Una
"pesadilla inimaginable": secuestro, violación y conversión forzada de
jóvenes cristianas en Egipto
RAYMOND IBRAHIM
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Algunas de las cerca de 500 cristianas
desaparecidas en Egipto durante la última década
El secuestro, el abuso sexual y la conversión
forzada de mujeres y niñas cristianas en Egipto —un "grupo
particularmente vulnerable a la explotación" que está viviendo en
silencio una "pesadilla inimaginable"—
está disparado sin signos de disminuir. Esto es lo que pone de
manifiesto un informe publicado el 10 de septiembre de 2020 por Coptic Solidary,
una organización internacional con sede en Washington, que trabaja para
promover la igualdad de derechos de ciudadanía para la minoría
cristiana de Egipto.
Según Coptic Solidary:
"La captura y desaparición de mujeres y chicas menores coptas es una
pesadilla de la comunidad copta en Egipto, pero los gobiernos egipcios
o extranjeros, las ONG y los organismos internacionales han hecho poco
para abordar este flagelo. Según un sacerdote de la Gobernación de
Menia, al menos 15 chicas desaparecen cada año solamente en su área. Su
propia hija casi fue secuestrada si él no hubiera podido intervenir a
tiempo."
El informe ofrece 13 estudios de casos separados. Las víctimas van
desde niñas adolescentes hasta mujeres jóvenes recién casadas y
embarazadas, y hasta mujeres casadas con hijos. La mayoría de las 500
desaparecieron de dos maneras: o fueron secuestradas públicamente, a
menudo siendo obligadas a subir a un automóvil mientras iban a la
escuela, la iglesia o el trabajo; o bien —y esto es especialmente
cierto en el caso de chicas adolescentes— fueron seducidas para
entablar relaciones con jóvenes musulmanes que les prometían el mundo,
hasta que resultó ser demasiado tarde.
Según un antiguo traficante
egipcio, "una de las estrategias que utilizaban para ganarse la
confianza de las chicas era que el secuestrador, un musulmán, le dijera
a la niña cristiana que la amaba y que quería convertirse al
cristianismo por ella. Empezaban una relación romántica hasta que, un
día, decidían "escapar" juntos. Lo que las chicas no sabían es que en
realidad estaban siendo secuestradas. La mayoría de las veces no se
casarían con su secuestrador, sino con otra persona".
El mismo traficante arrepentido compartió otra historia:
"Recuerdo a una chica cristiana copta de una familia rica y conocida en
Menia. Fue secuestrada por cinco musulmanes. La retuvieron en una casa,
la desnudaron y la filmaron desnuda. En el vídeo, uno de ellos también
se desnudó. Amenazaron con hacer público el vídeo si la chica no se
casaba con él". Y continuó diciendo:
"Las redes salafistas comenzaron en los años setenta y han alcanzado
sus niveles más altos ahora, en la era del presidente Sisi ... Un grupo
de secuestradores se reúne en una mezquita para discutir sobre posibles
víctimas. Vigilan de cerca las casas de los cristianos y controlan todo
lo que sucede. Sobre esa base, tejen una telaraña alrededor [de las
chicas]…. Los secuestradores reciben grandes cantidades de dinero. La
policía puede ayudarlos de diferentes maneras, y cuando lo hacen,
también pueden recibir una parte de la recompensa financiera que les
pagan las organizaciones de islamización a los secuestradores. En
algunos casos, la policía proporciona a los secuestradores las drogas
que confiscan. Luego administran las drogas a las chicas para debilitar
su resistencia mientras las presionan. Incluso conozco casos en los que
la policía ofreció ayuda para golpear a las chicas a fin de hacerlas
recitar el credo islámico. Y el valor de la recompensa aumenta cuando
la chica es de buena posición. Por ejemplo, cuando es hija de un
sacerdote o proviene de una familia conocida... El grupo salafista con
el que tuve contacto alquilaba apartamentos en diferentes zonas de
Egipto para
esconder a los coptas secuestradas. Allí, las presionaban y las
amenazaron para que se convirtieran al islam. Y una vez que alcanzaban
la edad legal, un representante islámico especialmente concertado
entraba para oficializar la conversión, emitir un certificado y, en
consecuencia, cambiar su identidad… Si todo ocurre conforme al plan,
las chicas también son forzadas a casarse con un musulmán estricto. Sus
maridos no las aman, simplemente se casan con ella para hacerla
musulmana. Ella recibirá palizas y humillaciones. Y si intenta escapar,
o volver a su religión original, será asesinada."
Otras tácticas "incluyen utilizar o ponerles vecinas, colegas,
compañeras de trabajo o amigas musulmanas que invitan a las mujeres
coptas a su casa o a viajar por la ciudad, y entonces son secuestradas
por los grupos que están en connivencia con la supuesta amiga".
