancias, muchos cristianos se hicieron musulmanes". (Casi se puede percibir el inaudible pero triunfante ¡Alahú Akbar!).



La masa crítica


En resumen, la advertencia del obispo Damian da en el clavo:


"Si no hacéis nada [contra el crecimiento del islam en Alemania], lo que nos ocurrió en Egipto ocurrirá también en vuestra patria. Y si no aprendéis nada de la historia, seréis los siguientes. ... Debemos aprender de nuestro pasado."


El segundo punto del obispo es igualmente importante:


"Prestad atención a la curva de crecimiento [de los musulmanes]. Esa curva por sí sola indica que, si no actuamos, seremos una minoría en nuestro propio país. Y sabemos cómo se comporta el islam cuando está en el poder y es mayoría, en comparación con cómo se comporta cuando está en minoría."


Lo que está claro es que el islam está aumentando tanto en Alemania (y en otros lugares) que la idea de que pueda apoderarse de la nación solo por su número no es inverosímil. En muchos barrios y ciudades europeas donde los musulmanes se congregan en gran número –así como en algunas regiones de Estados Unidos– ya se están imponiendo elementos de la draconiana ley islámica, y se están recortando las libertades occidentales.



La regla islámica de los números


El punto menos obvio pero igualmente importante que plantea el obispo Damian es que "sabemos cómo se comporta el islam cuando está en el poder y es mayoría, en comparación con cómo se comporta cuando está en minoría". Aunque pocos en Occidente lo entienden, desde sus inicios con Mahoma, el comportamiento islámico siempre ha estado dictado por las circunstancias: cuando son débiles y están superados en número, los musulmanes deben predicar la paz y la coexistencia; cuando son fuertes y mayoritarios, se quitan la máscara y reanudan la yihad.


Durante más de una década me he referido a esta dinámica, que se ha expresado con notable coherencia, como "la regla islámica de los números". Cuanto más crece el número de musulmanes, más aparecen fenómenos islámicos intrínsecos al mundo musulmán, por ejemplo, la violencia descarada contra los no musulmanes (los "infieles").


Dicho de otro modo, cuando los musulmanes son una minoría, tienden a abstenerse de la violencia y de las muestras de intolerancia, al tiempo que exigen todo tipo de "derechos", cuando no concesiones; pero, a medida que crece su número, también lo hace su confianza, seguida por agresiones y violencias sin paliativos.


Las naciones de Europa Occidental con gran población musulmana deberían ser conscientes de cómo funciona todo esto. Hace décadas, en nombre de la tolerancia y el multiculturalismo, abrieron sus puertas a "pobres refugiados musulmanes" que solo querían vivir y trabajar en paz. Ahora que estos musulmanes se han multiplicado gracias a las altas tasas de natalidad y a la inmigración continua, su comportamiento se ha ajustado en consecuencia: ya sea en Reino Unido, Francia, Suecia, Alemania o en muchas otras naciones europeas, se han disparado la violencia y las violaciones, el terrorismo y la criminalidad, así como los ataques diarios a iglesias. Los musulmanes, que antes aparecían a las puertas de Europa en busca de "asilo", ahora no tienen ninguna tolerancia hacia la cultura europea.


Terminamos con la conclusión del propio obispo Damian en su alocución al pueblo alemán grabada recientemente:


"Os lo advierto: tomad la situación en serio. Mi historia es vuestra historia. Mi pasado cristiano son vuestras raíces. Aprended de nuestro pasado, aprended de nuestra situación actual. Mirad al futuro, un futuro que comienza hoy. Por eso alzo la voz, para decir que no debemos mirar hacia otro lado. Debemos actuar juntos y garantizar un país seguro para nuestros hijos. Tenemos que hacerlo por nuestros hijos, para que no sean tratados como ciudadanos de segunda o tercera clase, y considerados seres humanos inferiores en su propia patria."



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