La verdad sobre el asesino (¿musulmán?) de tres niñas británicas

RAYMOND IBRAHIM





El 29 de julio [2024], un hijo de inmigrantes africanos apuñaló a niños pequeños en Southport (Inglaterra). Asesinó a tres niñas (de seis, siete y nueve años, en la foto de arriba) e hirió gravemente a dos adultos y otros ocho niños; cinco quedaron en estado crítico.


La noticia realmente importante, sin embargo, es que varios británicos llegaron a la conclusión de que el autor del apuñalamiento era musulmán, se levantaron en protesta y atacaron una mezquita. Esto llevó al Primer Ministro, Kier Starmer, a prometer que hará todo lo que esté en su mano para proteger no a los niños británicos nativos, sino a los musulmanes.


En una rueda de prensa, Starmer denunció a quienes protestaban por el asesinato de tres niñas como "matones" de "extrema derecha", y añadió: "Permítanme ser muy claro. Tomaré todas las medidas que sean necesarias para manteneros [a los musulmanes] a salvo... La extrema derecha está demostrando quiénes son. Nosotros tenemos que mostrar quiénes somos en respuesta a eso".


Pero, ante todo, ¿por qué tantos británicos asumieron que el asesino, cuyo nombre se ha dado como Muganwa Rudakubana, hijo de inmigrantes ruandeses, era musulmán?


En primer lugar, lo que pasa es que muchos musulmanes han lanzado ataques similares, apuñalando al azar a europeos nativos. Aunque hay innumerables ejemplos de naciones occidentales –incluida una decapitación pública en Londres, también a manos de inmigrantes africanos–, no hace falta salir de las Islas Británicas para encontrar un ataque casi idéntico.


El 23 de noviembre de 2023, un hombre musulmán de origen argelino, con antecedentes penales conocidos, acuchilló también a un grupo de niños en edad preescolar que asistían a Saint Mary's, una escuela católica de Dublín. En la agresión fueron apuñalados tres niños –dos niñas y un niño, de entre cinco y seis años– y un cuidador que intentó defenderlos. Apuñalada cerca del corazón, otra niña de cinco años fue hospitalizada en estado crítico.


Por cierto, el entonces primer ministro irlandés, Leo Varadkar (un medio indio homosexual), respondió igual que su homólogo británico hace unos días. Acusó a quienes protestaban por el apuñalamiento de escolares católicos de ser racistas "llenos de odio", y prometió utilizar "todos los recursos de la ley" para castigar a los manifestantes y endurecer la legislación relativa al "discurso del odio" y la "incitación al odio".


En segundo lugar, Rudakubana podría ser un converso al islam.


Ha habido muchos ejemplos de no musulmanes, incluso de origen europeo, que se convierten al islam, solo para dedicarse al terrorismo. Por razones obvias, rara vez cambian formalmente sus nombres legales, no musulmanes. Ruanda, además, aunque históricamente de mayoría cristiana, ha experimentado un fuerte aumento de las conversiones al islam. Por último, como joven inmigrante negro en el Reino Unido, donde la polarización cultural y étnica se ha acentuado, lo más probable es que Rudakubana se haya inclinado a adoptar las costumbres y la visión del mundo de otros inmigrantes negros y morenos, muchos de los cuales son musulmanes en el Reino Unido.


En tercer lugar, en lo que respecta a los nombres de los musulmanes del África subsahariana, a menudo son autóctonos y no lo que cabría esperar: Mohamed, Ahmed y similares.


Consideremos la nación africana de Uganda, que comparte frontera con Ruanda y es de mayoría cristiana (con una pequeña, aunque inquieta, minoría musulmana). Muchos, si no la mayoría, de los musulmanes de Uganda –incluso los asesinos y violentos– tienen nombres autóctonos que no se asocian con el islam.


Así, el nombre de una adolescente musulmana cuyo padre la "quemó" hace unos días por convertirse al cristianismo es Naasike Maliyat. Unas semanas antes, un musulmán envenenó y mató a su madre por abrazar la fe de Cristo. Se llama Arajabu Mukiibi. En febrero, también fue asesinada una pareja musulmana que se convirtió al cristianismo. Se llamaban Twaha Namwoyo y Nadiimu Katooko.


De hecho, los dos hombres africanos que masacraron y utilizaron una cuchilla para decapitar a Lee Rigby, un soldado británico, en las calles de Londres en 2013, se llamaban Michael Adebolajo y Michael Adebowale. Ambos eran conversos al islam.


Está claro que el dicho shakespeariano "¿Qué hay en un nombre?" tiene mucho peso en este caso. El nombre de una persona, especialmente en el África subsahariana, no tiene por qué ser, y a menudo no es, reconociblemente musulmán, aunque esa persona lo sea.


Pero quizá el mayor indicador de que Muganwa Rudakubana pudo haber sido musulmán es que las autoridades británicas que dicen que no es musulmán han perdido toda credibilidad. Su palabra no vale absolutamente nada. A estas alturas del partido, ¿a quién le sorprendería saber que, como parte de su "control de daños musulmán", las autoridades están creando nombres, identidades y antecedentes falsos para los criminales musulmanes, no sea que la gente siga conectando los puntos y se levante contra los planes secretos de esa gente?


Por ejemplo, al día siguiente del apuñalamiento asesino de Rudakubana, fue detenido otro hombre por prepararse para lanzar otro ataque con cuchillo durante una vigilia por las víctimas. Aunque el hombre definitivamente parece ser de ascendencia árabe o de Oriente Medio, las autoridades rápidamente dieron su nombre como "Jordan Davies". (Incluso si ese es su verdadero nombre, ¿tal vez su padre es británico, pero su madre es de origen musulmán, y sólo recientemente ha decidido ponerse en contacto con sus "raíces").


Nunca se insistirá bastante: los dirigentes del Reino Unido, como todos los de Occidente, son izquierdistas declarados, lo que significa, entre otras cosas, que para ellos el fin siempre justifica los medios. Tanto si el fin que profesan es mantener la paz y el orden en el Reino Unido como si, lo que es más probable, es superar cualquier obstáculo en el camino de su agenda de migración masiva, utilizar cualquier medio necesario, incluidas las mentiras e invenciones más descaradas, forma parte, obviamente, de su modus operandi. Pensar lo contrario es de necios.


Al final, por supuesto, poco importa si Rudakubana es musulmán o no. Nos vale el mismo argumento. Europa se fundó sobre valores cristianos. Los que vienen a Europa y no se asimilan, ya sean musulmanes o simplemente "tercermundistas" –una distinción cada vez más académica– traen consigo "comportamientos" inaceptables, principalmente el tribalismo que se manifiesta como odio y ataques al "otro".


Lo cierto es que, en Europa quienes actúan según esos impulsos tribales son casi siempre musulmanes. El islam esencialmente deifica el tribalismo –la noción de que el mundo consiste en "nosotros" contra "ellos"–, pero, en ocasiones, podría ser simplemente tribalismo genérico. El islam en Europa no es más que un reflejo concentrado y en miniatura de esta verdad, aunque es aplicable a todos los que no comparten la cosmovisión de Occidente, que todavía está arraigada en los valores cristianos, los mismos que la izquierda odia y hace todo lo posible por socavar.


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