Rémi Brague:
‘La legislación de origen divino constituye el centro del islam’
RÉMI BRAGUE / MARIE-LAETITIA BONAVISTA
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El autor
entrevistado, Rémi Brague es profesor emérito de filosofía en la
Sorbona y en la Universidad de Múnich. Es miembro del Institut,
especialista en filosofía griega y en filosofía árabe y judía medieval,
y descifra aquí la doctrina de la religión musulmana.
LE FIGARO. Los
yihadistas que cometieron los atentados de enero y del 13 de noviembre
apelando a Alá ¿tienen algo que ver con el islam?
RÉMI BRAGUE. ¿Con qué derecho pondría en duda yo la sinceridad de su
islam, ni tampoco el reproche que dirigen a los "moderados" por ser
tibios? ¿Nada que ver con el islam? Si esto quiere decir que los
yihadistas son solo una minoría entre los musulmanes, está claro. ¿En
qué medida cuentan con la simpatía, o al menos comprensión, de los
demás? Me
gustaría tener estadísticas precisas sobre esto, en lugar de que me
digan "una mayoría abrumadora" sin darme cifras.
Los yihadistas mismos invocan a Mahoma, el "buen ejemplo" (Corán
33,21). Explican que con medios más rudimentarios que hoy, hizo lo
mismo que ellos: asesinar a sus adversarios, torturar al tesorero de
una tribu vencida para hacerle confesar dónde está el tesoro, etc.
Buscarán en su biografía la historia de un joven guerrero, Umayr Ibn
Al-Humam, que se lanzó contra enemigos superiores en número para entrar
en el paraíso prometido. No tenía cinturón de explosivos, pero su
actitud es muy similar a la de los terroristas suicidas de hoy.
Los imbéciles objetan a menudo: "Sí, pero Hitler era cristiano". A lo
que hay que decir: 1) no solo había abandonado la fe en la que había
sido bautizado, sino que odiaba el cristianismo. Las iglesias, católica
y protestantes, estaban en su pliego de cargos y, después de la
victoria, debían sufrir la misma suerte que los judíos; y 2) que yo
sepa,
Hitler jamás ha sido propuesto como ejemplo a los cristianos.
El objetivo de los
terroristas parece ser desencadenar en Europa una guerra civil entre
las comunidades musulmanas y el resto de la población. ¿Cómo evitar que
se identifique a la comunidad musulmana con el terrorismo?
De hecho, es prudente decir que ese parece ser el objetivo. Podemos
adivinarlo a partir de casos anteriores como las Brigadas Rojas
italianas: buscan crear condiciones en las que la represión alcance,
incluso
sin atacarlos, al conjunto de los musulmanes, a fin de crear en ellos
un reflejo de solidaridad con los terroristas. No sé si eso ha
funcionado alguna vez...
Detrás de eso, hay un problema de lógica: no
todos los musulmanes son islamistas, pero todos los islamistas son
musulmanes. Por lo tanto, ser musulmán es una condición necesaria para
ser islamista, pero no es suficiente. Para cualquier musulmán, ser
islamista es una posibilidad, pero, afortunadamente, no es una
necesidad. Es estúpido atribuir a priori negras intenciones a todos los
musulmanes. Por lo tanto, lo razonable es no meterlos a todos en el
mismo saco. Las personas que pintan consignas hostiles en las mezquitas
son cretinos malvados que hacen el juego a los islamistas de la manera
que acabo de decir.
Sería bueno que el esfuerzo por evitar la famosa "amalgama" fuera claro
en ambos lados. Y que los musulmanes encuentren una manera de
hacer comprender alto y claro, tanto de palabra como con su
comportamiento, que desaprueban el terrorismo. El problema es que nadie
tiene autoridad para representarlos. Preferimos a los "moderados".
Pero, los
intelectuales de los medios que hablan en su nombre ¿representan a
otros
que no sean ellos mismos?
¿Cómo explicar que
la religión musulmana aparezca más centrada en
la forma (vestimenta, comida...) que en el fondo y que sea reacia a
aceptar las leyes de la República?
Lo que nos parece puramente formal en una religión puede parecer a
quienes la profesan como central. Piense en el turbante de los sijes.