Desafortunadamente, estas "redes de secuestro cuentan a menudo con el
apoyo de otras personas de ideas afines (incluidos funcionarios de alto
rango) de la policía, la seguridad nacional y las administraciones
locales", agrega el informe. "Sus funciones incluyen la negativa a que
se presenten denuncias oficiales por parte de las familias de las
víctimas, la falsificación de las investigaciones policiales, la
organización de las sesiones formales de conversión al islam en
Al-Azhar o el acoso a las familias para que se avengan al silencio y la
aceptación del tráfico de facto de sus seres queridos".
La razón por la que tantos funcionarios ayudan en el secuestro y la
conversión forzosa de niñas y mujeres cristianas, o al menos miran para
otro lado, "se remonta al segundo artículo de la Constitución egipcia".
Afirma que "el islam es la religión del Estado y el árabe es su idioma
oficial. Los principios de la saría islámica son la principal fuente de
legislación".
Si bien no existe una ley formal de apostasía en el sistema judicial
egipcio, "de hecho, está prohibido a cualquiera que lo desee
convertirse a otra religión distinta del islam", señala el informe.
Mientras tanto, "la conversión al islam siempre se acepta y se alienta"
sin ningún problema. "Basado en la ley de la saría", entonces, "el
problema obvio para las mujeres y niñas coptas secuestradas, que son
convertidas a la fuerza, es que casi siempre se les niega la autonomía
para elegir su fe, o para volver a ella una vez convertidas
por la fuerza".
Tales estipulaciones de la saría socavan la educación de los menores
por sus padres, de otras formas: aunque los menores egipcios
(con 18 años o menos) no pueden casarse sin el consentimiento de sus
padres, "un menor puede convertirse formalmente al islam, después de lo
cual se le asigna otro tutor (musulmán) para aprobar un matrimonio.
Esto permite de hecho que los musulmanes despojen a los coptos de
sus derechos parentales y priven a las niñas coptas de sus garantías
constitucionales".
Además, si una mujer cristiana casada "se convierte al islam, los
tribunales anulan inmediatamente el matrimonio existente (a menos que
el marido acceda a convertirse también) y la mujer queda libre para
casarse con un musulmán. (No hace falta decir que el caso inverso, una
mujer musulmana casada que trate de convertirse y casarse con un copto,
de ninguna manera invalida su matrimonio musulmán.)"
Siempre que se le pregunta o se lo pone en aprietos con respecto al
secuestro o la desaparición de chicas cristianas, la respuesta del
gobierno, en palabras de Laila Baha Eldin, Ministra Adjunta de
Exteriores
para los Derechos Humanos en Egipto, es que "Todos los casos de
secuestro denunciados habían sido investigados ... En la mayoría de los
casos, se trataba de mujeres jóvenes que se habían enamorado de alguien
de una religión diferente".
Pero como explica el informe, "esta defensa ... no reconoce, ni protege
los derechos concretos de las mujeres coptas":
"Independientemente de si una mujer es secuestrada en su casa o en la
calle, o si acepta fugarse y luego descubre que ha sido engañada y
desea irse, los elementos de la trata y los delitos contra
las chicas siguen estando presentes. Una mujer en Egipto debería tener
derecho en cualquier momento a buscar seguridad, tener derecho a
moverse libremente, derecho a la libertad de conciencia y creencia y
derecho a cambiar de ideas durante su vida."
Según su declaración de objetivos, Coptic Solidarity trabaja "para
lograr la igualdad ciudadana para los coptos en Egipto". Desde su
creación en 2010, Coptic Solidary ha
estado a la vanguardia de la información y la defensa de las mujeres y
niñas cristianas víctimas de trata en Egipto. En 2011, su presidente,
Caroline Doss, testificó en una sesión del Congreso titulada "Menores en riesgo: los cristianos coptos en Egipto"
(transmitida y disponible en C-SPAN)
Quizá el párrafo más destacado de su informe sea el siguiente:
"El
desenfrenado tráfico de mujeres y niñas
coptas es una violación directa de sus derechos más básicos a la
seguridad, la libertad de movimiento y la libertad de conciencia y
creencias. Los crímenes cometidos contra estas mujeres deben ser
abordados urgentemente por el gobierno egipcio, poniendo fin a la
impunidad de los secuestradores, sus cómplices y la policía que se
niega a cumplir con su deber. Las mujeres que desaparecen y nunca son
rescatadas deben vivir una pesadilla inimaginable. La gran mayoría de
estas mujeres nunca vuelve a reunirse con sus familiares o amigos,
porque la actitud de la policía en Egipto es despectiva y corrupta. Hay
innumerables familias que informan de que la policía ha sido cómplice
del secuestro o, cuando menos, ha sido sobornada para guardar silencio.
Si hay alguna esperanza de que las mujeres coptas de Egipto obtengan un
nivel de igualdad aunque sea "primitivo", estos actos de tráfico de
personas tienen que cesar y los perpetradores tienen que rendir cuentas
ante el poder judicial."
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