El Papa progáis crea un nuevo cisma cristiano

RAYMOND IBRAHIM





Los cismas teológicos que tuvieron un impacto dramático en la historia de la Iglesia no son, por desgracia, cosa del pasado. En una época en que diversas iglesias cristianas han estado tratando de reconciliarse y sanar desavenencias y malentendidos centenarios, de pronto está teniendo lugar una nueva ruptura, esta vez en relación con "una sentencia doctrinal aprobada en diciembre pasado por el Papa Francisco, según la cual los sacerdotes católicos romanos pueden administrar bendiciones a parejas del mismo sexo".


Como era de esperar, muchos cristianos han expresado su estupor y decepción por esta declaración. Según un informe del 9 de marzo:


"El documento ha encontrado un nivel de oposición sin precedentes dentro de la Iglesia católica, con conferencias episcopales en África, Países Bajos, Polonia, Hungría y diócesis particulares, incluyendo nueve en Francia y muchas más en Estados Unidos y el resto del mundo, diciendo que rechazarían cualquier cosa que parezca ser una bendición de una pareja homosexual."


La Iglesia Ortodoxa Rusa ha afirmado que esta innovación refleja "un brusco alejamiento de la enseñanza moral cristiana". Hilarion Alféyev, actual metropolitano de Budapest y Hungría, tras examinar a fondo la declaración del Vaticano, la ha descrito como "una especie de conmoción", añadiendo:


"Siempre citamos a la Iglesia católica como faro del cristianismo tradicional ... la Iglesia que siempre apoya los valores cristianos tradicionales y la enseñanza moral a pesar de que desde muchos ángulos diferentes se la ataca por este tradicionalismo y obstinación ... Todo el mundo creerá ahora que la Iglesia bendice a las parejas homosexuales ... [La declaración] engaña a quienes reciben tal bendición y a quienes la presencian."


Completamente cierto.


Ahora, la Iglesia ortodoxa copta de Egipto es la última en oponerse, hasta el punto de suspender el diálogo amigable que inició con la Iglesia católica en 1973 (tras un paréntesis de unos quince siglos). El 7 de marzo de 2024, el Papa copto Tawadros II presidió un sínodo en el que se aprobó el siguiente decreto:


"Después de consultar con las iglesias hermanas de la familia ortodoxa oriental, se ha decidido suspender el diálogo teológico con la Iglesia católica, reevaluar los resultados alcanzados por el diálogo desde su inicio hace veinte años y establecer nuevas normas y mecanismos para que el diálogo prosiga en el futuro...

   La Iglesia Ortodoxa Copta afirma su firme posición de rechazo a toda forma de relación homosexual, porque viola la sagrada Biblia y la ley por la que Dios creó al hombre como varón y mujer, y la Iglesia considera que cualquier bendición de tales relaciones, sea del tipo que sea, es una bendición del pecado, y esto es inaceptable."


El mismo documento sinodal contiene una larga sección titulada "La creencia de la Iglesia Ortodoxa Copta sobre la cuestión de la homosexualidad", que explica a través de numerosos versículos bíblicos por qué la homosexualidad y otras formas de "perversión" nunca deben normalizarse, y ofrece asesoramiento a quienes sufren este mal, antes de reafirmar:


"La Iglesia Ortodoxa Copta rechaza lo que se denomina perversión sexual en su comprensión general e integral, así como todo tipo de prácticas sexuales fuera del marco sagrado del matrimonio. Rechaza categóricamente invocar la idea de las diferentes culturas para justificar las relaciones entre personas del mismo sexo dentro de lo que se denomina "libertad humana absoluta", que causa la destrucción de la humanidad. La Iglesia, a la vez que afirma su total creencia en los derechos humanos [personales] y en la libertad, afirma también que la libertad de lo creado no es absoluta hasta el punto de transgredir y quebrantar las leyes del Creador."

   La Iglesia también afirma su compromiso con la función pastoral de ayudar a sus hijos que sufren tendencias homosexuales, así como no rechazarlos, sino proporcionarles apoyo y asistencia para que alcancen la curación psicológica y espiritual, poniendo su confianza en su Cristo, el único Santo, que es capaz de curar, cambiar y llevar adelante mucho más de lo que podemos pedir o imaginar."