En el
islam, la mística está permitida, no siempre bien vista, pero en
cualquier caso es solo algo facultativo. En cambio, las reglas de la
vida
cotidiana son obligatorias para todos. Las leyes mediante las que se
rige la
nación musulmana fueron dictadas, según ella, por Dios en persona y
literalmente. ¿Qué República se puede imaginar haciendo contrapeso
frente a Dios?
En la Edad Media
existió un islam ilustrado. ¿Puede servir de referencia a los
musulmanes de hoy?
Debemos
distinguir entre la religión y la civilización. La
conquista árabe había unificado dos mundos que se hacían la guerra, a
saber, la parte
oriental del Imperio de Constantinopla y el Imperio persa. Con el
Cercano Oriente, se había apropiado de la parte intelectualmente
más fecunda del
Imperio bizantino. Mire de dónde vienen los grandes intelectuales de la
antigüedad grecorromana: de Egipto, Mesopotamia, Anatolia, mucho más
que
de Roma o incluso Grecia. Todo esto pasó a la civilización árabe a
través
de las escuelas del mundo siríaco. El islam como religión conoció
tentativas que se parecen mucho a la forma en que Occidente
ha reflexionado de manera crítica sobre su propia tradición, por
ejemplo,
entre los racionalistas mutazilíes. Pero hace ya mil años que fueron
vencidos...
El Papa ha dicho que
el Corán se opone a la violencia. ¿Comparte este punto de vista?
¿Habrá leído alguna vez el Corán? Su lectura no forma parte de la
formación habitual de un jesuita, ni tampoco de un teólogo.
Es verdad que se encuentran en el Corán algunos versículos pacíficos,
que apelan a una discusión educada, etc. No sin muchas
restricciones. Así,
el famoso versículo que recuerda, según el Talmud (bSanhedrin, 37a),
que
matar a un hombre es como matar a la humanidad entera (Corán 5,32)
añade un
inciso diciendo que esto no vale para "los que propagan la corrupción (fasād) en la
tierra". ¿Cómo sabemos cuándo se da esta falta? ¿Y quién va a decidir a
quién se declara culpable?
Los versículos pacíficos datan del primer período de la misión de
Mahoma,
que, al predicar en La Meca ante un auditorio indiferente o incluso
hostil, tenía que contemporizar con los otros grupos religiosos. Una
vez en
Medina, convertido en jefe de un ejército, el tono cambió. El
predicador
se convirtió en jefe político y militar. En adelante, se tratará de
combatir, de someter al adversario y hacerle pagar el impuesto. Y el
problema es que, según la dogmática islámica, los versículos
descendidos en Medina "abrogan" los versículos anteriores. Se continúa
recitándolos, pero su contenido normativo ya no es válido, y es
reemplazado por otros posteriores.
Para no ser
descubiertos, algunos terroristas no dudan en beber
alcohol, exhibirse con mujeres y no ir a la mezquita. ¿Se trata de esa
astucia que llaman "taquiya"? ¿En qué se basa esta noción?
En efecto, es probable que se trate de disimulo, como estratagema.
El consejo para practicar el disimulo en ciertos casos está tomado
de dos versículos del Corán: "Que los creyentes no tomen como aliados a
los descreídos, sino a los creyentes [...] a menos
que os protejáis de ellos" (Corán 3,28 ). Y "quien reniega de Dios
después de haber creído, no el que
se ve forzado y cuyo corazón permanece tranquilo en la fe, [...] la ira
de
Dios está sobre él" (Corán 16,106). Otro versículo manda a los
musulmanes
que no pidan la paz cuando son más fuertes (Corán 47,35). Y en los
hadices, el profeta hace elogio de la astucia, como parte de la guerra.
Históricamente hablando, este disimulo ha sido practicado
sobre todo por los chiíes, simplemente porque, al ser minoritarios, lo
necesitaban. Pero estos no son, en absoluto, los únicos que lo
autorizan y hasta lo recomiendan.
¿Cómo considera el
Corán los papeles del hombre y de la mujer? ¿Es compatible con la
igualdad occidental?
