‘Sométete y todo te irá bien’: una llamada yihadista a Trump

RAYMOND IBRAHIM





En medio de la agitación actual en Oriente Medio, un destacado jeque egipcio está pidiendo ahora a Donald Trump que siga la «guía».


En un mensaje de vídeo, el jeque Mustafa al-‘Adawi ha lanzado la siguiente exhortación:


«Mensaje para Trump, el grande de Estados Unidos: Paz para quien siga la guía. Sométete y todo te irá bien. Sométete y Dios te recompensará doblemente. Si ejerces autoridad, tendrás que rendir cuentas. Debes saber, señor presidente, que morirás y resucitarás solo. Tendrás que rendir cuentas y serás castigado, así que haz obras justas... Dios te concedió el poder y solo Él puede retirártelo. No te dejes engañar por ser soberano o presidente: los que te precedieron han muerto. ¿Dónde está Johnson? ¿Dónde está Nixon? ¿Dónde está Kennedy? Todos ellos fallecieron y fueron enterrados. No te dejes engañar por los funerales militares o las flores en las tumbas. Ten en cuenta que tus actos serán revelados algún día. Estás en el camino de la arrogancia. Y el Señor de la Gloria dijo: 'Él te creó a partir de la debilidad, luego hizo de la debilidad la fuerza, y después de la fuerza, la debilidad y las canas'. Así que sométete y todo te irá bien: Dios te recompensará doblemente.»


A primera vista, estas palabras pueden parecer reflexiones filosóficas dignas de Marco Aurelio, que instan a un Trump envejecido a arrepentirse, a detener sus fechorías en Oriente Medio y a seguir la guía espiritual antes de encontrarse con su Creador.


Pero no nos equivoquemos: bajo la apariencia de piedad se esconde una amenaza yihadista apenas velada, concretamente, el antiguo ultimátum de abrazar el islam o afrontar las consecuencias.


Una amenaza directa


Lo sé porque la formulación exacta del jeque —en particular «Paz a quien siga la guía» y «sométete y todo te irá bien»— tiene una larga historia documentada en los anales del expansionismo islámico. Analicé por primera vez este lenguaje formulista hace más de dos décadas, cuando Osama bin Laden lo empleó repetidamente en sus comunicados a Occidente (véase The Al Qaeda Reader, 2007).


Al igual que el jeque al-‘Adawi hoy, bin Laden comenzaba y terminaba sus amenazas con la misma frase: «Paz para quien siga la guía». Para el lector occidental medio, esto podía parecer un gesto benigno o incluso conciliador, una invitación al entendimiento mutuo. Pero en esos mensajes se escondían acusaciones, quejas y advertencias de represalias violentas; o, en palabras literales de bin Laden: «Ojo por ojo, diente por diente» y «Así como bombardeáis, así seréis bombardeados».


El patrón estaba claro: seguid nuestra guía, o enfrentaos a la guerra.


En realidad, esta fraseología se remonta directamente al propio profeta del islam. dicen que en el año 628 d. C., tras unir la mayor parte de Arabia mediante la conquista, Mahoma envió una carta al emperador bizantino Heraclio:


«En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. De Mahoma, el enviado de Dios, a Heraclio, el emperador romano. Paz a quien siga la guía. Sométete y todo te irá bien.»


La frase árabe «aslam taslam» es un juego de palabras que se puede traducir literalmente como «sométete, ten paz» o «sométete, esta a salvo».


Heraclio se negó. Lo que siguió fue la yihad, según se consagra en el Corán 9,29, y la conquista islámica de casi dos tercios del mundo entonces cristiano: Egipto, el norte de África, Siria y España.


El segundo versículo, igual que el primero


Este es el contexto que hay detrás de la frase aparentemente inocua que ahora se le lanza a Trump. Para los musulmanes inmersos en su propia historia, esto no es metafórico. Trump está siendo presentado como el Heraclio moderno, el actual «emperador romano», y Occidente se encuentra una vez más en el punto de mira.


Esto es lo que muchos en Occidente no quieren comprender:


El islam y la paz no son sinónimos. Aunque tanto «islam» como la palabra árabe para paz, salam, derivan de la misma raíz (s-l-m), solo salam significa «paz». Islam (aslam) significa «sumisión». En la doctrina islámica, la paz solo llega después.


El mensaje nunca es simplemente «vive y deja vivir». Es un proceso estructurado: primero se hace un llamamiento al islam. Si se rechaza, la guerra no solo está justificada, sino que es obligatoria. Esta fórmula —llamar, rechazar, luchar— tiene su origen en el comportamiento del propio Mahoma y, por lo tanto, es eternamente válida para sus seguidores.


La frase tiene un gran peso religioso y retórico. Cuando los líderes musulmanes modernos invocan «Paz para quien siga la guía», se están haciendo eco conscientemente de Mahoma. Para los oídos musulmanes, no significa moderación, sino alineamiento con un precedente sagrado.


En Occidente, esta frase sigue engañando. Muchos la interpretan como un llamamiento poético a la coexistencia. Pero dentro del mundo islámico, su significado se entiende, y sus implicaciones son mortales. El hecho de que algunos traductores traduzcan hoy «aslam taslam» como «conviértete al islam o si no...» es una señal de una creciente toma de conciencia, aunque sus críticos los acusen de no traducir literalmente la frase.


¿Conclusión? Cuando los predicadores musulmanes te dicen «sométete y todo te irá bien», lo dicen en serio. Pregúntale a Heraclio. O a Trump.


Y la próxima vez que alguien repita la afirmación de que «islam significa paz» —como hizo el presidente George W. Bush tras el 11-S—, recordemos la verdad: islam significa sumisión. La paz solo llega después, si es que llega.



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