En Egipto, los islamistas y el Estado se confabulan para secuestrar e islamizar a niñas cristianas coptas

RAYMOND IBRAHIM




Irene Ibrahim Shehata

Otra joven cristiana copta ha "desaparecido", y las autoridades egipcias son cómplices de los secuestradores.


El 22 de enero de 2024, Irene Ibrahim Shehata, de 21 años, desapareció entre los exámenes parciales de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Assiut, donde cursaba el segundo año. Su familia, desesperada, acudió inmediatamente a la policía.  Aunque finalmente se presentaron cargos contra un hombre cuya identidad se oculta, la policía, desde el principio, se mostró poco colaboradora e incluso hostil con la familia.


En una entrevista reciente, del 17 de febrero, el padre proporcionó más información inquietante (pero no inusual). Aunque la Seguridad del Estado le proporcionó varias pistas sobre su hija, lo que le hizo viajar arriba y abajo por Egipto con su hijo, ninguna ha resultado fructífera. Además, dijo que "la Seguridad del Estado sabe exactamente dónde está mi hija", pero como –según ellos– se fugó con un musulmán por su "propia voluntad", se niegan a actuar, y  ni siquiera dejan que su padre hable con ella o se reúna con ella para confirmar la veracidad de la información que da la Seguridad del Estado.


En lugar de eso, el padre contó que hubo una llamada telefónica entre su hija y uno de sus hijos, en la que Irene lloraba y luego un hombre le arrebató el teléfono y dijo: "Vale, has oído su voz y sabes que está bien, ¿verdad?... ¡Ahora vete al infierno!" y colgó el teléfono de golpe.


El padre insistió además en que, si Irene tenía intención de huir con un musulmán, por qué lo iba a hacer en medio de los exámenes, y llevando consigo material médico (en lugar de equipo de viaje, por ejemplo).


Después de que el entrevistador le pidiera más información, el padre de Irene dijo: "Mire, tengo información que si la publicara haría que Egipto se incendiara", aunque se mostró reacio a divulgarla por miedo a represalias del Estado.


Este último incidente es sólo uno de los innumerables ocurridos en Egipto. De hecho, durante esta misma entrevista, el padre dijo que otras seis niñas cristianas de su región habían "desaparecido" solo en un mes.


Más recientemente, el 29 de febrero, la familia de Irene emitió un comunicado en el que afirmaba que "en su documento de identidad habían cambiado los datos de su religión poniendo musulmana, en contra de su voluntad. Es otra forma de obligar a las familias a renunciar". La familia también dejó perfectamente claro que han confirmado que una red de la Hermandad Musulmana –con complicidad de la Seguridad del Estado– está detrás del secuestro de Irene y de muchas otras niñas coptas, que se trata de "un grupo terrorista organizado dirigido por los Hermanos Musulmanes para secuestrar a niñas cristianas en Oriente Próximo."


Todo este fenómeno y proceso está bien analizado en el informe 2020 de Coptic Solidarity. De quince páginas de extensión y titulado ‘La yihad del vientre’. Tráfico de mujeres y niñas coptas en Egipto, documenta "la práctica generalizada del secuestro y el tráfico" de niñas coptas. Según el informe:


"La captura y desaparición de mujeres y niñas coptas es una pesadilla para la comunidad copta de Egipto, pero los gobiernos egipcios o extranjeros, las ONG y los organismos internacionales apenas han hecho nada para combatir esta lacra. Según un sacerdote de la gobernación de Menia, solo en su zona desaparecen al menos 15 niñas al año. Su propia hija estuvo a punto de ser secuestrada si él no hubiera podido intervenir a tiempo...  El tráfico desenfrenado de mujeres y niñas coptas es una violación directa de sus derechos más básicos a la seguridad, la libertad de circulación y la libertad de conciencia y religiosa. Los crímenes cometidos contra estas mujeres deben ser abordados urgentemente por el gobierno egipcio, poniendo fin a la impunidad de los secuestradores, sus cómplices y la policía que se niega a cumplir con su deber. Las mujeres que desaparecen y nunca son recuperadas deben vivir una pesadilla inimaginable. La gran mayoría de estas mujeres nunca regresan con sus familias o amigos porque la respuesta de la policía en Egipto es despectiva y corrupta. Son innumerables las familias que denuncian que la policía ha sido cómplice del secuestro o, como mínimo, ha sido sobornada para que guarde silencio. Si hay alguna esperanza de que las mujeres coptas de Egipto tengan un nivel de igualdad meramente "básico", estos incidentes de trata deben cesar, y los autores deben rendir cuentas ante la justicia."


Desde la publicación de este informe de Coptic Solidarity en septiembre de 2020, las cosas no han hecho más que empeorar. Como señala un informe posterior: "En Egipto, los secuestros y matrimonios forzados de mujeres y niñas cristianas con sus secuestradores musulmanes ha alcanzado niveles máximos."


Al hablar de este último caso, Coptic Solidarity dice en un comunicado:


"Este agrio asunto se planteó durante una reunión en octubre de 2021 en Washington, DC, con la Sra. Moushira Khattab, (entonces recién nombrada) presidente del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Egipto. En concreto, Coptic Solidarity dijimos que apoyábamos la libertad de religión (y de conversión) para todos, siempre que este principio se aplique por igual a todas las confesiones en Egipto. Deploramos la parcialidad de la Seguridad del Estado, que suele escudar a los culpables e impedir que las familias vean a sus seres queridos desaparecidos.

     Propusimos que el National Centre for Human Rights –que actúa como organismo neutral/independiente– se encargara de reunirse con los 'conversos' para garantizar que estos, como adultos mayores, han actuado libremente, sin coacciones ni engaños, y que los menores sean devueltos inmediatamente a sus familias. La Sra. Khattab se mostró de acuerdo, aunque no entusiasmada, con la propuesta, y prometió volver sobre ella lo antes posible.

     (Nótese que las sesiones de 'asesoramiento y orientación' eran una práctica decretada en 1863 por el jedive Ismail Pachá, ya que 'ningún cristiano que se convirtiera al islam era bienvenido a menos que tanto un sacerdote como un laico cristiano confirmaran la seriedad más allá de toda duda de su deseo de convertirse'. Esta práctica fue revocada por el Ministerio del Interior en 2004).

     Más de tres años después, el National Centre for Human Rights guarda absoluto silencio sobre nuestra propuesta, incluso cuando cada vez más jóvenes coptas siguen siendo objeto de ataques. Si la Sra. Khattab lo intentó alguna vez, debió de ser bloqueada por la poderosa Seguridad del Estado, que quiere mantener el control exclusivo."


En resumen, se ha lanzado otro frente en la guerra de desgaste contra la asediada minoría cristiana de Egipto: el secuestro y la islamización de sus hijas, con lo que, según todos los indicios, parece ser la ayuda del Estado.



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