Nuestra igualdad sigue siendo imperfecta en la práctica. Pero ha estado
desde hace mucho tiempo en los textos del Nuevo Testamento, y más tarde
en
nuestras legislaciones. El Corán otorga a una mujer el valor de la
mitad de un
hombre: hacen falta dos mujeres para equivaler el testimonio de un solo
hombre (Corán 2,282), y una hija recibe en herencia la mitad que un
hijo (4,11). A menudo oímos decir que el islam habría representado un
progreso
en la situación de la mujer. ¿Pero progreso a los ojos de quién? En
mi Ley de Dios, cito un
pasaje del gran escritor Gahiz (muerto en
869) que se felicita porque el islam haya puesto fin
a la permisividad de otros tiempos, prohibiendo que las muchachas
hablen a los muchachos.
¿La obligación de
llevar un velo está inscrita en los textos del Corán?
Se basa en dos versículos en los que Dios se
dirige a Mahoma: "Dile a las creyentes [...] que plieguen sus velos
(himār) sobre sus pechos"
(Corán 24,31) y "Di a tus esposas, a tus
hijas y a las esposas de los creyentes que se cubran con sus velos
(ğilbāb)"
(Corán 33,59). San Pablo había dicho algo parecido (1 Corintios
11,5). Solo que Pablo de Tarso era una criatura que vivía en una
época concreta, en una civilización donde salir sin velo era una
vergüenza para la mujer. Entonces, podemos remontarnos de la letra a
la
intención, es decir, hay que vestirse decentemente según el clima y la
moda.
Para el Corán, esto no es posible. En efecto, se supone
que su autor es Dios, que es eterno y lo sabe todo, y que por eso
puede prever la totalidad de las circunstancias. Si Dios dice
"poneos el velo", entonces se tratará de un velo muy concreto, una tela
completamente material. El único margen que queda será el de
preguntarse por el sentido preciso de las palabras que lo designan y
deducir de él
si ese velo querido por Dios será largo o corto, opaco o transparente.
A menudo son cosas de este tipo en las que piensan los que dicen que
"interpretan" el
Corán.
Más que de
comunitarismo islámico, se habla cada vez más de un
aumento del hecho religioso. ¿Se puede hacer la amalgama entre la
religión católica, la religión judía y el islam?
Es verdad que el cristianismo, sobre todo pero no solo en su variante
"evangélica", conoce actualmente una efervescencia. O que el hinduismo
se contrae, o que el budismo atrae cada vez a más gente. Lo que es
cierto en cualquier caso
es que la idea de una desaparición inexorable de la religión ante la
"ciencia" ha recibido un duro golpe.
Se
repite "nada-de-amalgama" como una especie de mantra. Además, eso suena
a sánscrito... Esta regla también debe aplicarse a las religiones. En
lugar de decir que "las religiones" son o hacen esto o aquello,
metiéndolas en el mismo saco, distingamos, tratemos caso por caso. Una
religión puede ser nacional o universal, natural o revelada, etc.
En
el fondo, la misma palabra "religión" es
engañosa. Recubre fenómenos incomparables. Es de origen occidental y
está hecha a medida del cristianismo. En consecuencia, nos imaginamos
que una religión debe ser una especie de cristianismo con alguna cosa
de más o de
menos. De ahí nuestra dificultad para pensar el budismo, que no
requiere revelación, ni siquiera la idea de Dios. Y nuestra dificultad
para comprender que la idea de una legislación de origen divino no es
accesoria en el islam, sino que constituye su centro.
¿Está de acuerdo con
Pierre Manent cuando dice que el islam puede
ayudar a Europa, paradójicamente, a reencontrar sus raíces cristianas?
Es un hecho que el ejemplo de piedad cotidiana de los
musulmanes marroquíes ayudó a personas como Charles de Foucauld o
Louis Massignon a redescubrir la fe cristiana. Pero cuidado: la
devoción o el escrúpulo en el cumplimiento de los ritos no son la fe
tal
como la comprende el cristianismo. En plan de metáfora, diría que el
islam es al cristianismo lo que mi rostro es para su imagen en un
espejo. Nada se parece más a mí, pero todo está ahí al revés. El
desafío del
islam puede ayudar a recobrar conciencia de la importancia del
cristianismo para la civilización occidental. Diría, entonces, con mi
viejo amigo Pierre, que puede que el islam ayude a que Europa consiga
ver mejor y
comprender mejor lo que ella es.
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