Para los cristianos de todo el mundo preocupados por la unidad, se trata sin duda de una gran vergüenza: en el año 451 se produjo un cisma entre la iglesia copta y la católica, y tuvieron que pasar más de 15 siglos antes de que ambas reabrieran las conversaciones a finales del siglo XX, en el entendimiento de que el cisma original (la discusión acerca de cómo articular la naturaleza de Cristo) se debió una cuestión más semántica que sustantiva. Como informa la Agencia I.Media:


"Este anuncio se produce poco después del 20º aniversario de la fundación de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales."


Precisamente el 15 de febrero, el Vaticano había patrocinado


"una oración ecuménica en la basílica de San Pedro por la primera conmemoración de los 21 mártires cristianos [coptos] de Libia reconocidos por la Iglesia católica el 11 de mayo, tras una visita de Tawadros II al Vaticano. Se trataba de los primeros santos reconocidos por las dos Iglesias desde su ruptura en el siglo V."


Pero ahora todos los progresos realizados para el acercamiento han sido sacrificados por Francisco en aras de la homosexualidad. A pesar de su discurso ecuménico, parece que está más interesado en hacer un guiño a la desviación sexual que en unirse en torno a Cristo.


En cuanto a por qué la Iglesia copta ha interrumpido tan abruptamente el diálogo con la Iglesia católica, hay que recordar que la Iglesia egipcia es por excelencia la Iglesia de los mártires, lo que significa que no es de las que hacen concesiones. En el pasado y en el presente, los cristianos de Egipto han soportado el peso de la persecución. La mayoría de los cristianos martirizados durante la peor oleada de persecución romana –la "Gran Persecución" entre 303 y 313– fueron, según la historia de Eusebio, egipcios (menciona "docenas" e incluso "cientos" masacrados en un día cualquiera durante esa década).


Luego llegó el islam el año 640. Siglos de persecución, violencia, matanzas, esclavización de mujeres y niños, y la extorsión de la yizia hicieron que Egipto pasara de ser una de las mayores y más importantes naciones cristianas a una de las mayores y más importantes naciones musulmanas, donde los habitantes más autóctonos, los coptos, siguen siendo perseguidos de forma atroz.


El historiador musulmán Al-Maqrizi indica cómo y por qué Egipto se islamizó. Señala que durante un episodio de persecución especialmente salvaje en el siglo XI, unas 30.000 iglesias de Egipto y la Gran Siria fueron destruidas o convertidas en mezquitas. Miles de cristianos fueron masacrados o esclavizados. Y concluye: "En estas circunstancias, un gran número de cristianos se hicieron musulmanes". (Casi se puede oír un triunfante "¡Alahú Akbar!". Para más información sobre la persecución sistemática de los coptos a lo largo de la historia, véase la obra de Adel Guindy, A Sword Over the Nile. Breve historia de los coptos bajo el dominio islámico.)


Los cristianos de Egipto siguen siendo martirizados en la era moderna, incluyendo pero no limitándose a los veintiuno antes mencionados, que fueron ritualmente decapitados en las costas de Sirte, Libia, en 2015, por negarse a renegar de Cristo y aceptar a Mahoma. (Fieles a su idiosincrasia, los medios de información estadounidenses cubrieron la matanza de un gorila seis veces más que la decapitación de estos cristianos.)


En resumen, la Iglesia de los Mártires no está dispuesta a diluir sus principios para acomodarlos a tendencias posmodernas y sensibilidades homosexuales.


Una última observación. ¿Es porque se niegan a abrazar las enseñanzas mundanas por lo que varias comunidades cristianas antiguas –junto con los coptos, los armenios y los asirios, que han sufrido genocidios, pasados y presentes– siguen siendo perseguidas? Al fin y al cabo, el Nuevo Testamento deja claro que la persecución les aguarda a los cristianos que se oponen a las seducciones y exigencias del mundo. En cambio, los que, consciente o inconscientemente, abrazan al mundo están más que a salvo de la persecución. Como dijo concisamente Cristo:


"Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de las palabras que os he dicho: El siervo no es más que señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros" (Juan 15,19-20).


En cuanto a la normalización, por parte del Papa Francisco, de las relaciones antinaturales conformes con las normas del mundo –no de Dios–, tal vez san Pablo lo diga mejor:


"Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecuciones. Mientras que malhechores e impostores van de mal en peor, engañando y siendo engañados" (2 Timoteo 3,12-13).



FUENTE